Acerca de la Universidad secuestrada

 

La opinión de:

Francisco Herrera

Un efecto grave del clientelismo interno en la Universidad de Panamá (UP) ha sido la merma de la academia, entendida esta no como su estamento de docentes, sino como su hacer intelectual, investigativo y crítico de la realidad. Su función se ha reducido en la mayor parte a la de docencia, importantísima si no fuera porque no está apoyada por la investigación y el debate crítico de la realidad.

La politización negativa de los docentes, educandos y administrativos se ha convertido en el mecanismo de control y desarrollo de la institución, hasta crear un desbalance de poder, anómalo e incongruente con el deber ser de la UP. Se desplaza al profesorado por segmentos administrativos y estudiantiles, afiliados mediante planilla a la estructura de las decisiones.

Se ha dicho hasta la saciedad que la UP es un microcosmos del país. Si la intención es que la realidad de la nación proyecta sobre la vida universitaria sus virtudes y defectos, podríamos estar de acuerdo, pues se trata de una institución formada por seres humanos y miembros de la misma sociedad. Pero hasta ahí el símil. Si lo repetimos como una aceptación de una verdad que es imposible cambiar, entonces la UP estaría de más, como institución pública formadora de agentes sociales de calidad para una continua renovación. Aunque, de hecho y como institución pública dependiente del poder del Estado, a pesar de su autonomía relativa, ha sufrido los avatares de la dinámica política.

Uno de estos elementos es el presupuesto asignado por el Estado para su funcionamiento. El otro es la incidencia estatal en la selección de los poderes administrativos, a través de fuerzas políticas externas que operan en el campus, los partidos políticos.

Como institución pública de educación superior, la UP ha jugado momentos estelares en la construcción de la conciencia ciudadana. Algo de ese sedimento se mantiene en el país y en algunos estamentos dispersos, en conjunto con la academia y, probablemente, entre los estudiantes y administrativos.

Los años de funcionamiento durante el periodo militar tuvieron efectos contradictorios. Por un lado, se creó una subcultura clientelar (no dudo que también la hubiera en el periodo anterior, como se comentaba cuando fuimos estudiantes), que se intensificó en la medida en que el sistema fue regido desde afuera por el poder. Cuando desaparece ese poder, el sistema de democracia formal le agrega su propio modelo de control, orientado a regular la conducta política de los estudiantes, manteniendo los mecanismos de clientelismo institucional previamente creados.

Lo peor que ha pasado es que el sistema se ha enraizado al punto de que la mala hierba –como la paja canalera– apenas si puede desarraigarse, pues sus raíces son tan intrincadas y extendidas que al cortar una sección horizontal aparece más adelante, reproduciéndose, como la hidra. Tal vez, desconociendo los antecedentes, presumiría que la práctica actual, que emplanilla a dirigentes estudiantiles, es relativamente nueva. Es decir, nueva desde la época militar, pero ha provocado que cada dirigente o cada estudiante que quiere sobrevivir se haga un espacio en la planilla universitaria, sin más formación ideológica y política que los clichés ya desgastados de las protestas armadas, cuando son necesarias.

De forma que, acompañando a un estamento universitario geróntico, se extiende sobre el horizonte una actitud de desfallecimiento institucional que apenas si levanta cabeza en algunas que otras instancias académicas. ¿Contra qué se lucha? ¿Hay lucha? ¿Hay agonía? Agonía significa lucha, pero no parece existir en la UP cuando aun los mejores mantienen callada su inteligencia, proyectándola hacia afuera, como esperando que por rebote tales pronunciamientos reflejen la queja de todo el mundo universitario. No ocurrirá hasta cuando ese grito se haga desde adentro. Y el silencio hasta ahora parece ser el refugio del temor extendido, del autocontrol que reafirma que en boca cerrada no entran moscas.

No se puede decir que la actitud es responsabilidad de los que callan, sino de los que mandan a callar, con múltiples técnicas de amenazas y control social interno.

La academia ha muerto por la muerte segura de una generación que, si alguna vez fue actora en las reivindicaciones nacionales, hoy parece que su agotamiento la induce a la comodidad del silencio.

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Publicado hoy 30 de mayo  de 2016  en el diario La Prensa,  a quien damos, lo mismo que damos al autor, todo el crédito que les corresponde.

¡Ay mi Panamá!

La opinión de la Psicóloga Especialista de la Conducta Humana…

Geraldine Emiliani

 ¡Ay mi Panamá! ¡Ay mi Panamá! Es mi grito de dolor y angustia, porque igual que tú, soy madre, mujer y pertenezco a ésta…tú casa. Una casa con problemas que tienen solución, pero que algunos de tus hijos solo piensan en hacerse millonarios a costa de la corrupción y de la maldad, y creen tener la razón en todo, creen tener la verdad en sus manos pero, con una conciencia sucia.

Nuestras lágrimas de dolor de nada valen. ¡Ay mi Panamá querida! ¿Qué vas hacer con esos hijos enfermos del alma? ¿Cómo aguantas a que te golpeen y te abofeteen con el puño cerrado? ¿Cómo aguantas a que violen tu derecho de cumplir con tus obligaciones de proteger a esos, tus buenos hijos.

Me imagino que muchas veces querrás huir de tanta mediocridad, maltrato y de la estupidez de algunos de ellos. Pero, ¿adónde ir? Hay otros hijos de países hermanos que te visitan y quedan encantados con tu belleza y, se quedan, y tú los acoges con esos tus brazos abiertos, pero los hay también no tan santos y vienen a hacer de las suyas, ten cuidado.

Te felicito, la economía en tu casa, está más que bien. Pero, ¿de qué vale? Si el costo de la vida va en aumento. ¿Qué se puede hacer para que esa riqueza se use al menos para aliviar los tantos problemas que tenemos?  Algunos de tus hijos tratan de ayudar para que esa caudal nos llegue a todos, pero lo hacen a través de paliativos y, ¿para qué? Vivir de paliativos ayuda en el momento y, ¿después? ¿migajas?

 ¡Ay mi Panamá! Eres bella por dentro y por fuera. Pero, ¿de qué vale tanta belleza si no eres feliz? A ver respóndeme: ¿Qué se puede hacer con esos tus hijos pervertidos? Los que se dan a la tarea de vender sexo a través de los medios y de mujeres que por falta de una buena educación moral no les importa mercadear la religiosidad de su cuerpo.   Se exponen a que los insaciables sexuales se masturben mentalmente y haciendo que niños y adolescentes crezcan sin respetar el cuerpo de esas tus hijas. Te pongo de ejemplo, el último video del cantante Aldo Ranks, con una publicidad que los medios han sobresaturado hasta en sus portadas principales. Glúteos y bustos femeninos, eso es lo que vende. ¡Vaya manera de hacerse dinero!   Me pregunto si ese cantante tiene hijas y no las vende a igual precio como hace con las mujeres que salen en el video.

¡Ay mi Panamá! ¿Qué vas hacer con esos hijos dedicados a la política? Las zancadillas están al sol del día. Políticos que no aprecian lo bueno de la política: el Bien Común. El bien es para sus bolsillos y para hacerse sentir “el todopoderoso”. Viven entre acusaciones, injurias, calumnias y criticas; sin importarles si pertenecen al mismo partido.   Son los papacitos de las redes sociales y muchos de tus hijos les hacen la seguidilla. ¡Tontos útiles! ¡Ay mi Panamá!   ¿Qué hacemos con tus hijos los corruptos? Los hay en cada rincón de tu casa, y te dan la espalda a carcajadas haciendo gala de sus mejores destrezas maquiavélicas ante los tribunales de justicia.

Son los que te tiran en tu cara las sobras que dejan después de hartarse en banquetes cuyo símbolo es el desprecio y la arrogancia. ¡Desgraciados! Se merecen que los guidemos del palo más alto allá en el Cerro Ancón. Y, los ves tú retratados en las sociales de los diarios dizque haciendo obras sociales. Sí, como no. Se sienten dueños de este pedacito de tierra. Sus nombres aparecen en todas partes, en juntas directivas de todos los negocios habidos y por haber.  Los grandes señorones que te miran como si tú fueras lo peor.

  ¡Ay mi Panamá hermosa! ¿Qué hacemos con la desigualdad en la educación escolar? La buena educación es para algunos. Cuando pienso en esto, se me desgarra el alma. Esto no lo perdona Dios.   Y, si esos alcanzan una educación superior, entonces se encuentran con una gran falta de oportunidades. Y, si logran un empleo, vaya ver si logran satisfacer sus anhelos. Los embarazos precoces, el alcohol, drogas y deserciones escolares los ahogan y el sexo a su máxima degradación, los vuelven insensibles.

 Tu casa está llena de padres ausentes. Padres poco importa y, a los que les importa, viven preocupados por el alto costo de la vida; no hay tiempo para más. ¿Sabías tú, que vivimos en una sociedad en la que se está perdiendo una gran cantidad de valores humanos muy importantes?   Hay un temor a decir la verdad, pues se está expuesto a ser clasificado como detractores y traidores. Vivimos en una sociedad de opiniones, opiniones que pueden dañar mucho, en exceso, a las personas y llegar a no tener confianza en nadie.   Lo más preocupante es que de esta manera estamos llegando a una sociedad individualista, en la que nadie quiere saber de nadie, pues como se suele decir “cada uno con sus propios problemas”.

¡Basta Panamá! no te dejes maltratar. Posees identidad y dignidad única que ha de ser valorada siempre por los tuyos y por los hijos de otros. Tienes un gran potencial. Estás hecha para conservar la vida, recogerla, hacerla germinar, florecerla y perfeccionarla. Conserva tu instinto maternal y el cuidado directo hacia tus buenos hijos. ¡No te dejes!

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Publicado hoy 28 de marzo  de 2012 gracias a la gentileza de la Psicóloga Especialista de la Conducta Humana Dra. Geraldine Emiliani,  que lo envió a nuestra redacción para su reproducción.

El precio de una prostiputa

La opinión de la Psicóloga Especialista de la Conducta Humana…


GERALDINE EMILIANI

Se dice que hay una diferencia entre la prostituta y la puta: la prostituta hace su oficio por dinero con ausencia de placer; la puta lo hace por placer y lo convierte en su estilo de vida.   La prostiputa mantiene relaciones sexuales a cambio de una remuneración económica con o sin placer. En mis comienzos como psicóloga clínica llegó a la consulta esta señora preocupada y triste en su relación con su único hijo de padre desconocido producto de su trabajo cuyo oficio era vender su cuerpo para su subsistencia y la de su hijo.   Con el pasar de los años logra que su primogénito terminara sus estudios universitarios.   Hoy día, es un reconocido jurista de la localidad y dueño de su propia firma de abogado.   Al enterarse del oficio de su madre sufrió muchísimo y entró en una franca depresión. Fueron muchos meses de sesiones terapéuticas tanto para él como para su progenitora para encontrar ese alivio psicológico producto de esa carga emocional entre ambos.   Hoy día vive ella y gracias a su primogénito en un apartamento muy hermoso en un área de la ciudad y cuidando de sus nietos.   Así como esta historia hay muchas otras cuyos relatos son desgarradores.

 Hay mujeres que tratan sus cuerpos con religiosidad al vestirse y no hablo de que van por la calle vestidas como monjas, solo que al arreglarse lo hacen de manera prudente.   Hay otras que les encanta enseñar lo que tienen de manera libertina. Al fin y al cabo son mujeres. Y, como personas se les debe respeto.

Cabe mencionar la última modalidad de las prostiputas, las llamadas “prepagos” la mayoría vienen de países hermanos con la idea de vender sus vaginas o comercializarse carnalmente cuyos familiares muchas veces desconocen la realidad del trabajo que realizan. Mujeres que guardan silencio para no ser deportadas. Niñas mujeres nacionales y extranjeras explotadas por desgracias del destino, mal remuneradas, acosadas, violentadas y que se sienten la escoria de una sociedad hipócrita y de doble moral. Las más apreciadas -por decirlo así- son las dedicadas al turismo sexual que no deja de ser un negocio lucrativo tanto en mi país como en muchísimos otros.

¿Destino, casualidad, enfermedad, sinverguenzura? No nos demos a la tarea de juzgar sin antes conocer la realidad de cada una de estas mujeres y hombres dedicados a este oficio y que desde antes de la pubertad, son sus propios familiares que los promueven en un negocio que no deja de ser rentable y que perjudica desde una edad temprana su salud mental.

Al publicar este artículo, “La marcha de las putas” habrá recorrido algunas calles de mi país. El objetivo de esta convocatoria es reivindicar el derecho de las mujeres a vestir como les parezca sin necesidad de que se les agreda o falte el respeto en las calles. Estoy de acuerdo. Pero señores, ¿en que país vivimos?

Vivimos en el país que tiene como distintivo la doble moral, la hipocresía y, el morbo y la violencia son un emblema, un comportamiento, una característica. Vestida o no, a la mujer no se le respeta. Nada más piensa en el hombre que se masturba mentalmente con solo ver unas tetas al descubierto. Los atributos de la mujer, atraen, llaman la atención. Y, el hombre se siente hombre si fija su mirada y más aún si llega a tener contacto con el cuerpo de la mujer que los exhibe y, si lo hace de manera seductora, está de más explicarlo. Y, con unos tragos encima, se convierte en presa fácil para los famélicos sexuales. Además, te las encuentras que si no enseñan, no consiguen al hombre de sus vidas o que su oficio como prostiputa, no es cumplido.

Y, les digo algo, son las propias mujeres las que más critican a las mujeres y mucho más si es sobre la belleza de sus atributos. Te encuentras también a aquellos padres y madres cuyos regalos de quince años son el aumento de los glúteos y los senos de sus hijas.    Esa es la moda y la que no está de moda, es considerada la patita fea de su círculo de amistades.

Vaya usted a un coctel, a una boda, en fin, a cualquier lugar de fiesta o entretenimiento, hasta las más pasaditas de edad, madres de adolescentes, te las encuentras junto a su consorte, con las tetas afuera y los amigos de sus esposos babeándose con la idea de disfrutar de un momento de locura sexual.

Bastante hace un hombre al no dejar que sus ojos se fijen en los atributos de la mujer ajena.A la mujer no se le da el sitial que se merece, ni como madre, esposa, ni asalariada. El respeto hacia la mujer se logra cuando ese niño y esa niña se les enseñe desde pequeños a respetar a su madre, vestida o no.

Cuando el hombre respete a su pareja. Cuando se le enseñe a ese adolescente que a la mujer vestida, semivestida o no, hay que respetarla como persona. Cuando se les eduque en materia sexual. Cuando algunos medios impresos y televisivos no saquen en poses provocativas a mujeres que por un par de dólares se dejan manipular.

Me pregunto como sería para esos medios, una semana de ganancias sin mostrar a estas mujeres como lo hacen. Estoy segura que con estas recomendaciones, jamás se convocaría a una marcha de putas.

geraldinemiliani@gmail.com

Este artículo se publicó el 27 de octubre  de 2011  en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos, lo mismo que a la autora, todo el crédito que les corresponde.

¿Cuándo se que he madurado?

 La opinión de la Psicóloga Especialista de la Conducta Humana…

GERALDINE EMILIANI 

Cuando ya no tengo dudas de mi, cuando paso por la vida segura de mi misma, cuando mis pasos me llevan al lugar que quiero, cuando ya no lloro ni me lamento por pequeñeces, cuando mi vida empieza a tener sentido, cuando no dudo de lo que soy capaz, entonces he madurado.

Envejecer es una obligación y la madurez una opción, no es un estado mental, es una actitud, es tener sentido común ante la vida. Empezar a madurar no es un asunto de edad. Se puede ser muy joven y a la vez tener una madurez extraordinaria. Sin embargo, hay personas que nunca maduran, viven la vida como niños, mienten para salir del paso, son ridículos, le hacen la vida imposible a los que adversan sus ideas, tienen el cerebro neuronalmente gangrenado y pervertido, son como niños envueltos en el cuerpo de un adulto. Personas que hacen de sus vidas una pantomima porque no tienen un propósito de vida.

Te encuentras con personas que tienen metas, objetivos y planes de vida. Y, aunque se les presente obstáculos por las distintas presiones sociales, familiares, económicas y laborales, saben cómo enfrentarlas, saben como manejarse ante la envidia y el egoísmo, en otras palabras, saben como manejarse ante la estupidez de algunos cuantos. Son personas que tienen el mundo en sus manos y se convierten en los verdaderos sostenedores de la justicia, su propósito es trabajar por el Bien Común.

Hay otros tipos de personas, que siempre están inconformes, aburridos, arrastrando la manta de su frustración, con grilletes en el alma, no saben qué hacer, no hacen nada por cambiar su vida ni tratan de darle solución a sus conflictos, siempre están a la espera que otras personas lo hagan por ellos. El clásico panameño que espera que todo se lo resuelvan o, el clásico político –tonto útil- que no le importa a quien arrinconan por el solo hecho de salirse con la suya. Un ejemplo típico, un diputado de la Asamblea Nacional cuando vociferó que todos somos mentirosos. En su delirio nadie se salvó; vaya cerebro con pensamientos tan absurdos e irracionales. Verdaderamente que nos encontramos con gente tan torpe y dirigiendo la cosa pública. Al observar sus actitudes, este señor es incapaz de mirar atrás con arrepentimiento. ¡Vaya manera de defender al Presidente Martinelli! Flaco favor le hace. A veces pienso que lo que busca es hundirlo. Calladito se vería mejor.

Y, no solamente él, hay otros tantos politiqueros –tontos útiles- que se dan a la tarea de hacernos la vida imposible. Es por ello, que debemos aprender a escoger a los mejores y pensar detenidamente que no vale nuestro desgaste emocional por quien no sabe respetarnos ni apreciarnos.

La democracia es lo más frágil que hay. A cada segundo se le atropella. La democracia no se construye en pocos o muchos años, ni es potestad de unos cuantos, la democracia la construyes tú con buenos sentimientos por la patria que te vio nacer, cuando logres entender lo que es bueno para ti y para todos, cuando seas leal a tu palabra, cuando tengas a Dios como el artífice de tu vida y el guía en todo lo que haces, cuando te atrevas a erradicar la corrupción, cuando sepas elegir a los mejores para que conduzcan a tu país. Eso también es madurez.

Te sentirás completamente maduro cuando veas que ya puedes caminar sin muletas, sin mochilas en el alma, cuando reconozcas a los que se aprovechan de ti, a los que te engañan. Cuando seas capaz de enfrentarte a ellos sin temor alguno.

Maduras cuando a pesar de los golpes que produce la insensatez de algunos cuantos, no te dejas contaminar. Levántate y logra procesar tus pensamientos hacia un campo de rosas de paz y tranquilidad. No te resignes.

Has madurado cuando veas las injusticias y los malos tratos y cuando te des cuenta que vives en una sociedad indiferente al sufrimiento ajeno y que debes hacer la diferencia. Lograrás la madurez en cada golpe que la vida te da. Cuando ayudas al que lo necesita dando esa palabra de aliento a su angustia.

Maduras cuando digas ¡basta! al que te deja y te toma cuando quiere, haciéndote daño. Maduras cuando no aceptes pedacitos de felicidad. Dios te regaló la vida para ser feliz, no la desaproveches. Y, si en tu camino encuentras dolor y sufrimiento, trabaja tu mente y tu corazón para resolver esos obstáculos, eso también es madurez.

Habrás madurado cuando sonrías mirando la vida con optimismo a pesar de haber llorado toda una noche. Decide madurar para poder mirar a tu alrededor y descubrir qué es lo que más te hace feliz. Hoy solo busca vivir en completa paz y felicidad, para dar a los que te rodean ese nivel de afecto.

La madurez es una bella etapa, es cuando más seguro te sientes de lo que haces, piensas y dices y no necesitas explicárselo a nadie, la gente con solo mirarte ya lo sabe, y sin saber cómo, inspirarás confianza. Siempre habrá personas que se acerquen a ti. Serás como un vaso de agua en el desierto.

Sólo importa una persona para toda la vida y, esa persona eres tú. Más aún si tienes a Dios a tu lado. Piénsalo y verás…

Este artículo se publicó el 19 de octubre de 2011 en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos, lo mismo que a la autora, todo el crédito que les corresponde.

La torpeza del maldiciente

– La opinión de la Psicóloga Especialista de la Conducta Humana…
– GERALDINE EMILIANI – geraldinemiliani@gmail.com  

Uno en la vida debe ser respetuoso con todo lo que nos rodea y con las personas con que nos comunicamos y esto se enseña y se aprende en el hogar. Uno no puede andar en la vida trasteando con palabras obscenas como que si se fuese a ganar algo con eso. Es todo lo contrario, te estresas tú y te haces de enemigos así de fácil. Cuando se pega primero tú no sabes como tu contrario va a reaccionar, y puede ser peor a como tú lo hiciste. Evita una mala hora. Hay que aprender a decir las cosas y a quién se le dice. Y si no tienes cerebro o la capacidad para hacerlo, entonces guarda silencio y trágate tus palabras ofensivas.

Si uno no está de acuerdo con la manera en que el gobierno está gestionando la Cosa Pública, no hay porque quedarse callado. Exprésate con altura, con elegancia y haciendo sugerencias y críticas constructivas, con eso ganas más y aunque pienses que no se te escucha o no se te toma en cuenta tus sugerencias, tranquilo debes sentirte porque en algo contribuyes con tu país. Otra forma de sacar fuera lo que a ti no te gusta, es hablarlo con alguien al que tú confías, o escríbelo para ti y con las palabras que tú consideres. Métele feeling. Es una muy buena terapia.

En relación al incidente de un comentario fuera de todo lugar que se dio en una red social hacia el Presidente Martinelli, a mi me molestó. Se trata del presidente de mi país y jamás podré consentir que se le irrespete ni de esa manera, ni de ninguna manera. Le recomiendo al Presidente Martinelli que una próxima vez no responda a los agravios o aléjese de todo comentario soez. Hay quienes piensan en que si se tolera este tipo de conductas, se le está potenciando. “Si no reaccionas, eres carne de cañón”. Pero, si no aporta nada, hay que eludirla. Comprendo que es difícil, muy difícil cuando la ofensa es totalmente inadecuada y subida de tono. Le duele más al ofensor cuando no se le responde o, cuando se le ignora. “A palabras necias, oídos sordos”. Muy sabio refrán que nos recuerda que no debemos escuchar a los maldicientes que sólo buscan causar estragos y peleas. Además hay mil y una formas de responder al agravio hasta de la manera más sutil. Inténtelo la próxima vez y verá el resultado.

Las confrontaciones suelen terminar en un sentimiento de arrepentimiento por parte de quien inició la discusión y aunque el reclamo sea válido, las formas de expresarlo no lo fueron.

¿Qué hace que algunas personas sean malhabladas y maldicientes y se expresen en términos soeces, abierta y notoriamente? Pues, depende de los individuos que las profieren y de las distintas circunstancias en que se dan. El sujeto que presenta una tendencia patológica a pronunciar obscenidades sufre de Cacolalia o Coprolalia, es un trastorno psíquico que debe ser atendido.

Los delincuentes y pandilleros, generalmente hablan con desvergüenza, insolencia y con una descarada ostentación de sus vicios y lenguaje indecente. Proceden de esta forma para hacer notar que son malos, perversos e infundir miedo en sus víctimas a efecto de perpetrar sus crímenes.

Otros maldicientes son los maltratadores y abusadores de sus hijos o parejas, quienes intentan someter a sus cónyuges o niños, amedrentándolos con palabras desbocadas y humillantes.

En algunas perversiones sexuales o parafilias las personas sienten placer sexual al hablar durante el coito haciendo uso de palabras groseras. En el caso de la Coprofemia el sujeto siente excitación sexual al usar un lenguaje sucio en público.

El lenguaje soez no se acepta socialmente y hay países que  han legislado para evitar este lenguaje. Asimismo, no se admite en los medios de comunicación el uso de groserías.

Usualmente, el insulto vil e impúdico por parte de un maldiciente a terceras personas, es penado por las leyes cuando se hace en público con la intención de difamar, calumniar, injuriar, ofender o deshonrar.

En nuestro quehacer diario nos tropezamos y convivimos con personas que nos hacen la vida insoportable. Que nos hacen sentir mal, frustrados, alterados, enfadados, inferiores, deprimidos y derrotados. Son personas con las que la mayor parte de la gente tiene dificultades para tratar; es decir, es una persona que, en general, está disgustada consigo misma y transmite un cierto malestar y ese malestar se refleja en sus relaciones personales con la gente que le rodea y cuya característica principal en su perfil psicológico es insultar.

Las razones por las cuales estas personas actúan así son por carencias afectivas, complejos, inseguridades,  falta de confianza en sí mismos y la única manera que tienen de igualarse a los demás es apelando a estos mecanismos de defensa: de hundir a su contrario, insultar y llamar la atención. Si la persona continúa con su conducta impúdica entonces tenemos que defender nuestra dignidad porque nos puede afectar nuestro sistema inmunológico.

Cuando una persona reacciona de forma impetuosa e irreflexiva, lo hace sin pensar. Y, más aun cuando se siente lastimada. Reaccionar no es bueno, lo que hay que hacer es actuar: detenerse unos segundos  y analizar si tu respuesta es la adecuada. Estas reacciones naturales reducen la posibilidad de transformar un encuentro negativo en constructivo.

Y recuerda: no somos iguales a quien nos lastima. Si nos faltan al respeto no tenemos que hacer lo mismo.

Este artículo se publicó el  27  de julio de 2011   en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos,  lo mismo que a la  autora,  todo el crédito que les corresponde.

Un pueblo idiotizado

La opinión de la Psicóloga Especialista de la Conducta Humana…

GERALDINE EMILIANI
geraldinemiliani@gmail.com

¿ Qué hace un hombre en el poder por 30 años? Mubarak jugó con las frustraciones del pueblo egipcio por 30 años, con el propósito de un dominio perpetuo, que además de producir traumáticas y perdurables divisiones sociales, desató la ira colectiva que acabó con la traumática y perdurable dictadura. Solo un pueblo idiotizado por el miedo, que conduce a la complicidad con el gobernante de turno, puede caer en tal desperdicio mental.

Hay quienes consideran que las dictaduras surgen por la pobreza, la corrupción y otros males sociales en los países democráticos. Es el hombre y no el sistema quien afecta a la sociedad. Y, aunque un gobierno autoritario y totalitario agrava los problemas sociales, hay otros factores de fondo, menos visibles y más psicológicos, que impulsan a la gente a preferir un gobierno autoritario, en lugar de mejorar y proteger la democracia.

Con el desarrollo de los sistemas democráticos, el hombre obtuvo la libertad para decidir su destino como nunca antes en la historia. Sin embargo, a medida que el hombre se liberó de las cadenas feudales que lo ataban a su ‘amo o señor’, también comenzó a sentir la angustia de tener que tomar sus propias decisiones y asumir todo el riesgo que ello implicaba. Esto es lo que algunos filósofos e intelectuales han denominado acertadamente como el ‘miedo a la libertad’.   Fromm lo explica en pocas palabras: ‘Cuanto más el hombre se transforma en individuo, se presenta el dilema de unirse al mundo a través de las condiciones que le impone la sociedad, en la búsqueda de seguridad. Al acudir a estas formas es cuando el hombre cae en los mecanismos de evasión y apatía, los cuales destruirán la anhelada libertad y su integridad junto con su yo individual’.

Según Fromm, el autoritarismo es un mecanismo de evasión de la libertad que consiste en la tendencia a abandonar la independencia del yo individual para fundirse con algo o alguien exterior, a fin de adquirir la fuerza de la que el ‘yo’ carece. Es decir, busca nuevos vínculos secundarios como sustituto de los primarios que se han perdido; por ejemplo: los impulsos de sumisión y dominación.

Fromm también nos habla de la conformidad automática: este mecanismo se da por ejemplo cuando hay retraimiento del mundo exterior y el individuo deja de ser él y asume una personalidad que la sociedad le asigna.

El conflicto de libertad comienza por el lazo materno. Inicialmente, el humano posee un instinto que le une con su madre. En las sociedades primitivas el individuo estaba muy ligado a su clan.   En las primeras etapas de la vida siempre hay una necesidad de seguridad y orientación que implica una falta de individualidad. Posteriormente, la persona va desarraigándose de sus vínculos primarios. Cuando lo consigue, debe encontrar la orientación y la seguridad que necesita y al no volver a unirse a los vínculos primarios tiene una sensación de soledad y necesidad de cuidado. Entonces necesita aferrarse a algo o a alguien para sentirse seguro.

He aquí cuando aparece el conformismo. Las personas conformistas buscan ‘seguridad’ y no libertad.   Por eso prefieren un gobierno fuerte que les garantice beneficios, aunque ello implique la pérdida de sus libertades. Y, esto es una situación de peligro, porque se abre el espacio para que surjan seres sanguinarios, dictadores, amos y señores disfrazados de salvadores o resguardos de aquellos que no se atreven a hacer las cosas por sí mismos, como el de sacrificarse e invertir horas y energías extras para levantar un negocio propio. Tampoco las escuelas han ayudado mucho, pues enseñan más a estudiar para conseguir trabajo que para ser emprendedores.

Es necesario que los dirigentes de cada país comprendan que los sectores más frágiles de la sociedad deben ser protegidos mediante la oportuna generación de leyes, instituciones, y otros mecanismos sociales correspondientes. Pero sobre todo, es urgente educar a las nuevas generaciones con los valores de la libertad y el emprendimiento, para que desarrollen un espíritu independiente, y puedan entender y perfeccionar la democracia, en vez de destruirla apoyando proyectos populistas y totalitarios. Los líderes autoritarios, son los más propensos a convertirse en dictadores, pues, bajo el pretexto de buscar la ‘justicia social’, tienden a reprimir los derechos humanos fundamentales y terminan sacrificando el desarrollo y agravando los problemas de la sociedad.

Solo la ignorancia puede hacer que un pueblo entero confunda a los demagogos con líderes o estadistas. La educación es la base para el desarrollo integral de los marginados por la pobreza y la ignorancia. Las naciones que posean una amplia cultura democrática estarán preparadas para entender y perfeccionar la democracia, y también para neutralizar con éxito las pretensiones autoritarias de un líder, un partido o una ideología.

Este artículo se publicó el  16  de febrero   en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos,  lo mismo que al  autor,  todo el crédito que les corresponde.

Entre carisma y liderazgo

 

La opinión de la Psicóloga Especialista de la Conducta Humana…

GERALDINE  EMILIANI
geraldinemiliani@gmail.com

Cabría preguntarse, ¿si los partidos políticos y las ideologías son los que movilizan a la gente? o, ¿el carisma es la clave?    En su conferencia sobre ‘Liderazgo y Resultados’, John Sadowsky, profesor de Liderazgo en la Grenoble Graduate School of Business, comienza analizando el porqué Barack Obama se convirtió rápidamente en un líder, mientras que George Bush nunca llegó a serlo y, qué tienen en común Nelson Mandela, Martin Luther King, Mahatma Gandhi y Winston Churchill, llegando a la conclusión de que no hay patrones ni esquemas que puedan explicar sus éxitos, pero lo que sí tienen en común, es que fueron grandes narradores. Aprendieron a conocerse a sí mismos y a usar sus historias de identidad para incluir a la gente en sus sueños y contagiarles sus pasiones y quimeras.

Dice Sadowsky que, mientras Bush contaba una historia de poder para sí mismo, Obama supo inspirar al electorado con su historia personal y, que Gandhi no nació con el don del liderazgo, sino que se transformó en un maestro cuando decidió aprender de su propia experiencia y seguir los dictados de su corazón. Winston Churchill tampoco era un orador nato. El análisis minucioso de sus mensajes, el afán de simplificar las ideas para llegar al gran público y la práctica tenaz, fueron los ingredientes que lo convirtieron en el mejor orador del siglo XX.

Agrega Sadowsky, que el carisma no conduce al liderazgo. Por el contrario, es la ‘pasión por liderar’ la que lleva al carisma. Mi hipótesis central es que el carisma tiene cierto grado de racionalidad y que puede ser explicado a través de cada cultura y de cada uno de los seguidores de un líder.   La gran revolución del carisma tuvo lugar durante los años sesenta debido al uso de la televisión. Ésta ha transformado la morfología del carisma y la imagen pública de los políticos. A pesar de que no podamos concebir las relaciones sociales sin su presencia, el carisma puede convertirse en un peligro al servicio de demagogos e ideologías como el fascismo. Así, un exceso de fascinación por el carisma puede ir en contra de la cultura política y del espíritu crítico de las democracias.   No obstante, para un hacedor de imagen este elemento es un atributo necesario para todo tipo de líderes políticos democráticos, sin el cual los políticos no pueden triunfar electoralmente.    Solo que la compra de conciencia de los electores y las mentiras en las promesas de campaña sean las reglas a seguir.

Carisma es una palabra de origen religioso, y se refiere a un don que Dios les ha dado a ciertas personas para atraer o fascinar a otras.     En psicología, reconocemos a una persona carismática cuando tiene la habilidad de motivar o de entusiasmar a quienes les rodean. Son personas admiradas y queridas por sus seguidores o por el contrario, odiadas por sus adversarios.

No obstante, poseer este don no significa por ello ser ‘buena persona’, porque muchos dictadores y déspotas crueles y sanguinarios a través de la historia han sido carismáticos.

Muchos autores plantean que se nace con este don. Otros tantos, defienden la tesis de que el carisma se aprende como toda habilidad y que otros tienen que construirlo con esfuerzo. Pienso que el ser humano como ente bio—psico—social requiere de un componente genético, de la predisposición mental y psicológica y de un aprendizaje social para desarrollar la condición carismática, así como el liderazgo. Es bueno destacar que no todos los líderes son carismáticos, ni todos los carismáticos son líderes.

Para personas consagradas a una causa, el carisma es una fuerza interna que se posee y que se desarrolla por el interés, la constancia, el esfuerzo y el ejemplo hacia los demás. Para estas personas no importa si se es pequeño de estatura, poco atractivo o agraciado, artista, magnate o presentador de televisión, qué ropas se lleven o si se expresan con el silencio, mientras hacen su obra sin grandes discursos, como la Madre Teresa de Calcuta o Mahatma Ghandi.

El político que posee liderazgo y carisma convence con sus puntos de vista y tomando en consideración la opinión de todos. No impone criterios, los discute, enseña, y guía. Su autoridad no depende de una cara bonita, ni del dinero que tenga, ni del cargo o posición de jefatura, sino de su autoridad moral y del respeto que siente hacia su propia persona. Entiende y está consciente de que se puede equivocar, que la verdad absoluta no existe y que es vital reconocer la opinión de todos.   Acepta la decisión de la mayoría y lucha por mantener los grados de libertad del pueblo que dirige. Lo contrario conduce a la barbarie, al despotismo y a la tiranía.

 

Este artículo se publicó el 9 de febrero  de 2011   en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos,  lo mismo que a la  autora,  todo el crédito que les corresponde.

¿A quién perteneces?

La opinión de la Psicóloga Especialista de la Conducta Humana…

 

GERALDINE  EMILIANI
geraldinemiliani@gmail.com

 

Te perteneces a ti mismo. Eres dueño de tu conciencia. Cada ser humano debe pensar por sí mismo y tomar sus decisiones según su criterio. ¿Por qué? Por qué ninguna persona sueña, ama, siente, inventa, imagina, idea, planea o razona por otra. Y, si esto es así, entonces es esclavo de aquel. No se puede negar que cada quien siente dentro de sí un ‘sentido de pertenencia’: a una familia, a una escuela, a una religión, a una nación y formamos parte de una etnia, una identidad nacional, de una forma de ser y de una cultura.

¿Por qué el sentido de pertenencia? Esto se debe, primero por seguridad. Cada individuo se debe sentir mejor y más seguro cuando forma parte de una comunidad. En segundo lugar, nos agrada ocupar una posición en un grupo porque somos aceptados y, porque nos interesa compartir pensamientos, actuaciones y opiniones con otros y ser reconocido por ello. En la medida que confíen en ti, más confianza tendrás en ti mismo. Al final desearás ser parte de una identidad social o nacional, lo cual ayudará a desarrollar el país donde perteneces.

Cuando los ciudadanos de una nación no poseen el sentido de pertenencia, la cohesión social es inexistente y la sociedad se autodestruye. Sin sentido de pertenencia pierdes tu seguridad individual y social y se encarna mentalmente en ti, la resignación. Cuando esto sucede, la persona vive conforme y se somete a la voluntad de alguien y renuncia a sus principios y derechos y se caracteriza por la docilidad, rendición y sumisión. En pocas palabras, te conviertes en un parásito.

Por eso, es fundamental que sepas distinguir cuándo algo se puede cambiar y cuándo no. Es obvio que no debes resignarte a vivir sin progresar. Tu destino o futuro será superior si trabajas y te esfuerzas para lograrlo. Lo contrario sería aceptar que nada cambia, y que vives condenado a que las cosas permanezcan como están. En este caso, la resignación te llevaría a existir bajo una frustración permanente, no buscar alternativas, cancelar o mantener muy bajo el nivel de tus aspiraciones, sentirte impotente ante todo, subestimarte, ser pesimista, y convivir con una desesperanza aprendida.

El ser humano tiene la capacidad de resignarse y recuperarse por los daños causados por la naturaleza y hasta por experimentar desgracias personales. Pero, cuando se trata de tus valores fundamentales nunca debes resignarte porque a las finales es muy difícil que te recuperes. Jamás debes renunciar a que se te quite el derecho a la vida, a la libertad, a mejorar, a ser feliz y a vivir en paz. La historia nos enseña que cuando un pueblo renuncia a su identidad pierde fuerza, cohesión y fácilmente lo dominan o manipulan otros poderes externos, políticos, económicos, y comandados por una persona y sus serviles. En cambio pueblos con identidad fuerte como Japón, Israel, Alemania, Palestina, resisten lo que sea. Sin embargo, es importante el sentido de pertenencia, sin caer en el racismo y nacionalismo fanático.

Por tanto, cuando hablamos de derechos humanos y de los valores intrínsecos de la humanidad, la palabra resignación no cabe, no tiene validez.   Entonces es el momento de resistir y de tener el valor para cambiar lo que tengamos que reformar o cambiar, cueste lo que cueste.

Mi país debe haber recibido la herencia cultural que sea otro el que piense y actué por nosotros. Y, este es un comportamiento muy negativo, porque si ese otro es un líder y progresó porque se acercó al poder político y se enriqueció escandalosamente y no le pasó nada, sino más bien se le premió con posiciones más elevadas; y, si la forma de conseguir un empleo no fue porque era el mejor, sino porque era partidario de una tendencia o partido político; y, si hacerse rico no depende de aportes tecnológicos y científicos o de ejecutar buenos trabajos sino de cuánto se pagará de comisión a quien otorga los contratos; y, si los ascensos en los escalafones laborales no tienen nada que ver con la preparación académica o profesional sino del amontazgo con el superior jerárquico; y, si el ascenso policial no se supedita a ser de los ‘primeros de promoción’; esto conlleva a una pereza mental ciudadana y, nunca se aprenderá que la única forma de ‘salir de abajo’ es estudiando y trabajando con ahínco para lograr el bienestar de la familia y de toda la sociedad.

Si no hacemos nada y nos abstenemos de pensar y de actuar, la situación no resuelta la decidirán otros por nosotros. Lo peor que se puede hacer es no hacer nada.

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Este artículo se publicó el  2  de febrero   en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos,  lo mismo que a la  autora,  todo el crédito que les corresponde.

El efecto de la estupidez humana

La opinión de la Psicóloga Especialista de la Conducta Humana…

GERALDINE EMILIANI
geraldinemiliani@gmail.com

A veces quisiera hacerme la muy valiente cuando emito mis opiniones a través de esta columna semanal.   Pero en verdad muchas veces siento miedo y eso no es bueno, no es saludable.   Es ese miedo a que mi país vuelva a los años en que la libertad de expresión y de información guardaban silencio.

Expresar tus ideas, opinar sobre lo bueno lo malo y lo feo, te ayuda. Y ayuda a todos hasta al que no quiere oír, al que está enfrascado en su torpeza, en su capricho, en su desamor a la patria y hace daño.   Él no es tu dueño, tú no tienes dueño.    Sentirte en libertad te dignifica, te engrandece. Esa libertad que muchas veces hemos de prostituir porque la untamos en todo, como mantequilla al pan y la encontramos en acuerdos, convenios, contratos, hasta en las obras literarias.   La hemos cantado, la hemos bailado, la hemos llorado, la hemos pintado y, la seguimos soñando. Es causa de inspiración y emotividad. La usamos como bandería de rivalidades y disputas y hasta nos orgullecemos al pronunciarla y nos creemos grandes patriotas al defenderla.

Amigo y amiga, cuando sientan una molestia, preocupación o temor, escríbelo en el diario de tu propia vida, eso alivia y te hace reflexionar.   Allí te desahogas, te confiesas contigo mismo. Guardar silencio te afecta, debilita tu corazón que se agita de dolor, porque sientes esos sobresaltos angustiosos, el sobresalto de ese peligro inminente que se te acerca y no puedes con él.

A los periodistas que trabajan con la obsesión de hacer el bien buscando e investigando la noticia, craneando para que la verdad salga a relucir, y nos llegue sin un punto y coma de más, aunque esa verdad moleste a otros, mi admiración. Ese es el buen periodista, amante de su profesión, que bajo las inclemencias del tiempo y muchas veces sin ingerir alimento alguno, nos mantienen bien informados.

Es terrible y muy pero muy triste el periodista que se doblega porque ha de bailar al ritmo de la complicidad en la fiesta de los corruptos porque el dueño del medio le advirtió:   ‘¡Eso no va! porque molesta a los poderosos’.    Señores Periodistas ustedes son nuestros oídos, nuestros ojos, nuestra voz, no nos defrauden. Háganse sentir como Dios manda, porque la Panamá por dentro los necesita.

La Panamá por fuera es bella, elegante, entusiasta, la envidia de muchos de nuestros hermanos países, pero la Panamá por dentro sufre, gime, llora, y grita, porque la maltratan, la golpean, la queman con el fuego de la indiferencia y sin misericordia igual como le sucedió a los 7 internos del Centro de Menores aquel domingo 9 de Enero, precisamente en la fecha en que muchos panameños murieron enfrentándose a la estupidez humana del intruso prepotente, y cuyo único y sano objetivo fue por nuestra soberanía, por nuestra libertad que no se compra, no se vende y no se alquila.

Así como castigamos la conducta del delincuente, gente que lucha contra el egoísmo resistente de una sociedad humanamente deteriorada, materialista, hostil y espiritualmente vacía, ¿quién castiga la pasividad, el individualismo, el oportunismo, el amiguismo, el parentesco, y los favores y compromisos políticos debido a la estupidez humana de todos los gobiernos en detrimento de un pueblo sediento por abrir caminos, conocer los medios y encontrar los fines?

Somos soberanos de nuestra vida mental y afectiva, praxis y razón, ese es el sentido de la verdadera libertad. El hombre no puede estar sometido bajo el dominio de nadie. Nuestra conciencia en sus perspectivas intelectuales, afectivas y de acción, no tiene dueño.

El rostro de la estupidez humana se ve reflejado en el rosario de problemas e injusticias sin resolver y en el tiempo que se invierte en temas tan insignificantes como las discusiones estériles,  peleas irreconciliables, enredos, bochinches e hipocresías,  y que me hacen sentir indignada y sin fuerzas para continuar y luchar contra la corriente.

Cuando será el momento en que esa misma estupidez humana entienda que se ha comprobado científicamente que la convivencia social de un país es uno de los factores más trascendentes para el bienestar, armonía y felicidad de sus habitantes. Somos fundamentalmente animales grupales y nuestro equilibrio mental es mucho mayor cuando nos encontramos en un ambiente de tolerancia y de estrecha comunión.

Se ha demostrado hasta la saciedad que cuando nos encontramos solos estamos más predispuestos a un amplio espectro de enfermedades físicas, sociales y mentales.  No puede haber un ‘yo’ sin un ‘tú y todos’ esto es mucho más que un concepto filosófico y constituye una necesidad humana fundamental.

 

Este artículo se publicó el 26 de enero de 2011   en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos,  lo mismo que a la  autora,  todo el crédito que les corresponde.

Favores políticos

La opinión de la Psicóloga Especialista de la Conducta Humana…

GERALDINE EMILIANI
geraldinemiliani@gmail.com

 

El hablar y escribir sobre lo acontecido aquel domingo en el Centro de Cumplimiento de Menores me ayuda a soportar psicológicamente esa sensación de dolor, enfado y preocupación.

A modo de resumen el siguiente análisis psicológico del incidente: de parte de los custodios y policías clínicamente observé ese patético sentido de fuerza, potencia, cinismo y placer en situaciones sádicas, ligado a la necesidad de poder sobre su objeto de dominio.

Custodios y policías con posibles historias de frustración, inadecuacidad, resentimientos, maltratos y humillaciones por medio de la cual se encubre o se compensa consciente o inconscientemente esas debilidades o deseos de hacer daño, lo que conduce a un refuerzo de sentimientos de inferioridad. Un uniforme y un cargo endiosa a los acomplejados y los ‘eleva’ a una altura ficticia pero efectiva para su cruel propósito.

De parte de los internos: la impotencia y el dolor se convirtió en su única respuesta para sobrevivir en ese contexto de desesperación.   Sobre la incidencia de las quemaduras se estima que por las características, efectos y consecuencias estas constituyen una de las lesiones más graves y adversas experimentadas por el ser humano.

Durante la hospitalización los menores experimentan dolor, miedo, ansiedad y alteraciones del sueño. Las características propias de la lesión junto al hecho inexcusable determinan el pronóstico de la misma y de las secuelas psicológicas del menor y su familia.   En el caso de estos internos, la muerte parece ser la única alternativa.

Se sabe que en estos delincuentes precoces es frecuente la no aceptación de normas de disciplina y que deben pagar por los delitos cometidos, pero además tienen otras grandes desventajas: la impulsividad y la rebeldía y la falta del manejo en la solución de sus conflictos internos y externos, ausencia de una educación integral y guía espiritual, aunado a factores sociales, económicos, y familiares.

Y, es por ello, que se les priva de su libertad para que se le brinde las herramientas adecuadas a su resocialización para luego ser reinsertados a la sociedad como hombres de bien. Pareciera que en esos centros de reclusión lo que más se maneja es precisamente el reaprendizaje de mecanismos de destrucción mental y social.

Tampoco es de extrañar que después de lo ocurrido es que se va a revisar los protocolos o procedimientos establecidos para atender motines y hacer los correctivos necesarios. ¡Vaya torpeza! Este incidente pudo haberse evitado, si los sistemas y procedimientos de trabajo de las instituciones involucradas hubiesen existido.

¿Hasta cuándo los favores políticos a figuras que por el amiguismo y parentesco ligado a las ambiciones personales, se les acomoda en el engranaje gubernamental como trofeo sin tener el perfil, el conocimiento, la experiencia, y la preparación académica para que sus funciones sean eficaces y efectivas?

¿Cómo no se van a dar éstas situaciones si el personal civil regente en las cárceles de mi país no está calificado para tan sensitiva labor?   Nada daña más el desarrollo de nuestra sociedad que la pasividad, el individualismo, el oportunismo, el amiguismo, el parentesco y los favores y compromisos políticos.

Este es un problema que data de hace décadas. El sistema no está colapsado, los colapsados debido a los favores políticos y ambiciones personales es el personal administrativo al frente de estas instituciones, eso es todo.

Hay mil y unas formas para mantener a estos muchachos ocupados. Hay mil y unas formas para que a los custodios y policías se les capacite mental, emocional, y profesionalmente y cumplan con su labor para poder lidiar con gente en conflicto, aunque de criminales se trate.

La Psicología mantiene un cuerpo de teorías y modelos que nos permiten entender y visualizar la conducta criminal desde varias perspectivas que integran la biológica, la social y la psicológica. Existe una serie de pruebas psicométricas que están diseñadas para analizar el cerebro y determinar la capacidad mental y revelar los misterios de la personalidad. Igualmente, existen terapias psicológicas para la resolución de conflictos. ¿Por qué no considerar la aplicación de estas pruebas y sesiones terapéuticas periódicas desde el momento en que un menor es recluido? ¿Por qué no considerar la aplicación de éstas pruebas y sesiones terapéuticas periódicas a los custodios y policías encargados de éstos menores?

Las imágenes y gritos desgarradores de los muchachos quedará fotografiada en la mente de cada uno que vio el vídeo. Definitivamente que no hay justificación alguna de un hecho que sólo la mente de un sádico puede perpetrar. Y, si la acción fue intencionalmente dañina como se aprecia, desciende esta acción al primer estrato de un desequilibrio mental.

Definitivamente, que un modelo de prevención bien estructurado es la herramienta eficaz para evitar situaciones de peligro inminente como la que se dio aquel domingo en el Centro de Cumplimiento de Menores y todo debido a favores y compromisos políticos.

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Este artículo se publicó el 19 de enero de 2011   en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos,  lo mismo que a la  autora,  todo el crédito que les corresponde.

‘Sin excepción, Sr. Presidente’

La opinión de la Psicóloga Especialista de la Conducta Humana…

 
GERALDINE  EMILIANI
geraldinemiliani@gmail.com

Sirva el siguiente relato como preámbulo a mi artículo de hoy: ‘Estando correctamente ubicada en el carril respectivo y en una calle sumamente angosta, un camión de esos inmensos de la Coca Cola con placa número 515322 se lanzó sobre mi vehículo privándome del paso que por derecho me correspondía.

El conductor, cual dueño de la calle, hizo que mi vehículo y otros seis retrocediéramos, calculo unos 30 metros. No había más espacio y más nada que hacer. El tipo no contento con esto y desde su cabina y cerrando el puño de su mano me amenazaba con que me iba a pegar; además de gritarme todo tipo de improperios, se bajó del camión para lanzarse sobre mí.

A Dios gracias varios de los conductores afectados se le enfrentaron al observar la actitud de este criminal del volante hacia mi persona. Denuncié el hecho ante uno de los directivos de la Coca Cola. Se han limitado a darme una respuesta de cortesía. Lo prudente es inhabilitarlo de conducir mientras reciba tratamiento psicológico, ya que es un criminal en potencia y desdice la imagen comercial de la empresa’.

Este relato tiene varios mensajes. Uno de ellos lo puedo aplicar ante la falta de tolerancia, respeto y educación debido a la inestabilidad emocional hasta mental de algunos mortales. El otro es que hay seres que se creen dueños de la verdad y con derecho de insultar a quien se le ponga en su camino y los estorbe. Otros se creen mayorazgos del país que habitan, imponiendo sus ideas y manipulando como juguetes a toda alma viviente y cuando le venga en gana.

Lo anterior también se puede aplicar a la ley que reformaría el Código Penal para castigar con cárcel de 2 a 4 años a quienes insulten al Presidente o a cualquier servidor público elegido por votación popular.   Sepan ustedes señores proponentes de la ley que el ejemplo entra por casa.   Si eres servidor público debes dar ejemplos de respeto y excelencia en tu trabajo, si no lo haces estás incitando a que el común de los mortales te trate precisamente con irrespeto.

No estoy de acuerdo que nadie insulte a nadie y mucho menos al Presidente de mi país. Y, acusar de delito sin presentar pruebas, es aventurarse al precipicio. Sin embargo, hay situaciones que se dan a diario de parte del Presidente y de servidores públicos que producen rabia, descontento y apatía y que en su momento se han de usar palabras humillantes para descargar ese estado de ánimo ante las injusticias y miseria humana.

Miseria humana como la presentada en el Centro de Cumplimiento de Menores donde la autoridad del mismo debiera ser removida por su falta de previsión y destreza en el cargo.

La pugna entre el Presidente y el PRD situación de nunca acabar donde la provocación y la confrontación entre ambos son conductas a seguir, da tristeza. El Presidente Martinelli fustiga con calificativos desagradables al PRD donde hay gente seria y honesta y por supuesto los habrá también nada serios y nada honestos como en cualquier otro colectivo político.

Y el PRD ni corto ni perezoso le responde de igual manera al sentirse ofendido. Este tira y jala no nos conviene cuando el país está vuelto un desastre por el alto costo de la vida, de los miles de fracasos y deserciones escolares, de las dirigencias deportivas en perjuicio de nuestros atletas, y para colmo sin agua e inundados de basura; y, otro sin fin de etcéteras que demanda de todos capacidad, disposición, unidad y armonía.

Difiero del PRD por no haber aceptado la invitación del mandatario para trabajar juntos por Panamá. Los motivos sobran y parte de esos motivos se debe precisamente a la actitud desafiante y nada elegante del Presidente.

A los partidos de oposición, grupos de la sociedad civil y medios de comunicación hay que dejarles hacer su trabajo, eso es parte de la democracia. Es bueno escuchar lo malo y lo feo de la gestión gubernamental, eso ayuda al Presidente. Irse de bruces contra ellos, es fatal.

‘Presidente Martinelli, en el Consejo Nacional de Periodismo existe el Comité de Ética, donde se sanciona a todo aquel que comete faltas que afecten la honra de cualquier ciudadano y con derecho a réplica con la misma prominencia de la nota que se haya publicado contra el agraviado.

Además, en la esfera civil está claramente contemplado ese recurso. Pero, se requiere de parte suya y de sus funcionarios un rol conciliador, coherencia, compostura y excelencia en su dinámica gubernamental.

Donde hay respeto sin infundir temor, reina un ambiente de aceptación.  Aceptación de parte suya hacia todos por igual, sin excepción.  En otras palabras ‘tus acciones deben ir encaminadas a hacer el bien sin mirar a quién’.

 

<> Este artículo se publicó el 12  de enero de 2011  en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos,  lo mismo que a la  autora,  todo el crédito que les corresponde.