Los medios “chatarra”

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La opinión de la Médico Cirujano…

Amarillys Taylor

Cada día que pasa, estoy más espantada por no decir horrorizada por la influencia que tienen los medios en la formación, cambio de ideas, sobre la población que parece creer que lo que está escrito, que la información que se nos dá diariamente, es siempre verdadera, que sus fuentes son creíbles en suma que lo que se nos dice, es digno de fe, es digno de ser tomado como lo que verdaderamente está sucediendo.
Tengo que rebelarme contra este lavado de cerebro que se nos hace diariamente, día y noche por los medios escritos, radiales, televisivos, contra estas informaciones que en su mayor parte no traen consigo una reflexión profunda sobre lo que se escribe o lo que se dice tanto en radio como televisión. Los ejemplos son múltiples y tengo que citar el martilleo diario sobre como lo más grande (la torre de Dubai) la mayor población (la China o India) hacen a un país digno de envidia o poderoso (Las riquezas naturales de Brasil sin hablar de la deforestación galopante de la amazonia).

 

Estoy indignada porque al presentársenos tales » maravillas» no se nos dice al mismo tiempo que esta torre en medio del desierto es una incongruidad llena de malas interacciones con el medio ambiente, que ella necesitará una cantidad exagerada de electricidad, además de su huella ambiental negativa (todos los materiales, cemento, hierro, derivados de petróleo, que allí se han malgastado) que en este país «la mitad del cielo» (las mujeres ) es tratada como los más humildes y despreciados de los animales, que esta construcción necesitó el sacrificio de muchas vidas.

Inexplicablemente se nos presenta la sobrepoblación de China como un ejemplo de poderío sin explicar al mismo tiempo que esos billones de habitantes representan una sobrecarga enorme e inexcusable para el medio ambiente y para el planeta tierra.   Cuando se nos dice nuevamente sin espíritu crítico, que los países «desarrollados” deben cambiar su modo de vivir se omite el decir que los países emergentes presentan el peligro más grande para la supervivencia de todos al continuar con su crecimiento incontrolado.    Abogo por medios que presenten las dos facetas de los problemas, que recuerden siempre el costo ambiental de lo que nos presentan como progreso y sobre todo que sean independientes de cualquier política o políticos pues actualmente somos los rehenes de la «información» descerebrada es decir: «chatarra»

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<>Artículo publicado el 8  de noviembre  de 2010  en el diario El Panamá América,   a quienes damos,  lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.
Más artículos del autor en: https://panaletras.wordpress.com/category/taylor-schwander-amarillys/

De jardines moribundos y otras hierbas

La opinión de la Médico Cirujano…


Amarilys Taylor Schwander

Si queremos pensar en un jardín en donde calles y veredas bordeadas de hermosos árboles de sombra acogedora y grata nos reserven el frescor de sus verdes frondas, no podemos mostrar a los visitantes de otros países el otrora centro de la ciudad y ahora pálido reflejo de lo que fue, nuestro Casco Antiguo.
Desde hace algunos meses este lugar que todos los panameños deberíamos poder enseñar a amigos extranjeros como a visitantes del interior con orgullo, además de sufrir de un lastimoso abandono, pese a los esfuerzos vanos y agotadores de una oficina del Casco Antiguo que no puede más, esta hermosa herencia del pasado, no solamente está mal cuidada sino que ahora está amenazada por la incuria y la falta de cultura de todos los gobiernos de paso.

Un informe de la Unesco ha pedido a las autoridades detener el avance de la Cinta Coimera (recuerden que costó 189 millones, que no es un lugar de esparcimiento sino un cruce de autopistas).   Lugar peligroso tanto para la seguridad como para la salud de los intrépidos que se aventuran en ella y que ya sea caminando o corriendo respiran los gases tóxicos que arrojan un sinnúmero de autos en perenne «tranque».

Nuestro país ha sido tema en la última reunión en Brasil de esta entidad internacional que estuvo a punto de declarar la vieja ciudad «patrimonio en peligro».   ¿En peligro de qué ? En peligro de ser sencilla y puramente desfigurada por una Cinta Coimera prolongada pues se ha hablado ya en el 2009 de «una tercera fase que continuará la precitada obra hasta Amador «. La tan cacareada Costanera que iría ¡hasta Pedasí!

¿Porqué nada me extraña ni me asombra de esta fechoría que se quiere cometer?    Este gobierno como todos los que le han precedido, tiene una agenda mercantil en la cual no hay cabida para preocupaciones históricas, no se cuida lo poco que queda, se trata de «hacer” cosas sin importar el impacto ambiental, ni la propaganda engañosa que se le hace a los extranjeros que admiran los mismos huecos de las calles que año tras año se vuelven más grandes; el arco chato que se desplomó después de cientos de años de haber resistido, una miseria a penas disimulada, gentes desarrapadas que viven en casas peligrosas a punto de desplomarse.

Los que vienen, vieron, se horrorizaron y no volverán. Necesitamos a alguien que verdaderamente tome la responsabilidad de obligar a los propietarios de las viviendas de este » Conjunto Monumental» dándoles un plazo razonable, a reconstruir sus propiedades.

Es urgente que el gobierno se comprometa a no hacer una extensión de esta obra «costera» que ya desfigura toda la ciudad, que se hagan intervenciones arquitecturales cónsonas con la arquitectura existente, en fin que sin intervenciones politiqueras, se resucite la vieja ciudad. ¿Será esto posible o vamos a caer nuevamente en los «panameñismos» de decidir de no decidir, de confiar las cosas a «amiganchos» y en fin de cuentas, dejar el desastre tal cual está?

Lástima para el Casco Antiguo, lástima para nosotros que nos quedaremos sin historia, sin pasado, con unas construcciones espúreas que sólo satisfacen a sus desalmados y avariciosos dueños.

<>Artículo publicado el 8  de septiembre de 2010 en el diario  El Panamá América a quien damos, lo mismo que a la autora,  todo el crédito que les corresponde.

Enseñando a gobernar

La opinión de la Doctora…

Amarillys Taylor Schwander

Los últimos e importantes acontecimientos en el país, las protestas de Changuinola que ocasionaron pérdidas de vidas, ciudadanos gravemente perjudicados en sus capacidades para continuar una vida útil, por una tanto brutal, irrazonada como exagerada represión, han traído como consecuencia que varios actores de la sociedad civil, ante los ataques y las reacciones desfasadas con los acontecimientos de los gobernantes se han rebelado y han exigido una revisión de la ley 30, cuya aprobación por el legislativo y el ejecutivo es considerada un atentado a las libertades individuales y a la democracia.

Si bien podemos constatar que los manifestantes no hicieron una manifestación no violenta sino que -por el contrario- destruyeron propiedades tanto particulares como gubernamentales; el exceso de estos, no puede de ninguna manera justificarse con una represión que elimina a conciudadanos y deja inválidos a otros es decir, respondiendo con aún más exceso.  Vienen a la mente los siniestros sucesos de la dictadura y la actual represión es aprovechada ahora por el brazo político de la dictadura, el partido PRD.

Los panameños tenemos muy claro que es lo que no queremos y que es lo que deseamos con respecto a esta ley. Los numerosos capítulos que se trataron en ella corresponden a temas que deben tratarse separadamente, el gobierno ha dado un paso en vías de una reconciliación, aceptando que se ha equivocado, que hay que discutir y que hay que cambiar. Estas buenas intenciones deben ser sancionadas por propuestas vinculantes que nos afirmen que las decisiones tomadas por la mesa de la concertación serán verdaderamente respetadas y que la ley va a ser subdividida en sus varios temas que serán tratados cada uno por separado.

Para discutir, llegar a un acuerdo, ninguna de las partes debe fijar metas inalcanzables a priori. Es decir: los sindicatos no pueden exigir antes de sentarse en la mesa que se anule completamente la ley, ni el gobierno imponer su manera de ver diciendo que sólo se tratarán ciertos temas.   Hay que llegar a esa mesa con las ideas claras, con propuestas razonables y con la certeza de que se va a escuchar, cambiar lo que se debe y tener una propuesta específica para todos los temas que se tratan en esta ley y que el pueblo con la malicia y la visión que lo caracteriza ha llamado: «Ley Chorizo».

La lección es: si a pesar de tener buenas intenciones no has presentado tus proyectos, leyes, de manera clara, transparente, aceptable para la mayoría; el pueblo te enseñará como hacerlo y esto es lo que ha estado ocurriendo. ¿Podremos creer que se ha cambiado? Que los días de las innombrables concertaciones sin ningún resultado son cosas del pasado?   El tiempo nos lo dirá.

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Este artículo se publicó el  19  de agosto de 2010 en el diario  El Panamá América,  a quienes damos, lo mismo que a la autora, todo el crédito que les corresponde.

Salvemos a Matusagaratí

La opinión de……

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Amarillys Taylor Schwander

¿Despierta esta palabra algún eco en sus oídos ? Probablemente no, porque a pesar de que nos suena “indio” son pocas las personas que han oído hablar de este lugar.

Pues sí, es un lugar en Panamá, exactamente en la provincia de Darién y es uno de los humedales más importantes del hemisferio. Para darnos cuenta de lo que representa un humedal, debemos saber qué es, cuál es su importancia y lo qué representa para el futuro de nuestro país.

Los humedales, como su nombre lo indica, son lugares húmedos, donde se acumula agua por la calidad de sus suelos o de hechos geológicos remotos. Su importancia es vital no sólo para los animales sino para la flora y, en consecuencia, para los seres humanos del entorno y para nosotros todos los que vivimos en este pequeño istmo, que es el corredor biológico interamericano por donde pasan las aves migratorias desde hace siglos. Sin querer estigmatizar a algunos compatriotas emigrados a estas tierras desde las provincias centrales, este humedal y otros están siendo convertidos en pastizales para ganado.

Así como la ciudad se ha convertido en un “horno” por las horribles torres que se han construido y se siguen construyendo, por la tala indiscriminada de los árboles que quedaban, así que como consecuencia de este andar ciego, sin visión, necesitamos cada vez más electricidad para alimentar los aires acondicionados que tenemos que utilizar, porque el cemento acumula calor, esto nos obliga a represar los ríos, vender los metales haciendo minas para pagar cada vez más cosas que “debemos” conseguir.

Todo en la naturaleza está entrelazado y tiene consecuencias nefastas para todos. La destrucción de los manglares y humedales –¡más de 12 km en Costa del Este!–, y la minería a cielo abierto –una aberración sin nombre que deja una estela de miseria y envenenamiento perdurable que no se puede mitigar con dinero– son las maldiciones que nos han dejado los gobiernos anteriores.

Los ambientalistas no son los criticones que no dejan hacer negocios en paz. Sabemos que el país puede y debe industrializarse para que el pueblo tenga trabajo, pague impuestos por los servicios que recibe y que la prosperidad se instale. Pero todo debe ser hecho con la debida medida, calculando los riesgos, inspirándose de los países que lo han hecho bien. Cuando se trata del bienestar de todo un pueblo, el rigor, la seriedad, el profesionalismo se imponen y esto es lo que esperamos de nuestros gobernantes.

Salven no sólo a Matusagaratí sino a los bosques, playas e islas; acabemos con la minería a cielo abierto, imitemos el ejemplo de los que sí supieron conservar y, humildemente, digamos no sabíamos, vamos a hacerlo sosteniblemente, a empezar por lo que debimos, a consultar a los que saben. En suma, a reflexionar para el bienestar de la comunidad.

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Pulicado el 9 de febrero de 2010 en el Diario La Prensa, a quien damos, lo mismo que a la autora, todo el crédito que le corresponde.

Reflexión ante la desigualdad social

La opinión de…..

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Amarillys Taylor Schwander

Cuando leo la triste historia de los emberá quienes, con mucha razón, resisten a la avaricia y a las promesas engañosas de los “desarrollistas perversos”, que ahora no contentos con haber destruido la ciudad con sus torres ridículas que consumen más electricidad que pueblos enteros y con una cinta “coimera” que tapó una bahía maloliente para arrojar más lejos los productos pútridos de nuestra “civilización”,  me pregunto ¿cuándo esas personas que sufren cotidianamente de la indiferencia de los gobernantes de turno van a tomar “el toro por los cuernos” y reaccionar a todos estos vejámenes que se repiten de generación en generación?

¿Hasta cuándo tendremos a politiqueros indiferentes, que se pagan sin vergüenza alguna sueldos escandalosos por un trabajo que no hacen, burlándose del pueblo diariamente con sus leyes absurdas, inconstitucionales, nombrando en puestos oficiales a sus amigotes ignorantes (que van a representarnos y hacer el hazmerreír de los países en donde “funcionan”)? ¿Hasta cuándo tendremos este sistema presidencial corrupto, en donde una sola persona posee un poder arbitrario y excesivo que le permite hacer y deshacer durante los años de su “reinado”?

Esto tiene y debe cambiar. Debemos tener un gobierno colegiado, de varias personas, en donde el presidente sea un ave de paso (sin poder alguno) y en donde el colegiado, elegido y confirmado por dos cámaras, se ocupe de los problemas del país.

Debemos descentralizar el Gobierno para que las provincias tengan las responsabilidades que les incumben y para que puedan aplicar las leyes sabiendo cómo y por qué, pues tienen conocimiento de las necesidades de sus administrados localmente.   No podemos permitir más que haya provincias “olvidadas” entregadas a las manos de facinerosos, de guerrillas extranjeras, porque están lejos del “centro” gubernamental.

Y qué decir de los problemas educativos que venimos arrastrando desde la dictadura, en donde el dictador de turno dijo que no se necesitaba aprender para enseñar y colocó a sus secuaces como maestros que, según el, “tenían experiencia de la vida”.

Miremos con honestidad y sin perjuicios partisanos lo que nos está sucediendo. Vamos a la deriva cuando los empresarios piensan que un salario mínimo vergonzoso traerá una debacle para el país.   Cuando el 40% de nuestros conciudadanos no sabe si comerá al día siguiente.

Tenemos que reflexionar y meditar sobre nuestros problemas y sobre una solución que no será fácil, pero que es posible si todos nos solidarizamos con los que más lo necesitan, nuestros indígenas, los habitantes de nuestras “casas brujas” y de otras barriadas no tan “brujas”, pero sin transporte, sin agua, sin electricidad y que dependen de la “burrocracia” estúpida que parece ser una “cultura” entre los incultos hinchados del poder.

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Publicado  el   18  de  enero  de 2010  en   el  Diario  La  Prensa, a quienes damos, lo mismo que a la  autora, todo el crédito que les corresponde.

La destrucción de un símbolo patrio

La opinión de….

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Amarillys Taylor

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La destrucción de un símbolo patrio
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Con saña sin igual y solapadamente, personas incultas que pretenden ignorar que el cerro Ancón es un símbolo patrio, querido y apreciado por todos los panameños, han procedido secretamente a la mutilación y a la destrucción de la cima de este pulmón de la ciudad.

Este cerro, en donde por izar nuestra bandera jóvenes estudiantes sacrificaron su vida, y al que le han cantado poetas, ha sido despojado de numerosos árboles y plantas, creando así una desertificación, que si bien ahora en la estación lluviosa no muestra sus nefastos signos, nos enseñará la desastrosa, irracional y poco científica manera como se ha procedido, cuando lleguen los días secos y ventosos del verano.

Parece increíble que instancias gubernamentales (MEF, Dimaud y otras) que ahora se esconden las unas detrás de otras en vista de la depredación causada, no hayan consultado con asociaciones como Ancon, Vecinos por la Defensa del Cerro Ancón y otros grupos de vecinos y ambientalistas que se preocupan porque este patrimonio de los panameños pueda seguir siendo el refugio de una flora y fauna excepcionales, en el centro de una ciudad tan polucionada como lo es Panamá.

¿Qué mosca los picó?  ¿En qué mente obtusa pasó la idea de que había que cortar cientos de árboles y plantas en un lugar en que hay roca fragilizada por la dinamita que se usó para extraer las piedras para la construcción del Canal?

Un lugar que cuenta con una muy pequeña capa de tierra vegetal sobre las rocas de la cantera, ¿podía “limpiarse” para tener una mejor “vista”, causando con ello la muerte a más o menos largo plazo de ñeques, monos, iguanas, venados, amén de pájaros e insectos en cantidades enormes?

Hay que ser ignorante e inconsciente del frágil equilibrio de este parque protegido por diversas leyes para completar este crimen ecológico sin nombre.

Todos los panameños debemos movilizarnos y protestar a una sola voz potente, para que cesen los atentados contra la naturaleza que es lo último que nos queda en este país, en donde los comerciantes del templo se han movilizado construyendo represas, horribles torres, destruyendo bosques ríos y quebradas, permitiendo la destrucción y envenenamiento por la minería a cielo abierto, para hacernos vivir en un infierno de cemento, donde el agua de las lluvias no puede ser absorbida por la tierra, causando inundaciones y miseria siempre a los más pobres, en donde la basura nos ahoga y en donde, ahora, han atacado el último símbolo de nuestra naturaleza pérdida, el cerro Ancón de todos.

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Publicado el 30 de septiembre de 2009 en el diario La Prensa, a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Corrupción y teleférico en el cerro Ancón

Corrupción y teleférico en el cerro Ancón
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Amarillys Taylor S. – Médico cirujana
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La Tremenda Corte, ya no la pongo entre comillas porque no es una manera de llamarla, ahora es su verdadero nombre; pues son tantos sus desafueros y desmanes que ya los panameños no le otorgamos ninguna credibilidad, no le tenemos ninguna confianza y sabemos a ciencia cierta que todo lo que emana de este lugar de perdición no es sino eso: corrupción y burla, total desprecio hacia los valores de los panameños que han muerto luchando por sus libertades y su dignidad.

La Tremenda Corte otra vez hace de las suyas y con un fallo falacioso, engañoso y cuyos efectos podrán ser nefastos para este sufrido pueblo, nos endilga encubriéndose en tecnicismos adúlteros, que la construcción del despreciado teleférico puede hacerse, pues en la época en que se dio el permiso para hacerlo (con anuencia de la ANAM), efectivamente, no se había publicado en Gaceta oficial que el cerro Ancón era un parque protegido y, por consiguiente, el fallo provisional que la corte dio en contra de esa construcción se anula, y se puede seguir adelante con ese mamotreto.

El cerro Ancón no sólo es el pulmón del centro de la ciudad, sino que posee una flora y una fauna que no se encuentra en ninguna ciudad del mundo. Es, además, un símbolo patrio pues allí murieron jóvenes panameños que lucharon para que ondeara nuestra bandera como lo hace hoy. Desde comienzos del siglo pasado, con la poesía tan conocida de Amelia Denis de Icaza, el Ancón ha sido un símbolo de la panameñidad.

Hace unos años se implicó al narcotraficante Rayo Montaño entre las personas interesadas en la construcción del teleférico, ¿cuáles son los intereses ocultos, los dineros que han cambiado de manos, para que en los últimos momentos del gobierno que se caracterizó por su corrupción y porque los malhechores que han estafado al erario público queden impunes, se interesara «súbitamente» en tan desastrosa construcción? Que no se nos venga con el cuento ridículo de que ciudades en Colombia o en Suiza, por ejemplo, tienen su teleférico y que porqué no Panamá.

Los mismos depredadores que realizaron el «urbanicidio» de la ciudad capital (los de la “Cinta Coimera”, los destructores de Bella Vista, San Francisco, las zonas revertidas, las costas, las islas, los ríos, etc.); esos mismos voraces y ambiciosos personajes quieren despojarnos de uno de los lugares más queridos y apreciados del pueblo panameño, el cual todos podemos visitarlo, a pie, en bicicleta, en auto; pero el afán de lucro los ha empujado a destruirlo todo, a venderlo todo al mejor postor. Qué importan los valores sentimentales, patrios, simbólicos si se puede obtener un poco de dinero.

Insto a todos a que nos rebelemos, a que salgamos a defender uno de nuestros más importantes bastiones patrios y ecológicos, y demostrar con ello que no todos los panameños somos corruptos, que no para todos los billetes verdes valen más que el verde de las hojas de los árboles; que, en suma, queremos que se vayan a destruir o a vender lo que les pertenece y que nos dejen amar y contemplar un cerro incólume a nosotros, a nuestros hijos, a nuestros nietos. La palabra la tenemos todos pero, sobre todo, el nuevo gobierno, al que le pedimos que cumpla su palabra y que investigue a los que «entraron limpios y salen millonarios»; que la Joya y la Joyita se llenen de ellos. Sólo así creeremos en un verdadero «cambio».

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Publicado el 5 de julio de 2009 en el diario el Panama América a quien damos todo el crédito que le corresponde.