Cambio en relaciones internacionales

La opinión de…

Euclides E. Tapia

Las revelaciones de Wikileaks ponen en perspectiva una situación que obliga calibrar sus implicaciones en el conjunto de las relaciones internacionales actuales. Para algunos, los documentos secretos difundidos en los últimos días no son más que chismes, pues la mayor parte de la información es conocida. En realidad, en tales documentos solo se ven opiniones tangenciales sobre algunos dossiers internacionales, no así su gestión real, es decir, la orientación a largo plazo de Estados Unidos sobre los mismos.

De allí que las supuestas “revelaciones” de Wikileaks no informan sobre las estrategias de las grandes potencias sobre cuestiones espinosas que ocupan los primeros lugares en el ranking internacional, tales como los nudos que impiden la solución del problema israelo-palestino, las fuerzas profundas que explican la conducta individual de las grandes potencias respeto a los planes nucleares de Irán, los límites reales de tolerancia de Washington a los juegos de guerra de Corea del Norte; es decir, asuntos que por su importancia están en capacidad de alterar el orden internacional vigente.

Es más, los documentos que estaban en línea en realidad aparecen así, porque no provienen de alguna potencia enemiga, grupo terrorista o revelan planes de defensa, estrategias nucleares o documentos de servicios secretos. Ello explica por qué ni el Departamento de Defensa ni la CIA o el FBI se sientan aludidos.

En consecuencia, la reacción norteamericana vis a vis, el contenido de los documentos, no es del todo justificable y más bien revela un celo propio de la gran potencia que se siente agraviada, porque le pusieron sus partes al desnudo. Por ello, la criminalización de las actividades de Wikileaks y el arresto de su director en jefe, Julian Assange, se acerca a la aplicación de métodos de represión propios de regímenes como el chino, cubano o norcoreano, que temen por algo que tienen que esconder, y se alejan de la democracia, que se precia de servir de ejemplo por su transparencia. Contradictoriamente, es probable que las consecuencias del cablegate en las relaciones internacionales, coyunturalmente, se limiten a afectar la confianza entre los Estados y, estructuralmente, la forma de comunicación de los diplomáticos, quienes ante el temor de hackers espías, capaces de hacer públicos los análisis que realizan de los gobiernos en donde están acreditados, se verán tentados a echar mano de la comunicación cifrada.

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<> Este artículo se publicó el 10 de diciembre  de 2010  en el diario La Prensa, a quienes damos,  lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
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Río San Juan, manzana de la discordia entre ticos y nicas

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La opinión del Profesor Titular de Relaciones Internacionales de la Universidad de Panamá…

Euclides E. Tapia C. 

Tres son los aspectos neurálgicos de la controversia. El primero, lo constituye el proceso de sedimentación acelerado que revela el río San Juan al punto de que más del 90% de su caudal se va hacia Costa Rica, por el río Colorado (300 mil metros cúbicos de agua) y menos del 10% se queda en Nicaragua a partir del punto donde se bifurca, que se denomina “El Delta”, territorio lleno de arena y sedimentos, que se orienta al Caribe, a través de cinco caños, creando una “bahía”, que más parece una frontera terrestre que fluvial.

Como se sabe, para enfrentar el problema Nicaragua procedió al dragado del río San Juan, provocando la reacción tica, que teme que ello perjudica su millonaria industria turística.   Es evidente, que con la limpieza se ampliará el afluente natural e histórico del San Juan, logrando fortalecer sus salidas, lo que figurativamente sería igual, que si en vez de una llave, (el río Colorado en Costa Rica), se abrieran dos o más simultáneamente, dividiendo el agua en todas las salidas posibles, lo que reduciría en menos de un 12%, el caudal que exclusivamente usufructúa Costa Rica, a expensas de las aguas del lago Nicaragua y del río San Juan.

El segundo, es la presencia de fuerzas militares nicaragüenses en una zona de 3 km conocida como Finca Aragón, en la que se depositaban los sedimentos resultado del dragado, en la punta superior de una “isla” fluvial, que los costarricense denominan Isla Calero. Contrario a tal tesis, Nicaragua aduce que tal punta, es un área, parte de lo que ella identifica como isla Harbour Head, que según los laudos de Alexander, es una sector demarcado como territorio nicaragüense, al cual se le debe restablecer el hito correspondiente.

El tercero, que se confunde con la delimitación de la frontera. En realidad ese trabajo fue resuelto, por el ingeniero estadounidense Edward Poter Alexander, quien hizo las mediciones necesarias para fijar los límites, en 1897 y 1898.   Por tanto, lo que está pendiente, no es la delimitación fronteriza, sino, el trabajo de posicionamiento de los hitos o mojones en los tramos de la frontera que en la actualidad, así lo exijan. Tales posiciones geográficas son hoy fácilmente localizables, por medio del Sistema Global de Posición mediante satélite (GPS).    Sin embargo, hasta la fecha Costa Rica se niega concluir (de 137 puntos identificados bilateralmente, solo ha querido certificar 17).

Ante el escenario planteado, considero inadecuado y hasta peligroso que Panamá esté a priori tomando partido en cuanto conflicto internacional aparece, (casos: árabe-israelí, Colombia-Venezuela y ahora Nicaragua–Costa Rica y luego tener la desfachatez de proponerse como mediador, sin ni siquiera diferenciar el rol de mediador, del de buen oficiador ); pues ello no solo pone en evidencia nuestro talón de Aquiles, es decir, lo vulnerable de la seguridad, protección y defensa del Canal y su cuenca hidrográfica, sino que además demuestra un excesivo nivel de politización de nuestra política exterior.

Para nadie es un secreto que la reacción panameña se explica porque Nicaragua es gobernada actualmente por una persona internacionalmente aborrecida, sin embargo ello no debe confundirse con que la cuestión del río San Juan distingue banderías políticas a lo interno de los países beligerantes. Recordemos que quienes recientemente se enfrentaron en la Haya, fueron dos gobiernos ideológicamente afines: el del presidente Enrique Bolaños en Nicaragua y el de Abel Pacheco en Costa Rica. En el diferendo actual, tanto el Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP), como el Cardenal Miguel Obando y Bravo, están apoyando al gobierno de turno, por lo que en caso de una ruptura, Panamá sería la perjudicada, toda vez, que es precisamente Nicaragua el único país, con el que gozamos de un superávit comercial.

No puedo concluir sin exteriorizar algunas dudas que la problemática me despierta. Uno, en la hipótesis de que la finca Aragón no se resulte ubicada geográficamente en territorio nicaragüense, como alude Nicaragua, ¿estaríamos acaso ante una calculada maniobra de Managua, dirigida a conminar a la comunidad internacional a que obligue de una vez por todas a Costa Rica a ejecutar los Laudos de Alexander, fijando los hitos fronterizos?

Dos, si Nicaragua accede a retirar las tropas del territorio en litigio…, ¿que garantiza que la OEA, obligue a Costa Rica a certificar y construir los hitos, que junto a la contraparte, identifico en la frontera y al revés, la situación siga igual que antes, perjudicando a Nicaragua?

Tres, en el evento de que los hitos fronterizos se logren establecer y resulte que efectivamente la finca Aragón se encuentre en territorio nicaragüense, ¿como quedaría parada la OEA?

Por último, con la aquiescencia de las partes…, ¿estarían los Estados Unidos dispuestos a servir de garantes, de que una vez se acuerde el retiro de simultáneo de fuerzas armadas o de seguridad, se inicie de inmediato el establecimiento de los hitos fronterizos?

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<>Artículo publicado en dos entregas:  el 19  y el 20 de noviembre  de 2010  en el diario El Panamá América,   a quienes damos,  lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.
Más artículos del autor en: https://panaletras.wordpress.com/category/tapia-c-euclides-e/

Sobre defensa de nuestra frontera

La opinión de…

Euclides Tapia Campos

Uno de los últimos shows mediáticos fue el provocado por las declaraciones del ministro de Seguridad Pública, José Mulino, y la interpretación que de ellas se hizo.  Más del 99% de las opiniones hacía ver que Panamá se inmiscuía en el conflicto colombiano.

Pues bien, sin temor a que se me adscriba al supuesto minúsculo grupo de personas que en este país tiene una visión contraria del asunto y sin pretender con ello caerle en gracia a nadie, quiero remitirme a un escrito que hice hace siete años, en 2003. En tal oportunidad sostenía, como ahora lo hago, que el conflicto colombiano deja de serlo al momento en que transgrede sus fronteras.

Si tales fronteras son las nuestras, es evidente que la respuesta panameña no puede ser diferente a la que, en caso semejante, puedan dar Brasil, Ecuador o Venezuela, si es del interés real de tales países no contagiarse con el conflicto. Ello significa que para repelerlo debidamente es indispensable utilizar un poder de fuerza y fuego superior o como mínimo equivalente, por lo que a ningún país se le ocurriría hacerlo con simples policías.

En nuestro caso, es necesario que, de una vez por todas, se demuestre ante la faz internacional que la provincia de Darién no es refugio de ningún actor del conflicto colombiano, llámense FARC, ELN, paramilitares o gobierno de ese país, y que el territorio de Panamá se defenderá, incluso si ello requiere de apoyo extranjero.

Por experiencias anteriores, en el caso particular del gobierno de la presidenta Mireya Moscoso, se demostró que una forma eficaz de contener el derrame de las fuerzas irregulares colombianas hacia nuestro territorio fue el compromiso del Gobierno de Colombia de reforzar militarmente la frontera con Panamá, de forma que se obligara a la guerrilla a mantenerse dentro de los límites colombianos.

Si hoy en día ese mismo compromiso lo ratifica Bogotá y, más aún, por primera vez en la historia de las relaciones entre los dos países se ventila la posibilidad de desarrollar la frontera común a través de un proyecto de desarrollo económico y social en la región darienita de Altos del Tuira, con recursos de la Corporación Andina de Fomento, enhorabuena.

Además debemos ser conscientes de que un proyecto de esta naturaleza debe por definición introducir un componente de seguridad, máxime por las características de la zona, si no ¿de qué otra manera podría ser viable? Entonces ¿cuál es la razón para hacer de la propuesta todo un sismo? Parece evidente que los juicios emitidos al respecto están per se sobrecargados de una valoración más política que de cualquier otra índole.

<> Artículo publicado el 12 de septiembre de 2010 en el diario La Prensa   a quienes damos, lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.

De la fase bilateral a la multilateral

La opinión de…

Euclides E. Tapia C. 

La crisis entre Colombia y Venezuela se caracteriza por la participación de actores primarios y secundarios, la cual para su solución requiere transitar por un proceso mínimo de dos fases. Entre los actores principales aparecen Colombia, con 289 mil víctimas registradas por el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas, donde el narcotráfico y los paramilitares conservan buena parte de su estructura, incluyendo lazos con poderes del Estado.

La contraparte principal son las FARC, guerrilla, de 60 años de actividad, con vínculos umbilicales con el narcotráfico, cada vez más degradada. El otro, Venezuela, que entre los países con frontera con Colombia es el acusado de dar albergue a las FARC y al ELN, que se ha visto obligada a renunciar a la tesis de valorar a las FARC como fuerza beligerante y admitido que las guerrillas no pueden tomar el poder por la fuerza. Finalmente, Estados Unidos, país que se involucra en el conflicto, al momento de la firma de un acuerdo que le permite el uso de siete bases militares.

Por su parte, los actores secundarios: Ecuador, Brasil y Panamá, como países fronterizos de Colombia, de alguna manera son afectados por el conflicto, por lo que deben ser considerados en la solución. Identificados los actores, veamos los aspectos intervinientes en la negociación. Por lo que respecta a la fase bilateral (Colombia–Venezuela) es evidente que el punto neurálgico es el estatus de las FARC en Venezuela y el de las bases militares norteamericanas en Colombia. Su abordaje requerirá de concesiones mutuas, como el desmantelamiento de las FARC y el ELN en Venezuela, por Chávez, y la garantía de Santos de que sus bases extranjeras no servirán de instrumento para una agresión contra Venezuela.

El cumpli miento de tal compromiso produce que el resto de la agenda se decante por añadidura; ello es la reanudación del comercio bilateral, la cancelación de las deudas a los empresarios colombianos, el desarrollo fronterizo, la lucha contra el narcotráfico y el contrabando. En resumen, se desmonten los obstáculos para el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países. La solución de la crisis será temporal, ya que para que resulte estructural es necesario que la causa fundamental del conflicto se extirpe, por lo que se hace obligatorio agotar otra fase del proceso negociador, que procure una solución negociada del conflicto interno colombiano, ello es la ineludible desmovilización de las FARC y el ELN. Para el logro de ello, es imprescindible el concurso activo de todos los actores (primarios y secundarios).

El rol de los mismos es determinante, debido a la capacidad de presión, político-militar que puedan ejercer, pues sin su concurso será imposible obligar a las FARC y el ELN a deponer las armas y facilitar su inserción en el proceso político colombiano; que debe ser el objetivo estratégico a cumplir.

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Este artículo se publicó el 17 de agosto de 2010  en el diario La Prensa,  a quienes damos, lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.

El mejor lugar para ubicar el nuevo aeropuerto internacional

La opinión de…..

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Euclides E. Tapia C.

La posición geográfica es un recurso en función del mercado nacional e internacional que, en ultima instancia, determina el valor de ese recurso. Por lo tanto, si el país requiere encontrar un sitio entre Panamá y David para establecer un aeropuerto internacional en el interior, que facilite el servicio de transporte de personas, mercancías, bienes e información, por su localización ese lugar es la ciudad de Aguadulce.

En efecto, un simple ejercicio de medición demuestra que la distancia entre Chitré, Santiago, Las Tablas y de David a Penonomé, así como de las mismas ciudades a Aguadulce, produce un ahorro de 44 kilómetros favorables a Aguadulce, lo que evidencia sobremanera la condición de punto equidistante de esta ciudad, respecto a los otros centros urbanos del interior del país.

Más aún, Aguadulce es la ciudad del interior con mejor ubicación, porque cuenta con los instrumentos espaciales vitales o ventajas comparativas, que la microrregión exige. Tales ventajas comparativas son:

1. Su céntrica posición geográfica respecto a los otros centros urbanos del país; así, en su momento la ciudad fue reconocida por las autoridades de Estados Unidos quienes establecieron allí una base militar aérea durante la Segunda Guerra Mundial.

2. A diferencia de Penonomé, que es un área cercana a la cordillera lo que pone serias limitaciones al proyecto, Aguadulce cuenta con la presencia de un relieve poco vigoroso, lo cual además disminuye con creces los costos de inversión que el nuevo aeropuerto exige.

3. La presencia de una economía externa (puerto internacional), provee a Aguadulce de la experiencia o del savoir faire en materia de comunicación.

4. La existencia de un denso tejido de comunicación terrestre, con tres vías de acceso a la ciudad, facilita el movimiento de hombres y mercancías, haciéndola operar de hecho como un centro logístico natural, lo que a la postre determinó su vocación industrial y comercial.

En conclusión, para la óptima explotación de su posición geográfica y beneficios, no solo del desarrollo turístico de Coclé, sino también como eje de desarrollo del cinturón de todas las playas del Pacífico (Herrera, Los Santos, Veraguas y Chiriquí), y del desarrollo económico en general del interior del país, Aguadulce pone como capital de garantía su principal ventaja comparativa: su privilegiada posición geográfica, misma que con la existencia de un aeropuerto internacional potenciaría, además, las ventajas competitivas del distrito.

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Este artículo se publicó el 18 de mayo de 2010 en el diario La Prensa, La Prensa, a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

¿Es prudente romper con Taiwán?

La opinión del profesor……

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Euclides E. Tapia C.

Recientemente en los medios de comunicación se ha vuelto a reactivar el polémico tema de las relaciones entre nuestro país y Taiwán, al punto de insinuarse, una ruptura de relaciones diplomáticas, en ocasión de supuestas infidencias del Presidente tico, Oscar Arias.    Sobre el particular, nadie pone en duda, la importancia creciente en todos los campos de la RPCH, con todo, el tema del establecimiento, mantención o ruptura de relaciones diplomáticas entre países, no es una decisión que se toma a la ligera.

Supongo que el ejemplo de Costa Rica, impele la reacción mediática; sin embargo, no reparan en el hecho, de que esa misma decisión no la han repetido Nicaragua, Paraguay, ni El Salvador, que tienen gobiernos más afines a Beijing, que a Taipei.   La respuesta a ello es simple, resulta que en política exterior, si algo cuenta es precisamente su antípoda, es decir, la política interna, ello es, la necesidad de que el interés nacional encuentre expresión en las relaciones externas y esto únicamente se cristaliza, si se implementa una política exterior genuinamente interméstica.

A propósito de interés nacional, el mismo constituye el conjunto de valores y exigencias que un país hace o desea hacer prevalecer en la comunidad internacional. Estos se dividen en intereses vitales y secundarios, por lo que cabe preguntarse ¿Acaso constituye un interés vital de Panamá, el establecimiento de relaciones diplomáticas con la RPCH? Para resolver dicha ecuación hay que poner en una balanza, el significado que una u otra relación tiene para nuestro país.

Así, por el lado de Taiwán, este mantiene más de 60 empresas (entre ellas la Evergreen), realizando inversiones en Panamá, valoradas en más de mil millones de dólares, que generan alrededor de 28 mil empleos. Es el cuarto usuario del Canal y tercer proveedor de la Zona Libre de Colón (11%), con 361 barcos registrados con bandera panameña y un TLC, que asegura exportaciones panameñas por más de 40 millones de dólares.

La relación con Taiwán ha permitido la transferencia de tecnologías para el cultivo de arroz y hortalizas. Igualmente, Panamá ha recibido créditos blandos, donaciones (hospitales, edificios y carreteras, etc), cooperación técnica, proyectos de ingeniería y construcción entrenamiento y formación de estudiantes universitarios.

En cuanto a la relación RPCH-Panamá. Este es hoy el tercer usuario del Canal, (38%). A su vez, junto a Hong Kong ha incrementado sus negocios en la Zona Libre, apareciendo como el mayor proveedor (29,5%.) y la Hutchison Whampoa tiene presencia en nuestro conglomerado portuario. Por su parte, el número de barcos chinos que utiliza bandera panameña entre la RPCH (614) y Hong Kong (348), ronda las 962 embarcaciones.

Retratado someramente el estado de la situación de nuestras relaciones con Taiwán y la RPCH, a nuestro juicio, la ruptura de relaciones con el primero, pasa, por considerar que la estructura económica de Panamá (77% del PIB en el sector terciario), no influye en la determinación de nuestros vínculos externos y que los representantes nacionales de los sectores secundario o primario, se muestren interesados (caso del café en Costa Rica), en dicha acción. Segundo, que el reconocimiento diplomático de la RPCH por Panamá, obtenga la aquiescencia de Washington, a pesar de las suspicacias de estos, respecto a los intereses de Beijing en el canal y tercero, la disposición de Panamá, para admitir que el reconocimiento de uno, este condicionado al rompimiento diplomático con el otro.

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Artículo publicado el 9 de febrero de 2010 en el Diario El Panamá América, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Panamá y el Parlacen, fin de un matrimonio por conveniencia

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La opinión de….

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EUCLIDES  E.  TAPIA  C.

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Ante la eventualidad de que el Ejecutivo fijara su posición sobre el retiro de Panamá del Parlamento Centroamericano (Parlacen), nuevamente, aparecieron argumentos sin fundamento sobre la ilegalidad del acto. Sobre el particular, reitero que la denuncia de Panamá tiene asidero jurídico, conforme a lo consignado en la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969. Esta sustenta que en el caso de que un tratado no prevea la denuncia o el retiro del mismo tal derecho puede inferirse de la naturaleza del tratado. (Artículo 56, Num.1, Lit. b).

Si por naturaleza del tratado interpretamos que se trata de un tratado de integración, entonces, es obligante calibrar el grado de integración que presenta. Comoquiera que el Parlacen revela una débil consistencia jurídica, ya que sus decisiones no son obligatorias, es evidente que constituye una entidad extremadamente laxa como para erigirse en pilar de la integración.

Si se sugiere que se aspira a convertir la institución en una instancia supranacional, es evidente que ni siquiera los países más afines: Guatemala, El Salvador y Honduras, admitirían a la postre la cesión completa de sus atributos soberanos. Concluyo, entonces, que ni al revés ni al derecho el Parlacen tiene futuro. Por lo que atañe al argumento legal interno, es menester aclarar primero si la participación en dicho organismo responde o no a un interés nacional vital de la República de Panamá.

Cabe advertir que en el fondo nadie duda que el asunto en cuestión nada tiene que ver con que el retiro sea o no legal, sino que de lo que se trata, es de la postura obtusa de un partido que, no siendo padre de la criatura, lo que realmente defiende es un bolsón político que le permite en cada elección premiar con 4 mil dólares, y otras prebendas, a una decena de sus ungidos. Lo anterior nos conduce a la conclusión de que nuestra permanencia en el Parlacen no se corresponde, siquiera, con un interés nacional marginal.

En consecuencia, me congratulo por la decisión del Ejecutivo de aprobar nuestro retiro del Parlacen y, además, aunque obligado por la coyuntura externa, de someter lo actuado al legislativo. A su vez, para sepultar el cuestionamiento interno, me reitero en la necesidad de dar por concluido el proceso con un referéndum, el cual, aunque revele exigua participación y nos cueste algunos millones de dólares, siempre será menos de lo que anualmente malgastamos, permaneciendo en esta organización y disipará para siempre toda pretensión futura de reintegrarnos.

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Publicado el 21 de noviembre de 2009 en el diario LA PRENSA, a  quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde.

Parlacen… punto sin retorno.

La opinión de…

Euclides E. Tapia

Parlacen… punto sin retorno.

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En relación con la Resolución emitida por la Corte Centroamericana de Justicia el 23 de septiembre pasado, que niega a Panamá la posibilidad de retirarse del Parlamento Centroamericano (Parlacen) y ante el anuncio de que el 17 de octubre se presentará por esa organización una demanda por daños y perjuicios al Estado panameño, es menester destacar lo siguiente:

Primero, que dicho dictamen es ilegal, porque Panamá no es parte de la Corte ni ha aceptado su jurisdicción ni ha consentido que se le aplique su estatuto, por lo tanto, al arrogarse a sí misma jurisdicción para escuchar casos contra nuestro país, sin tenerla, contraviene el derecho internacional, toda vez que no está legitimada para ello.

Segundo, que la tesis de que Panamá no puede denunciar unilateralmente al Parlacen porque su tratado no contempla disposiciones que lo permitan, es contradictoria pues paralelamente niega la denuncia en virtud de los antecedentes y la naturaleza comunitaria del tratado.

Es evidente que tal aseveración no resiste la crítica, puesto que si la Convención de Viena no hubiese previsto la existencia de tratados que no contemplaran su denuncia, entonces cómo se explica que la Corte sustente su argumento, en virtud de la naturaleza del tratado del Parlacen. En otros términos, la Convención de Viena en el numeral 1, literal b, del artículo 56, admite que el derecho de renuncia o de retiro de una organización internacional, pueda inferirse de la naturaleza de su tratado. Al respecto, cabe advertir que la Corte no diferencia entre la naturaleza jurídica del Parlacen y naturaleza jurídica de la (supuesta) comunidad centroamericana. A propósito, es evidente que si la naturaleza jurídica en las organizaciones internacionales depende en gran parte de su derecho de formación de voluntad y que para nadie es un secreto que las decisiones del Parlacen no son preceptivas, entonces ¿de qué derecho comunitario centroamericano que tenga como fuente el Parlacen estamos hablando?

Es evidente entonces que, en cumplimiento del mismo artículo de la Convención de Viena, que la Corte esgrime (56), pero numeral 1 literal b, nuestro país puede perfectamente retirarse tanto del Parlacen como de la organización internacional, que así lo crea conveniente a sus intereses nacionales.

Por último, no quiero terminar este artículo, sin antes cumplir con el objetivo fundamental del mismo, el cual consiste en recomendarle al gobierno nacional, que la decisión ejecutiva de retirar a Panamá del Parlacen, debe ser obligatoriamente refrendada por el Órgano Legislativo y luego de ello, someterla a un referéndum bajo supervisión de la OEA. La ventaja de dicha estrategia de gestión del problema, consiste en que al apuntalar la medida con el mandato soberano del pueblo, se imposibilitará que en el futuro, otras fuerzas políticas intenten revertir lo actuado.

Más aún, recomiendo también que se gestione cuanto antes nuestro ingreso al Fondo de Cooperación Económica Asia Pacífico y se finiquite nuestra incorporación a la Asociación Latinoamericana de Integración.

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Publicado el 8 de octubre de 2009 en el diario La Prensa,   a  quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

¿Es legalmente sustentable la renuncia de Panamá al Parlacen?

¿Es legalmente sustentable la renuncia de Panamá al Parlacen?

La opinión del catedrático….

Euclides E. Tapia C.

Entre otras, constituyen características de las organizaciones internacionales que son sujetos secundarios de derecho internacional, que deben su existencia a un acto jurídico denominado Tratado. Las mismas se rigen en base a las normas de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados entre Estados y las Organizaciones Internacionales o entre las Organizaciones Internacionales, del 21 de marzo de 1986. Dicha excerta legal, incluye entre otras, las cláusulas de denuncia de los Acuerdos Internacionales Multilaterales de los cuales los Estados son parte. Dicha cláusula debe ser entendida como la facultad de un Estado parte en un Tratado, de poner fin a éste mediante declaración de voluntad en tal sentido. La motivación interna que un Estado tiene para retirarse de un Acuerdo, vendrá dado o bien porque el objetivo que le llevó a vincularse fue cumplido, (México-TIAR-2002), porque pierde la esperanza de concretar el objetivo o por motivaciones más profundas, (Japón – Sociedad de Naciones/SN1931, Alemania-SN-1933, Paraguay –SN-1933 y Honduras-OEA-2009).

Por lo que atañe al Parlacen, aunque este no contempla la salida del mismo, lo cierto es que, como cualquier otra entidad internacional que nació como producto de una asociación voluntaria de Estados, la posibilidad del retiro de su Tratado, constituye una prerrogativa inalienable de sus miembros, aunque no esté expresamente pactada. Esto explica, la creación por la Convención de Viena aludida, de reglas supletorias como el Artículo 56. numeral 1. literal. b., en el que subraya que el derecho de renuncia o de retiro, de una organización internacional, pueda inferirse de la naturaleza de su Tratado .

A propósito, los elementos esenciales del mismo, permiten advertir que estamos ante la presencia de un subsistema de un sistema superior en jerarquía, como lo es, el Sistema de Integración Centroamericana (SICA), el cual aparte de contar con su estructura orgánica particular (Reunión de Presidentes, Consejo de Ministros, Comité Ejecutivo y Secretaria General), incorpora entre otras instituciones, al Parlacen, mismo que constituye una institución subregional sui generis, de carácter político, restringida geográficamente, basada en un Tratado-Ley Multilateral, de duración indeterminada, abierto y solemne, por lo que se infiere de su naturaleza jurídica, que constituye un tertium genus de organización internacional.

En conclusión, contrario a los fatuos argumentos de que ante la inexistencia de cláusula de retiro del Parlacen, este inhibe a sus miembros de dar por terminada su relación con él,  la normativa internacional reconoce que las obligaciones contraídas en los Tratados Multilaterales, son acuerdos que bajo ningún concepto pueden afectar la sustancia de las competencias soberanas de cada Estado contratante. Por lo tanto, en cumplimento del artículo 56, numeral 2; exactamente dentro un año, a Panamá, no le podrán aplicar las normas, ni jurisdicción del mismo .

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Publicado el 29 de agosto de 2009 en el diario El Panamá America Digital, a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde

El debate por la salida del Parlacen

El debate por la salida del Parlacen


La opinión del internacionalista panameño …

Euclides E. Tapia C .


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Tal como sabemos, se han vertido muchas opiniones respecto a la decisión del Gobierno Nacional de retirar nuestro país del Parlacen. Quien suscribe este artículo es, por formación profesional, internacionalista, con 28 años de servicio docente en el área de las relaciones internacionales y con experiencia en el servicio exterior, por concurso de carrera diplomática.

Mal podría entonces favorecer las posturas de retirada, suspensión o expulsión de los países de las organizaciones internacionales. Sin embargo, el caso que me ocupa, tiene sus particularidades. Prima facie, pareciera una actitud egoísta de nuestro mandatario, quien al no permitírsele la representación de su partido en tal organización, aprovecha su investidura y la fuerza legislativa de su partido y alianza para retirar a Panamá del ente aludido.

Sin embargo, si hilamos más delgado, constataremos que la decisión, que como aparenta para la oposición, es producto de una reacción a una acción políticamente contraria, no debe juzgarse a la ligera.  En efecto, ¿acaso olvidamos la génesis del ingreso de Panamá a dicha organización subregional? Permítaseme recordar, que en aquella oportunidad, el gobierno de Endara pasaba por una crisis de reconocimiento internacional muy seria, ya que desde que nuestro país fue expulsado del Grupo de Río en el periodo de Noriega, para su readmisión, al nuevo Gobierno se le puso como condición, la realización de nuevas elecciones.

En consecuencia, el ingreso de Panamá al Parlacen, se presentó como una tabla de salvación, en el sentido de que tal gobierno alcanzaría mayor legitimidad externa, si respondía al cortejo de ingresar a tal organización, en reemplazo de la anterior. A ello se le sumó otra poderosa razón que favorecía tal medida. Me refiero a los no tan halagüeños pronósticos de reelección de muchos legisladores de entonces, para los cuales el Parlacen, se constituía en el nicho perfecto, para prolongar una condición que inexorablemente se extinguiría.

Por tanto, qué mejor oportunidad que esa para el Gobierno de entonces, de vincularnos políticamente a una región con la cual hasta entonces, la única relación real era (y es), la geográfica, debido a la inexistencia de lazos históricos, culturales o de otro de tipo, de Panamá con Centroamérica. De lo anterior se desprende, que no existían razones de peso para integrarnos a un proyecto del cual siempre fuimos ajenos, ya que en todo caso, lo único que nos vinculó en aquella oportunidad con dicha subregión, fue nuestro papel de mediadores en un conflicto, que desangró a la misma, pero que tampoco nos contagió.

Así como es imposible presentar argumentos serios que sustenten prolongar nuestra presencia en el Parlacen, mucho menos responsabilidad nos pueden exigir los países miembros de una organización, que no ha potenciado su capital funcional, ello es, sus organismos especializados, de manera tal, que se pueda demostrar su razón de ser.

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Publicado el 22 de agosto de 2009 en el diario La Prensa, a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde