Grado de inversión y pobreza

La opinión de

Luis De Gracia Ramírez


Muchos en el país están a la expectativa de que se logre el anhelado grado de inversión, esperando que este anuncio solucione todos los problemas del país, aunque considero que sí tendrá repercusiones positivas a mediano y largo plazo (si se mantiene la calificación en el tiempo), no considero que este anuncio será la panacea universal para el más de un millón de pobres que existe actualmente en el país.

El grado de inversión no es más que una nota de referencia que otorgan las calificadoras internacionales y, por ende, el sector privado (especialmente el financiero) al riesgo de invertir en un país. Es decir, mientras más riesgoso es el país, más baja será su clasificación. Si usted es un inversionista (de bienes raíces o del mercado financiero) y le ofrecen escoger entre varias oportunidades de negocios en varios países, de seguro evaluará el riesgo de recuperar su dinero; uno de esos riesgos  (aparte del riesgo del negocio en sí mismo) es que el gobierno del país en que escoge invertir, por ejemplo en títulos de deuda, entre en crisis y declare que no podrá cumplir con el pago de su deuda  externa, o sea, que no le pagarán los títulos de deuda que compró a ese país (por lo menos en el corto plazo).

Por ese riesgo los inversionistas piensan que para poder arriesgar su dinero, es necesario exigir (como mínimo) un margen mayor de ganancia, pero se apoyan en las calificadoras para tener idea de cuánto más riesgosos son los países (por cierto, las calificadoras trabajan para los inversionistas, después de todo, ellos son los que deciden qué van a hacer con su dinero, porque muchas veces invierten en títulos de deuda, en materias primas o en acciones de empresas).

Al tener un grado de inversión, el país (empresa privada y gobierno) puede decirle a los inversionistas internacionales que todas las inversiones tienen un riesgo menor que otros países (u  otros negocios, porque la calificación varía por empresa y sector económico), por ende, la prima de riesgo que penaliza al país (aparte del riesgo del negocio en sí mismo) es mucho menor.

Lo anterior se traduce, al menos, en dos grandes beneficios para la Nación:

1. Llegada de más inversiones al país (mediano y largo plazo, no instantánea), por una menor penalización (riesgo)  a las inversiones extranjeras. Generalmente las grandes empresas como Movistar, HSBC, entre otras, miran esos indicadores antes de invertir en un lugar, esto trae aumentos en el empleo formal y mayor recaudación fiscal, por los impuestos que pagan.

2. El costo que paga el Gobierno Nacional por acceder al mercado financiero es menor, es decir, que habrá más recursos disponibles para financiar los programas sociales y los nuevos préstamos serán otorgados en condiciones más ventajosas.

Ahora bien, el hecho de tener un país con grado de inversión no significa que este pueda resolver, por sí solo, los grandes problemas de la ciudadanía, es necesario fortalecer la política social. Se requiere formular, ejecutar e implementar mejor las intervenciones de manera inter e intrainstitucional para combatir las diferentes problemáticas sociales.

La calificación de grado de inversión no fue por sí sola, la que le otorgó  una mejor calidad de vida a  los chilenos, ni tampoco significa que en México o  en Perú  no existan pobres, significa que estos países pueden acceder a mayor cantidad de recursos, no obstante, es responsabilidad de los gobiernos y demás actores de la sociedad combatir la pobreza e incluir a los excluidos.

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Artículo publicado el 19 de marzo de 2010 en el diario La Prensa, a quienes damos, lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.