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La opinión de….
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GUILLERMO ROLLA PIMENTEL –
grollap@cableonda.com
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Buenos días 2011. Panamá quiere recibirte con optimismo. Vamos bien… en el crecimiento económico, por la orientación del MEF. Y eso es positivo. Bienvenidas las inversiones que utilizan nuestra posición geográfica. Estas deben contribuir a engrandecer y perfeccionar este pueblo y esta tierra, que les da la oportunidad de crecer empresarialmente. Pero tenemos que crecer todos juntos. Es decir, deben panameñizarse. Reinvertir con sus ganancias en su mayor crecimiento, pero también en el crecimiento social y general del país, que al final enriquece a la sociedad que somos todos. Seguridad, cultura, salud, paz y felicidad.
El PIB debe traducirse en desarrollo humano y justicia social. No puede ser mala distribución y exportar los beneficios recibidos y creados aquí. El cambio tiene que ser en actitudes, objetivos y métodos. Concretarse en valores sociales, que al final incrementan y valorizan sus inversiones y la calidad del mercado. Educación, capacitación, modernización, tecnificación, honestidad, austeridad, creatividad.
No solo salarios y reparaciones. La política tiene que obedecer a los beneficios comunales y no a sectores que se quieran aprovechar de los recursos del Estado, despilfarros y endeudamiento. La codicia es la madre de la cadena y red de corrupción. Las ansias de especulativas ganancias conducen, a los ineficientes mercantilistas, a promover las comisiones, coimas y otras variantes. Las compras directas, las licitaciones, las concesiones, las exoneraciones y otras decisiones oficiales y aún particulares están expuestas a estos vicios. Y los funcionarios comprometidos, cómplices o pagadores de aportes electorales, siguen la cadena en diferentes niveles. Esto no solo se da en el gobierno, también en el sector privado con otras connotaciones.
La lealtad a los objetivos ideológicos debe primar en la aplicación de los programas.
La protección de lo nacional y todos sus avances debe tener especial prioridad, porque están en juego los avances económicos del país, la OCDE, la banca internacional, nos ven como unos emergentes competidores que quieren eliminar. Las presiones fiscales y arancelarias internacionales, las listas discriminatorias siguen siendo una amenaza para nuestra economía. En la competencia siempre resulta un vencedor y un quebrado, y a veces monopolios. Por eso hay que tener la actitud nacional o regional de proteger lo nuestro en el terreno que sea. La participación, colaboración, con dignidad y sin dependencias es una práctica que ha definido con experiencia la conducta panameñista desde 1931 (Acción Comunal). Otras corrientes, en 1968, han querido copiar esas posiciones, pero patéticamente han resultado caricaturas dictatoriales y en la práctica entreguistas y demagógicas con avances a medias y frustraciones históricas (Tratados de Neutralidad).
En 1964 el pueblo definió claramente sus metas en el Congreso de la Soberanía. En esa época no existía el PRD y sus fundadores, los militares, no participaron, más bien persiguieron y encarcelaron a los luchadores nacionalistas. El Frente por la Reafirmación de la Soberanía mantuvo la lucha por recuperar la Zona del Canal. La lucha del 64 aún continúa, para eliminar los riesgos a perpetuidad de invasiones armadas y condicionamientos a la soberanía económica sobre los peajes.
Además de este compromiso histórico y generacional, hoy tenemos otras banderas de progreso que tiene que concretar el pueblo. Superar la calidad de vida de toda la población, incluyendo a los nuevos panameños. El crecimiento monetario presupone más liquidez de la ciudadanía, pero eso incrementa el consumismo y el despilfarro de parte de la población, además de encarecimiento del costo de la vida, lo que es una desventaja internacional.
Más eficaz es disminuir ese costo de la vida especialmente alimenticia, provocar el desarrollo y la justicia social con medidas concretas de apoyo a la producción, mediante reducción de sus costos, intervención en las tarifas de la energía, promover cambios en los servicios sociales transporte, educación, salud, regulación de los precios al consumidor de la canasta básica alimenticia y medicamentos. Pero sobre todo en crear una conciencia nacional con sensibilidad social entre empresarios comprometidos con su responsabilidad social y en la población su superación cívica cultural y en valores humanos. Que se elimine el individualismo, el egoísmo, la codicia y el juegavivo. Aquí tenemos que participar todos.
Los partidos políticos abandonando la distorsión de mercantilizar la política y convertirla en un negocio de explotación de los recursos que aportan los empresarios y trabajadores (impuestos). Que la Justicia ciega no permita la impunidad que ha provocado que la endemia de la corrupción persista. Que todas las críticas del pasado hasta el 2010, sean tomadas en cuenta para no repetirlas en el 2011. Que se den las motivaciones concretas en la calle y en las promociones mediáticas para la efectiva participación ciudadana de los independientes y trabajadores. Donde no existan reservas por excesos dictatoriales ni riesgos a la producción económica para beneficio general. Pero estas actitudes y conductas no pueden quedar en los buenos propósitos, sino en hechos reales, en acciones concretas en motivaciones efectivas para movilizar y despertar el amor panameñista por el país. Estas pueden ser las medidas que el panameñismo y la sociedad aporten para que el 2011 sea para un Panamá Mejor.
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<> Este artículo se publicó 1 de enero de 2011 en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
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