En medio de todo el alboroto que generó la propuesta del burgomaestre Bosco Vallarino de dilucidar en una consulta popular, proyectada para ser tutelada y a lo grande por el Tribunal Electoral, el sitio donde realizar el próximo carnaval, la capital del país coronaría en el 2010 y de manera desapercibida, los 100 años de instauración oficial de estas fiestas, detalle que al parecer desconocen las autoridades responsables de su organización.
Y es que es poca la referencia pública disponible. Revisando los escritos sobre el tema en los archivos de la prensa nacional encontramos que: “ A partir de 1910 la actividad sufre un giro radical. Ese año la alta sociedad citadina se encarga de la organización, tras la emisión de un Decreto alcaldicio que ordena organizar el Carnaval de una forma más civilizada “. Entonces nace un evento con un tono lujoso, con carros alegóricos, desfiles y con la participación de reinas escogidas entre las señoritas de la alta sociedad. Esta nueva organización no significó, sin embargo, el fin de la celebración entre la gente del pueblo.
La referencia anterior no es extraída del suplemento que cada cierto tiempo se publica en nuestro medio para resaltar los orígenes y grandeza de la aristocracia criolla, sino de un trabajo periodístico desarrollado hace unos años por el diario La Prensa.
Lo cierto es que cada vez más el Carnaval capitalino pierde su gracia y lucidez, a riesgo de que se propicien las condiciones y el momento en que dejen de ser oficiales, por el poco importa demostrado por las autoridades competentes a través de los últimos tiempos. ¿Cuándo fue la última vez que supo Usted de un Carnaval capitalino con “ tono lujoso, carros alegóricos, desfiles, etc., etc. “?
Los datos disponible sobre la fecha de inicio formal del Carnaval de Panamá son asignadas a las historiadoras Damaris Díaz Smirnov y Coralia de Llorente. Según el reportaje antes mencionado, Díaz Smirnov explica que en Panamá las referencias sobre la actividad datan del siglo XIX. Díaz descubrió unas líneas escritas en un ejemplar del Star & Herald del 10 de marzo de 1859, en las que – con cierto tono de alivio – se comenta el fin de la fiesta: “ un número de bailes y fandangos en Santa Ana y un desfile de negros por las calles, aullando hasta convertir la noche en pesadilla ”.
Explica que en esa época las clases bajas celebraban el Carnaval en Malambo y Malambillo y realizaban competencias en el mar, en el área del mercado y en Punta Prieta.
Desconozco si a la fecha las autoridades municipales o el actual titular de Turismo tendrán conocimiento de los hechos arriba descritos. Lo que no puede ser es que se organice el Carnaval con millones del Erario Público (dinero que pertenece por igual al resto de los panameños que no residen en la capital y cuyos carnavales no son subsidiados) utilizando métodos silvestres, promoviendo focos de corrupción y de resultados desastrosos.
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Publicado el 4 de septiembre de 2009 en el diario La Estrella de Panamá, a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde
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