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La opinión de…
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RAFAEL CARLES –
lifeblends@cableonda.net
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Como ciudadano de la comuna capitalina y empresario que quiere lo mejor para Panamá, rechazo el Acuerdo que nos quiere imponer el Alcalde y su banda de asesores legalistas. El Acuerdo es inconsulto e improcedente porque fue anunciado de manera unilateral y arbitraria sin que la Alcaldía de Panamá hubiese presentado una rendición de cuentas a los residentes y contribuyentes de la ciudad capital.
Por tal razón, los empresarios se oponen y rechazan estos gravámenes que el alcalde pretende imponer sin siquiera haber probado eficiencia y efectividad en hacer un buen uso de los recursos que actualmente recibe.
Históricamente, la Tesorería Municipal presentaba a los interesados y afectados un proyecto de aumento tributario antes de ser llevado al Consejo Municipal, para poder así presentar ideas y ofrecer aportes al documento. Por eso planteamos enérgicamente nuestra posición de solicitar la derogación inmediata del Acuerdo hasta que el mismo sea discutido y analizado responsablemente. Sabemos que por lo inconsulto e improcedente del mismo, este Acuerdo ha encontrado el rechazo unísono de todos los gremios del sector privado del país, así como también del Ejecutivo y el resto del Gobierno Central.
En particular, nos preocupa temas como los conceptos de contribuyente y agentes de retención, además de que se introduce la figura de la declaración mensual de impuestos. También aflora la figura de alícuotas, sin tomar en cuenta si hay pérdidas o ganancias. La Cámara de Comercio, Industria y Agricultura de Panamá, por ejemplo, considera que este Acuerdo inconsulto e improcedente introducirá aumentos excesivos al sector privado capitalino, afectando a sectores económicos que realizan importantes aportes tanto al fisco nacional como a la Alcaldía de Panamá. Incluso, su Centro de Estudios Económicos (CEECAM) realizó un estudio pormenorizado del nuevo esquema de impuestos, encontrando un idéntico parecido al extinto CAIR.
Igualmente, el aumento que se hace a distintos sectores económicos es desmedido, llegando a representar en algunos casos hasta más del 3,000 por ciento, lo que pudiese llevar a muchas empresas a considerar cambios drásticos en sus operaciones, además de emigrar a otro distrito o peor aún de reducir personal.
Insistimos que se trata de un impuesto inconsulto e improcedente, del tipo de cascada que finalmente afecta a los consumidores, dado que le se le aplica a productos que actualmente no pagan impuestos.
En otras palabras, es un nuevo patinazo del alcalde por querer recaudar sin conocer de antemano los efectos y consecuencias de sus acciones. Las modificaciones presentadas en el Acuerdo demuestran que existen errores en la base sobre la que se formularon las alícuotas, reflejo de que no es una propuesta seria ni sustentable para los efectos de recaudación.
A los empresarios se nos invitó para que acudiéramos antes de abril a realizar el ‘Pronto Pago’ y así evitar el gravamen producto del nuevo Acuerdo. Es decir, corran que si no los agarra Bosco. Señores, en estos asuntos hay que ser más serios y responsables.
Otra preocupación es la creación de un fondo de inversión y asistencia social, donde supuestamente se beneficiarán las 21 Juntas Comunales de un fondo de US$4.7 millones, e igualmente se establece un aumento en las Asesorías al Municipio del 66%; es decir, US$ 1.4 millones más que el año anterior.
Con este esfuerzo el Alcalde ha perdido hasta su buen sentido de humor, y ya raya en lo malcriado. En su última comparecencia ante los empresarios, irrespetuosamente se retiró sin responder los cuestionamientos del sector privado. Lo que sí buscábamos era que él, nuestro alcalde que devenga un salario de nuestros impuestos, explique en qué pensaba cuando se le ocurrió semejante exabrupto. Si se hubiera mantenido en el recinto y contestado nuestras dudas, no hubiera tenido la necesidad de entablar la exorbitante campaña publicitaria que él y su banda de legalistas han concebido para atacar a la empresa privada, dando así un claro ejemplo de su capacidad de despilfarro y un mal manejo de los fondos de los contribuyentes.
Y sobre su frase de que no dará marcha atrás, le recuerdo que al último que tuvo la osadía de decir tal estupidez, hoy se encuentra postrado entre barras y sin saber a dónde ir. Mucho cuidado que cuando las autoridades, sean quienes sean, hacen las cosas por terquedad, siempre terminan igual: solos y olvidados.
Este artículo se publicó el 25 de enero de 2011 en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos, lo mismo que al autor,
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