El conglomerado del Canal y su clave de éxito

La opinión de…

Manuel Castillero

El Canal de Panamá y sus actividades conexas representan hoy por hoy la mayor fuente de exportaciones de Panamá (casi el 62%).   Se estima que el crecimiento de este conglomerado continuará en los próximos quinquenios y, por ello, resulta primordial que su desarrollo ocurra de manera integral para convertir a Panamá en el Singapur de las Américas.

Pero para esto se requiere una serie de políticas para fomentar la productividad y competitividad del conglomerado, enfocadas en actividades claves como la Zona Libre, los puertos, la reparación y el mantenimiento de naves, los servicios de suministro de combustibles, las zonas procesadoras para la exportación, el centro de carga aérea, los sistemas de logística y transporte intermodal, entre otros.

Bajo la administración panameña, el Canal ha mejorado su operación y administración, incrementando su rentabilidad, reduciendo costos y aumentando sus aportes al Estado.

Precisamente, la ampliación y la consiguiente diversificación de los productos y servicios de exportación asociados al cluster, ofrecerán al país los componentes necesarios para coronar una exitosa estrategia.

Con las nuevas tecnologías de transporte marítimo que permitirán potenciar la plataforma de actividades económicas del conglomerado interoceánico, se abren en este momento oportunidades para aumentar el flujo del comercio entre América Latina y el resto del mundo.

Por ende, los principales objetivos del conglomerado se enfocan en aumentar su aporte al producto interno bruto (PIB) por vía de las exportaciones y del empleo, fortaleciendo los vínculos entre la economía nacional y la economía global.

Por ejemplo, los principales factores que han contribuido al incremento de la productividad de la ZLC incluyen los tránsitos frecuentes de naves a través del Canal, especialmente de Asia, los puertos y sus actividades de trasbordo, y las facilidades crediticias que ofrece el centro bancario internacional.

Igualmente se han implementado algunos servicios adicionales tales como servicios logísticos combinados con transporte intermodal, pero aún resta mejorar aspectos como la dotación de infraestructura, continuar con la construcción de la autopista y la restauración del aeropuerto.

En cuanto al mantenimiento de naves, existen factores claves que determinan la demanda de este tipo de servicios como ubicación, precios, calidad y tiempo.   Actualmente Panamá presta servicios a través de los diques secos y la dársena de Balboa, adicional a los servicios de flotación en los puertos.   Para hacer más competitivo este sector se propone coordinar reglas y servicios para estimular a las naves de bandera panameña a ser inspeccionadas y recibir mantenimiento en Panamá.

En cuanto a los servicios de suministro de combustible, la mayoría de las naves adquieren el combustible cuando entran al Canal, aprovechando el tiempo de espera. Entre las propuestas para mejorar la competitividad están la de reducir los requerimientos burocráticos, agilizar los servicios del Gobierno para venta de combustible a naves, mejorar el servicio prestado por las barcazas y reducir los cargos de la ACP por movimiento de barcazas.

En cuanto a las Zonas Procesadoras de Exportación, estas son áreas especiales que proveen incentivos tributarios y administrativos a las compañías de fabricación y ensamblaje que producen primordialmente para los mercados extranjeros. Para mejorar su competitividad se debe aumentar la promoción conjunta del Gobierno y la empresa privada para atraer más inversión y promover prácticas para mejorar la productividad de la mano de obra.

Sin duda el futuro del Canal se proyecta como promisorio, pero sólo a través de políticas bien concebidas y aplicadas de manera oportuna se podrá aumentar y mantener la capacidad competitiva del cluster, lo cual redundará en su propio beneficio y el del resto del país.

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<> Este artículo se publicó el 25  de noviembre de 2010  en el diario La Prensa, a quienes damos,  lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
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La responsabilidad social empresarial y la competitividad

La opinión de…

Manuel Castillero

Durante la pasada década, un creciente número de compañías a nivel mundial han adoptado la práctica denominada Responsabilidad Social Empresarial (RSE). El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) define la RSE como un conjunto de políticas, prácticas y programas que conforman operaciones y actividades en el marco de la ética, conservación del medio ambiente, fomento del desarrollo en la comunidad, mercadeo responsable, fomento de la salud y seguridad en el trabajo, promoción de los derechos humanos y transparencia. Diversos estudios demuestran que la RSE conlleva un impacto positivo para el desempeño económico de la empresa y contribuye a la postre a mejorar el valor de sus acciones.

La RSE crea una imagen positiva ante los consumidores, inversionistas, empleados y la comunidad en general. De la misma forma, las empresas que adoptan la Responsabilidad Social alcanzan objetivos que van más allá del lucro y que conllevan adicionalmente un impacto social, económico y ambiental positivo.

Las empresas dedicadas a las exportaciones por ejemplo son las que más se benefician de la RSE, ya que su competitividad se incrementa mediante la aplicación de normas de responsabilidad social que permiten a sus productos integrarse a los mercados mundiales, mediante estándares de calidad medio ambiental y social. Se trata, por ende, de una estrategia integral que aumenta el valor agregado de la empresa y mejora su posición competitiva internacional. Según el BID, entre los beneficios que se derivan de la RSE figuran un mejor rendimiento financiero, reducción de costos de operaciones y el realce de la imagen y reputación de la empresa —con frecuencia los clientes se sienten atraídos y consideran de gran prestigio a marcas y compañías que aplican la RSE.

La perspectiva esencial de la RSE radica en que visualiza la actividad empresarial como un juego en el que todos los participantes pueden ganar para mantener la sostenibilidad de la empresa y asegurar su supervivencia a largo plazo.

Desde esta perspectiva, el enfoque de la RSE trasciende una visión centrada únicamente en la maximización inmediatista del valor para el accionista y se fundamenta en una concepción de tipo ganar-ganar para todas las partes a largo plazo.

El enfoque se basa en la necesidad de contemplar otros objetivos y de compaginar los intereses de todas las partes interesadas como lo son los accionistas e inversores, clientes, empleados, proveedores, colaboradores, y de la sociedad en general.

Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en Panamá las iniciativas de RSE han sido una práctica aun aislada, no formal y esporádica.

En Panamá se encuentra en ejecución el proyecto de la Red de Pacto Global, ahora fusionada con los programas IntegraRSE y SumaRSE, cuyo propósito consiste en promover la incorporación de valores y principios a la visión estratégica y a las prácticas corporativas de las empresas locales.

En el año 2009, 43 empresas adoptaron la responsabilidad social como una herramienta de negocio en Panamá.

Al consultar a directivos, gerentes y empresarios sobre la razón que los motivó a adoptar las medidas de responsabilidad social empresarial, la gran mayoría respondió que lo consideraban una ventaja competitiva.

A pesar de los avances, resulta claro que en Panamá se requiere una política de Gobierno y de los gremios empresariales y de trabajadores que tengan como norte una más amplia instrumentación de la RSE.

Finalmente, resulta necesario superar la idea de que la RSE es solo para empresas grandes, ya que las Pequeñas y Medianas Empresas (PYMES), que forman parte de la cadena de abastecimiento, pueden también obtener grandes beneficios.

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Este artículo se publicó el 13 de agosto de 2010  en el diario La Prensa,  a quienes damos, lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.

¿Cómo los mercados locales ayudan al éxito internacional?

La  opinión de….

Manuel Castillero

¿Pueden los clientes nacionales ayudar a las empresas locales a adquirir las destrezas necesarias para conquistar los mercados mundiales? La lógica común parece sugerir que, en el contexto de la globalización, los mercados domésticos no juegan ya un papel prominente en cuanto a estimular la competitividad internacional.

Pero, respondamos esta pregunta explicando el componente denominado condición de la demanda, que es uno de los cuatro que conforman el llamado diamante de Porter (además de las industrias conexas, condición de los factores, y estrategia de la empresa, estructura y rivalidad).

El hecho es que los mercados domésticos constituyen una especie de plataforma o pista de despegue sobre la cual van desarrollándose las habilidades, que eventualmente permiten a la producción nacional penetrar de manera exitosa los mercados internacionales, desarrollando habilidades competitivas que distinguen a las empresas y los productos que estas generan. Las características de los mercados domésticos, en términos de su tamaño, nivel de sofisticación de sus consumidores, y las regulaciones gubernamentales que definen estándares específicos de calidad, constituyen elementos determinantes para que las empresas y conglomerados alcancen competitividad internacional.

El caso es que la necesidad de atender especializados estándares de calidad, bien por exigencia de los clientes o de las regulaciones locales, induce a las empresas a ser más innovadoras y sensibles a las exigencias del mercado. En forma simple, las presiones del mercado local estimulan el uso de nuevas tecnologías y a la innovación permanente, que luego sirve para desarrollar el potencial exportador de las empresas, y es esa habilidad competitiva que las coloca en situación de ventaja frente a la competencia y rivales comerciales.

Por ejemplo, la alta densidad poblacional de Japón obliga a sus residentes a vivir en espacios reducidos. Además, la escasez de fuentes energéticas ocasiona altos costos de electricidad. Ambos factores en conjunto, obligaron a los ingenieros de ese país a diseñar aires acondicionados compactos que generaran poco ruido y que fueran muy eficientes energéticamente. De hecho esta característica impulsó a varias industrias japonesas a generar un estilo de productos electrónicos cuya impronta era ser livianos, delgados y pequeños. Con ellos, han ganado mercados mundiales.

Como se dijo, las regulaciones de ciertos mercados domésticos imponen altos estándares de calidad que inducen el desarrollo de productos especializados. Por ejemplo, los exigentes estándares ambientales de Dinamarca constituyeron el fundamento para que las empresas de ese país se convirtieran en líderes mundiales en la producción de equipos para el control de la contaminación fluvial.

Otro ejemplo, sería el de una conocida marca de teléfonos celulares, cuyo nombre de paso se origina en honor a una ciudad finlandesa. La telefonía celular nace en este país esencialmente como resultado de la sofisticada demanda de los consumidores que requerían sistemas móviles de comunicación para hacer frente a las características montañosas del país que hacía que la telefonía tradicional (basada en cable) fuera costosa.

La ventaja competitiva se adquiere de este modo gracias a que los consumidores locales brindan a la producción, cuando menos en su etapa incipiente, una visión más clara de las necesidades del mercado de lo que podrían los consumidores internacionales.

De modo que, si bien para entrar y mantenerse con éxito en los mercados internacionales, las firmas están obligadas a atender las necesidades de los consumidores mundiales. Son los clientes locales los que inicialmente brindan a las firmas habilidades para competir internacionalmente. Por lo anterior, resulta evidente que una de las políticas para estimular la competitividad consiste en establecer regulaciones de calidad que, si bien estén a tono con la capacidad de las industrias nacionales y resulten técnicamente viables, en alguna medida incentiven a las empresas a lograr un óptimo nivel de excelencia.

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Este artículo se publico el 8 de junio de 2010 en el diario La Prensa, a quienes damos, lo mismo que a l autor,  todo el crédito que les corresponde.

Ventajas comparativas de Panamá

La opinión de…..

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Manuel Castillero

La ponencia del ministro de Economía y Finanzas, Alberto Vallarino, en el Cuarto Foro Nacional para la Competitividad, celebrado el pasado mes de noviembre, señala el camino para mejorar las ventajas competitivas de Panamá.

El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) ha identificado cuatro sectores que representan los motores clave para el crecimiento de la economía, segmentados por sus capacidades e impacto económico y social sobre el país.

En orden de importancia, el sector de logística cumple casi en su totalidad con las ventajas competitivas, las fuerzas globales, impacto económico y social, y capacidad del Gobierno para intervenir, lo cual confirma que se trata de un sector óptimopara desarrollar y estimular su competitividad.

Con la conducción de cada uno de los principios que activan los motores del crecimiento, el MEF espera que al año 2020 nuestro país llegue a ser un centro de clase mundial para servicios de logística, aprovechando la privilegiada posición geográfica de Panamá.

El turismo, la agricultura y los servicios financieros son los otros tres sectores que se proyectan como motores de crecimiento. Por otro lado, están los que se visualizan con un crecimiento potencial en el futuro como los servicios de off-shoring, marítimos, de salud privada y empresas multinacionales.

Según el ministro, los principios a seguir para potenciar estas áreas comprenden la priorización de la inversiones públicas en sectores donde exista una ventaja competitiva, asegurando transparencia en todas las acciones del Gobierno para salvaguardar la confianza del inversionista, fortalecer el mercado interno, una distribución simple y justa de la carga impositiva, promover acuerdos y estrategias de comercialización para construir relaciones comerciales y maximizar la inversión gubernamental en actividades que incrementen la competitividad.

Cada uno de los motores de crecimiento mencionados está relacionado con las inversiones y exportaciones, variables estas que se interrelacionan directamente. La inversión extranjera permite incrementar los niveles de empleo y eficiencia sectorial, convirtiéndose en un importante mecanismo de transferencia tecnológica y de conocimiento (como es el caso de las inversiones en la ampliación de los puertos, telecomunicaciones y transporte aéreo), que puede generar efectos multiplicadores positivos al interior de la economía.

Para la atracción de inversión directa se replicarían organizaciones exitosas de otros países, como alianzas público-privadas que permitan una coordinación conjunta entre el Gobierno y el sector privado para impulsar la economía.

La exposición del ministro marca como corolario una clara visión del Gobierno en cuanto al fomento de la competitividad en Panamá. A modo de ampliación queremos hacer énfasis en otros aspectos que consideramos pueden ser factores cruciales para complementar los objetivos y políticas enumerados.

Por un lado, sentimos que es importante continuar reforzando la política de fomentar los cluster o conglomerados que le darán una fluida interacción a las políticas y agentes que interactúan dentro de los sectores, incluyendo a las instituciones y a las respectivas empresas afines.

Por otro lado, aun cuando se menciona en la presentación, consideramos de trascendental importancia no sólo aumentar la inversión pública, sino mejorar la calidad e impacto de ésta. Lo anterior se puede lograr reforzando un sistema nacional de inversiones públicas basado en una planeación estratégica y asegurándose que éstas presentan un mínimo de factibilidad (impacto) social o económica.

Por último, estimamos de primordial importancia ejecutar la reforma integral de modernización del Estado propuesta por la Autoridad para la Innovación Gubernamental, mediante la simplificación de los procesos y las estructuras de las entidades públicas, sobre la base además de una nueva cultura, donde los funcionarios busquen como objetivo lograr resultados de forma transparente y en atención al concepto de rendición de cuentas. Esto último le dará mayor eficiencia y competitividad al Gobierno, lo cual tendría impacto favorable sobre la competitividad económica y sobre la sociedad en general.

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Artículo publicado  el 18 de febrero de 2010  en el Diario La Prensa, a quien damos, lo mismo  que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Panamá frente a la crisis mundial

La opinión de…..

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Manuel  Castillero

Este artículo examina las perspectivas de Panamá frente a la crisis mundial y evalúa cómo la competitividad puede constituirse en la clave del éxito a mediano y largo plazo.

A partir del primer trimestre de 2008, bancos como Bern Stern y UBS declaran gigantescas pérdidas asociadas a sus carteras hipotecarias. Esos hechos marcan una era de convulsión en los mercados financieros y la economía global.   La recesión desde ese momento deprime el valor de un amplio espectro de activos ocasionando la intervención de bancos en Estados Unidos y otros países de Europa, y el cierre de miles de empresas a nivel global.

La crisis, de paso, ha disminuido el ritmo del comercio internacional y por consiguiente de la economía mundial, situación que se exacerba por la caída de la demanda y las medidas restrictivas (proteccionistas) a las cuales han recurrido tanto naciones desarrolladas como no desarrolladas, en un intento por paliar los embates de esta coyuntura.

Este contexto ha generado que los escépticos pongan en tela de duda la viabilidad o sostenibilidad de la globalización. Cierto es que habrá cambios, sobre todo en los mercados financieros donde se incrementarán las regulaciones.   Pasará tiempo antes que se “normalice” el valor de activos como los bienes inmuebles y balances financieros de bancos, empresas y personas que han perdido miles de millones de dólares.

Sin embargo, más allá de estos reveses, la economía mundial se habrá de normalizar.   Los fundamentos de la llamada economía de mercado siguen en pie, y los factores que subyacen la globalización como el avance tecnológico, la integración de políticas públicas, la reducción de barreras al comercio y la inversión siguen vigentes.

La teoría de los ciclos de negocios y la experiencia de otras crisis mundiales llevan a concluir que habrá una expansión en los años venideros y que además se afianzará la globalización.

Para cuando esto ocurra, Panamá tendrá que estar preparada, y por ende, debe ahora continuar y profundizar las políticas y estrategias que estimulen su competitividad, a objeto de incentivar sus exportaciones y revigorizar su crecimiento dentro del marco de un desarrollo económico y social integral.

Panamá es una economía con sectores altamente eficientes en la exportación de ciertos bienes y servicios, lo que puede mejorarse mediante diversas políticas. Actualmente la expansión del Canal contribuirá a reforzar el liderazgo de Panamá en materia naviera y comercial, aumentando no sólo la competividad de la ruta sino de los demás sectores que conforman el conglomerado de transporte internacional.

El turismo constituye un sector pujante cuya sostenibilidad exige promover al país como destino y mejorar el encadenamiento entre los agentes que participan en este conglomerado, para fortificar la complementariedad de los servicios de transporte, alojamiento, comercio y recreación, entre otros.

Igualmente, se debe estimular la competitividad de las actividades agropecuarias y agroindustriales, lo que exige continuar con un progresivo ajuste arancelario, y modernizar estos sectores mediante la reconversión, la innovación y la asistencia técnica, así como mediante incentivos a la productividad, y el mejoramiento de la infraestructura física y tecnológica que le darán sustento y renovado vigor a la oferta nacional y a la exportable. Resulta claro que, más allá de los temporales reveses que han sufrido las exportaciones agrícolas, deberán promoverse las estrategias que permitan a estos rubros insertarse de manera sostenible y efectiva en el mercado mundial.

Finalmente, debe potenciarse al país como un centro de telecomunicaciones y de comercio electrónico, desarrollando la tecnología de la información (TIC) para expandir la plataforma digital del país. Esto a su vez conlleva aprovechar de manera más cabal las llamadas redes de fibra óptica que pasan por Panamá, desarrollar más sistemas de gobierno electrónico, incrementar el acceso de la población a la red y fortalecer la asociatividad entre los diversos agentes públicos y privados que conforman el cluster tecnológico.

La estrategia persigue no sólo mejorar la competitividad sino, de paso, consolidar la capacidad del país para gozar de mayor versatilidad para adaptarse a un entorno mundial en perenne cambio, entorno que, dicho sea de paso, no estará exento de contratiempos.

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Publicado el 4 de diciembre de 2009 en el diario LA PRENSA, a  quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde.