Panamá La Vieja, 490 años de historia (II)
La opinión de la Periodista y Profesora
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Lucia Lara M.
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En 1976 Panamá la Vieja es declarada Conjunto Monumental Histórico por la Ley 91 y el 3 de julio de 2003, La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) lo incluye en la lista Mundial Cultural.
En sus 490 años, Panamá Viejo en la historia de la metrópoli istmeña, entre las ruinas de sus templos y palacios coloniales, cuyos paredones aún desafían la injuria del tiempo y se mantienen erguidos para rememorar las glorias de Castilla, cuyos hijos fueron otrora poseedores de estas tierras, se puede ver todavía el presbiterio de la Iglesia Metropolitana de Tierra Firme donde se celebró el más trascendental convenio de aquellas épocas. En el tiempo que ha transcurrido mucho han sido los aportes que consignan la historia de Panamá Viejo que, en conjunto con la apertura del Canal de Panamá, se mezclan unas series que más que historia es un vestigio que se conexiona estrechamente con todos los acontecimientos al tráfico interoceánico del 15 de agosto de 1914.
La ciudad de Panamá creció rápidamente desde el momento de su establecimiento, manteniendo su posición como el más alto puesto del pacífico, y la primera parada de la ruta de tránsito a través del Istmo. A través de este puerto pasaron todas las grandes producciones de oro y plata de las ricas minas del Perú y de las minas en la provincia de Veraguas, así como los productos de la pesca de perlas en la bahía de Panamá.
Entre muchos de los proyectos para Panamá Viejo se busca devolverle a la plaza su lectura urbana, resaltando sus características originales: amplitud, volumetría de su entorno, dimensiones y paseo perimetral pontificado. El uso propuesto asegura la lectura de la plaza como el espacio urbano más importante en el sitio histórico y la convierte en una herramienta fundamental para la interpretación y trasmisión de los valores culturales del Conjunto Monumental Histórico de Panamá.
Esto hizo posible que se conservarán aquí valiosos restos materiales del pasado colonial y de la época prehispánica, que nos permiten hoy estudiar los orígenes de la capital panameña.
Esta Vieja Ciudad de Panamá, con sus calles empedradas, caserones de maderas y de altos ventanales que conocieron nuestros padres, han quedado atrás en el tiempo y en su lugar se levantan una moderna urbe impulsada por un desarrollo inmobiliario sin precedentes.
El vertiginoso crecimiento de la metrópoli, apuntalado por un vigoroso centro financiero con 87 bancos y activos por más de 29 mil millones de dólares, la influencia turística de visitantes ávidos de conocer; el aumento de la población inmigrante interesada en adquirir residencia permanente en el país; y el incremento de los negocios de bienes raíces, han transformado radicalmente la fisonomía de nuestra ciudad.
Sin embargo, es importante mencionar que la metrópoli con su moderna arquitectura es punto de atracción para los visitantes, también lo es el denominado Casco Viejo de la Ciudad, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, el Casco Antiguo de la Ciudad muy visitado por los turistas, se encuentra en un vasto proceso de restauración a fin de devolverle su encanto de antaño, con sus barrios residenciales de estilo francés, sus plazoletas y restaurantes al aire libre.
Quizás sea esa reunión entre lo antiguo y moderno, lo que resulta más atractivo para los turistas, tener la oportunidad de apreciar en sus diferentes facetas la evolución histórica de esta urbe, hasta alcanzar el grado que hoy nos enorgullece a todos los panameños.
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Publicado el 15 de agosto de 2009 en el diario el Panamá América Digital, , a quien damos, lo mismo que al autor, todo el credito que le corresponde.
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