La opinión de…
Azael Álvarez S. –
Iniciamos este artículo con muestras de admiración por el legado ofrecido por esos hombres ilustres que incluso ofrecieron sus vidas por defender la libertad, la igualdad y la fraternidad de todo ser humano, sin importar el color de la piel y la clase social de las personas y de los pueblos en general.
Espartaco y sus seguidores se enfrentaron al imperio romano para liberar a los esclavos. Abraham Lincoln hizo otro tanto en Norteamérica donde después de una sangrienta guerra civil se liberaron a los esclavos; luego fue Presidente de Estados Unidos y murió asesinado por un fanático racista. Igual suerte corrió (en ese país) Martin Luther King, paladín del movimiento antisegregacionista y defensor de los derechos de los negros.
Pero las lacras sociales aún no han terminado, persisten los resabios por la segregación, el racismo maquillado, no solo con los miembros de otras etnias y grupos étnicos como son los chinos, los indígenas, los gitanos e inmigrantes no deseados.
La laureada escritora Isabel Allende dijo recientemente: “Lo más insufrible de los chilenos es su exagerado sentido de clase, un clasismo que es terrible, porque es excluyente, como es el racismo en Estados Unidos”.
Vale también recordar a otros luchadores antirracistas como Amílcar Cabral, Patricio Lumamba y Nelson Mandela, este último presidente de Sudáfrica y premio Nobel de Paz, visto recientemente con motivo del campeonato mundial de fútbol, donde también se hicieron proclamas en contra del racismo.
El no al racismo debe ser el grito unánime que produzca eco en todo el mundo.
Todos recordamos a la Alemania nazi y sus horrores en contra de los judíos, aquella negra historia quedó atrás. Pero nos preguntamos si actualmente existen resabios de los males sociales en ese continente europeo; cuna, de la democracia, de los logros en materia de los derechos humanos, recordemos que fue en Francia donde se proclamaron los principios de libertad, igualdad y fraternidad.
Sin embargo, actualmente, el Gobierno francés está siendo muy criticado por la expulsión de los gitanos rumanos y búlgaros y los inmigrantes no deseados que en Europa están pasando dificultades en varios países de ese continente.
En Panamá no hay gitanos ni se observa un racismo manifiesto. Sin embargo, con los problemas que tuvieron, recientemente, los indígenas de Bocas del Toro hubo críticas que dejaron entrever que en el país hay grupos marginados y etnias segregadas, hasta el punto que se hicieron manifestaciones de connotaciones odiosas. Hubo quienes calificaron los hechos de Bocas como masacre o genocidio, incluso se habló de un decapitado, desaparecido. Hay que emplear bien los términos.
Las palabras tienen dos significados, uno denotativo, de diccionario y otro connotativo. Sobre connotaciones, el autor Prieto Castillo, en su libro Elemento para el análisis de los mensajes dice: “En las connotaciones tienen que ver las experiencias individuales y grupales de los que reciben el mensaje. Sus relaciones sociales, su educación y la manera de ver y evaluar la realidad. Por ejemplo para un racista, el término ‘negro’ denota tal color de piel, pero a la vez connota desprecio, peligro, inferioridad”.
Otro autor destacado ha dicho que “el significado no está en las palabras, está en las personas”.
<> Artículo publicado el 13 de septiembre de 2010 en el diario La Prensa a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
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