Turismo religioso, una nueva forma de educar y culturizar

La opinión del Magíster, Ingeniero y Asesor Comercial..

Javier A. Arias Real 

El pasado 9 de enero, me fui con mi familia a casa de unos amigos en Taboga, la famosa Isla de las Flores; llena de singular belleza, paradisíacos paisajes, cautivadoras veredas y una majestuosa vista a la entrada del Canal, donde no se ven los problemas de falta de agua y recolección de basura que afectan la capital; y hogar del famoso escritor Bernardo Domínguez Alba, mejor conocido como Rogelio Sinán.   La pequeña isla, a sólo una hora de la capital, ha inspirado a tantos, como al artista Ricardo Fábrega, autor de la canción “Taboga”, a escribir bellos poemas y melodías.

 

Pero, como dice el dicho, “no todo lo que brilla es oro”. Al llegar a casa notamos que nos habían visitado los vecinos de lo ajeno, robándose el tanque de gas y cosas de la cocina. ¿Por qué haría una persona esto? Cualquiera que sea la razón, indica el nivel de deterioro de nuestra sociedad. Cuando salimos a comprar un nuevo tanque de gas, los pobladores nos comentaban que ya se estaban dando muchos robos en la isla. La inseguridad ya no es sólo cosa de la capital y los ladrones no tienen idea del daño que le hacen a la economía nacional pues si alejan a los turistas, alejan también una fuente de ingreso para su comunidad. Otra forma de robo, institucionalizado, es que los precios en la isla están por los cielos. El tanque de gas de 25 lb nos costó $50.00 y la bolsa de 8 panes de hamburguesa, $4.00.   Según los comerciantes locales, esto se debe a que el Gobierno les cerró el muelle fiscal, de donde sale toda la carga para las islas del archipiélago, y ahora les cuesta mucho más llevar mercancía a la isla.

En los tres días que estuvimos en la isla, vi llegar muchos turistas a recorrer la isla, degustar platos caribeños y a observar aves. Estas atracciones generan empleo para los pequeños hostales, restaurantes y vendedores ambulantes. Pero sin duda alguna, una de las principales y más antiguas atracciones de Taboga es la Iglesia de San Pedro, en honor a la Virgen del Carmen, Virgen de los Pescadores. En esta acogedora iglesia me tocó recibir la bendición de esa semana y como Panamá es tan pequeña, sentado a nuestro lado en la misa del sábado, estaba Don Pedro Meilán, director de ACODECO, así que confío en que la entidad a su cargo pueda verificar los precios en la isla para comprobar si se está perjudicando a los comerciantes o si están abusando de los turistas.

En la homilía, el diácono nos hablaba de cómo en esta semana celebrábamos el día de la Epifanía o manifestación de Jesús a todas las personas y el día del Bautismo o iniciación del caminar hacia Dios, en donde nos ungen con el oleo de los catecúmenos (oleo del camino). Así como el bautismo debe marcar en nosotros el inicio de nuestro caminar hacia Dios, así mismo el incidente del 9 de enero, que recordamos esa semana, sirvió de inicio para nuestro caminar hacia la soberanía. Por ende, todos debemos hacer un alto y pensar qué estamos haciendo con Panamá y si el sacrificio de nuestros veintiún mártires y más de quinientos heridos valió la pena. ¿Es el Panamá de hoy lo que queremos para nuestros hijos? Estamos permitiendo que el cáncer de la inseguridad y el alto costo de la vida destruyan poblados tan bellos como Taboga. El diácono anunció que se está consiguiendo el apoyo de la Pastoral de Turismo para remozar la iglesia y que ésta pueda ser utilizada para promover el “Turismo Religioso” en Taboga, que consiste en informarse y explicar a los turistas toda la riqueza cultural de la historia que encierra esta bella iglesia. Vale la pena que el gobierno de seguimiento a esta nueva forma de inversión. Haciendo Iglesia también hacemos Patria.

<>Artículo publicado el  3 de febrero  de 2011  en el diario El Panamá América,   a quienes damos,  lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.

Turismo religioso, una forma para educar

La opinión de…

Javier A. Arias Real

El pasado fin de semana me fui con mi familia a casa de unos amigos en Taboga, la famosa Isla de las Flores, llena de singular belleza, paradisíacos paisajes, cautivadoras veredas y una majestuosa vista hacia la entrada del Canal, donde no se ven los problemas de falta de agua y recolección de basura que afectan a la capital, y hogar del famoso escritor Bernardo Domínguez Alba, mejor conocido como Rogelio Sinán.  Debe ser por estas y muchas otras razones que la pequeña isla, a solo una hora de la capital, ha inspirado a tantos, como al artista Ricardo Fábrega, autor de la canción Taboga a escribir bellos poemas y melodías.

Pero, como dice el dicho, “no todo lo que brilla es oro”.   Nuestra primera sorpresa al llegar a casa fue notar que nos habían visitado los vecinos de lo ajeno, robándose el tanque de gas y otras cosas de la cocina. ¿Por qué haría una persona esto? Tal vez por hambre, dinero, drogadicción o travesuras juveniles.    Cualquiera que sea la razón, indica el nivel de deterioro de nuestra sociedad.

Cuando salimos a caminar por el pueblo para comprar un nuevo tanque de gas, los pobladores nos comentaban que ya se estaban dando muchos robos en la isla.   Lo preocupante de esto es que la inseguridad ya no es solo cosa de la capital y que los ladrones no tienen idea del daño que le hacen a la economía nacional, pues si alejan a los turistas, alejan también una fuente de ingresos para su comunidad.

Otra forma de robo, institucionalizado, es que los precios en la isla están por los cielos. Imagínense que el tanque de gas de 25 libras nos costó $50.00 y la bolsa de 8 panes de hamburguesa nos costó $4.00. Según los comerciantes locales, esto se debe a que el Gobierno les cerró el muelle fiscal, de donde sale toda la carga para las islas del archipiélago, y ahora les cuesta mucho más llevar mercancía a la isla.

En los tres días que estuvimos en la isla vi llegar muchos turistas a recorrer la isla, degustar platos caribeños y a observar aves. Estas atracciones generan empleo para los pequeños hostales, restaurantes y vendedores ambulantes. Pero sin duda alguna, una de las principales y más antiguas atracciones de Taboga es la iglesia de San Pedro, en honor a la Virgen del Carmen, Virgen de los pescadores. En esta acogedora iglesia me tocó recibir la bendición de esta semana y como Panamá es tan pequeña, sentado a nuestro lado en la misa del sábado estaba don Pedro Meilán, director de Acodeco, así que confío en que la entidad a su cargo pueda verificar los precios en la isla para comprobar si se está perjudicando a los comerciantes o si sencillamente éstos están abusando de los turistas.

Para los creyentes es sorprendente ver cómo la palabra de Dios se aplica a nuestra realidad. En la homilía, el diácono nos hablaba de cómo en esta semana celebrábamos el día de la Epifanía o manifestación de Jesús a todas las personas y el día del bautismo o iniciación del caminar hacia Dios, en donde nos ungen con el óleo de los catecúmenos (óleo del camino).

Así como el bautismo debe marcar en nosotros el inicio de nuestro caminar hacia Dios (aunque en el caso de los católicos, somos tan pequeños que recae en nuestros padres y padrinos la misión de guiarnos por el camino de Dios), así mismo el incidente del 9 de enero, que recordamos esta semana, sirvió de inicio para nuestro caminar hacia la soberanía, y provocó en los panameños una manifestación de fervor patriótico.

Por ende, todos debemos hacer un alto y pensar qué estamos haciendo con Panamá y si el sacrificio de nuestros 21 mártires y más de 500 heridos valió la pena. ¿Es el Panamá de hoy el que queremos para nuestros hijos? Estamos permitiendo que el cáncer de la inseguridad y el alto costo de la vida destruyan poblados tan bellos como Taboga.

Al finalizar la homilía, el diácono anunció que se está consiguiendo el apoyo de la pastoral de turismo para remozar la iglesia y que esta pueda ser utilizada para promover el turismo religioso en Taboga, que consiste en informarse y explicar a los turistas toda la riqueza cultural de la historia que encierra esta bella iglesia y el poblado que creció alrededor de ella. Vale la pena que el Gobierno dé seguimiento a esta nueva forma de inversión, que además de ayudar al desarrollo de nuestra cultura, ayuda a que los fieles conozcamos más los orígenes de nuestra iglesia, seamos mejores cristianos y, por ende, mejores ciudadanos panameños. Haciendo iglesia también hacemos patria.

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Este artículo se publicó el 21  de enero de 2011   en el diario La Prensa, a quienes damos,  lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

¡Oro, Incienso y Mirra… !

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La opinión de…

Javier A. Arias Real

El pasado fin de semana el país entero celebró el Año Nuevo y sin temor a equivocarme, creo que en todos los hogares que pudieron costear una cena de año nuevo, se brindó por la salud y bienestar económico de sus familiares para el 2011. Aquellos un poco más cristianos, tal vez habrán pedido por mejores días para Panamá y todos los panameños.

Mi familia tuvo la gran idea de pasar el fin de semana en Sorá, un pequeño poblado en las montañas de Bejuco, Chame. Previendo un lento regreso a Panamá debido a los trabajos del puente Centenario, decidimos asistir a la misa dominical en la iglesia del pueblo. Tal vez fue esa la mejor idea para iniciar el año pues me hizo recordar que si los Gobernantes no tienen a Dios como su Asesor principal, no podrán gobernar para el pueblo que los eligió.

Mi primera sorpresa fue ver la pequeña y bellamente decorada capilla repleta a toda su capacidad, lo que me indicó la inmensa Fe de los hombres de nuestra campiña, que ponen su esperanza en Dios y la caridad de los gobernantes de turno, pues saben que de ellos depende el progreso de sus olvidadas comunidades. No estoy seguro que los citadinos pensemos en eso cuando vamos a misa, si es que vamos a misa.

Seguidamente, el Párroco agradeció a todos los feligreses por las oraciones en su nombre y que según él, le ayudaron a salir de su enfermedad y volver a trabajar para el Señor. Luego me enteré que el Padre recién había tenido un derrame que casi le quita la vida y que esa, la primera misa del año, era también su primera misa después de la enfermedad. Igual deberían hacer nuestros gobernantes a inicio de cada año, dar gracias a todos y trabajar por todos los que, con nuestros votos, les dimos la oportunidad de gobernar por un mejor “Panamá para los panameños”.

En los últimos lustros hemos visto al país crecer de 6% a 8% como resultado en gran parte de la inversión extranjera directa y de la venta de empresas nacionales a consorcios extranjeros que propician nuevos empleos, pero que también dan pie al cierre de muchas micro y pequeñas empresas locales, que suman casi el 90% del comercio nacional.    No quiero con esto ofender a los extranjeros que deciden invertir en Panamá, pero me pregunto si… ¿Es esto lo que realmente queremos para los panameños, que sigan siendo educados para ser empleados de otros, en vez de enseñarles a tomar riesgos y ser también empresarios?

Finalmente, durante su homilía, el párroco nos recuerda que Jesús trabajó por los pobres y que los Reyes Magos llevaron a Jesús Oro, Incienso y Mirra como símbolos de obediencia y rendición total de sus coronas ante la corona del hijo de Dios.

Todas las culturas católicas celebramos el 6 de enero como el Día de los Reyes Magos (hombres sabios). Pidámosle al señor que ilumine a nuestros sabios gobernantes para que así como Jesús recibió oro, incienso y mirra de los hombres sabios de su época para que sus padres lo llevaran sano a Egipto, así también los panameños recibamos trabajo por oro, sabiduría por incienso y salud por mirra para poder llevar a nuestros hijos hacia una mejor educación.

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<>Artículo publicado el 6  de enero de 2011    en el diario El Panamá América,   a quienes damos,  lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.