Transmitiendo nuestro legado

La opinión de la Doctora…..

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Celia Moreno de Serrano

Es importante hacer consciencia que “nosotros somos el cambio que queremos ver en el mundo”, como decía Gandhi.  Nuestro deber como personas conscientes de su legado, de su herencia, y del impacto que esta tiene en la construcción de la autoestima de nuestros hijos e hijas, y de las generaciones futuras, hace que nos volvamos permanentemente vigilantes, para así transmitir creencias y conceptos positivos a esa personita que depende de mí.

En el caso de los afrodescendientes, es vital que le transmitamos a la nueva generación lo positivo de ser “negro”, ya que esta representación mental es fundamental para la formación del concepto positivo y sano de su identidad, de su “Yo”.

Para esto debemos conocer nuestra historia, nuestro legado, darle su debida relevancia y darlo a conocer por los demás. En nuestro legado cultural panameños tenemos mucho de que enorgullecernos: los cuentos orales del tío conejo, del tío tigre, que transmiten una sabiduría popular, la historia de los congos, el folclore del candomblé y de los diablitos, el delicioso sabor de nuestras comidas bocatoreñas y colonenses, para nombrar los más conocidos. Y por fin, todo el aporte social, histórico y cultural, que han representado las migraciones de negros antillanos y negros coloniales, a nuestro istmo.

¿Como lograrlo? Ahora que se va a dar el Censo, el 16 de mayo, en nuestro país y que vamos a contestar a la pregunta “¿Alguna persona de este hogar se considera negro (a) o afrodescendiente?”, tenemos que contestar orgullosamente “sí”.

Por primera vez en mucho tiempo, tendremos conocimiento de cuántos somos, lo que permitirá una mayor visibilización de la comunidad negra, el establecimiento de políticas públicas que coadyuven al desarrollo de poblaciones marginales y por fin, el reforzamiento de nuestra identidad.

Tenemos la oportunidad de poner en marcha un “movimiento de la negritud”, para que la población negra recupere su orgullo, su confianza, y su identidad, que las nuevas generaciones crezcan orgullosas de ser quiénes son.

¿Qué podemos hacer? Podemos crear consciencia de nuestra identidad, construir y reforzar una imagen positiva de lo que es ser “negro o negra”, cada uno en su realidad. Recopilando nuestras historias orales, transmitiéndolas, escribiendo artículos, organizando capacitaciones para dar a conocer nuestra historia, la historia de la negritud, la historia africana.

Podemos redescubrir autores como el haitiano René Depestre y su Buenos Días y Adiós a la Negritud; como George Reid y su Afro-Latinoamérica; Alberto Barrows y su Piel Oscura Panamá; George Priestley y su Etnia, Clase y Cuestión Nacional en Panamá; Melva Lowe de Goodin, De Barbados a Panamá; Maloney Francis, Los afro-panameños y la Etno Educación, etc.

Es nuestra responsabilidad de ser conscientes de nuestro legado y de transmitirlo a las generaciones futuras. Es parte de lo que es construir la nacionalidad, y más específicamente la identidad nacional, para empoderarnos y empoderar al hombre y mujer del mañana.

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Este artículo se publicó el  14  de mayo de 2010 en el diario  El Panamá América a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Identidad negra

La opinión de la Doctora…..

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Celia Moreno de Serrano

El Martiniqués, Aimé Césaire, hombre político y poeta que nos dice: “La Negritud resulta de una actitud activa y combativa del espíritu”; “Ella es sobresalto, un sobresalto de dignidad”; “Ella es rechazo, quiero decir un rechazo a la opresión”; “Ella es combate, es decir combate contra la desigualdad y la inequidad”.

¿Qué es la identidad? La identidad define el conjunto de elementos que nos caracteriza como personas primero, y como comunidad, después.

¿Cómo se construye la identidad? A través de la mirada del otro. Primero de nuestros padres, de los compañeros de escuela, de colegio, y luego de la comunidad. Y por fin, se construye gracias a la consciencia de mi propio ser, y de la voluntad de construirme a mi mismo, y no dejar que otro defina lo que soy. La formación de la identidad es interactiva y continua, o sea, que evoluciona en permanencia.

Ahora bien, dos siglos de esclavitud, de colonización y de marginación, dejaron una huella profunda en la psiquis colectiva.

No olvidemos que en la esclavitud, el negro era considerado como un animal de carga, y fue cosificado, humillado, oprimido y violentado.

En la colonia, pasó a ser ciudadano de segunda categoría, marginado socialmente y excluido de la educación. Debido a todas estas circunstancias históricas, se fue formando una representación mental en el inconsciente colectivo, constituido de estereotipos negativos de lo que es el ser negro: agresivo o violento, porque se revela contra la opresión; tonto, porque es excluido de todo tipo de educación, etc. Todo esto va creando imágenes y creencias negativas, que son internalizadas a su vez por esos mismos que son discriminados.

El concepto de lo que es bello, también hace parte de estas creencias colectivas, o idiosincrasias y prejuicios sociales. Por mucho tiempo, se consideró que los estándares de la belleza eran los de la raza caucásica, lo que excluía evidentemente los rasgos negroides. Se consideraba feo: el pelo cuscús o rizado, tener labios gruesos, tener la nariz chata, etc.

Infelizmente, muchas personas afrodescendientes internalizan estos prejuicios y creencias limitantes, lo que los “aliena”, o hace que vivan en disociación, afectando profundamente de manera negativa su autoestima y seguridad en el mundo. La alienación o disociación hace referencia a la idea de sentir como algo ajeno y hostil lo que es propio. Es el resultado de la integración o asimilación de la exclusión por parte del excluido. Así, vemos como un afrodescendiente discute con otro quién es más “negro”, o le prohíbe a sus hijos e hijas de relacionarse con esos “negros”, refiriéndose a los “negros”, como …. los otros, esos allá. El resultado de esto es que algunos no acepten sus rasgos negroides y tratan por todos los medios de separarse o alejarse de su herencia negra y evidentemente, terminan por no aceptarse ellos mismos.

Para construir un “Yo” sano y equilibrado, es indispensable aceptar su identidad, ya que esto le permitirá tener una buena autoestima y seguridad personal, lo que le permite al ser humano desarrollar a plenitud su potencial, por eso en el Censo digamos “orgullosamente afrodescendiente”.

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Este artículo se publicó el  7  de mayo de 2010 en el diario  El Panamá América a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.