Receta para un ahorro energético exitoso

La opinión de……

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Edilberto Hall M.

El ahorro de energía eléctrica se ha constituido en los últimos años en un ejercicio que requiere la aplicación de tres conceptos básicos. El primero, consumir con calidad, evitando multas por bajo factor de potencia y alta demanda, desbalances de carga y sobrecargas, aislamientos térmicos deficientes, fugas de aire acondicionado y capacidades inapropiadas de equipos electromecánicos, etc.

Como siguiente concepto, está consumir con eficiencia, usando dispositivos y equipos de alta eficiencia comprobada, utilizando sistemas de control automático, sumado al diseño y construcción de instalaciones eléctricas y edificaciones con materiales apropiados, además de, dimensionar el consumo energético de las edificaciones según estándares internacionales, entre otras.

El tercer concepto básico, consumir con conocimiento: realizando diagnósticos energéticos que suministren información significativa sobre el estado actual de las redes eléctricas, entrenamiento apropiado sobre técnicas de ahorro, educación y una actitud correcta de todos, son indispensables para lograr los objetivos de todo programa permanente de ahorro energético.

A continuación compartimos siete pasos para lograr un ahorro energético exitoso en instalaciones comerciales, industriales y gubernamentales. La aplicación correcta de esta receta les dará los resultados que buscan con el ahorro energético.

1. Los propietarios y/o la alta gerencia deben estar comprometidos y liderar permanentemente las acciones de ahorro energético. No existe programa permanente de ahorro que logre los resultados deseados sin la participación efectiva de los tomadores de decisiones.

2. Crear un equipo de administradores energéticos que supervise, verifique, concientice y de seguimiento a las acciones de ahorro energético. Estos son el enlace entre la gerencia y los demás colaboradores de la organización.

3. Desarrollar un plan estratégico que contenga los ejes estratégicos (objetivos), las líneas de acción (proyectos) y acciones del ahorro energético que guiarán el camino y facilitarán las modificaciones que deban adoptarse.

4. Realizar un diagnóstico energético que identifique las oportunidades viables de ahorro energético, utilizando equipos analizadores de los parámetros eléctricos, mecánicos y de calidad de la energía, evaluando los procesos de producción y trabajo, e inspeccionando las instalaciones.

5. Implementar un plan de inversiones para las acciones que resulten viables técnica y financieramente. Las inversiones se dan en 3 niveles: acciones que requieren muy poca o ninguna inversión (inspección), acciones de baja inversión (reparaciones), y aquellas que requieren una planificación programada (proyectos).

6. Evaluar permanentemente el progreso del plan estratégico y el cumplimiento de metas. En el camino siempre será necesario rectificar y replantear las acciones, y los tomadores de decisiones tendrán la última palabra en estas.

7. Reinvertir los ahorros obtenidos en el perfeccionamiento, bonificaciones y mejoras laborales del personal; y en nuevas inversiones, promoción y prestigio de la empresa.

El ahorro energético no debe ser “dinero para el bolsillo”, sino beneficios para todos los colaboradores, un negocio para la empresa, permitiéndole lograr aceptación ciudadana, así como menos contaminación del ambiente y el planeta Tierra.

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Publicado el 28 de enero de 2010 en el Diario La Prensa, a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde.

El problema eléctrico y el nuevo gobierno

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El problema eléctrico y el nuevo gobierno

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Edilberto Hall M.
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La nación entera tiene grandes expectativas en el gobierno de Ricardo Martinelli, acceder a energía eléctrica más barata, de lo contrario pudiera afectarse el futuro del desarrollo nacional de no resolverse situaciones como: la ampliación de la matriz energética y los asuntos de competitividad; la definición estratégica de los recursos naturales para la generación eléctrica de diversas tecnologías y los asuntos ambientales; y el desarrollo de una política comprensiva, práctica y efectiva de ahorro energético en todos los niveles y sectores de la economía que cree una cultura de ahorro y uso racional de la energía, sin sacrificar nuestro estilo de vida.

El Estado deberá desarrollar licitaciones para tecnologías del mismo tipo con términos que garanticen precios basados en una ética del ingreso financiero, las empresas donde participa financieramente el gobierno deben establecer un ingreso socialmente aceptable y justo tanto para el mercado de largo plazo y el ocasional (spot). Las plantas termoeléctricas solo son competitivas si se instalan dentro del perímetro de las ciudades de Panamá y Colón debido a los cargos de trasmisión de ETESA y la logística de transporte de los combustibles para generación. Por lo tanto, es necesario crear áreas en donde establecer las futuras plantas termoeléctricas. Cada vez se hace más y más difícil ubicar sitios para estas plantas y lograr su aceptación popular.

El gobierno debe definir los recursos naturales estratégicos que garanticen la generación base para los próximos 20 años, y no dejar que inversionistas privados decidan nuestras prioridades, actitud que ha puesto en disputa a estos con nuestros conciudadanos. Hay que garantizar los espacios en áreas protegidas y en las comarcas indígenas, en las que se encuentran los recursos hídricos estratégicos, armonizando entre el desarrollo del país, la naturaleza y el desarrollo humano. Los ambientalistas de este país deben jugar un papel protagónico aportando un plan maestro de sitios ambientalmente sustentables para plantas eléctricas de diferentes tecnologías, en lugar del papel usual de críticos de toda nueva iniciativa de nuevas plantas de generación. El Estado deberá ofertar los proyectos estratégicos a inversionistas privados incluyendo todos los estudios preliminares y licencias para que estos inicien su inversión inmediatamente. Por supuesto, otras iniciativas privadas son posibles.

Crear una cultura de ahorro y uso de solo la energía necesaria, y promover la eficiencia operativa mejorando los rendimientos financieros de las empresas es el tercer gran reto. El ahorro empieza por normar la eficiencia mínima de los productos eléctricos que se importan, y normar la eficiencia energética en nuevas edificaciones. Se deberá impulsar una política de diagnósticos energéticos, por ejemplo, cada cinco años en toda empresa con especificaciones de demanda establecida, y que basado en sus inversiones y ahorro energético auditados reciba incentivos estatales atractivos. Se deberá continuar con la formación de auditores energéticos en las instituciones del Estado, y la educación de los consumidores sobre el problema energético y ahorro. Pero ante todo, el Estado debe indicar el camino con un plan estratégico, con las inversiones necesarias y la determinación de ser el ejemplo. Expectativa tiene un sentido de esperar que algo suceda, hagamos de esta algo por lo cual trabajar y logar resultados positivos.

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Publicado el 29 de julio de 2009 en el diario La Prensa, a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Para ahorrar energía con eficiencia

Para ahorrar energía con eficiencia
Edilberto Hall

Nuestra dependencia de hidrocarburos, las épocas de sequías, el crecimiento acelerado de edificaciones y la marginalidad existente entre la potencia eléctrica firme instalada en nuestro plantel de generación (unos mil 300 megavatio (MW) y la máxima demandada (unos mil 200 MW), nos plantean no solo un reto sino también, una urgencia en el tema del uso racional y ahorro de la energía eléctrica.

Poco o casi nada se ha hecho en serio en esta dirección hasta el momento, y nos refugiamos en respuestas ambiguas, tales como “la crisis mundial del petróleo”, “la sequía”, y “todos somos culpables”, responsables de la actual crisis energética.

El primer Plan Energético Nacional, recientemente presentado por la Secretaría Nacional de Energía, contiene entre sus políticas específicas el programa de uso racional y eficiente de la energía, obligatorio para el sector público y la elaboración de leyes y normas. El Ministerio de Comercio e Industrias ha iniciado la normalización de los productos de iluminación y electromecánicos importados. Pero aún no hay un centro de eficiencia energética en donde se realicen los ensayos y experimentos de laboratorio para estos fines.

¿Qué se puede hacer? reemplazar las luminarias fluorescentes del tipo T12 y migrar a las más eficientes; relegar la buena fe del funcionario por los sistemas automatizados y utilizar más luz natural; utilizar sistemas de refrigeración y aires acondicionados más eficientes (tipo inverter, volumen variable); resolver las penalizaciones por bajo factor de potencia; contratación de tarifas más convenientes; y el control de la demanda eléctrica evitando penalizaciones, entre otros.

En el caso gubernamental, el apoyar estas medidas redundaría en disminución mensual en el orden de 10 mil 800 kilovatios y unos mil 700 kVAR (potencia reactiva que se necesita para compensación por bajo factor de potencia), según cálculos muy conservadores, los cuales estiman que en penalización por bajo factor de potencia unos 350 medidores del Estado pagan 71 mil dólares mensuales; y tan solo cambiando a iluminación más eficiente ahorraríamos unos 240 mil dólares mensuales adicionales; sin hablar de usar controles automáticos, lo que daría un ahorro mínimo de 50% en iluminación y la disminución térmica asociada. Todo local comercial, industrial y público debe pasar un diagnóstico energético de nivel básico, digamos cada cinco años.

Para que el ahorro energético funcione, “el ahorro energético debe hacer sentido con los beneficios”; esto es, cuánto representa para mí en términos económicos y/o beneficios; para la organización para nuevas inversiones; para el país para incrementar la disponibilidad de la capacidad eléctrica o barriles de petróleo no importados; y para el planeta tierra en términos de toneladas de CO2 que no van a la atmósfera.

El Estado panameño debe ser el campeón en el uso racional y eficiente de la energía; debe valorar y decidir cuáles de nuestros recursos naturales estratégicos serán utilizados para la generación masiva de energía eléctrica y no delegar a los promotores esta decisión, permitiendo la confrontación entre el inversionista y nuestras comunidades; debe invertir en la creación de un centro de eficiencia energética regional, tal como el que promueve la Universidad Tecnológica de Panamá, que coadyuve con el sector energético, la empresa privada, la industria, el sector público y el residencial.

Este centro, por ejemplo, desarrollaría la normativa de eficiencia energética de edificios; en temas de energías renovables (eólica, solar, biomasa, biocombustibles, hídricos, etc.); el uso y aplicación de la energía eléctrica, y las telecomunicaciones; e incorporaría los laboratorios de eficiencia energética para certificar la eficiencia energética de la iluminación, sistemas de refrigeración y de aires acondicionados, y motores eléctricos, responsables del mayor consumo de energía eléctrica en el país.

Esta es la forma correcta de resolver el problema del ahorro energético.

Publicado el 28 de mayo de 2009 en el diario La Prensa.