Fondo Fiduciario, patrimonio panameño

Fondo Fiduciario, patrimonio panameño

Rodrigo R. Rodríguez – Consultor, Escritor
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El Fondo Fiduciario para el Desarrollo es el ahorro que tenemos depositado en algunos bancos locales y extranjeros, en efectivo o en valores, producto de la privatización de algunas entidades panameñas (IRHE, INTEL, etc.) y producto de la venta de inmuebles revertidos por Estados Unidos. Este fondo ha formado parte de nuestro patrimonio desde 1996 hasta la fecha, y con sus rendimientos se han realizado algunas obras o proyectos a lo largo de ese periodo. Sean pequeños o grandes los proyectos ejecutados, cada uno de ellos ha representado impactos económicos y sociales que benefician a gran parte de la sociedad panameña.

Si dichas obras o proyectos han producido bienestar, sin que ello signifique perder el ahorro, entonces ¿por qué debemos proponer hoy su uso? Los panameños necesitamos que los que se encargan de administrar el Estado sean creativos y generen ideas nuevas para producir más para el país. Utilizar el fondo en estos momentos que el mundo entero atraviesa por grandes problemas financieros y económicos, sólo significa que se ha buscado el camino más fácil para resolver los problemas sin querer “agachar el lomo” primero. ¡Qué fácil!

El Fondo Fiduciario, patrimonio panameño, debe mantenerse como un colchón de seguridad para contingencias extremas; hoy día tenemos el virus de la influenza AH1N1 y desconocemos el rumbo que tomará; mañana puede ser otra enfermedad peor, o, incluso, algún desastre natural sin precedentes. No es pesimismo; sin embargo, los riesgos deben preverse.

Por otro lado, comprendemos que el uso de ese fondo en un mega proyecto como “El Metro” produciría grandes impactos económicos y sociales durante la etapa de ejecución; no obstante, en su etapa de operación debemos tener la seguridad de la forma como se manejará el tema, ya que no tenemos muy buenas experiencias con las concesiones privadas en otros proyectos. Además, los gobiernos tampoco han sido muy buenos administradores del Estado.

Deberíamos mantener ese fondo, a pesar que sus rendimientos no son lo mejor hoy día, pero esperamos que la situación mundial mejore. Este ahorro asegura la ejecución de nuevos proyectos a nivel nacional con sus rendimientos; es también un aval para nuestra evaluación de riesgo, y podría seguir creciendo si somos creativos. En todo caso, la decisión del destino del Fondo Fiduciario debe ser producto de un consenso entre todos y no la decisión de un ministro, pues el patrimonio es de todos. El cambio no debe ser desaparecer lo ya ganado, sino generar nuevos aportes para seguir creciendo.

Publicado el 1 de junio de 2009 en el diario El Panamá América