Truhanes con máscaras de militares o de políticos

La opinión de…..

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Marco Julio de Obaldía


Inicio este artículo por aclarar que siento respeto y admiración hacia aquellos militares que cumplen con la sagrada misión de defender a su país de enemigos foráneos. Estimo que en el mundo hay más estatuas erigidas en honor a militares que a ciudadanos meritorios que han seguido otros derroteros.

Admiro y respeto también a los políticos honestos que mantienen sus ideales y no claudican ante adversidades; los admiro aun cuando no concuerde con sus filosofías políticas.

Panamá es un país neutral por antonomasia y así lo estimaron los próceres. En lo relativo a políticos, considero que todos somos o debemos serlo aun cuando no estemos inscritos en partido político alguno.

En nuestro istmo algunos truhanes usaron máscaras de militares o de políticos cuya única ideología ha sido la de desvalijar las arcas del Estado y conservar el poder para continuar haciéndolo.

La dictadura aumentó la deuda pública en un 3,500% y como consecuencia de ello, el PRD es el partido con mayor membresía, mejor organizado y más aglutinado, porque en este país más que la sangre une el dinero y más que la virtud y la moral unen el vicio y la corrupción.

Diversos ciudadanos bien intencionados han exteriorizado su repulsa a los “políticos” hasta el punto de pretender vedarles el acceso a asuntos típicamente políticos, esto es como vedarles el acceso a quirófanos a los cirujanos.

Irónicamente, ya tuvimos un período sin políticos; esto ocurrió tras el golpe de Estado. La filosofía prevalente era “sigue la línea y pecho en tierra”.

Como consecuencia de ello, solamente nuestro engranaje legal está poblado de lagunas, contradicciones y ripios, sino que además los contratos millonarios como los de los corredores adolecen de ambigüedades que favorecen a las empresas foráneas por aquello de la “seguridad jurídica”.

Naturalmente que esto (como el potrero multifianza) no puede ser obra de la casualidad.   Nuestros togados dominan la lengua de Cervantes y los negociadores de contratos no son inocentes, ni cándidos ni ingenuos y seguramente han de ser capaces de aclarar tales ambigüedades y deberían hacerlo, de lo contrario flotaría en el ambiente el enigma y la duda acerca de quién y cuándo se generó tal ambigüedad.   Creo que por lo menos nos merecemos que se nos aclare eso, ya que si no se condena a los culpables, podríamos ir eliminándolos políticamente.

Usted, estimado lector, conoce todo esto y sabe que hay muchísimo más como la inseguridad ciudadana que aumentará exponencialmente por la guerra contra las drogas que perderemos y que no nos corresponde pelear.

La distribución de la riqueza en nuestro país es una de las peores del planeta y esa desigualdad continuará aumentando debido a la abismal distancia entre la educación pública y la privada; recuerde que una de las tareas que se impusieron los próceres –y que fue continuada durante varias décadas– fue la de llevar la educación a todo el país y esa llama juvenil de ideales consustancial a la juventud fue tronchada cuando el PRD absorbió las dirigencias estudiantiles las cuales, como Cronos, devoraron a sus hijos y la educación, devino en populista.

Mucho, muchísimo hemos pecado como sociedad y dejamos en herencia a las generaciones futuras un entramado saturado de inconsistencias.

Al percatarse Pandora de las consecuencias de su curiosidad, cerró de golpe la caja y quedó en ella únicamente la esperanza. Esperanza sí tengo y la baso en esa mitad de la historia que ha permanecido oculta y que es la más valiosa.

Creo que la mujer, responsabilizada de perpetuar la raza humana, que en nuestro país tiene tanta o más preparación académica que su contraparte, que en los momentos difíciles no duda en afrontar las peores adversidades, que por el bien de sus hijos llega a los más heroicos sacrificios, que por formación milenaria es custodio de virtud y pudor porque se ha percatado del fracaso evidente del varón y por el inconmensurable amor a sus hijos, encontrará la manera de rectificar el rumbo de nuestra Nación aunque esta noble tarea le tome generaciones.

Otra solución no veo ante tanta sumisión, tanto abuso, tanto latrocinio, tanta impunidad y tanta cobardía.

P.D. He leído la columna del Arq. Rodrigo Mejía Andrión (La Prensa, sábado 6 de marzo) en la cual indica que el director de Obras y Construcciones Municipales dictó órdenes de suspensión para ciertas estructuras “pero es el corregidor quien debe suspender…” y no lo han hecho;  hay más de 20 casos en las mismas condiciones. Considero esto muy grave   ¿será otra “laguna” de la ley y llegamos al final de la línea? porque no creo que estemos para mazazos.

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Artículo publicado el 10 de Marzo de 2010 en el diario La Prensa, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Charadas y adivinanzas

La opinión de ………

Marco Julio de Obaldía

El lenguaje corporal es muchas veces más elocuente que las palabras.  El niño mira al padre y a la madre y sonríen; esta mímica es un talismán para la armonía familiar. En la escuela miramos a la maestra procurando adivinar su estado de ánimo; más tarde hacemos lo mismo con nuestros superiores hasta el punto de que, a veces, imperceptiblemente tendemos a imitarlos. Es un juego de charadas.

Tenemos un Presidente con una personalidad que no encaja dentro del marco del político tradicional. Se trata de un hombre emprendedor, laborioso y sagaz que, junto con su familia, ha contribuido a incrementar grandemente el patrimonio familiar sin recurrir a cuestionables ayudas gubernamentales y turbias componendas (puesto en palabras de Cervantes) “como es costumbre y mala usanza de los de (otra) ralea”.  (Por ello me ha molestado la majadería de los bordados; a la postre esto da una prueba más de laboriosidad familiar).

El Presidente, acostumbrado a navegar en los mares procelosos de la empresa privada, ha de estar habituado a asumir riesgos calculados y a esperar resultados en forma rápida. Este proceder, afianzado a través de décadas de constante labor es consustancial a su personalidad y su lenguaje corporal no puede sino transmitir esta actitud.

Sin embargo, aquello que para él es rapidez habitual, para algunos de sus colaboradores quizás refleja “precipitud” que conduce a lo contrario de lo que se busca pues atrasa los asuntos públicos, impacienta a los funcionarios y transmite una imagen nada halagadora que, en futuras contiendas políticas será esgrimida por los adversarios.   A cada funcionario le corresponde laborar eficiente y honestamente, al ritmo que le sea propio y sin obviar ninguno de los requisitos de Ley.

Dentro de esta charada y mensajes corporales, aunado a muy escasa información, se trasluce que hay intenciones de explotar la mina de cobre de Cerro Colorado, parcialmente ubicada dentro de la comarca indígena.

Hace más de siete décadas, oí en la plaza de Dolega por primera vez la frase: “donde hay dos chiricanos, uno solo no pasa trabajo”. En contadas ocasiones la he vuelto a escuchar e incluso la he usado.

Bajo la bota férrea y mano dura del primer tirano se pretendió explotar la mina. En ese tiempo, como se sabe, los medios de comunicación estaban controlados, el tirano era la Constitución, gran parte de los asesinatos y expatriaciones habían ocurrido, la gula del PRD y sus amigotes era saciada por Cofina y nada parecía evitar que la lluvia ácida cayera sobre la región ngäbe–buglé y todo el oriente chiricano. Cerro Colorado se detuvo y atribuyo el mérito a la oposición unitaria del pueblo chiricano y al respaldo del resto del país.

Mucha agua ha corrido bajo el puente desde aquella época, muchas cosas se han transformado grandemente, en especial la ecología y las comunicaciones, de modo que iniciar un proyecto que indiscutiblemente ha de deteriorar el ambiente y traer vicio, luto y dolor a humildes campesinos no parece ser una buena política. Si es por dinero, bastante hemos corroborado recientemente y una vez más lo que nuestra sociedad, y en particular los políticos, saben hacer con el dinero.

El verdadero mal, el cáncer que tenemos es el PRD. El PRD hijo de la dictadura estuvo en el poder durante 21 años, ha ganado dos elecciones y continúa siendo el partido mejor organizado y con mayor membresía en el país.

Así como Moisés vagó por el desierto, durante 40 años antes de que el pueblo entrara a la tierra prometida, así mismo, el PRD debería expirar al menos 20 años, cuatro períodos electorales para permitir que el personal no contaminado, que sí lo tienen, logre dirigir el partido.  Por tanto, sería una decisión asaz temeraria y destinada al fracaso la de pretender explotar la mina de cobre y convertir a la provincia de Chiriquí y parte del resto de la República en adversario de la coalición de partidos hoy en función de gobierno; el ciego e irracional voto de castigo beneficiaría únicamente al PRD al cual le entregarían el poder una vez más aun cuando hubiese segunda vuelta electoral.

El Presidente debe meditar acerca de la ruta que va a seguir porque, después de Dios y la familia, no queda más que la patria y a las personas de más alto rango más responsabilidad les cabe. Por favor, cambien de estrategia, ya que rectificar errores es de sabios y enmendar errores políticos es de estadistas.

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Artículo publicado el 13 de febrero de 2009 en el Diario La Prensa, a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde.

El huevo huero

La opinión de…..

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Marco Julio de Obaldía


Hace muchísimos años, siendo yo niño y viviendo en Dolega, mis parientes y yo estuvimos muy esperanzados y atentos porque observamos una actividad insólita en la cocina de leña y el comedor contiguo. En la mesa del comedor había harina, azúcar, leche, huevos y aparejos como los veíamos en pocas ocasiones; concluimos que comeríamos algo sabroso, pero nos quedamos con “los moños hechos” porque alguien, distraídamente, echó un huevo huero en la mezcla y todo fue a parar a la letrina que había en el patio.

Merecedora de terminar en la letrina es nuestra Constitución ordenada por y confeccionada para un tirano. Se le han hecho costuras aquí, injertos allá, pliegos acullá, y continuarán haciéndose, pero éstos a la postre tienen el mismo efecto que la cirugía plástica en actores y actrices ya que lo medular consiste en el desequilibrio entre los tres poderes del Estado y eso podríamos decir que es congénito porque fue hecha para un tirano.

Es mi opinión que este engendro que le hace daño al país, también le hace daño al mandatario porque atrae y fascina a los cortesanos quienes, por carecer de poder, aconsejan al poderoso a abusan de él.

Veinte años, 20 largos años y cuatro administraciones, dos arnulfistas y dos PRD han pasado desde la caída del último tirano y ¿qué tenemos? Un sistema donde la legalidad, la justicia y la moral discurren vertientes divergentes y cada vez se hace más notoria la existencia de un nivel sobre el cual algunos ciudadanos son impunes; los de abajo, que se joroben.

Además de los 20 años en “democracia” esa misma Constitución nos rigió 20 años durante la dictadura. Para comenzar, siguiendo el viejo lema de “divide y vencerás”, atomizaron el espectro político con los 505 representantes de corregimiento; desde luego que era imposible en tales circunstancias que los militares perdieran el control de tan heterogéneo y populista grupo, creo que solamente hubo dos independientes que votaron contra el tratado de Montería a pesar de la presencia amenazante de último tirano. Tuvieron la osadía de que ese cónclave nombrara dos presidentes (escribo estas cosas porque los viejos las sabemos, pero ¿lo saben los jóvenes?).

Es claro que una Constitución elaborada de tal manera, con una gran concentración de poder en una sola persona, es muy difícil que sea sustituida por la clase política, ya que si hay algo que atrae a los políticos es precisamente el poder; ese poder que busca el político, que desconcierta y turba al seguidor honesto, que fascina al timorato y que llevado a extremos (la historia nos lo enseña) constituye una droga a la cual no debería ser expuesto ningún ser humano. Además de concentrar el poder, ese adefesio elaborado hace cuatro décadas debe ser sustituido en su totalidad ya que durante ese período ha habido transformaciones tan profundas en las sociedades que nuestro país, más que muchos otros, debería elaborar una Carta Magna moderna en la cual se ventilen temas tales como la ecología entre otros, así como los cambios tecnológicos y socioeconómicos. Finalmente, pretender que este mamotreto perdure a través de los siglos, más que una majadería constituye un acto de soberbia.

Esta época actual, propicia para buenas intenciones y propósitos altruistas, me lleva a sugerirle a usted, sobre todo si es joven, que por el bien del país, por el bien suyo y de las próximas generaciones se haga el propósito de conocer mejor la Constitución que padecemos y que, en grupos de estudio y análisis, en forma totalmente objetiva y desinteresada, procure formarse una opinión de qué sistema político le parece apropiado para el país y qué tipo de Constitución deberíamos tener.

Le parecerá una ardua tarea y un esfuerzo similar al de pañuelos blancos contra perdigones, manguera, palo y cárcel, pero ya sabe cuál fue el resultado de lo anterior.   Si llegase a haber un gran número de ciudadanos comunes con el ferviente anhelo de tener una nueva Constitución cónsona con los tiempos modernos y con las características de nuestro país, en algún futuro próximo o lejano, esa Constitución será una realidad y usted, por más humilde que sea, será uno de sus arquitectos.

¡Que en su hogar haya paz y armonía!

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Publicado  el   13  de  enero  de 2010  en   el  Diario  La  Prensa, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Marihuana – Marijuana

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La opinión de…..

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Marco Julio de Obaldía
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La mayoría de las guerras son generadas por el deseo del país agresor de apoderarse de algo que posee el agredido.

A la postre, se quiere disfrazar con nombres heroicos el pillaje.   México fue agredido por los españoles quienes se llevaron todo lo que pudieron; posteriormente fue agredido por su vecino del norte y perdió gran parte de su territorio.

Al invadir el territorio mexicano, los soldados de caballería vistiendo sus uniformes verdes, se animaban cantando “Where the green goes…”, de allí el apelativo de gringos que no tiene nada de ofensivo.

En tales guerras de conquista, desde Alejandro y aun antes, los invasores han adquirido hábitos, costumbres y vicios propios de los territorios invadidos.   En el norte de México había una cantina, bodegón o pulpería cuya dueña se llamaba María Juana y los parroquianos le decían La Marijuana.

La Marijuana cultivaba una hierba que se hizo popular entre los invasores y estos, al retornar a su tierra, a falta de otro nombre, le dieron a la hierba el de la señora.

Como se puede apreciar, fueron fieles tanto al nombre como a su ortografía para pronunciarla tal como habían oído en México: “marijuana”. Debo aclarar que las cosas que he mencionado no las he leído sino oído, las repito porque parecen tener sentido, aunque quizás no sean ciertas.

Hace muchos años, en Panamá llamaban a la hierba canyac y no había peor insulto que el de decirle a alguien canyaccero.   Pasaron los años y, como en cuentos de hadas, la hierba retornó al istmo con el más sofisticado nombre de marihuana; era chick, estaba en onda y era introducida en los altos círculos por jóvenes que estudiaban en EU.   Tenía el glamour de su nuevo nombre y origen, y por el hechizo de lo prohibido, del reto y de la audacia, no fue raro que su uso creciera exponencialmente.

Cosa distinta es la hoja de coca, cuyo uso está popularizando el Presidente de Bolivia.   Los incas consideraban que dicha hoja era un regalo de los dioses y puede ser masticada controladamente sin grandes consecuencias; de hecho, quienes visitan La Paz y son afectados por el mal de montaña que llaman soroche, toman té o mate de coca como medicamento.

Es natural que los científicos se interesaran en escudriñar las extrañas propiedades de la misteriosa hoja y produjeron la cocaína para fines medicinales.   Lamentablemente, el mismo impulso de develar lo desconocido y lo prohibido ha llevado a la humanidad a consumir el alcaloide sin control ni límite llevando a muchas personas a degradaciones extremas que han terminado en el sepulcro.

La famosa bebida Coca Cola tuvo en sus orígenes pequeñas dosis controladas de cocaína, pero dejó de usarse porque en casi todos los países del mundo existen leyes que prohíben el consumo indiscriminado de la cocaína.

La demanda por la cocaína ha aumentado muchísimo lo mismo que su precio y los traficantes procuran hacer llegar el producto a los mercados más redituables y, para ello, mantienen organizaciones en todos los países a lo largo de sus rutas.

Mientras más corrupta una sociedad, más libremente circula la droga y quienes reciben beneficios económicos están ubicados en todos los estratos de la sociedad. El flagelo debe ser combatido, pero más que con armas con educación y con aquello que clamaba la alianza civilista: justicia.   Justicia eficaz, real, verdadera y pronta.

Aparentemente las naciones están procurando tímida y zigzagueantemente, permitir el consumo de la marihuana, pero limitando su venta, creo que se están enredando más que en Honduras, pero de alguna forma saldrán del laberinto. Si al consumidor lo obligan a acudir al traficante, crean el mismo nudo que se creó con la ley seca.

Con respecto a la cocaína, se trata de otro cantar.   Para nadie es un secreto que estamos inmersos en una guerra abierta, guerra en la cual no habrá sino víctimas y que nunca será ganada con las armas ni la tecnología porque a los traficantes les interesa poco a cuántos o a quiénes maten o encarcelen.   Ellos, como monstruos mitológicos tienen la capacidad de rehacer sus redes tantas veces cuantas sea necesario.

De hecho, mientras no se legisle universalmente sobre el uso controlado de las drogas y se siga con la persecución, su costo al detal seguirá subiendo y la corrupción, lavado de dinero, etc., también.

Por esta razón creo que el presidente Martinelli es un hombre afortunado, ya que a seis meses de haber tomado posesión, el 10% de su mandato, tiene la oportunidad en el campo de la justicia, de tomar una decisión tan trascendental como la del metro, o los 100 a los 70, se trata de la escogencia de dos miembros de la Corte.

Mi padre decía que los refranes son evangelios chiquitos; efectivamente, como “cantos rodados” han pasado generaciones y si se siguen usando es porque algo bueno enseñan. Hay uno, muy conocido, que dice: “Más vale malo conocido que bueno por conocer”.   Los viejos conocemos del valor de este consejo.

No soy jurista, sin embargo he leído lo que los medios divulgan acerca de los fallos de la Corte. Como norma he leído cuidadosamente la sustentación de sus opiniones del magistrado Adán Arnulfo Arjona; por cierto que no creo que el magistrado Arjona gane un concurso de popularidad dentro de su cónclave, pero sí creo que es respetado por sus pares.

Anteriormente escribí que el ex presidente Torrijos Espino, en mi opinión, había acertado en la escogencia de los dos magistrados por él seleccionados. Creo que estas acciones son trascendentes y, por ello, opino que el presidente Martinelli le haría un gran servicio a su administración y a la patria si aprueba la reelección del magistrado Arjona, pues, los ciudadanos de este país anhelamos que se haga justicia y ésta, como la lluvia, debe venir por gravedad, desde la Corte hacia abajo.

Muchísimos son los ciudadanos que han salido impunes de casos en los cuales la macarucia disfrazada de “legalidad” ha prevalecido sobre la moralidad y la justicia; es en esta esfera sin armas, sin derramamiento de sangre, donde se debe combatir no solo el tráfico de narcóticos sino también toda una gama de inmoralidades que personalidades “impunes” pretenden legalizar.

Drogas hemos tenido desde el principio de los tiempos, creo que la educación a largo plazo, apoyada por un sistema judicial serio, podrán no erradicar las drogas, pero sí limitarla y permitir que en el futuro las familias no tengan que pasar las angustias que pasan los padres hoy día.

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Publicado el  5 de diciembre de 2009 en el diario LA PRENSA, a  quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde.

Paralelismo regional

La opinión de…..

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MARCO JULIO DE OBALDIA

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Paralelismo regional

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Es preciso aclarar, ante todo, que la indulgencia presidencial para “meter la pata” no ha de tomarse como una patente de corso.   Si salimos de nuestras fronteras y observamos lo que ocurre en Honduras, nos percatamos de que efectivamente “los locos somos más”.

Considero que la salida propuesta por Panamá desde el inicio ha sido sensata, y si no aparentó acogida de parte de sus pares (quizás por estrategia diplomática), sí ha prevalecido a la postre con la “solución” a la cual han arribado.

Tal como fue palpable durante todo el conflicto, la soberbia fue un personaje primario y quizás continuará siéndolo.

Mi profesor de lógica en el Instituto Nacional nos dijo en una ocasión que el ser humano es el único animal racional, por consiguiente, es el único que puede actuar irracionalmente. He tenido ocasión de comprobar esto muchas veces y el caso de Honduras es una de tantas.

Si he interpretado bien el contenido del acuerdo, le corresponderá a la Corte Suprema de Justicia dictaminar si Zelaya puede asumir nuevamente la Presidencia y al Congreso, la conformación de un gobierno de unidad nacional.

También he leído que los presidentes de Venezuela y de Nicaragua solamente reconocerán el nuevo gobierno si Zelaya lo preside… En mi lejana juventud decían en mi humilde pueblo que más vale un mal remiendo que un buen agujero, y los doctos miembros de la OEA habrán de idear alguna solución que permita a los hondureños elegir su próximo gobernante.

En Panamá, como en Honduras, ha surgido una situación que, hasta donde tengo conocimiento, está estancada; se trata de compra de ambulancias para el Ministerio de Salud.

También aquí la lucha de titanes ha propiciado la entrada al escenario de ese personaje de mal agüero, nunca bien venido, que es la soberbia.

Quienes han seguido este tema a través de los medios han de tener un criterio formado con respecto al asunto, por tanto, no considero apropiado de mi parte expresar mi opinión, toda vez que no contribuiría a solucionar el problema y podría ser contraproducente.

El año próximo entrará en ejercicio una nueva contralora; me parece indebido que sea recibida con un problema tan polémico sobre su escritorio, máxime cuando gran parte de la población tiene una opinión formada, además el asunto ha debido haber sido analizado prolijamente por personal de carrera de la Contraloría, formado por funcionarios que serán subalternos de la nueva contralora y porque los adversarios abiertos y solapados de la presente administración gubernamental, seguramente han perfeccionado una estrategia para atacar y desprestigiar a la nueva funcionaria en cuanto se posesione.

Es por tanto aconsejable que, al igual que en Honduras, en este caso menos notorio, se busque otra fórmula que conduzca a la solución diáfana del problema.

La urgencia por las ambulancias, existe, sin lugar a dudas, como también existen otras urgencias, pero ninguna amerita que personal probo y honesto arriesgue su buen nombre y el de su familia ante la opinión pública y eche por la borda toda una vida de rectitud, pulcritud y decoro.

Por todo ello y con el debido respeto, sugiero al Sr. Ministro de Salud que retire la solicitud presentada ante la Contraloría y proceda a confeccionar nuevos pliegos de cargo a fin de permitir que el Ministerio a su cargo adquiera las ambulancias que sean requeridas dentro de los plazos mínimos establecidos por las normas legales que rigen la materia.

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Publicado el 4 de noviembre de 2009 en el diario LA PRENSA, a  quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde.

Un asunto de todos

La opinión de….

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Marco Julio de Obaldía

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Un asunto de todos

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Procuré aclararle un concepto de matemáticas a mi nieto que cursa el cuarto grado y le dije: “esto lo aprendí en la escuela pública de Dolega”.  El niño me miró y me preguntó incrédulo:  “¿en una escuela pública; cómo pudiste aprender esto?”.  Tal reacción franca de un niño inocente me produjo una profunda tristeza, máxime porque sé que no ha escuchado tal cosa en su hogar.

No quise explicarle que siempre estudié en colegios públicos y que mis hermanos y yo estudiamos en el Instituto Nacional que, durante muchos años, fue el mejor colegio secundario de la República.

Súbitamente, “la loca de la casa” –como llamaba a la imaginación el inolvidable profesor de filosofía y lógica del IN, Dr. Américo Valero– me transportó a la plaza de Dolega.   La escuela de Dolega no tenía un edificio que la albergara;   había salones de clases en algunas de las casas de quincha del poblado.

A falta de edificio, el espíritu cristiano de “enseñar al que no sabe” existía robusto y fuerte, sobre todo en el grupo docente que, en reciprocidad, recibía el respeto y cariño de todos los habitantes del humilde poblado.

Cuando jugábamos en la plaza y pasaba el sacerdote o la maestra, deteníamos el juego y nos poníamos de pie y en silencio hasta ver la silueta a distancia.   Quizás, pienso ahora, eso suplía en parte las lluvias y las noches a la luz de las lámparas de kerosene corrigiendo dictados y composiciones.

No puedo precisar cuándo comenzó el colapso de la educación pública, pero uniendo cabos sueltos, creo vincularlo al momento en que el sacerdote y la maestra fueron suplantados por el cabo y el sargento.   En la graduación de un colegio secundario en David, el discurso de fondo lo pronunció el militar encargado de la región y en la parte medular expuso: “Yo prefiero alumnos de ‘tripa’ a alumnos de cinco”.   Así encapsuló y sintetizó en breves palabras la filosofía educativa castrense. “Tripa” en el jovial léxico de esos militares significa tres.

Si a esto se agrega que el populismo produjo la frase: “profesor que fracasa, el fracasado es el profesor”, tenemos la mesa servida para el colapso total de nuestra educación pública.   Aunado a esto la clausura de la Universidad, la jubilación forzada de gran parte del profesorado, la corrupción gradual de líderes estudiantiles, el populismo barato en la universidad y colegios públicos; todos estos ingredientes combinados no podían apuntar sino a que lo que se buscaba era variar, como se trató, el programa educativo y sustituirlo por el de Perú bajo Velasco Alvarado.

Quienes amortiguaron el derrumbe fueron los educadores que, como un haz de voluntades, y retando heroicamente a los tiranos, organizaron dos muy nutridas manifestaciones, una contra el primero y otra contra el último tirano. Estas manifestaciones, que fueron como un soplo de aire fresco para muchísimos espectadores, trajeron no solamente aplausos sino también lágrimas de alegría a gran parte de la población civilista.

Justo es reconocer que hubo ministros y personal administrativo que procuraron encauzar bien la educación pública, pero poco podían hacer contra los lame botas y las consignas emanadas del cuartel de la avenida A.   Una simple mirada de bulto a lo actuado por la pasada administración nos revela que el PRD mantiene su filosofía original en cuanto a educación pública se refiere.

El reto que se presenta al Ministerio de Educación es casi apocalíptico, pues en adición a la ya conocida debilidad académica, que data de tiempos de la dictadura, notamos que los rapidísimos avances tecnológicos hacen obligante la orientación y enseñanza de conocimientos básicos de tecnologías que varían y se perfeccionan día a día.

La notoria deficiencia de la educación pública ha dado margen al éxodo masivo de estudiantes hacia colegios privados.   Los padres y principalmente las madres, todas las madres, hacen lo que esté a su alcance para ayudar a sus retoños y, la mayoría de aquellas que tienen los recursos para hacerlo, han optado por matricular a sus hijos en colegios privados.

Puedo considerarme afortunado porque comencé mi labor como profesor antes del golpe de Estado y me jubilé hace muchísimos años, de manera que tuve la satisfacción de tener muchos (as) estudiantes magníficos (as) egresados de colegios públicos.   Para mí es claro que este lastre que nos han dejado la dictadura y el PRD, que para mí son sinónimos,  no es nada menos que un tumor maligno que,  de no ser extirpado nos llevará a las “maras” con la secuela de autos blindados, guardaespaldas y secuestros.

Creo que estamos a tiempo para evitar esta catástrofe y la solución comienza por devolver la esperanza de un mejor porvenir a esa humilde gente que hoy vive en los ghettos.   Cualquier sociedad que espera que todo se lo resuelva el Gobierno indefectiblemente caerá, tarde o temprano, bajo una dictadura.   Por tanto dejemos que el Gobierno haga lo suyo, pero es asunto de todos laborar en procura de mejorar la educación en general y especialmente la de las clases humildes, y así permitir que en ellas germine la esperanza de lograr un trabajo y una vida digna.

Algunos medios impresos han iniciado una labor encomiable en este sentido, pero es preciso que los medios audiovisuales, la televisión, también lo hagan. Sé que deben adaptarse a sus patrocinadores y éstos posiblemente sostengan que ellos patrocinan los programas que el público solicita. Respecto a este argumento, recuerdo haber leído que en tiempos de Cervantes y Lope se decía a quienes con el público trabajasen que “si el público, cada vez que le sirven paja, come paja; cada vez que le sirven heno, come heno”.   Claro que así se forja un siglo de oro.

Soy pragmático y no espero un cambio radical, pero recuerdo haber gozado programas más edificantes: biografías, teatro, ciencia, conciertos, etc.   Quizás se pueda lograr en equilibrio razonable, dar esperanza, horizontes a la juventud, quizás hacer concursos entre estudiantes de distintos colegios y así evitar males mayores.

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Publicado el 19 de septiembre de 2009 en el diario La Prensa; a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

El nuevo inquilino

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El nuevo inquilino

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Marco Julio de Obaldía
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Dicen que “sólo el que viene de fuera sabe a lo que huele el cuarto del enfermo”. La enfermedad endémica en Panamá, que amenaza transformarse en epidémica, es la corrupción.

El nuevo inquilino, increíblemente, sintió olor a gasolina, a cebolla dañada, a mochilas para niños y otros olores similares; cuando se investigue, como sin lugar a dudas se investigará esto, posiblemente los “culpables”, como en los “juegos de antaño”, serán los más pequeños y algunos amparados por la carrera administrativa.

El nuevo inquilino (“el águila no caza moscas”) no se ha detenido allí, sino que ha pasado a las grandes ligas con la frase “¡se acabó el relajo!”, que resonó en Amador.

Lamento que el nuevo inquilino del Palacio de las Garzas se haya sentido forzado a asumir actitudes como estas y hubiese preferido verlo acompañado por un representante del poder judicial, pero creo que la gran mayoría del pueblo panameño las aprueba; quienes por él votamos, apoyamos estas inusuales y extremas decisiones y desearíamos que hubiesen sido innecesarias y que no se repitan, pero cuando la gangrena avanza hay que actuar con premura y, en este caso, quien da el ejemplo es el Presidente, electo por una amplia mayoría de un electorado heterogéneo que siente que su decisión tomada el tres de mayo pasado fue acertada.

Por el contrario, quizás algunos de los que escogieron la otra vía, estarán pensando que no fue sabia su decisión.

La actitud del actual Presidente contrasta radicalmente con la de su predecesor, basta con recordar lo ocurrido con la cinta costera o en el parque perdido en Punta Pacífica, con la del actual mandatario en Amador.

El “cambio” ha trascendido nuestras fronteras ya que la primera salida del país del Presidente ha sido en su avión privado, con altos funcionarios, a Costa Rica, a trabajar; esto no es lo mismo que una visita a un magnate contratista en una playa del Atlántico.

Me apena y entristece pensar en los (las) jóvenes que hace apenas un lustro creyeron en los cantos de sirena del “cero corrupción”. Ellos y ellas fueron sinceros y anhelaban que se cumpliese, pero notaban que día a día este sueño se les escapaba y se convertía en quimera y pesadilla. Pienso también en sus padres, muchos de ellos orgullosos de que sus retoños tomasen sus decisiones ciudadanas y sufrieron viendo que luego caían en una celada magistralmente diseñada por quienes los engañaron para aprovechar la energía y los bríos propios de su juventud.

Ellos (as) deben reflexionar y, manteniendo su decisión de ayudar a su país, analizar el rumbo que han de tomar, pero con menos candor, con más análisis y más reflexión. Sería injusto decir que todo lo actuado por la pasada administración fue negativo; entre las cosas positivas que hubo quiero destacar la selección de dos de los magistrados a la Corte Suprema de Justicia.

Si el actual mandatario acierta (como el anterior) en seleccionar personal honesto y calificado para esa augusta corporación, entonces sí podré creer que nos acercamos a aquel anhelo vibrante de la Cruzada Civilista que en todas las marchas clamaba por justicia.

Por otra parte, se ha comprobado hasta la saciedad el viejo adagio que destaca la malignidad de una manzana podrida entre noventa y nueve sanas de manera que una sabia escogencia del actual mandatario podrá evitar o incluso erradicar la posibilidad de que, en el futuro, un nuevo inquilino del Palacio de las Garzas, con pabellón nacional en la mano se vea obligado a repetir: ¡se acabó el relajo!”.

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Publicado el 22 de julio de 2009 en el diario La Prensa, a quien damos, al igual que al autor, todo el crédito que les corresponde