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La opinión de…
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Rafael Spalding –
Analizar los planes y respuestas del gobierno actual a problemas y situaciones del acontecer nacional durante su primer año ayuda a la ciudadanía a conocerlos mejor. Da una buena idea de lo que se puede esperar en los menos de cuatro años restantes de su período de gobierno.
El Ejecutivo es autocrático y cada vez concentra más el control administrativo del gobierno en la Presidencia. Ejerce presión y se entromete en los asuntos de los órganos Legislativo y Judicial, sacrificando uno de los principios esenciales de la democracia representativa, que es la separación de poderes entre los tres órganos. A su vez, los órganos Legislativo y Judicial muestran sumisión hacía el Órgano Ejecutivo al cumplir con sus “deseos” y planes, aun cuando implique violar normas legales y constitucionales.
El Ejecutivo desestima el derecho ciudadano de organizarse y de expresar sus intereses en forma democrática y de tener una participación activa en el manejo del país.
Una breve reseña de lo acontecido con la creación de la Ley 30 de 2010 ilustra estas apreciaciones:
El Ejecutivo decide cambiar la dirección de varios temas de interés nacional a través de una sola ley. La ley toca temas como aeronáutica civil, laboral, medio ambiente, seguridad nacional y justicia. Una mayoría de los diputados, los que sirven al presidente Martinelli, aprobaron el proyecto ejecutivo expeditamente.
La ciudadanía reaccionó, protestando contra la Ley 30, por inconsulta. Viola el reglamento interno de la Asamblea Nacional y viola la Constitución Política de Panamá. Se realizaron protestas en las provincias de Bocas del Toro, Chiriquí, Coclé, Colón, Panamá, entre otras. En Bocas del Toro la policía reprimió a los que protestaban. Se reportó que de parte de los que protestaban dos resultaron muertos y decenas sufrieron daños y pérdida de la visión. Por lo menos un ciudadano presentó una demanda de inconstitucionalidad contra la Ley 30 ante la Corte Suprema de Justicia. La mayoría de la ciudadanía pidió la derogación de la Ley 30.
Después de los acontecimientos en Bocas del Toro, el Ejecutivo se apuró a regalar teléfonos celulares y entregar becas escolares. Luego aportó dinero para la feria del Mar en Bocas del Toro. Acordó eliminar temporalmente tres artículos sobre el tema laboral mientras se realizaba un diálogo entre el gobierno y miembros de la sociedad civil sobre la Ley 30. Pero, paralelamente, el gobierno realizaba actos intimidatorios a miembros de la sociedad civil y sindicalistas; y lanzaba una campaña mediática en favor de “su Ley 30”. El gobierno insiste en que no hubo exceso de fuerza en la represión de las protestas y acusa que las protestas fueron instigadas por otros, no por los residentes de Bocas del Toro.
El Ejecutivo se ha mantenido firme en rechazar la idea de derogar la Ley 30, diciendo que tiene puntos buenos. Los diputados no han tomado ninguna acción para corregir la violación que ellos cometieron contra su Reglamento Interno y los magistrados de la Corte Suprema de Justicia no se han apurado en atender la demanda de inconstitucionalidad contra la Ley 30.
Un buen gobierno, democrático y participativo, cumple y hace cumplir la ley; eleva la calidad de vida de la ciudadanía a través de excelencia en el sistema educativo; promueve programas efectivos y universales de salud; y crea ambientes de tranquilidad para esta generación y las venideras. Por lo que he visto, este gobierno no tiene intención de crear estas condiciones o no tiene la menor idea como realizarlas.
Ahora, le toca al pueblo velar que el derecho se mantenga encauzado.
<> Este artículo se publicó el 8 de octubre de 2010 en el diario La Prensa, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
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