La opinión de la Psicóloga…..
.
Recientemente visité la ciudad de Madrid, España, con motivo de atender la 21 Conferencia de la Asociación de Universidades Europeas para la Internacionalización de la Educación Superior. Me encontré con una ciudad moderna, limpia y ordenada. El transporte público muy ordenado, acompañado de un metro con muchas conexiones, limpio y altamente eficiente.
Los taxis, todos de blanco, con una banda roja en la puerta delantera, tenían su cajuela en el techo con una luz roja que indicaba si estaba ocupado o una luz verde si estaba disponible. En los metros y en las paradas grandes anuncios indicándole a los ciudadanos que deben esperar a que la gente salga para entrar, a que la gente baje del autobús para subir; anuncios para el uso del agua y alimentación sana y adecuada entre otros. Me gustó mucho el anuncio de ahorrar 150 galones de agua si te lavas los dientes con la llave cerrada, o si usas la ducha en vez del baño (tina), en fin, anuncios educativos y de fortalecimiento de la vida ciudadana.
En ese mismo viaje tuve la oportunidad de visitar la ciudad de St. Louis, Missouri. Todas las calles con semáforos, todas señalizadas y las grandes vías todas con límites de velocidad. Ninguna persona se le ocurre siquiera cruzar una calle fuera del paso peatonal.
Cuando regresé a la ciudad de Panamá me encontré con una enorme cantidad de semáforos, lo cual celebré enormemente pensando que estábamos trabajando para una gran ciudad. También he visto en las últimas semanas como avanza la señalización en las calles, lo cual indica que inexorablemente nos movemos en la dirección del progreso y de la modernidad.
Sin embargo hay algo que parece cambiar muy lentamente y es la actitud tanto de los peatones como de los conductores que se siguen lanzando a las calles sin respeto por las señalizaciones y sin orden.
Todos los días me toca ver a los conductores que de manera desconsiderada trancan las salidas o entradas de las calles paralizando el tránsito o “los juega vivo” que en contravía y a riesgo de causar accidentes adelantan, sin respeto propio, porque ya sabemos que el ajeno no existe y se colocan al principio de la fila en la que cientos de panameños ordenados seguimos las reglas del tránsito. Los corredores son un ejemplo viviente.
Ya he escuchado protestas por los semáforos porque en realidad van a poner orden sin tener que culpar a la policía de tránsito. Pero que decir de los peatones. No importan los pasos peatonales o los pasos elevados, igualmente la gente se tira por dónde mejor le parece a riesgo de sus propias vidas, lo que ejemplifica claramente la ausencia o desconocimiento de las normas de conducta que rigen la vida ciudadana.
Los panameños y panameñas no podemos seguir viviendo en el caos y en el desorden de las calles citadinas, la mayor parte por el problema del tránsito y del transporte. El ordenamiento vehicular es una oportunidad para el ordenamiento conductual y el aprendizaje de la vida ciudadana. Si queremos ser una gran ciudad como a todas luces aparenta , con todas nuestras magníficas edificaciones, nuestros monumentos históricos de Panamá Viejo y el Casco Antiguo, debemos aprender a aceptar el reto del desarrollo que empieza por ser mejores personas y mejores ciudadanos. Tenemos una ciudad hermosa, debemos aprender a quererla, a cuidarla, a respetarla y a respetarnos todos para poder crecer como sociedad moderna, desarrollada y con visión de futuro.
<>
Publicado el 14 de noviembre de 2009 en el diario El Panamá América, a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde.
Filed under: Castillo Jaén Noemi L. | Tagged: Ciudad, Conducta, Participación ciudadana | Leave a comment »