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La opinión de…
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Eugenio L. Morice –
El novicio de la tríada electoral ha propuesto el zipper, que intercala a candidatos de ambos sexos en las papeletas, indistinto de los méritos electivos; o que los partidos reserven a las féminas el 50% de los puestos en las listas de sus primarias. La propuesta busca incrementar la representación de las mujeres, en base a que una democracia no funciona adecuadamente cuando la mitad no participa en las decisiones. El zipper es jerárquico y emblemático, ya que reserva cargos sobre aquellos elegidos merecidamente. Por demás, contradice la igualdad consagrada en la Constitución y legislación nacional.
Estoy a favor de acrecentar la participación de las mujeres, así como de tantos otros grupos sociales, pero no con las alternativas que cocinan en una comisión de reformas que nunca antes ni ahora ha producido proyectos que se acerquen a los postulados del 1 y 2 de la Constitución.
La cuota del zipper puede aplicarse por ley o por los partidos, su fin es afectar el resultado de una elección. Bélgica es el único de la Unión Europea que la ha establecido por ley, sin embargo, ocupa el lugar 11 de mujeres parlamentarias. Francia, Italia y Reino Unido la aprobaron, pero sus tribunales las declararon inconstitucionales. El aumento de mujeres parlamentarias en varios países de Europa se debe a que los partidos, en aras de la equidad y práctico objetivo de ampliar su fuerza electoral, han balanceado sus candidaturas entre mujeres y hombres, incluso dentro de sus órganos internos.
Acreditándole alegórica coautoría a la tríada del TE, el extenso y oneroso informe del PNUD menciona que el estudioso Mark P. Jones refiere que la ley de cuotas panameña (30%) es inefectiva, ya que la Asamblea es la que tiene menos mujeres de toda Latinoamérica; pero adelanta que la causa radica en el diseño electoral panameño, citando las diminutas magnitudes circuitales, voto preferencial y reparto por residuos. En síntesis, Jones ofreció recatadamente pocos ejemplos, para no decir que el sistema es una aberración.
La reforma constitucional de 2004 trancó la conformación de circuitos de mayor magnitud, amplitud que permitiría superar el obstáculo electivo que enfrentan los ciudadanos de diversos varios sociales, sean mujeres u hombres, por cuanto los diminutos privilegian a los adinerados, ricos de pueblo, ostentadores del poder estatal e, incluso, a dirigentes sindicales que se valen de las finanzas de sus organizaciones. Por supuesto que la conformación de circuitos de mayor dimensión debe acompañarse de un adecuado método de votación y mecanismo matemático de elección que se aproxime a un reparto proporcional de escaños o cargos.
El irracional sistema electoral imperante es un obstáculo a la amplia participación y representatividad de candidatos y candidatas. No será el zipper, cuotas obligatorias, absurdas candidaturas por la libre que nadie sabe sus ideologías, etc., sino una reforma constitucional que, entre tantos, restrinja la reelección legislativa y municipal a un período, asigne la facultad de establecer las divisiones políticas del país a equipo multidisciplinario, consejo nacional electoral que administre las consultas populares; y ley de partidos que fije las pautas democráticas que deben ceñirse, para evitar feudos privados.
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<> Este artículo se publicó el 17 de diciembre de 2010 en el diario La Prensa, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
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