Papá, la tierra es humana

La opinión de…..

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MIGUEL SÁNCHEZ PINZÓN

Todos los sábados acostumbro a limpiar el patio de mi casa. Mi hijo de seis años, decidió ayudarme aquel día. Con rastrillo en mano, y él con una escobita que le compramos mi compañera y yo, empezamos a recoger hojas de diferentes tipos, para luego embolsarlas y llevarlas a la basura. Después de recoger las hojas, descubrimos un cúmulo de tierra seca que el verano fue creando, dándole al patio características no muy deseables. Decidimos barrer la tierra para hermosear más, ese pequeño pedacito de naturaleza, que tenemos detrás de nuestro hogar.

Ambos barríamos la tierra, de repente surgió la primera pregunta de mi hijo, ¿Papá, es cierto que cuando uno se muere se transforma en tierra? No fue una pregunta de sorpresa para mí, inmediatamente le contesté que, Sí. Seguimos barriendo, y él con mucho cuidado limpiaba de forma pareja y uniforme, la tierra. La segunda pregunta, fue también una respuesta que él se hacía… ¿Aquí entonces hay muchos hombres? Al escucharle, sentí la orientación de sus palabras. La lógica que desarrollaba era muy interesante, conociendo su temprana formación. De repente surgió una tercera, que me dejó pensativo hasta el día de hoy.  Papá, la tierra es humana. El mensaje profundo que me enseñó mi hijo aquel día, hizo renacer en mí, el humanismo que día a día perdemos. Pero también nos dio un mensaje de valoración hacia la tierra, el ecosistema y la vida. Cuánta verdad en dos palabras.

Una lógica profunda y de reflexión, un estremecimiento a todo aquel depredador que no le da valor a nuestra naturaleza. Un mensaje de un niño que todavía no comprueba vivencialmente lo que está ocurriendo a su alrededor. Pero razona mejor, en contraposición a la gran mayoría de hombres y mujeres que por sus acciones de antinaturalaza, se cuestiona su racionalidad humana y antihumana.

La tierra es humana, qué verdad tan real. En ese pedacito de tierra, que es nuestro patio y nuestro hogar, mi hijo corroboró lo global. Seguimos barriendo, y desde aquel sábado, no dejo de pensar, en cada momento, cuánta razón tiene mi hijo.

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Este artículo se publicó el 22 de abril de 2010 en el diario La Estrella de Panamá, a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Entre el “no voy” o al Infierno de Dante

La opinión del Sociólogo……

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Miguel Ángel Sánchez Pinzón

¡Dios mío!, la transportación citadina para muchos panameños es terrible.   Si el desplazamiento es por la vía de los taxis, el “no voy” es una enfermedad colectiva contagiosa (quizás un 5% de los taxistas esté vacunado contra este flagelo). Si a ese pregón le anexas la otra opción barata pero colectiva que son los autobuses, entras al inframundo del Infierno de Dante.

Regatas, sillones destrozados, pasamanos en mal estado, secretarios con estampas de piedreros al estilo de Carón, el barquero que te lleva al Infierno y por último, unas vías parecidas a los ríos de Aqueronte, que entre la Transístmica y la Tumba Muerto la diferencia es poca… Terrible, es la tortura permanente de las almas de los pecadores, pero perdón, son los trabajadores de la sociedad panameña de hoy, de la clase popular a la clase media que se moviliza socialmente en forma descendente a sus destinos laborales. Vaya manera de afrontar la llamada “calidad de vida”.

En el segundo recinto del Infierno de Dante, entran los violentos contra sí mismo, y en el tercer recinto los violentos contra la sociedad. No podemos hacer más, las estadísticas lo demuestran, los atormentados en un espacio cubierto de incomodidades, no les queda más remedio que abocarse a la situación o a la intolerante actitud de rebeldía social que a su vez representarían los recintos que Dante Alighieri simboliza, una de las paradas propias al Infierno.

Mientras seguirán lloviendo bolas de fuego. Porque el purgatorio se queda chico al lado de la movilización selectiva y colectiva en la ciudad de Panamá.

Espero que el Gobierno actual no represente a los “charlatanes y falsarios” de uno de los recintos del Infierno de Dante con respecto al Metro o al Metro bus, ya que según lo proyectado, encontraremos, de solucionarse el problema del transporte a mediano plazo, a los “no voy” o a los llamados “diablos rojos” rogándonos que nos montemos en sus barcazas malolientes dispuestos a llevarnos al mismísimo purgatorio nuevamente.

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Artículo publicado el 8 de febrero de 2010 en el Diario El Panamá América, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.