La necesidad de una constituyente

La necesidad de una constituyente

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José M. González C.
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No hay que tener una piel supersensible para sentir la leve brisa que vuela a lo largo y ancho del fértil suelo istmeño.

Al sentir el acariciante beso dado por la benéfica brisa nos damos cuenta de que ella viene cargada de la germinante semilla que el pueblo de “los locos somos más” esperamos con ansiedad: la constituyente.

Los retrógrados del PRD con su cacofónico “como lo dijo Omar” se niegan a cultivar la semilla constituyente con inaudita tozudez. Su argumento es que la Constitución vigente es la hija predilecta de Omar. ¿Por qué no dicen “como lo hizo Omar”? Sencillamente porque con su gorilezco “como lo dijo Omar” pretenden que el pueblo olvide que Omar Torrijos ahogó en sangre al pueblo panameño.

Si el señor presidente Martinelli escucha con esmerada atención y muy respetuosamente el unísono palpitar de los vigorosos corazones de “los locos somos más” ha de oír que es imperativo la demolición de la montaña de obstáculos que con osadía defiende la demencial corrupción del partido de “Patria Nueva”.

Si el señor Presidente en verdad anhela que “un Panamá mejor llegue a todos los panameños”, ha de decapitar de certero machetazo el mamotreto militaroide llamado Constitución Nacional.

Si el señor Martinelli, elegido Presidente con el abrumador 61% de los votos libremente emitidos en un certamen netamente democrático, deroga la Constitución no cometería el más nimio delito de lesa patria, puesto que la Constitución actual no representa el más mínimo sentir de “los locos somos más”.

Es incuestionable que si el señor Presidente declara muerta, por obsoleta, la Constitución Nacional, obviamente tendría que clausurar la Asamblea Nacional. Drástico, pero inexcusable. De no hacerlo, el cambio sería colorete en los achurrados pómulos de los alcahuetes de “los mismos de siempre”.

El Presidente tiene que olvidar si está violando o no caducas leguleyadas y tomar como verdad irrefutable que el Estado debe y tiene que marchar cónsono con las ideas de futuro y no con resabios militaroides.

En todas las Constituciones habidas en Panamá está el artículo “no habrá fueros ni privilegios”. Irónico. Porque lo que sí ha habido y hay en abundancia son tsunamis de privilegios y canonjías que inundan los bolsillos de bellacos y malandrines que al abordar la nave del Estado enarbolan el pasaporte de la impunidad que les permite “entrar limpios y salir millonarios”.

Puesto que el gobernante de “los locos somos más” se ha comprometido solemnemente a enrumbar la nave del Estado por amplias e iluminadas autopistas de legalidad, por lógica, tiene que pisar fuertemente el acelerador del vehículo estatal a sabiendas que va a chocar con una rocosa cordillera de insólitos intereses ancestrales.

Al señor conductor de la nave de “los locos somos más” le es imprescindible derrumbar la cordillera y continuar su carrera porque de lo contrario el vehículo estatal terminaría en chatarra colmada de cadáveres de ilusiones.

Es vox populi que un elevadísimo número de los fallos de algunos jueces y magistrados son basura que contamina la majestad de la Justicia.

Por la innegable verdad apuntada arriba, es por lo que “los locos somos más” al depositar el voto lo hicimos confiados de que el señor presidente Martinelli hará que en Panamá no solo haya justicia, sino que ella sea expedita.

“Los locos somos más” tenemos la inquebrantable convicción que solo habrá justicia en Panamá cuando los investigadores y los administradores de justicia sean funcionarios honestos y tengan como mínimo diez años de no afiliación a partido político alguno.

“Los locos somos más” confiamos que el señor presidente Martinelli jamás caminará por la fangosa trocha de “más de lo mismo”.

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Publicado el 15 de julio de 2009 en el diario La Prensa a quien damos, al igual que al autor, todo el crédito que les corresponde.