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diostesalvepanama@yahoo.com
Agua, bendito legado divino. Dios nos hace nacer en un país prodigioso, con grandes potenciales, donde dos océanos bordean nuestro Norte y Sur; también nos regala abundante agua dulce a través de ríos, quebradas, posos, lagos y lluvia.Quizás la principal razón por la cual no hemos aprendido a valorar el vital líquido. Hace 50 días recibimos otro mensaje de la naturaleza y el omnipotente.
Este mensaje aún no lo sabemos interpretar y se juega al “hoy no, mañana si”. El mañana nunca llegará. Nuestras autoridades, independientemente el esfuerzo que dicen hacer por reestablecer del todo el suministro de agua potable, parece solución inalcanzable. Pareciera, les preocupa bastante poco, posiblemente con el propósito de acostumbrarnos a comprar agua embotellada y quienes se dediquen a estos negocios, en este periodo, “salgan millonarios”.
Hace poco una empresa de comunicación informó que en investigación realizada, algunas marcas de agua embotellada no cumplían con los niveles de calidad requeridos, ahora también se conoce que esas aguas embotelladas tampoco tienen flúor, según información odontológica.
A los gobiernos les ha preocupado muy poco la salud de este pueblo. Presuntamente el agua que provee el Instituto de Acueducto y Alcantarillados Nacionales (IDAAN), debe tener flúor, pero no lo tiene. Entonces, ¿que tipo de salud están suministrando a esta población?
Los niveles de turbiedad del agua se han normalizado desde el pasado mes de diciembre, cuando la sapiencia y prevención de quienes dirigen y mantienen el inventario del IDAAN, se vieron sin los repuestos correspondientes para hacer frente a la crisis del momento. Bueno, esa fue la excusa.
Hoy la población está ávida de una respuesta seria, objetiva, diáfana y creíble. Lo cierto es que a falta de solución efectiva surge suspicacia y sospechas razonables que se quiere mantener a la población sin agua potable y menos con flúor, porque ello permite que algunos negocios de agua embotellada sigan teniendo excelentes ganancias y posiblemente salpicarán a sus distribuidores, en detrimento de la salud y economía de la población.
Quizás una razón más para tratar de comprar, callar o perseguir a medios y comunicadores sociales. Cuanto menos sepa la población más fácil será engañarla. Los españoles colonialistas entregaban a nuestros aborígenes espejitos a cambio de oro. ¿Alguna semejanza? Dios te salve Panamá.
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<> Artículo publicado el 27 de enero de 2011 en el diario El Siglo, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
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