Aproximación a la Educación panameña (1903-1953)

La opinión del Profesor de Filosofía….

SAMUEL PRADO F.

La Educación panameña de 1903 a 1953 estaba principalmente basada en la concepción liberal y conservadora. Los liberales planteaban la educación laica, pública y masiva y los conservadores, la educación religiosa, privada y elitista.

Estas dos concepciones filosóficas, políticas e ideológicas determinaron fundamentalmente la constitución, desarrollo y consolidación del sistema educativo y la institucionalidad político-gubernamental en este período. A su vez educación y política son los elementos fundamentales de la constitución, desarrollo y consolidación del proyecto de Estado-Nación que se expresaron a través de los partidos liberal y conservador.

En materia de políticas educativas aplicadas por ambos partidos en sus sucesivas administraciones, encontramos las siguientes acciones: Ley 11 de 23 de marzo de 1904, Orgánica de Instrucción Pública; construcción de escuelas a nivel nacional desde 1904; becas para estudiar en el extranjero desde 1904; formación y perfeccionamiento docente; creación del Instituto Nacional de Panamá mediante Ley 22 de 1907 y la Escuela Artes y Oficios en 1907; coeducación adoptada mediante Ley 35 de 10 de marzo de 1919; creación de la Universidad de Panamá mediante Decreto Ejecutivo

Pensadores y políticos liberales distinguidos, como Eusebio A. Morales, José Dolores Moscote, Guillermo Andreve, Jeptha B. Duncan, Octavio Méndez Pereira o José Daniel Crespo, al igual que conservadores destacados, como Abel Bravo, Nicolás Victoria Jaén, Melchor Lasso de la Vega o José de la Cruz Herrera, aportaron al desarrollo del sistema educativo.

En cuanto a los principios educativos liberales tenemos: educación liberadora, humanista, socializante, nacionalista, patriótica, cívica y moral, democratización, socialización y descentralización de la educación. Los principios educativos conservadores son: educación escolástica (aristotélica-tomista) y la educación moral-religiosa Cristiana-Católica.

Es importante señalar las influencias en el pensamiento y la obra educativa de los pensadores y políticos liberales: desde el Pragmatismo de John Dewey (1859-1952) filósofo, psicólogo y pedagogo norteamericano y William Heard Kilpatrick (1871-1965) filósofo y pedagogo norteamericano; el Socialismo de Anatoli Vasilievich Lunacharski (1875-1933) político, dramaturgo y crítico literario ruso; Alekséi Maksímovich Péshkov, cuyo seudónimo era Máximo Gorki (1868-1936) escritor ruso; y Antón Semiónovich Makarenko (1888-1939), pedagogo ucraniano y el Pensamiento Pedagógico de Johann Friedrich Herbart (1776-1841) filósofo, psicólogo y pedagogo alemán.

A pesar de ser concepciones y teorías opuestas, los liberales de este período lograron sintetizar los principios, conocimientos y experiencias que más se adecuaban a nuestra realidad educativa, siendo de esta forma tolerantes, participativos y eclécticos.

Para concluir es necesario conocer nuestra historia educativa para aprender de los errores cometidos en el pasado, para tratar de no repetirlos y para aproximarnos a las concepciones, principios, obras y experiencias exitosas. De esta manera el debate sobre el tema educativo fuera más sustentado y las propuestas y acciones para transformar curricularmente se elevarían cualitativamente para beneficio de la comunidad educativa y la nación entera.

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Artículo publicado el 27 de marzo de 2010 en el  Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos, lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.

Por la enseñanza de la filosofía y la lógica

La opinión de….

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Samuel Prado Franco

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Por la enseñanza de la filosofía y la lógica
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Frente a la posible transformación curricular de los bachilleratos, impulsada por el Ministerio de Educación (Meduca), que plantea eliminar o poner como cursos optativos a la filosofía y la lógica, me he motivado a escribir sobre el tema.

La filosofía y la lógica tienen una tradición de más de 2 mil 500 años, son padre y madre de todas las ciencias y pilares de la civilización humana.

La filosofía y la lógica forjan un pensamiento crítico, analítico, coherente y racional (una de las grandes debilidades de nuestros estudiantes es producto de la falta de horas de clases de estas materias y de la apatía de las autoridades del Meduca en fomentar cursos que formen a estudiantes pensantes y participantes); crean un cuestionar de la comunidad en que vivimos y la búsqueda del porqué de las cosas; estimulan el estudio de las distintas jerarquías de valores (filosofía moral, ética y axiología); fundamentan una visión y comprensión del mundo, del ser humano (filosofía de la vida); enseñan a distinguir entre la mera opinión (doxa) y el conocimiento científico (episteme) y es el propio fundamento conceptual y epistémico de la educación y la ciencia (filosofía de la educación y de la ciencia). No es la primera vez que se debate sobre la eliminación o poner como cursos optativos a la filosofía y la lógica. En anteriores gobiernos se planteó lo mismo. Esto se quiere hacer en nombre de la idea de que los estudiantes para ser más competitivos en el mercado solo requieren saber de matemáticas, ciencias naturales e idiomas. Esto es una involución en materia educativa, ya que la ciencia y la filosofía eran una misma y única cosa desde su nacimiento. No existía división, el filósofo era el científico y viceversa. Con las divisiones que operaron dentro de la filosofía, la especialización y sub-especialización de las ciencias y los saberes y su consecuente fragmentación, la filosofía y la lógica son el único pegamento que puede unir este rompecabezas de las ciencias.

Por lo expuesto, esta posible acción de eliminar o hacer optativas a la filosofía y la lógica causaría un grave daño en la formación humanística, científica, moral e intelectual que requieren los estudiantes. Las autoridades y asesores del Meduca deben tomar en cuenta ambas materias en cualquier transformación curricular que emprendan para lograr la formación completa e integral del estudiante panameño.

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Publicado el 6 de octubre de 2009 en el diario La Prensa de Panamá, a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.