A corregirlos ‘en vivo’

La opinión del comunicador social….

JUAN  B.  MCKAY  A.

Realmente es una verdadera vergüenza, si así le pudiéramos llamar, a lo que se ve todos los días en los medios de comunicación social.    No me refiero a la programación (eso requeriría todo un libro y no solo un artículo), sino a cómo hablan los presentadores de programas, invitados a programas, autoridades del gobierno y, lo más triste, maestros que diariamente deben enseñarles a nuestros hijos la forma correcta de expresarse.

Cada mañana nos vemos sometidos a ‘hunos’ del lenguaje que se paran frente a una cámara a supuestamente informar, comentar u opinar sobre noticias o sucesos que nos interesan a todos y masacran nuestro lenguaje con lo que dicen.

Es común escuchar los ‘hubieron’,   ‘mas sin embargo’ o el funesto ‘dequeísmo’ que nos agobia. Pero no paran ahí, la semana pasada escuché a un diputado de la provincia de Bocas del Toro hacer referencia a que ‘nos trayieron’ tal y cual cosa.   Se me revuelve el estómago cuando leo los ‘atravez’ o cuando se comen las ‘eses’, o cuando cambian ‘a ver’ por un ‘haber’ que no cabe.

Recientemente una presentadora del noticiario estelar de un canal de TV, comentaba que ‘estaría al pendiente’ de un resultado; ¿y qué decir si hay un reportero hablando en algún lugar donde hay ruido o música a su alrededor? Empieza entonces la animación de baile y la consecuente gritería. Lastimosamente nunca les enseñaron que no importa el ruido de ambiente, debe imperar el control y nunca gritarle al micrófono, éste debe recoger la voz de quien habla correctamente,   de lo contrario debe exigir uno que sirva.

Y no sé cómo describir cuando los reporteros se refieren a ‘ciudadanos asiáticos’, como si ésta fuera una nacionalidad.   Pregunto: ¿por qué no referirse a ciudadanos chinos, si eso es lo que son?

¿Qué podemos decir de aquellos comentaristas o presentadores de programas que invitan a una personalidad para hablar sobre un tema específico, pero no se toman el trabajo de leer información de referencia sobre el tema y, por considerarse ‘eminencias’ en todos los temas, improvisan tal cantidad de barrabasadas que dan pena.

Lastimosamente les pasa lo mismo a altas autoridades de todos los gobiernos; hasta ministros de Estado y presidentas se escuchan lanzando dardos a nuestro maltrecho lenguaje, a pesar del séquito de relacionistas públicos y asesores de imagen que contratan. Otro problema que tenemos los panameños, es que, por querer ser ‘diferentes’ o quizás más sofisticados, hemos creado un nuevo sonido y letra en el idioma. Hemos decidido cambiar la ch por las dos letras s y h juntas. O sea, decimos osho y leshe, en lugar de ocho y leche.

Más recientemente, como la nueva moda es transcribir al pie de la pantalla con el generador de caracteres lo que los invitados dicen en cámara en noticiarios y programas matutinos (lo cual de hecho me parece práctico), las ‘horrores’ ortográficos que se ven son tan grandes o a veces mayores que los que se oyen.

Ahora, me hago la pregunta: ¿qué pasaría si los presentadores de programas corrigieran in situ a los invitados que cometan estas aberraciones gramaticales? O viceversa, que los invitados corrijan a sus anfitriones. ¡Que les dé vergüenza y se preparen mejor!

No es justo que las nuevas generaciones sigan acostumbrándose a hablar y escribir de la manera que, quienes estamos llamados a servirles de ejemplo, abusamos de la rica lengua de Cervantes.

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<> Este artículo se publicó el 29 de octubre de 2010  en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos,  lo mismo que al  autor,  todo el crédito que les corresponde.
Más artículos del   autor  en: https://panaletras.wordpress.com/category/mckay-a-juan-b/

¿Qué estamos esperando?

La opinión de…

Juan B. McKay A

Hace algunas semanas conversé con un consultor extranjero que, al igual que muchos extranjeros que visitan Panamá, quedó gratamente impresionado con las ventajas que ofrece nuestro país, y me comentaba que uno de los grandes problemas que tiene Panamá es de actitud entre los panameños. Si esto lo sumamos al grave problema de educación que la mayoría reconocemos tener (y digo la mayoría, pues la mayoría de los maestros viven en Bosnia), nos pone en gran desventaja en relación con algunos de nuestros vecinos.

Me decía el consultor que había visitado Costa Rica y que desde el taxista que lo llevó desde el aeropuerto al hotel, pasando por el botones, los meseros, ejecutivos y el taxista que lo llevó de vuelta al aeropuerto, todos le hablaban de las maravillas, bellezas, oportunidades y beneficios de hacer negocios y vivir en esa bella nación centroamericana. Confesó que la mayoría de esas maravillas no las llegó a ver ni a encontrar.

En Panamá pasó lo contrario, el taxista, meseros, dependientes de tiendas, el panameño común y muchos paisanos le comentaban con toda propiedad lo malo del gobierno, de las personalidades públicas, de la Iglesia, de los clubes cívicos, de la sociedad civil, de los policías, bomberos y hasta de los niños del parque; eso hizo que pensara en no quedarse siquiera a terminar el trabajo para el que había sido contratado.   Pero, como buen profesional, se quedó y, mientras lo llevaban al aeropuerto, me comentaba que no entendía el porqué del negativismo y el desespero de desacreditar a todo el mundo;   en parte culpaba a los medios de comunicación y, por otra parte, a la pobre educación que tenemos, principalmente en el sector público.

A él le impresionó que los gobiernos no habían cambiado las leyes creadas por sus antecesores en lo que a incentivos de inversión se refería, y que a eso se debía, en gran parte, el éxito de inversión extranjera en el país. Y que el haber alcanzado grado de inversión, al igual que los tratados de libre comercio negociados era fruto de negociaciones de varios gobiernos, al igual que las leyes especiales que fomentan que grandes multinacionales se establezcan en el país.

Regresamos entonces al problema de actitud. ¿Por qué algunos medios siguen con la actitud de promover lo que he denominado una piñata mediática? o sea, si está arriba hay que darle palo. ¿Por qué no utilizar ese mismo espacio en promover una cultura de servicio? ¿Por qué no utilizar esos mismos espacios en promover valores cívicos y morales? ¿Por qué no utilizar esos mismos espacios para decirle al mundo que tenemos una bahía frente a la ciudad que es espectacular?

Que podemos viajar del Pacífico al Atlántico en menos de una hora, por una de las mejores autopistas del continente o que tenemos una cinta costera envidiable (no importa quién le dé mantenimiento). ¿Por qué no contarles que tenemos un desierto a menos de tres horas de la ciudad capital? Que podemos ver un volcán muy cerca de la segunda ciudad del país; que tenemos un archipiélago de islas espectaculares a menos de una hora en avión. ¿Por qué no sentir orgullo por tener uno de los grandes pulmones de la región? ¿Por qué no sentirnos orgullosos de ser panameños?

No debemos basar toda nuestra razón de ser, como nación, en quién ganará las elecciones siguientes, y en tener que desprestigiar a nuestros vecinos para poder escalar nosotros. Concentrémonos en educar a todos los panameños y trabajemos juntos en forjar esa bella nación que todos los extranjeros que nos visitan reconocen y que los que hemos nacido aquí, en esta tierra de gente buena, trabajadora y honesta, no reconocemos. Como dice la canción: “ y que viva, viva Panamá, que viva, viva Panamá”.

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<> Este artículo se publicó el 27  de octubre de 2010  en el diario La Prensa, a quienes damos,  lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
Más artículos del autor  en: https://panaletras.wordpress.com/category/mckay-a-juan-b/

El país de la piñata

La opinión del Comunicador Social…

Juan B. McKay A.

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Cada día me convenzo más de que vivimos en el país de la envidia y de la piñata. Esta tesis la empecé a elaborar hace ya varios años, pues mis compromisos de trabajo y de servicio me han obligado a pasar largas temporadas lejos de este bello país.

Inicio refiriendo la fábula de los científicos que visitaban un experimento sobre ranas. Les llamó la atención que el penúltimo estanque era el único que no estaba tapado y al inquirir al respecto, les contestaron que era el de las ranas panameñas y que no estaba cubierto, pues apenas alguna trataba de salir, todas las demás la jalaban de vuelta para abajo.

Como decía mi apreciado amigo y comediante Raúl Vale, si no lo entendieron, se los podría dejar de tarea, pero la realidad es que el mensaje es claro, la envidia nos carcome en este país y basta y sobra que alguien empiece a sobresalir, para que empecemos a buscarle algo (cualquier cosa) que sirva para empañar esa trayectoria o esa nueva carrera y sencillamente descalificar el éxito por cualquier otra cosa (inventada o no).

Este gran país que nos ha regalado Dios, ha servido para que la gran mayoría de los que vivimos en él, hayamos hecho carrera, familia, amistades y tantas otras cosas, pero para cuántos ha servido para devolver algo de lo que Dios y el país nos han regalado.

¡Noooooo, para eso no!

Varios colegas, inventaron hace algunos años, la técnica de la piñata. Nuevamente para los amigos de Raúl Vale, esto significa que al que está arriba, hay que darle palo, como cuando nos llevaban a los cumpleaños de los vecinos o amiguitos.   Lo más triste es que ni siquiera saben para qué le pegan, pues no tienen la menor idea de lo que les va a caer encima, pero hay que darle….

Mis queridos amigos, compatriotas y amigos que han escogido este país para hacer futuro, este es un buen momento para hacer un alto, reflexionar y decidir lo que realmente queremos para Panamá.

¿Es que a los panameños no nos llama la atención por qué tantos extranjeros no sólo escogen a este país para vivir, sino que dicen que es el mejor país para criar a sus hijos?

Recientemente una colega periodista me comentaba que no entendía por qué la oposición a este gobierno no reconocía lo bueno que era un determinado ministro y yo le contesté que a lo mejor era porque el determinado ministro no reconocía lo bueno que había sido su antecesor. Y es que cada gobierno que viene le echa la culpa de todo lo malo (con razón o sin ella) a sus antecesores e irónicamente lo bueno que les dejaron fue por arte de magia.

Ojalá y nunca lleguemos a parecernos a las campañas senatoriales de los Estados Unidos de América (en funcionamiento en este momento), donde nadie dice qué propone hacer, sino que todas las campañas son negativas en contra de los candidatos rivales, descalificándose y llamándose epítetos que no vale la pena mencionar.

Basta dar una mirada alrededor y compararnos con los vecinos, para darnos cuenta del excelente pedazo de mundo que nos legó Dios (y que muchos no hacen nada por cuidar).   ¿Por qué no reconocer que al igual que todos, hacemos cosas buenas y malas, pero que no debemos festinar con el mal de nadie?

¿Por qué no sentirnos orgullosos de ser panameños o de vivir en este gran país?  ¿Cuándo se perdió el sentimiento de patria?

No importa cuándo, pero llegó el momento de recuperarlo y de enseñarles a nuestros hijos que vale la pena vivir, trabajar y luchar por esta bella nación que nos regaló el Todopoderoso y por la cual lucharon nuestros próceres (tan descalificados también).

En vísperas del mes de la patria, es el momento preciso para empezar a recuperar nuestra nacionalidad y sentir de patria.  ¡Qué rico es ser panameño!

<> Artículo publicado el 14  de octubre de 2010 en el diario El Panamá América, a quienes damos,    lo mismo que al autor,   todo el crédito que les corresponde.

Más del autor en: https://panaletras.wordpress.com/category/mckay-a-juan-b/

Hay que tener orgullo

La opinión del Ex Cónsul de Panamá en Colombia….

JUAN  B.  MCKAY  A.  

Por regla general trato de ser amplio, quizás un tanto conservador, pero abierto a nuevas y mejores ideas; pero hay algunas cosas que no entiendo, no por bruto o ignorante, sino porque no me hacen sentido. Por ejemplo, no entiendo cómo alguien puede pensar que un organismo deportivo ubicado fuera de Panamá, pueda dictar reglas sobre cómo debemos gobernarnos los panameños. No entiendo cómo ese mismo organismo deportivo puede amenazarnos y los borregos debemos quedarnos callados.

Me refiero, obviamente, al reciente pronunciamiento de la organización que organiza los Juegos Bolivarianos y/o la organización deportiva regional, la cual sugeriría que por el Gobierno Nacional acatar los fallos de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) podríamos, no solo perder la sede de los Juegos Bolivarianos del año 2014, sino que podría suspenderse la participación de Panamá en competencias deportivas en general. O sea, ¡éste organismo pretende mandar más en Panamá que La CSJ!

Debo suponer que éstos ‘distinguidos’ dirigentes deportivos no vieron la transmisión o el video del abucheo (más grande que el que se le ha dado a cualquier presidente de la República en función) que le dieron al ex presidente del Comité Olímpico de Panamá (COP), quien se vio forzado a reducir el discurso que traía preparado para inaugurar los Juegos Centroamericanos, que tan exitosamente fueron organizados en Panamá. Esa misma persona es, junto a otros sinvergüenzas, a quienes los panameños rechazamos categóricamente, pues han tenido al deporte nacional sumido en la peor ‘era negra’ que recuerdo. Solo florecen atletas, muy individuales, que no requieren del respaldo de ésta viciada dirigencia.

Lastimosamente el último presidente del COP, representando a ése grupo, pese a ser una persona honesta y trabajadora, se ha visto envuelto en ésa vorágine deprimente, que no ha hecho otra cosa que provocar la decepción a quienes nos gusta y hemos practicado el deporte. Ojalá y los buenos dirigentes recapaciten y depongan sus intereses personales, para que, bajo una dirigencia justa, honesta y capaz de soportar cualquier áudito, empiecen a reconstruir los caminos que llevaron a nuestros deportistas a ocupar posiciones cimeras en nuestras justas regionales y a fomentar la formación de nuevos Irvings, Edgars, Eileens y tantos otros que buena gloria dieron a nuestro país.

Ojalá el gobierno no ceda ante el chantaje al que están acostumbrados esos viejos dirigentes, que se valen de sus igualmente viejas amistades para amenazarnos. Si nos tenemos que quedar fuera de éstas competencias por dos, cuatro o siete años, pues nos quedamos afuera, pero guardamos nuestro honor y orgullo como nación y pueblo luchador. No hay dos comités olímpicos, solo dos grupos disputándose su dirigencia y mientras tanto los atletas son los que sufren. Pensemos en éstos deportistas, en nuestra juventud y en nuestro querido Panamá.

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Este artículo fue publicado el 6 de agosto de 2010 en el diario La Estrella de Panamá, a quienes damos, lo mismo que al autor o autora, todo el crédito que les corresponde.

Mucho más que un par de nalgas…

La opinión del Ex Consul de Panamá en Colombia…..

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JUAN B. MCKAY A.

Mucho es lo que se ha especulado sobre los candidatos para ser el sucesor de Álvaro Uribe Vélez en Colombia. En ésa bella nación suramericana, la política despierta las más encumbradas y álgidas pasiones.

En lo personal, se me ha cuestionado por opinar sobre mis preferencias personales (que evidentemente no tienen validez electoral alguna, por no poder votar allá) y hasta buenos amigos se han resentido por mis opiniones, cosa que sinceramente me causa pesar.

Los más de 20 años de relación con la que considero mi segunda patria, me autocalifican para opinar sobre cualquier tema que se relacione con ésa tierra que el libertador Bolívar tanto amó.

A pesar de que en la papeleta de votación del próximo domingo 30 de mayo aparecerán nueve candidatos, las encuestas limitan la contienda a dos que deberán pasar a segunda vuelta. Éstas encuestas reflejan una polarización de las fuerzas y un virtual “ empate técnico ”.

La realidad es que, los colombianos deberán escoger entre un ex ministro, que ha mentido en varias ocasiones, que según el diario El Tiempo podría invitar a un ex guerrillero del M-19 a ser su ministro de defensa y a quien “ off the record ” se le achaca el haber ordenado asesinatos de jóvenes, para justificar labores militares en ciertas áreas.

Al otro candidato, el ex alcalde de Bogotá Antanas Mockus, le achacan que sufre de Parkinson, que es amigo de las FARC, que no cree en Dios, que enseñó sus glúteos frente a un auditorio universitario, de ser amigo de Hugo Chávez y en fin, de cuanta cosa se pueden imaginar. Casi todas las “ acusaciones ” han sido desde entonces desmentidas o justificadas, hasta por el propio cardenal Rubiano.

A Mockus lo acompaña como fórmula vicepresidencial el ex alcalde de Medellín, Sergio Fajardo, el mismo que la convirtió en una ciudad segura, más linda que lo que siempre ha sido y otro hombre de bien. A ninguno de los dos jamás los han acusado de no ser honestos u honrados, ni de mal gobierno, ni de nepotismo, ni de acto de corrupción alguno.

¿No es esto lo que todos anhelamos de un gobernante? ¿Es tan malo decir la verdad?

No soy Walter Mercado, pero pronostico que de salir electo éste hijo de inmigrantes lituanos, le auguro cuatro muy buenos años a Colombia de la mano de un matemático y filósofo, que estoy seguro sabrá poner a sus “ malos vecinos ” en el lugar donde deben estar, fortalecerá las relaciones que deba fortalecer y le reiterará la confianza a todo un pueblo de gente buena y trabajadora, que quiere “ echar pa”lante ”.

El himno nacional de Colombia dice:

“ Centauros indomables descienden a los llanos, y empieza a presentirse de la epopeya el fin ”.

Que Mockus y Fajardo se conviertan en ésos Centauros Indomables que Rafael Núñez inmortalizó y que la mano firme de Uribe les sirva de inspiración para continuar la lucha contra esa partida de cobardes y sinvergüenzas que pretenden desangrar a Colombia y manchar a toda la Humanidad.

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Este artículo se publicó el 28 de mayo de 2010 en el diario La Estrella de Panamá, a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Una solución para Honduras

Una solución para Honduras

Juan B. McKay

Infortunadamente en la crisis desatada en el hermano país centroamericano, no habrá ganadores. Todos perdieron. Perdió la democracia y perdió el pueblo catracho.

Por un lado, un presidente constitucional que no sólo no atendió los llamados de atención que le hiciera el resto de quienes conforman el estado hondureño, por el otro los miembros de los Órganos Judicial y Legislativo que no supieron como manejar una situación que se les salía de las manos por segundo. En un lado diferente una entidad castrense que lastimosamente recibieron la peor parte, pues fueron la parte visible del incidente; y, finalmente, el pueblo hondureño como un todo, pues se vio inmerso en una disputa de poderes que poco le rinde beneficios al país de Morazán.

Encima de todo, una inoperante OEA volvió a demostrar su incapacidad y desconocimiento de las realidades de los mismos países que la conforman y que al igual que otros organismos regionales parecieran un caballo con orejeras; para ellos el gris no existe sino el blanco y el negro. Si se mantiene la imposición del retorno del Presidente Zelaya a Honduras como si nada hubiera pasado, estoy seguro que habrá sangre en las calles.

Dirigentes nacionales e internacionales que pensaron que podían sacar réditos políticos de la situación, salieron como dice el dicho “trasquilados”. No importa que suceda ahora mismo, todos perdimos. Hasta lo que no tenían mucho que perder…

Y ahora, ¿cómo se soluciona este impasse? Sin ser el gran experto que muchos analistas pretender ser, podría aportar lo que “viendo los toros desde la barrera” podría resultar un “empate técnico” para todos.

Al presidente José Manuel Zelaya (Mel para los hondureños) se le garantiza su seguro retorno y permanencia en el país, presenta a consideración del Congreso de Honduras su renuncia irrevocable, alegando que “aunque convencido que era lo mejor para el país, sus actuaciones previas al Golpe de Estado no tuvieron el impacto ni el resultado que el esperaba y por ende, despojándose de ambiciones personales y pensando sólo en el bienestar de Honduras, se desprende de su investidura como primer mandatario de los hondureños”. Se le rinden todos los honores de ex Presidente de la República.

El Presidente interino Roberto Michelletti, convoca a unas elecciones adelantadas, las cuales deberán celebrarse dentro de los próximos 60 días; renuncia al cargo de Presidente de la República y a su curul en el Congreso hondureño. Se designa un “presidente interino”.

El Órgano Judicial de Honduras retira todos los cargos que puedan existir en contra del Presidente Zelaya y se le concede una amnistía total y completa por cualquiera otro que pudiera surgir y que esté relacionado con la presente situación.

Quienes iban a participar de las elecciones programadas para noviembre ya estaban listos y hasta se les facilita las cosas, pues tendrán menos gastos en sus campañas. Quienes favorecen al Presidente Zelaya, deberán reconocer que la renuncia de su dirigente es por el bien del país. Quienes lo adversan no deberán cantar victoria, pues deberán prepararse para una campaña política donde los ánimos estarán bien caldeados y todos querrán tener los votos de la mayoría.

Hermanos de Panamá y América,  ayudemos a abrir las puertas de una rápida y efectiva solución a un problema que podría ensuciarnos a todos. No le echemos más leña al fuego.

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Publicado el 4 de julio de 2009 en el diario el Panama América a quien damos todo el crédito que le corresponde.

¡Yo quiero un consulado!

¡Yo quiero un consulado!


JUAN B. MCKAY A.

Aclaro, no pretendo defender ni atacar a ningún colega ante los señalamientos de las últimas semanas sobre las deudas pendientes de algunos cónsules con el Fisco. Voy a hablar por mí y por la gran cantidad de personas decentes que hemos ejercido como cónsules, cónsules honorarios o encargados de Asuntos Consulares.

Hace unas semanas el hoy ministro de Gobierno y Justicia, José Raúl Mulino, expuso en un artículo de opinión, por su propia experiencia, entre otras cosas, lo que se debía hacer con nuestros consulados.   Estoy totalmente de acuerdo con él.   No entiendo por qué los consulados que no son de marina mercante están bajo la supervisión de la Autoridad Marítima de Panamá.

Para todos los consulados su primordial misión debería ser la representación y asistencia de los nacionales panameños fuera del país. Entre nuestras muchas funciones debemos servir como auxiliares del Registro Civil y Notarios Públicos, otorgar visas, coordinar la emisión de pasaportes, visitar detenidos panameños en las cárceles, representar a panameños fallecidos.

Lastimosamente para la AMP (dicho por sus funcionarios, en seminarios de la Cancillería), los consulados de marina mercante son los principales y a los que se les debe dar prioridad, pues rinden “beneficios” al Estado. Una persona seria preguntaría: “¿a quién se le habrá ocurrido decir semejante estupidez? ”, ¿verdad? Pues, se sorprenderían?

Dentro de la AMP hay (o había) funcionarios a los que les cuesta entender que en la mayoría de los países no usan el dólar como moneda, donde los servicios públicos y bancarios se facturan electrónicamente y solo se reciben pagos por ésa vía y que las cosas funcionan diferente que en Panamá.

Acusar a Fernando Solórzano de lo sucedido en la AMP es injusto. Él es una de las pocas personas que siempre asistió a los cónsules (para generalizar) en nuestras funciones. No se puede decir lo mismo de otros funcionarios debajo de él, protegidos políticamente y que infortunadamente nunca supieron hacer su trabajo, por falta de capacidad o de voluntad.

Señalar a la Cancillería también es injusto; pues ellos nos recordaban mensualmente sobre lo que dice la Ley. Lamentablemente, hay países donde los estados de cuenta de los bancos no llegan dentro de los cinco días siguientes y por ende no pueden prepararse los informes dentro de los famosos 15 días establecidos. Esto significa que hay que cambiar las leyes obsoletas. Pero nadie nos hace caso a quienes representamos al país afuera.

Salvo raras excepciones. Se olvidan de uno. Piensan que todos los que servimos como cónsules regresamos al país llenos de dinero, carros, etcétera. !Qué equivocación!

Existimos quienes nos ofrecimos para servir al país y me siento orgulloso de haber rescatado a, por lo menos, un panameño de las cárceles, resuelto problemas de cientos de panameños, haberlos casado e inscrito nacimientos, acompañado a paisanos a graduaciones, hospitales, eventos deportivos y promovido comercial y turísticamente el país.

No, no puedo aceptar que nos tilden a todos de ladrones o sinvergüenzas. Porque muchos hemos ejercido nuestro puesto con decencia, honor e hidalguía, incluso poniendo plata de nuestros propios bolsillos.

Agradezco al señor ex presidente Martín Torrijos la oportunidad que me dio de servir a mi país. Lo hice con la mejor disposición y entrega. Pero jamás podré aceptar de ninguna parte que se juegue o pretenda ensuciar el nombre y apellido que me dieron el ingeniero de Calle 13 y la maestra de Calle 14.. ¡a mucha honra!

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Publicado el 2 de julio de 2009 en el diario La Estrella de Panamá, a quien damos todo el crédito que le corresponde.

La quinta pata del gato

La quinta pata del gato

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JUAN B. MCKAY A.- Encargado de Asuntos Consulares de la Embajada de Panamá en Colombia.

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Los panameños nos hemos distinguido por muchas cosas a lo largo de nuestra honorable existencia. Somos una “raza” de lo que yo he denominado “isleños”. Gente sana, fresca, sin complicaciones que no se trepan a la palmera a bajar la pipa para tomársela, sino que esperan a que se caiga, total, ¿para qué tenemos que apurarnos, verdad?

Por alguna razón que desconozco, durante la última década, algunos medios han dado un giro en la forma como se hace periodismo en Panamá, donde se han convencido (y aparentemente han convencido a una gran cantidad de gente) de que el buen periodista es aquel que debe criticarlo todo y que sin importar quién es el gobernante de turno, hay que recriminarle cualquier cosa, pues nada lo hace bien.

Peor aún son aquellos que nunca en su vida han caminado una calle para, ya sea hacer campaña política o para conocer cuáles son las verdaderas necesidades de nuestra gente, pero son eruditos en lo que se debe hacer para “mejorar el país”. Son aquellas personas que se consideran “catedráticos” en lo que debe hacer el próximo presidente, diputado o alcalde, pero en su vida han ido a visitar (ni siquiera para hacer una donación) un orfanato, comedor popular, centro de salud o COIF (a lo mejor tampoco saben lo que esto significa).

No, éstos no es que sean parte de ése grupo de personas (por no decirle partido) que son de los que todas las mañana al levantarse y cepillarse los dientes, se insultan ellos mismos, pues no están contentos con nada ni con nadie. Pero podrían aplicar para sumarse?

Lo que me cuesta entender es que haya personas que ni hacen ni dejan hacer. Son los que no solo le buscan la quinta pata a su propio gato, sino que como malos perdedores, se la buscan al gato del vecino también, solo para poder comparar. Son los que, como buenos panameños, nos da envidia que el césped del vecino este más bonito que el propio, pero en vez de trabajar para mejorar el de uno, prefieren llevan al perro (o al gato famoso) a que haga sus necesidades para dañar el del vecino.

Me da la impresión de que esto es lo que ha pasado con el caso del alcalde electo de la ciudad capital, Bosco Ricardo Vallarino. Me van a tener que disculpar mi ignorancia, pero cuando él presentó su documentación para aspirar al cargo, nadie dijo que algo le faltaba o le sobraba. Cuando pasó la fecha para impugnar la referida candidatura, nadie dijo que había nada que impugnar. Pero ahora que resulta ganador, entonces saltaron los “conocedores/genios/eruditos/catedráticos” a decir que él tiene impedimentos para poder cumplir la voluntad popular.

El último rey moro en España, al perder su última batalla, lloró amargamente. Su madre lanzó entonces la célebre frase: “No llores como niño lo que no supiste defender como hombre”. Aquí podría caber una analogía con el ruedo político, ¿no les parece? La verdad es que éste no es el momento de buscarle la quinta pata al gato capitalino.

Compatriotas, ésta es la hora de trabajar por el país, por la provincia y por la ciudad donde vivimos y donde queremos que nuestros hijos vivan. Si la gran mayoría de ciudadanos de Panamá dijo que querían que Bosco Ricardo fuera el alcalde, ¿no les suena ridículo pretender que una, dos o tres personas puedan estar por encima de ésa mayoría?

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Publicado el 20 de junio de 2009 en el diario La Estrella de Panamá,  a quien damos el crédito que le corresponde