Sospechas e indicios del cambio

La opinión del Locutor Radial, Politólogo y Abogado…

LUIS  CARLOS  GUERRA
guerraluiscarlos@hotmail.com

La ex embajadora de Estados Unidos en Panamá, Bárbara Stephenson, al escribir sus percepciones, no sé si habrá considerado que de no ser ciertas, tipifican perfectamente el delito de vulneración a la estima y consideración que se tiene de una determinada persona, es decir, injuria, por cuanto señalar que una persona es: ‘sospechoso de vínculos con traficantes de drogas’ plantea de por sí una lesión, menoscabó directo a la imagen de la persona a quien se imputa o dirige dicho señalamiento.

 

Ahora bien, una sospecha, es una creencia o suposición hecha a partir de conjeturas, y una conjetura a su vez es un juicio u opinión que se deduce de indicios, sospechas o síntomas.

 

La Corte Suprema de Justicia en jurisprudencia y citando a un maestro del derecho patrio sostiene que: ‘1.El indicio es un hecho que señala la existencia de otro. El indicio viene a ser así la huella, vestigio, señal, traza, o circunstancia que pueda conducir o coadyuvar al conocimiento de determinado hecho. En el derecho angloamericano se le conoce como ‘prueba circunstancial’. Este mismo ministro es señalado en otras publicaciones de estar presuntamente vinculado a tráfico de armas en Colombia; estas inculpaciones deben constituirse en circunstancias justificativas contundentes para abrir las investigaciones sumarias respectivas de oficio por parte de la Procuraduría General de la Nación a fin de investigar el posible delito, y de no encontrarse mérito legal suficiente concluir con una solicitud de sobreseimiento definitivo a favor de quien es imputado.

 

Le toca a este gobierno del supuesto cambio dar explicaciones, pero quiero recordarles lo que también expresa la Corte Suprema de Justicia en relación a la buena, mala o contradictoria justificación de los hechos que rodean al incriminado, expone: ‘Por otro lado, en fallo de 26 de marzo de 1998 se indicó que: ‘según lo expresa la doctrina jurisprudencial: si el imputado’ da una explicación plausible, hace caer el indicio.    Por el contrario, si da una explicación mala o contradictoria, refuerza el indicio permitiendo atribuir un sentido desfavorable al hecho sospechoso (Registro Judicial Marzo de 1998, pág. 323).’.

 

Este gobierno y sus representantes han equivocado el método argumentativo para enfrentar las situaciones, el ad hominem o método de vilipendiar o desmeritar a quien emite o afirma una opinión o circunstancia, sin desmeritar el contenido de la misma, crea una fuerte precepción probatoria indiciaria contra quienes se esgrimen como auto defensores del cambio y sus miembros.

 

Este artículo se publicó el 2 de febrero  de 2011   en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos,  lo mismo que al  autor,  todo el crédito que les corresponde.

El derecho a ofender

La opinión del Abogado,  Locutor de Radio  y Escritor….

LUIS  CARLOS  GUERRA
guerraluiscarlos@hotmail.com

Llegan a mi memoria trazos de expresiones del señor RICARDO MARTINELLI BERROCAL, hoy Presidente de la República de Panamá, cuando en algún momento de campaña decía, parafraseándolo, que la gente protestaba porque las autoridades no los atendían, no les solucionaban los problemas, de ahí el cierre de calles.

Paradójicamente, una vez en el poder, sanciona una ley que penaliza hasta con dos años de cárcel a quienes cierren las calles como medida de protesta.

Hoy, a un año y meses de gobierno, vuelven a impulsar, dejando manifestar intenciones dictatoriales que pareciesen encubrirse por periodos pero que se mantienen latentes en el cavilar de sus aspiraciones; un proyecto de ley para proteger al Presidente y a los Servidores Públicos de supuestas ofensas, ultrajes o vilipendios, que según sus proponentes, diputados oficialistas de Cambio Democrático, se sustenta en que ‘la comunidad panameña ha sido testigo del uso desmedido y exacerbado de la crítica y la calumnia alegre contra el Presidente de la República’.

La pregunta que surge ¿es acaso el Presidente de la República una divinidad?, por ende se le excluya del cuestionamiento e indagación permanente que inquiere la ciudadanía. Los zapatos del pueblo lo son también sus costumbres y formas de expresión, no se puede ser o no ser al mismo tiempo, por eso la principal contrariedad de un gobierno que vendió falsamente los intereses de un pueblo primero como eslogan de campaña, para después reconocerse y decidir cómo un gobierno de empresarios.

Quieren imponer a fuerza mediática que si no se está de acuerdo con sus propósitos, la población entera es reacia al cambio, que si se les critica nadie tiene autoridad moral, que si el pueblo está insatisfecho con la calidad de los servicios y la manera como manejan el país, el pueblo es inconforme.

Pretenden ahora tomar como ofensas las constantes quejas de la población, que no tiene otra forma de responder, sino con esas palabras que ellos consideran calumnias e injurias y no lo interpretan como realmente debe ser, frustración ante las promesas incumplidas.

Quién ofende primero sino aquel que toma por tontos útiles a una población que engaño con falsas promesas, cuyo gabinete se caracteriza por meter la pata e insultar a cuanta persona se le oponga o difiera; ellos han creado el animus injuriandi en cada uno de los panameños, que no es más que un animus defendi, pues al parecer, el tratar de dialogar con ellos o hacerles ver sus errores de la manera más democrática implica ser ignorados e igualmente vilipendiados o en el peor de los casos perseguidos judicialmente.

La población se siente ofendida y no interpretan como injuria o calumnia el derecho a ofender que les asiste ante tanta incompetencia.

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<> Este artículo se publicó el 9  de enero de 2011   en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos,  lo mismo que al  autor,  todo el crédito que les corresponde.

2011 el año de la vara para el cambio

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La opinión de…

Luis Carlos Guerra 

Ha iniciado el nuevo año 2011, y al parecer no se vislumbra nada halagador, dado que el primer día del año entro a regir un alza de la gasolina, alza en la cuota de seguro social, aunado al hecho de las nuevas tasas e impuestos que pretende implementar el gobierno del supuesto cambio al pueblo, dizque para sufragar servicios de calidad en la disposición de la basura y rellenar el hueco económico de sus diatribas políticas en el Municipio de Panamá; paradójicamente, antes del año nuevo, los diputados y representantes capitalinos se subieron las cuantía de sus viáticos justificando alto costo de la vida.

La realidad del cambio sigue siendo más de lo mismo hasta peor, los escándalos de corrupción, las contrataciones directas, nepotismo, amiguismo; persecución directa e indirecta contra quienes enuncian alguna crítica contundente o simplemente no se adoctrinan a la culturización mediática de sublimación, de que si no crees que es bueno eres rebelde al cambio o si fuiste presuntamente delincuente en otro partido en el nuestro te bautizamos.

El ciudadano Ricardo Martinelli Berrocal, excelentísimo señor Presidente de la República de Panamá, y representante principal del gobierno del hipotético cambio, en su Discurso de Rendición de Cuentas a la Asamblea de Diputados, volvió a reiterar las mismas promesas y los mismos banderines de campaña, que si 100 a los 70, aumento a los policías, pero en todos los sectores de política estatal fue tan general que la imaginación se pierde tratando de auscultar lo concreto de lo ideal.

Me llama la atención que utiliza una terminología propia en el argot popular religioso para dirigirse al pueblo al expresar: “Yo les pido que nos midan con esa vara. Es una vara justa y realista.” Pero condiciona esa medición a sus criterios y no a lo que realmente el pueblo necesita y espera.

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<>Artículo publicado el 11  de enero de 2011    en el diario El Panamá América,   a quienes damos,  lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.

El hipnotismo político juvenil

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La opinión del Abogado, Locutor Radial y Analista Político…

Luis Carlos Guerra 

Recientemente asistí a una convención de juventudes políticas, escuchaba, analizaba los distintos actores que inducían la agenda programática del evento. Al culminar las exposiciones me invadió una interrogante sobre cuál ha de ser el papel que debe desempeñar la juventud o juventudes en el escenario político. Mientras cavilaba con mi yo interno, mi vista se asistía de un cuadro que quizás no visualizaba ninguno de esos jóvenes o si lo preveían preferían ignorarlo, la realidad histórica de ser conducidos, inducidos, impulsados y no actores estratégicos de un proceso en el que deberían ser mas tomadores de decisiones que beneficiarios.

La construcción del evento estuvo contenida de un enfoque transicional, es decir la juventud del mañana, el mal llamado relevo generacional, que siempre he advertido debe ser intergeneracional, no así la juventud presente que puede renovar estructuras e incidir directamente sobre lo caducado de las institucionalidades democráticas de sus respectivos partidos políticos producto de sucesiones y alternancias de los mismos grupos de poder o individualidades al mando.

La juventud política panameña se encuentra adormecida, hipnotizada culturalmente por un patrón prefijado de ser la alegría de toda fiesta y no los anfitriones de la misma.

La visión llega hasta ser reconocidos como actores, pero mediatizados por el estatus quo de un sistema partidocrático que legitima como referentes conductuales de una juventud política a figuras que el propio tiempo desautoriza como tales y que se convierten metafóricamente en pastores de rebaños electorales con los cuales negocian sus posiciones de poder y necesitan reunirlos de vez en cuando para proyectar vigencia.

El respeto no debe implicar sumisión, reconocer autoridades es políticamente aceptable, pero cuando estas pierden la razón de su legitimidad pedir permiso es una cortesía no una obligación, de ahí que las juventudes políticas deben rescatar su rebeldía y convertirla en revolución.

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<>Artículo publicado el  22 de noviembre  de 2010  en el diario El Panamá América,   a quienes damos,  lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.
Más artículos del autor en: https://panaletras.wordpress.com/category/guerra-luis-carlos/

Estudiantes inferiores

La opinión del Abogado, Politólogo, Escritor y Locutor…

Luis Carlos Guerra

Me encuentro atónito. No sé si es por la vaga argumentación de los diputados que rechazaron la iniciativa de ponderar el voto de los estudiantes universitarios o por la absurda declaración del Rector Magnífico al referir que el voto de los estudiantes no puede tener igual valor porque están en un proceso de formación de criterios. 

La Constitución Política determina que el voto es libre, igual, universal, secreto y directo. Me resulta indignante el hecho que en la Universidad de Panamá, donde ha de enseñarse y donde aprendí, los valores esenciales de la democracia; se permita la argumentación política, jurídica, aberrante, de una desigualdad en la valoración de votos en atención a la posición que se ocupe dentro del recinto educativo.

La institución Universidad de Panamá es la Universidad Oficial del Estado, no es una entidad privada, por ende el régimen legal que debe aplicarse es el del cumplimiento de todas las normas que rigen al Estado, teniendo como tales también las concernientes al sistema democrático de gobierno que es regulado por la propia constitución y por las leyes electorales, éstas que solo tienen como requisitos para votar en un proceso democrático de elección el ser ciudadano panameño, aparecer en el Padrón Electoral final, presentar la cédula de identidad personal, estar en pleno goce de los derechos civiles y políticos.

El mensaje que se sigue mandando al estudiantado panameño es el de hombres y mujeres con una categoría inferior por su condición de estudiantes, contrario sensu, de los valores que dice promover la Universidad de Panamá de pluralismo y equidad, pues resulta demagógico promover estos ideales de convivencia democrática y aupar desigualdad en razón de clase y posición; que coadyuvan a deteriorar aun más la desigualdad profesional y económica de todos los universitarios de esta casa de estudios al enfrentarse a la realidad socioeconómica del país.

<> Artículo publicado el 14  de octubre de 2010 en el diario El Panamá América, a quienes damos,    lo mismo que al autor,   todo el crédito que les corresponde.
Más artículos del autor en: https://panaletras.wordpress.com/category/guerra-luis-carlos/

La democracia subsidiada

La opinión del Abogado,  Locutor  y Analista Político …

Luis Carlos Guerra 

El efecto de la campaña mediática negativa pasada, dejó en el panameño una percepción molestosa de todos los partidos políticos, en virtud de los presuntos escándalos de corrupción de casi todas las agrupaciones una vez asumieron el poder en los diversos periodos gubernamentales, sin exceptuar la actual.

La finalidad de un partido político es detentar el poder del Estado, pero este objetivo no puede ser absoluto en sí, dado que su existencia ha de basarse sobre elementos ideológicos, doctrinales; estructura organizativa que oferte acciones programáticas dirigidas al mayor interés de los electores.

Una realidad contundente es que el colectivo político que incumpla lo ofertado o se aparte de lo que la ciudadanía como electores esperaba de ellos, se somete a una conclusión de rechazo, y lo que fue esperanza en su momento se convierte en tolerancia temporal.

El Presidente de la República, Ricardo Martinelli, empresario conocedor del mundo financiero; convencido de que la mejor manera de asfixiar competencia u oposición es el cierre de los canales de solvencia económica para actuar; recordemos como quitaron subsidios a los sindicatos y posteriormente reformaron la ley, con el “chorizo”, para disminuir las cuotas sindicales y así debilitar el poder de acción de estos movimientos; pretende ahora hacer lo mismo con los subsidios a los partidos políticos.

Hay que aceptar que estos subsidios necesitan mayor fiscalización, lo que no implica que se deban utilizar para cumplir promesas retrasadas por falta de previsión, nadie discute el derecho ganado de los jubilados a merecer su aumento, pero justificar en aras de este derecho el sacrificio de un elemento consustancial al Estado Democrático, que lo es la existencia de Partidos Políticos, acerca a este gobierno hacia una dictadura clasista política de adinerados, que al menos es un poco equilibrada por el propio Estado mediante el control económico de la dinámica política partidista.

<> Artículo publicado el 5 de octubre de 2010 en el diario El Panamá América, a quienes damos,    lo mismo que al autor,   todo el crédito que les corresponde.

La sexualidad es una expresión

La opinión del Abogado, Locutor y Analista político…

LUIS CARLOS GUERRA

He observado con mucho detenimiento el tema del reconocimiento, mediante ley del derecho a elegir una orientación sexual, que busca, según sus proponentes ‘se respete el derecho a elegir nuestra orientación sexual y nuestra identidad de género, para que sea reconocido como un derecho en nuestro país’.

La Asamblea Nacional de Diputados tiene ahora en el proyecto de Ley No. 50, que da derechos a homosexuales y lesbianas y sanciona a quienes discriminen a este grupo un debate más que jurídico, moral, dado que incorrectamente, como lo apuntan sus detractores, este proyecto no posee características de inconstitucional,  pues si se lee,  da cuenta que busca reforzar el derecho de libertad de expresión y pensamiento de los ciudadanos que desean hacer pública su orientación sexual, entiéndase bajo este parámetro; heterosexuales, homosexuales, bisexuales, asexuales, transexuales y hasta se habla de la pansexualidad u omnisexualidad.

El proyecto de ley sería inconstitucional si plantease como reconocimiento la unión matrimonial de ciudadanos del mismo sexo; sin embargo, el debate de fondo es sancionar a aquellas personas que generen acciones discriminatorias contra una persona que profese, exprese, su posición acerca de cómo asume, cree, piensa o interpreta su sexualidad.

La sociedad humana tiende a ser farisea; y esto lo entendió Jesús al reclamarle a los miembros de la principal secta política religiosa judía de su tiempo, pues era de conocimiento público su hipocresía, porque fingían una moral, sentimientos o creencias religiosas que no tenían o practicaban realmente.

La línea de pensamiento puede aplicarse a los políticos del país, al tratar temas de relevancia nacional, muchas veces la población solo escucha estupefacta como tergiversan realidades para aprobar o desaprobar proyectos o acciones, a conveniencia de las coyunturas políticas o intereses personales; es decir, lo malo o lo bueno, lo será en la medida que se apegue al querer personal o económico de ‘alguien’, lejos de la esperanza de la población que creyó, confió, en ellos.

¿A quién afecta la idea que una persona pueda expresar su orientación sexual sin prejuicios?; a la familia, los niños, la religión, la moral; ¡vana hipocresía! si la realidad es que tenemos muchos más bombardeos mediáticos que inducen hacia una sexualidad libertina, que hace mucho más daño frente a la permisión legal de escoger y aceptar a libre albedrío la naturaleza de la propia concupiscencia como un derecho inalienable del ser humano a pensar y expresarse, a ser libre o condenarse.

A fin de cuentas, ¿a quién le toca juzgar o discriminar el proceder humano?;   Dios dijo: ‘¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!’, pero asimismo determino: ‘Solo hay un dador de la ley y juez, que es poderoso para salvar y para destruir; pero tú, ¿quién eres que juzgas a tu prójimo?’.

<> Artículo publicado el 25 de septiembre de 2010 en el diario La Estrella de Panamá, a quienes damos,   lo mismo que al  autor,  todo el crédito que les corresponde.

Ansias vitalicias del poder

La opinión del Abogado, Locutor y Analista Político…
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Luis Carlos Guerra

No ha sido suficiente la percepción negativa que tiene la ciudadanía del actual mandatario en cuanto a la gestión de gobierno y sus promesas de campaña, ni en cuanto a la dominación política de los Órganos del Estado, entiéndase ejecutivo, legislativo y judicial; ni lo contundente que ha sido el elector panameño, en ejercicios anteriores, al ser consultados con el tema de la reelección presidencial, para que ahora subliminalmente se pretenda a través de los medios de comunicación; medir la voluntad a aceptar que los Presidentes de la República puedan ser declarados Diputados Vitalicios al culminar su administración gubernamental.

Resulta insultante la intención manifiesta de algunos miembros del ejecutivo, y de la alianza de querer perpetuarse en el poder o mantenerse en el engranaje administrativo de la cosa pública a sabiendas que han incumplido sus propios eslóganes de gobernar con los mejores y más capaces.

El gobierno del cambio, insistimos, ha resultado ser mas de lo mismo y hasta peor; todo lo que criticaron, acusaron, denunciaron, querellaron, en algún momento pasado, mostrándose como los más impolutos, el tiempo se ha encargado de develar la cortina de humo mediática de ángeles de luz, descubriendo la verdadera oscuridad tras la cual se escondían lobos hambrientos y sedientos de poder.

No encuentro el sentido lógico a plantear un tema como este en medio de una coyuntura política negativa para la actual administración, escándalos de corrupción, incapacidades, metidas de pata y presuntas metidas de mano, tráfico de influencias, sobreprecios, promesas incumplidas, egocentrismo, menosprecio, humillación, heridos y muertos, división en la alianza, persecución política, aumento de viáticos y salarios, posiciones inconsultas, imposiciones, coacción subliminal de la libertad de expresión, etc.

Un pueblo responde al querer de sus gobernantes cuando estos han respondido primeramente al querer del pueblo.

<> Artículo publicado el 11 de septiembre de 2010  en el diario El Panamá América, a quiens damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Un cambio hacia lo mismo

La opinión del Abogado…..

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Luis Carlos Guerra

Al cumplirse un año de la actual administración gubernamental Martinelli-Varela, muy poco es lo que percibe el panameño de los zapatos del pueblo, la concretización de una nueva forma de gobernar o al menos el alejamiento de la tradicional metodología de hacer las cosas aplicada por gobiernos anteriores.

La proyección mediática que ilusionó a las masas votantes ha resultado una completa decepción. Las criticas objetivas que en algún momento electoral hiciese el ahora Presidente de la República Ricardo Martinelli, ya son asumidas por el pueblo como un conjunto de promesas dadas al calor de una coyuntura electorera en contraposición a acciones concretas a favor de la población.

El “Ahora le toca al Pueblo” se ha convertido en un eslogan empresarial de contenido impositivo económico para los panameños, Más han sido las justificaciones de porqué se necesita cargarle más impuesto a la población versus las excusas a la incapacidad de resolver las necesidades apremiantes como canasta básica más baja, servicios de luz, agua y telefonía más accesibles y de calidad, seguridad poblacional, salud poblacional, seguridad alimentaria, apoyo al agro, creación de políticas sociales, protección y aplicación del derecho a los intereses de los trabajadores.

Un gobierno de empresarios es lo que realmente son; y ellos se han reconocido así, sin embargo, la población aceptó la idea de esta conducción directa bajo la premisa de mayor eficiencia y capacidad, pero la realidad del cambio ha resultado ser más de lo mismo, pero en otras manos.

La población ya está definiendo su concepto de caras nuevas para que dirijan, representen y administren las riendas de Panamá con honestidad, transparencia, sin dobles discursos; características no reconocibles en el actuar del gobierno actual, cuya dinámica de gobernabilidad ha sido el autoritarismo, la imposición y la patanería hacia un pueblo que le dio su confianza siendo defraudado.

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Este artículo se publicó el  3  de julio de 2010 en el diario  El Panamá América,  a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

“Locos” y ciegos

La opinión del Abogado y Locutor radial…..

Luis Carlos Guerra

Un viejo adagio expresa: “ no hay peor ciego que el que no quiere ver”. Al parecer el Ejecutivo tratando de justificar su metida de pata, situaciones que para ellos parecen normales, aumenta el rechazo de la población al fondo y forma de la ahora ley 30 de 16 de junio de 2010, mejor conocida como “ley chorizo”.

La mejor explicación que han podido dar es simplemente porque “es lo mejor para los panameños”, aunque hayan reconocido que fue inconsulta ni informada, contradicción de juicios que inexorablemente llevan a concluir un razonamiento ilógico, propio de “locos”.

Pero al parecer, además de “locos” son ciegos, pues cómo pretenden decir que la marcha “no fue cuantiosa” si los que estuvimos presentes, para poder tener argumentos con que opinar, pudimos verificar la magnitud presencial de diversos grupos organizados y no organizados, aparte de los particulares que se unían, y algunos que coreaban y tocaban sartenes desde sus balcones y sitios de trabajo, repudiando, quiero ser objetivo, no al Presidente de la República pero si a las formas y contenidos que aplica para supuestamente gobernar, de espaldas al pueblo, por ensayo y error, con coerción y coacción mediática; tergiversando su principal concepto de campaña, el cambio.

Más de lo mismo y hasta peor, es lo que el panameño común, el que de verdad usa diariamente los zapatos del pueblo, percibe como tipo de gobierno, la decepción como especie de una vuelta a la razón después de la locura, va en crecimiento. A veces interpreto que apuestan esquizofrénicamente al desgaste de la resistencia civil o popular; ceguedad, sordera, mudez, de este Ejecutivo, junta de embarre mete pata, que definitivamente siguen construyendo a punto de lodo pisado mayores sentimientos de frustración en una población asediada por la falta de empleo, la pobreza y la inseguridad ciudadana.

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Este artículo se publicó el  22  de junio de 2010 en el diario  El Panamá América a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

‘Matraqueando’ al nuevo líder

La opinión del Abogado y miembro de la Juventud Profesional del PRD…

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LUIS CARLOS GUERRA

En días pasados leí en este diario que se estaba dando una especie de pacto entre connotadas figuras del PRD con la finalidad de ‘garantizar la reestructuración total del partido antes de las elecciones de 2014’.

Me llamó poderosamente la atención que la esencia de la nota periodística deja entrever que una de las históricas figuras del PRD, el compañero, Ernesto Pérez Balladares, ex presidente de la República, junto a otros miembros de respetable militancia política, ambos con perfiles políticos, por ahora, no asequibles a la masa electoral, sean los que, según la investigación, estén tramando, orquestando o bien al argot político criollo ‘matraqueando’ la figura del ‘nuevo líder que ayude a salir a flote al partido y llevarlo a la silla presidencial en el próximo quinquenio’.

Resulta insultante a la conciencia electoral perredista que las prácticas impositivas de grupos, personas, sigan siendo el común denominador; que los acuerdos de recámaras, desayunos, almuerzos y cenas se mantengan como principales métodos de elección de candidaturas, por encima del consenso u pacto que debe existir con las bases del partido, la teoría de la representación en política jamás debe ser el sustento o causa justificante para la autonomía autoritaria de decisiones que afectan a la colectividad en ningún tipo de organización.

El PRD se ha caracterizado, hablando de su membresía, por dejarse mandar de quienes supuestamente mandan, algunos miembros parecen asumir una actitud omnipotente, endiosada, al adquirir por democracia un puesto de representación, de ahí, lo que empezó como un consenso para ganarse la gracia de la voluntad de los miembros se convierte en una especie de poder personal para imponer, decidir, por encima de la razón colectiva de quienes le delegaron una función, olvidando una vieja frase: ‘cuando el que manda pierde la razón, el que obedece pierde el respeto’.

Es un absurdo opinar que las cosas no se tienen que decir, cuando las mismas constituyen secretos a voces, pues más daño hace no reconocer públicamente las fallas que insistir en una equivocada línea de aguantarse callado, porque estamos en un proceso de unificación, contrariedad necia, propia de los engañadores y juegavivo de siempre, si lo que más se necesita ahora es lavarnos la cara frente al espejo de la opinión pública.

La masa electoral está esperando el bautismo de un PRD que vuelva a nacer, no como partido, porque es una realidad su existencia, sino con nuevas figuras, ‘caras nuevas’ con valores políticos distintos a los mismos de siempre y con discursos objetivos que se caractericen por críticas argumentadas, constructivas, no por falacias, mentiras o acomodación de coyunturas políticas solo por no perder protagonismo mediático, lo que evidentemente genera descrédito moral y desautorización expositiva en el electorado.

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Artículo publicado el 20 de junio de 2010  en el  Diario La Estrella de Panamá , a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Una cerca para el pueblo

La opinión del Abogado y miembro del Frente de  la Juventud Profesional PRD…..

Luis Carlos Guerra

Es un insulto a la masa electoral panameña que los diputados hayan prohibido el acceso al hemiciclo legislativo a grupos organizados de la sociedad civil o a cualquier particular panameño de la República de Panamá en la discusión de la llamada “Ley Langosta”.

Es una injuria a la dignidad de los panameños el actuar de los diputados, al no reconocer participación a los votantes que los eligieron para que los representaran, esos a quienes buscaron quizás hasta la comodidad de sus hogares para pedirles un voto de confianza, o quizás a quienes les prometieron alma, vida y corazón con tal de adquirir la curul que hoy ostentan y que utilizan como cerco para impedir que los verdaderos dueños de esas curules, el pueblo, presencie, informe y emita su opinión.

Es que ¿acaso la opinión del elector ya no cuenta? Una vez emita su voto, hasta entonces el más importante actor de los procesos electorales, se convierte en completo anónimo, sujeto irreconocible, presencia incómoda, opinión molestosa, para quienes ahora gozan de réditos, canonjías, privilegios y poder a costa y por gracia del voto popular.

Una caterva de mal agradecidos, estafadores de la confianza electoral, usureros de la voluntad popular, que humillan con sus acciones a quienes les dan de comer. Porque lo que ellos ganan lo pagan miles de panameños trabajadores responsables con sus impuestos, mientras ellos, se ríen, celebran, chistean, de lo imposible que le es al panameño común llegar hasta donde ellos se sientan porque ellos mismos se lo impiden; a fin de no escuchar la incomodidad de las verdades que surgen de las necesidades y preocupaciones apremiantes que pesan en la vida cotidiana del panameño y que afectan los intereses del país; pero como no es su bolsillo ni su nueva calidad de vida la disminuida “qué importa el elector si ya soy diputado” dicen con sus acciones.

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Este artículo se publicó el  18  de junio de 2010 en el diario  El Panamá América a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.