Mi encuentro cercano del tercer tipo con un Padre de la Patria

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Una nota publicada por el miembro Presidente de la Asociación «Jovenes en pro de la Seguridad Ciudadana…..
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RAFA  ZEVALLOS
Hace unos días recibí una llamada invitándome a participar en el día de hoy, como representante de la «Sociedad Civil» en el inicio del debate en la Asamblea Nacional sobre la creación del Ministerio de Seguridad.

Con gusto acepte y me presente en horas de la mañana en la antesala de la Comisión de Gobierno en la cual me encontré con el Vice Ministro Garuz, quien se encontraba conversando con el Honorable Diputado Miguel Fanovich.

El Viceministro me saludo muy amablemente y me presento al honorable diputado. Luego de esto iniciamos una amena conversación sobre el proyecto de ley de agencias de seguridad, proyecto por el cual hemos intercambiado opiniones en diversas ocasiones. Cabe destacar que en todo momento la conversación fue de altura, amena y con total respeto.

Al ser avisado de que la sesión estaba a punto de iniciar, el señor Vice Ministro me invito a pasar al salón principal de la Comisión de Gobierno, momento en el cual el Honorable Diputado Fanovich se dirigió a mi persona solicitándome que le recordara al Vice Ministro sobre un tema que habían tocado durante su conversación. Yo me disculpe con el Honorable Diputado y le explique que no trabajaba con el señor Vice Ministro. En ese momento el señor Vice Ministro intervino y le explico que yo era un representante de la sociedad civil que iba a participar en el proyecto en mención.

Luego de esto el Vice Ministro se retiro del saloncito dejándome solo por unos segundos con el Honorable Diputado Fanovich. Fue en este momento que el Honorable Diputado cambio drásticamente su tomo de voz y se dirigió a mi persona con la siguiente frase:

Así que representante de la Sociedad Civil?…Déjense de esa “ahuevazón” de andar criticando nuestro proyecto tributario. Ustedes no saben nada de lo que están hablando…

Yo asombrado e indignado por el tono, el contexto y la vulgaridad con la que se expresó el Honorable Diputado, solo me limite a contestarle de la siguiente manera:

Mire señor Diputado, usted antes de dirigirse a los miembros de la sociedad civil, debe aprender a respetar

Inmediatamente después me retire del salón sin volver a intercambiar palabra alguna con esta persona.

Este tipo de actitudes no le hacen bien a nadie y mucho menos viniendo de parte de un Honorable Diputado de Gobierno, quien ha sido elegido por la sociedad civil para representarla, defenderla y velar por sus intereses.

No quisiera volver esto un tema político ya que no lo es. Este tipo de acciones son y serán reprochables para cualquiera sin importar de que partido sea o si representa al gobierno o a la oposición.

Tampoco me interesa hacer nada al respecto a parte de hacer publico este hecho y dejar que los ciudadanos juzguen por si mismos esta situacion. Lo que si quisiera es hacer un llamado profundo a la convivencia pacífica, a la tolerancia y sobre todo, al respeto de las ideas de todos los ciudadanos que vivimos en este pequeño pero gran país.

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Publicado el 5 de marzo de 2010 en Facebook por el autor a quien damos todo el crédito, el mérito y la responsabilidad que le corresponde.

Seguimos pagando por dormir con el enemigo

La opinión del Presidente de la organización «Jóvenes por la Seguridad Ciudadana»……

Rafael Zevallos

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Seguimos pagando por dormir con el enemigo

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Hace 2 años publiqué uno de mis primeros artículos de opinión llamado “Durmiendo con el Enemigo”.   En esa publicación trate de plasmar mi profundo dolor por la pérdida de una querida amiga y mi seria preocupación por la gran falta de responsabilidad y profesionalismo que encontré al investigar un poco más a fondo la industria de las agencias de seguridad en Panamá.

Tengo que ser justo y aclarar que no podemos generalizar cuando abordamos este tema, no obstante, después de participar de un operativo realizado por el Ministerio de Gobierno y Justicia en el año 2007, puedo hacer constar que apenas el 30% de las agencias existentes cumplen con los requisitos mínimos establecidos por ley.

Armas ilegales o no registradas; agencias operadas desde el maletero de un auto; agentes extranjeros indocumentados; pistolas de juguete; personal no capacitado; duplicación y triplicación de turno, fueron solo algunas de las infinitas anomalías que encontramos en ese entonces.

Recientemente, nuevamente una persona inocente perdió la vida en un «incidente» en el que estuvo involucrado un agente de seguridad.

Cualquiera pensaría que después de vivir esta y tantas otras experiencias trágicas como la del asesinato de la recepcionista de Laboratorios Raly, el caso de las muchachas del Deli Gourmet o el horrendo crimen de nuestra amiga (todos a manos de agentes de seguridad)… se iban a tomar medidas drásticas e inmediatas para corregir esta situación. Lamentablemente esto no fue así.

Tanto el Ministerio de Gobierno y Justicia, las propias empresas de “Seguridad Privada”, así como nosotros mismos los ciudadanos y empresarios que contratamos estos servicio hemos permitido que este tipo de situaciones continúen al mantener en el olvido el proyecto de Ley que busca regular esta industria en Panamá, el cual se encuentra “engavetado” en este Ministerio desde hace más de 2 años.

Entonces por qué nos sorprendemos cuando nos enteramos que dos de los tres agentes de seguridad involucrados en el último robo a un camión blindado tenían antecedentes penales?   Sabían ustedes que el asesino de nuestra amiga confesó haber estado consumiendo cocaína junto a sus cómplices toda la tarde, en el mismo edificio donde horas después le quitaría la vida?   ¿Alguien verificó el perfil psicológico del agente de seguridad de Laboratorios Raly?   ¿Hasta cuándo vamos a permitir que esto continúe?   ¿Cuántas personas más tienen que sufrir?

¿Quién obliga a estas empresas a investigar el historial policivo de sus agentes?   Quién verifica que le realicen pruebas antidoping periódicamente y de forma seria?   ¿Quien certifica la capacidad, el entrenamiento y la estabilidad psicológica de estos agentes?   ¿Quién verifica el cumplimiento de los requisitos mínimos para operar estas empresas?   ¿Cuáles son las consecuencias cuando se incumplen con estos requisitos?   ¿Quién las aplica?    Y por favor, seamos serios y no pretendamos engañarnos al decir que el reglamento existente en el Ministerio de Gobierno y Justicia cumple con estas funciones.   Todos sabemos que no es así.

Somos muchos los que opinamos que la única manera de que esto se solucione, es responsabilizando civil y penalmente a las empresas que ofrecen estos servicios, por las personas que introducen en nuestros hogares y negocios.   De este modo estaríamos todos igualmente interesados en la seriedad, capacidad y honestidad de estos agentes, buscando así evitar la negligencia y la falta de profesionalismo en la selección de los mismos.

Excelentísimo Señor Presidente, Ricardo Martinelli. Respetado Señor Ministro de Gobierno y Justicia, José Raúl Mulino, les entregamos en sus manos esta tarea con la esperanza de que nos demuestren a todos los panameños, que de verdad habrá un cambio.   Ustedes tienen la responsabilidad de liderizar esta campaña y hacer esto una realidad lo antes posible.

A nosotros, los ciudadanos, nos toca demostrar participación ciudadana responsable y seria en este tema.   No solo aportando y apoyando a este proyecto de ley, si no también fiscalizando en nuestro propio entorno el cumplimiento de la misma y el desempeño y el profesionalismo de las agencias que nos proveen este servicio.   De no ser así, seguiremos pagando por dormir con el enemigo.

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Publicado el 18  de octubre de 2009 en el diario El Panamá América, a  quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde.

¿Cuál es la solución?

¿Cuál es la solución?

Rafael Zevallos


Desde hace ya un tiempo se me dio la oportunidad de trabajar directamente en programas de prevención de la delincuencia infantil y juvenil en Panamá. Así mismo he podido ser testigo trabajo que muchas agrupaciones realizan día a día brindándoles oportunidades diferentes a estos jóvenes y niños que desean alejarse de la violencia y de las pandillas. Hay que reconocer los resultados que obtienen tomando en cuenta que en la gran mayoría de los casos el apoyo que reciben es muy escaso o nulo.

Gracias a esto, soy un fiel creyente de que la prevención juega un rol primordial en el combate a la violencia y la inseguridad. Y todos debemos ser parte de este esfuerzo. El Estado, designando todos los recursos y las herramientas necesarias para programas gubernamentales y privados; la empresa privada, respaldando estas iniciativas y brindando oportunidades de crecimiento profesional a los egresados de estos proyectos; los medios, promoviendo estos testimonios reales de las vidas de muchísimos jóvenes y niños que se han salvado; y la sociedad civil siendo agentes de cambio, respaldando en la medida de nuestra capacidad y, sobre todo, predicando con el ejemplo.

Pero existe también otra realidad en nuestros barrios. Una realidad que todos los que les ha tocado trabajar con jóvenes y niños en las zonas rojas, han tenido que vivir. La realidad de los que jamás conocieron un programa de prevención. Los que a raíz de los limitados recursos con que se cuenta, simplemente no se les pudo alcanzar. O los que por alguno motivo u otro simplemente no les interesó cambiar.

Estamos hablando de jóvenes y niños que desde muy temprana edad han sido entrenados por las pandillas para drogarse, traficar, asaltar, secuestrar, violar y asesinar de la manera más horrenda. ¿Y porqué lo hacen? Simplemente porque pueden hacerlo y salirse con la suya.

¿Sabía usted que el 83% de los menores atrapados por la policía cometiendo un crimen salen libres sin ni siquiera llegar ante un juez a que les imponga una pena? Sabía usted que existen “prebendas especiales” en las leyes para menores, que prácticamente les garantizan su impunidad. ¿Sabía usted que el rango de la pena para un menor homicida empieza en 1 año y llega hasta los 12?

Algunos nos contradicen con análisis que indican que la mayoría de los crímenes son cometidos por mayores de edad. Estamos de acuerdo. Pero pregunte a ese mismo delincuente a que edad empezó a delinquir? ¿Cuándo fue que ingreso a la pandilla? A qué edad apretó por primera vez el gatillo? El 90% empezó siendo menor de edad.

Nuestra posición no es que se aumenten las penas a los menores por aumentarlas, como se ha hecho equivocadamente en el pasado. Nuestra opinión es que se cumplan las existentes y que se cumplan como debe ser. Eliminando las prebendas innecesarias y exageradas que apadrinan estos actos. Fiscalizando (valga la redundancia) la labor de los fiscales y las condenas impuestas por los jueces. Reduciendo la edad de imputabilidad penal. Aumentando las penas mínimas para los crímenes violentos y los menores reincidentes.

Debemos infundir respeto a la ley y certeza del castigo para reducir la percepción de impunidad que reina entre muchos de estos jóvenes que están delinquiendo. Esto, aunado a verdaderos programas de prevención y resocialización es un buen comienzo.

El debate sobre el tema de la seguridad y las diferentes estrategias que se han tomado para combatir la delincuencia es de nunca acabar. Los de la mano dura versus la mano amiga. Derechos de los delincuentes versus derechos de las víctimas. Pareciera que no nos damos cuenta de que ninguna de estas iniciativas por sí sola, es la solución al problema. No será hasta que de verdad nos unamos todos, en un solo esfuerzo conjunto por resolver de manera integral esta situación, que podremos lograr un cambio.

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Publicado el 8 de agosto de 2009 en el diario La Prensa, a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.