Realmente te acuerdas de mí

La opinión de la Psicóloga….

Yasmin Ortega
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Realmente te acuerdas de mí

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Cuando los años pasan todo cambia a nuestro alrededor… hasta nosotros mismos.

Pero lo que nunca cambiará son los recuerdos de lo que éramos.   Y no hay mejor memoria que el recuerdo de nuestros amigos.

¿Te ha pasado que en pleno mall o en algún lugar público ves a alguien que te da la sensación que conoces? Ante la duda, nos detenemos, miramos de reojo, hasta que una de las dos partes dice:  “Yo te conozco”, e inmediatamente empezamos a recordar algún momento de nuestro pasado común.

Durante este tipo de reencuentros, es común que observemos atentamente a la persona, y si notamos un cambio significativo en su apariencia, empezamos a hablar en dos canales:  Por un lado seguimos la conversación, pero mentalmente nos decimos: ¡qué simpático(a) está! ; ¡qué bien se ve!; tiene unas libritas de más;  ¿qué dieta habrá hecho?

Y entre comentarios, gestos amables, y saludos, nos despedimos, pero siempre nos queda una interrogante o reflexión:  “¿Cómo pasa el tiempo, las personas también lo perciben en mí? ”. Para muchas personas esto significa una gran preocupación.

Aunque en realidad el ser humano evoluciona cada día, ya sea en nuestra imagen, vida familiar, laboral y social.   Los cambios son naturales y no deben ser sinónimo de preocupación. Vivimos un proceso real de evolución en el cual somos los protagonistas y no simples espectadores.

Es decir, podemos lucir un par de arrugas, tal vez un tanto gorditos o más delgados, pero siempre tener presente que recordar el pasado no tiene que ser una mala experiencia si vivimos un presente a plenitud.

Así, cuando nos encontremos con viejos amigos, no le demos gran importancia a aspectos relacionados con la apariencia.  En lugar de ello, disfrutemos de la satisfacción que produce recordar épocas pasadas hermosas, llenas de anécdotas divertidas, que siempre le darán color a nuestros días.

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Publicado el 24 de septiembre de 2009 en el diario El Panamá América, a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.