Oportuna lección de Óscar Arias

El presidente de Costa Rica distinguió la legalidad de origen de un régimen de la legitimidad de ejercicio del poder

La opinión de….

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OSWALDO ÁLVAREZ PAZ

La Cumbre recientemente realizada en Cancún, México, consolidó la triste imagen de América Latina y el Caribe.  Luce inconveniente medir a los gobiernos con la misma vara, pero es imposible silenciar la forma en la que bastantes de ellos se han alejado de los objetivos de la OEA (Organización de Estados Americanos) y de la Carta Democrática por una parte y, por la otra, como de tanto inventar nuevas iniciativas pasan de una a otra sin darle contenido real a ninguna, pero siempre destruyendo lo que medianamente ha existido.

Calificados analistas del planeta han opinado en abundancia. El balance es negativo y algunos espectáculos deplorables.  Basta con recordar el “sea usted varón” del presidente colombiano Álvaro Uribe al presidente venezolano Hugo Chávez y la mandada para el carajo de este último al primero. También la presencia del presidente cubano Raúl Castro y la ausencia del hondureño Porfirio Lobo, lo cual refleja el relajo existente en materia de valores esenciales de la democracia.

Recordemos también la retórica integracionista cuando el gobierno venezolano acabó con la Comunidad Andina de Naciones, con el Grupo de los Tres —México, Colombia y Venezuela— y simultáneamente Mercosur no aprueba el ingreso de Venezuela, se deja morir al Sistema Económico Latinoamericano (SELA), el ALBA (Alianza Bolivariana para las Américas) sigue como trinchera de los petrochulos y Unasur continúa dando tumbos sin concretar, ni siquiera, personalidad jurídica propia.

En fin, podríamos agotar el espacio con estas ligeras pero serias reflexiones, una de las cuales fue ver en un foro internacional, al presidente Chávez disfrazado de general del ejército cubano.

Sin embargo, es justo un reconocimiento especial a Óscar Arias, presidente de Costa Rica. Su intervención fue una oportuna lección para los mandatarios presentes.  Antes lo había hecho en una Asamblea General de la OEA, pero ahora fue mucho más oportuno. Distinguió la legalidad de origen de un régimen de la legitimidad de ejercicio del poder.  Habló de cómo los gobiernos destruyen la democracia desde la democracia misma, que liquidan el ordenamiento jurídico desde una dudosa legalidad construida gracias a la manipulación de las instituciones bajo su control.

Todo ello y mucho más, agregaría yo, en nombre de un socialismo a la cubana fracasado, pero en etapa de neoexpansionismo gracias a la vocación subversiva de Chávez.

Se trata de la revolución permanente, de la generación espontánea del Derecho. Primero van los hechos y después la construcción del piso jurídico para darle estabilidad al proceso. Los gobiernos del área no se dan por notificados. Pretenden ignorar la gravedad de estas situaciones. Los peligros son reales.

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Publicado el 3 de marzo de 2010 en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos, lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.