‘Panamá avanza’

La opinión de…

Luis Cubilla Ríos

“Panamá avanza”, así se inicia un anuncio del Gobierno Nacional para dar a conocer lo bien situada que está Panamá en materia económica, y de infraestructura entre otras; según la evaluación realizada por el Foro Económico Mundial (2009-2010). Sin embargo, nada señala el anuncio respecto a la pésima evaluación que hemos recibido en el campo de la educación.

Los resultados no son nada halagadores; de los 139 países analizados, ocupamos la posición 129 en calidad de la educación primaria, y en la enseñanza de matemática y ciencia.

Respecto a la administración escolar y el sistema educativo, nos situamos en las posiciones 109 y 128 respectivamente. En la disponibilidad de científicos e ingenieros, nos encontramos en la posición 99.

De hecho, este no es el único informe en materia educativa, que nos deja tan mal parados. Esto es consecuencia, entre otras cosas, de una educación fundamentada en la memorización con un marcado énfasis en la repetición, carente de experimentación y experiencias positivas.

Para lograr un cambio son necesarios educadores con capacidad para modificar su modelo de enseñanza. Deben sustituirlo por uno basado en la curiosidad (innata en los niños y adolescentes), la creatividad y la experimentación. Esto último conducirá progresivamente a que el estudiante desarrolle las capacidades de análisis, razonamiento y síntesis, necesarias para enfrentar la vida cotidiana y los estudios superiores. El buen educador debe proveer oportunidades para describir hechos, desarrollar ideas y analizar acontecimientos en forma verbal y escrita.

Los aprendizajes se construyen en forma piramidal, el cambio en el modelo de enseñanza en los primeros años de escolaridad tendrá una incidencia directa en la educación profesional y superior.

Por otro lado, el acto docente a nivel universitario debe proporcionar oportunidades para analizar, razonar, experimentar, sintetizar y crear. Teniendo como eje central de la docencia la investigación. Debe favorecer los cambios tecnológicos, la innovación y la creatividad a fin de proveer soluciones y construir el futuro.

Por ello, el estancamiento prolongado y casi eterno del estado del arte de la investigación en los claustros universitarios y su incidencia en el desarrollo del pensamiento crítico y analítico; y por ende en el desarrollo nacional es lamentable.

Se requiere de un mayor compromiso que permita movilizar una transformación del quehacer en la educación e investigación a nivel universitario que impacte de manera profunda la sociedad panameña.

Necesitamos docentes con una solida formación académica, con un elevado compromiso social, honestos y honrados. A los cuales el Estado debe recompensar en su justa dimensión, proveyéndoles de una retribución económica cónsona con su rol en la sociedad, no somos menos que los ingenieros o médicos, a quienes formamos. El educador puede afectar generaciones con su actuar.

Al aspirar a ocupar una mejor posición dentro del contexto de las naciones hay que poseer una visión clara del rol de la educación y la investigación en el desarrollo nacional e institucional. Debe existir una convicción generalizada de que la educación basada en el razonamiento y el análisis erige ciudadanos libres capaces de crear e innovar.

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<> Este artículo se publicó el 21 de diciembre de 2010  en el diario La Prensa, a quienes damos,  lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

2011 El Año Internacional de la Química

La opinión de…

 

Luis Cubilla Rios

Hace algunos años escribí un artículo titulado “La química, ciencia olvidada” (La Prensa, 28/8/2007). Me referí, principalmente, a la necesidad de contar con profesionales excelentemente preparados para enfrentar los retos de un mundo globalizado. Para lograrlo, se requiere de laboratorios equipados y personal idóneo para la instrucción en los claustros universitarios. En ese entonces estaba en sus primeras etapas de desarrollo el sonado caso del envenenamiento con dietilene glycol, tema del cual se han escrito muchos artículos.

Una de las noticias más recientes (La Prensa, 21/11/2010), destaca la falta de instrumentos en óptimas condiciones y la carencia de formación de los profesionales responsables de verificar la calidad de los insumos para la preparación de los medicamentos.

El 2011 ha sido declarado por la Unesco como el Año Internacional de la Química, con el objetivo de celebrar a nivel mundial los logros de esta y su contribución al bienestar de la humanidad, bajo el lema: “Química: Nuestra Vida, Nuestro Futuro”. No hay nada bajo el sol que no esté relacionado con la química; desde los colores impresionantes que se observan en las flores de nuestros bosques tropicales, hasta los de las rocas que yacen en los lechos de los ríos, los alimentos, los medicamentos y los cosméticos; así como con la indumentaria que vestimos a diario o hasta el aire que respiramos. (Piense un minuto en lo que ha hecho durante el día de hoy. ¿Hay algo de ello que no tenga que ver con química?).

Nuestro futuro es amenazado por un cambio climático impulsado por la contaminación que ha causado la humanidad, por desconocimiento o negligencia, lo que conduce, según los expertos, a transformaciones profundas en la producción de alimentos; así como a la proliferación de nuevas enfermedades y al resurgimiento de otras.

La química, una ciencia imprescindible para entender nuestro entorno y nuestra propia existencia, base para el desarrollo nacional, requiere ser debidamente valorada. Cuando ello ocurra, tanto los gobernantes como las instituciones responsables de la formación del recurso humano especializado proveerán los medios necesarios para contar con los elementos requeridos en el desarrollo del proceso de enseñanza–aprendizaje y de la investigación en química. Esto último requiere de la creación de institutos especializados dotados con equipos de tecnología de punta, permitiéndonos enfrentar los retos inherentes a esta profesión, ligados con el sector agropecuario, salud, educativo, alimentario, y en los temas ambientales y de la minería, por mencionar algunos.

El hecho de no entender el rol que desempeña la química en la sociedad lleva a tomar decisiones que pueden desembocar en casos como el del dietilene glycol, que al final tienen costos mucho más elevados para la sociedad. Por ello, en el ámbito educativo, es deplorable que un número plural de universidades estén reduciendo, y en muchos casos eliminando de los programas de estudios, cursos de la misma o reduciéndola a una mínima expresión. Todo ello, en aras de no perder estudiantes y entradas económicas. ¡Error fatal! ¡Celebremos la química: Nuestra Vida, Nuestro Futuro! Columna fundamental para el desarrollo nacional.

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<> Este artículo se publicó el 3 de diciembre  de 2010  en el diario La Prensa, a quienes damos,  lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
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