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La opinión del Escritor…
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Ernesto Endara
En un tiempo cantábamos: «Eres cocina sin fuego. Cuerno de la abundancia eres. Alacena inagotable, mantel sin tenedores, fiesta de fritangas, hálitos de manteca; timbre del desayuno, campanada del almuerzo, cometa de la cena. Eres paseo de domésticas en fragua, de doñas que hierven, de recién casadas complacientes. ¡Eres mi panza, mercado! Condensador donde se acumulan las calorías de mis habitantes.»
Eres (fuiste) el mercado de la ciudad de Panamá.
Todos los días te rellenaban de plátanos, cocos, flores y zapallos; desparramaban sobre bancos de azulejos, buches, filetes, corvinas, hígados, pollos, huevos de toro, lenguas, mondongos, rabos encendidos. Por tus corredores, en los mostradores, en las esquinas, cerros de otoe, yuca, ñame, mazorcas, ñajú; aromas de yerbabuena, de culantro, de berro; quintales de arroz, porotos, guandú. ¿Qué quieren? Aquí lo tienen.. Todo lo brindabas sin masticarlo. Ironía: la tina que ofrece resbaladera, de tan fría, suda.
Eres (fuiste) el malecón del apetito, tentación dolorosa para Dionisio y Francisca que sufren de gastritis. Eres la porfía de los precios y el tintineo de las monedas; el corte de los huesos, la trampa de las básculas. Silbidos requiebros obscenos resbalones burlas palabrotas ladridos una saloma un verso perdido en el aire, son tu música interior.
Te baldeaban de madrugada y dejaban que el sereno de la bahía te secara con su toalla de yodo.
«Cuidado, doñita» –dice Foncho que no tiene nada mejor que hacer–, «este hombre vende carne de perro por carne de res». La doñita mira con ojillos ingenuos los bistés en el alto mostrador. «¿Cuál es de res y cuál de perro?» «Usted es la que paga», contesta el carnicero zalamero, «así que usted decide». Aquí había buen humor. En el mercado siempre había buen humor. El panameño sólo pierde el buen humor cuando tiene hambre… ¿quién no?
Mercado: vacilón y cuchufleta. Servilleta usada, receta universal, comida en suspensivos…
En la terraza, sobre el matadero de gallinas, Perusín vela el botecito negro pegado a la balandra “Azucena”.
(Variaciones de Tic-tac)
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<>Artículo publicado el 26 de diciembre de 2010 en el diario El Panamá América, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
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