Elecciones en la Corte

La opinión del Abogado y Ex Ministro de Estado….

EDUARDO  A.  QUIRÓS  B.

La elección del presidente de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y de los presidentes de sus cuatro salas genera, cada dos años, expectativas.   Principalmente, porque en este país, donde los niveles de participación electoral son altos, se pretende politizar desde la elección de la junta directiva de un Comité de Salud hasta la de una asociación o club y sacar de ella resultados a favor o contra de determinada facción partidista.   Nada más alejado de la elección en la CSJ.

Estamos ante una corporación compuesta por nueve miembros, que se distribuyen en tres salas para materias jurídicas específicas y una cuarta de negocios generales, que se compone con los presidentes de las otras tres.   La CSJ es la máxima instancia de administración de justicia y se desempeña como cuerpo colegiado en sus actuaciones en sala plena, para ello requiere de quien presida sus reuniones y se encargue de las responsabilidades administrativas del Órgano Judicial.   Por esa razón, cuando de la elección del presidente de la CSJ se trata, estamos ante la escogencia de un primus inter pares , que no es otra cosa que un primero entre iguales , que se encargará de presidir.

Hay que poner las expectativas en su justa dimensión, los cambios que requiere la administración de justicia son tan vitales como profundos, pero, no están solo en manos del presidente de la CSJ ni de los nueve magistrados, están en todos los componentes del sistema judicial —incluidos los abogados, auxiliares de la justicia—, en la dotación de los recursos y en la comprensión de que el servicio público requiere un importante componente de patriotismo.

A la luz de lo anterior, la elección del magistrado Aníbal Salas como presidente de la CSJ hay que recibirla con las expectativas en su justo lugar, será su gestión la que hablará por él, aunque hoy ya tenemos una hoja de vida intachable y muestras de estar comprometido con la justicia.  Soy un convencido de que el Colegio Nacional de Abogados, las distintas asociaciones de la sociedad civil y todo panameño que aspire a un mejor país encontrarán en el nuevo presidente de la CSJ un buen interlocutor para entre todos mejorar la administración de justicia.

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Publicado el  8  de enero de 2010   en el Diario La Estrella de Panamá , a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

1904: caminos y escuelas; 2009: metro y educación

La opinión del Abogado y Ex Ministro de Estado….
EDUARDO ANTONIO QUIRÓS B.
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1904: caminos y escuelas; 2009: metro y educación

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Las fiestas patrias nos obligan a traer a la memoria colectiva el sentido de estas celebraciones cívicas. Para ello qué mejor esfuerzo que remontarnos 106 años atrás e intentar comprender los ideales, aspiraciones y empeños que inspiraron a los panameños fundadores de nuestra República.

Por estos días siempre será oportuno releer aquellos escritos que nos dejaron los precursores y actores principales de la independencia definitiva de la Patria.

Confieso que en mí causa fascinación aquel intercambio de discursos entre el presidente de la Convención Nacional Constituyente de 1904 y el doctor Manuel Amador Guerrero, a propósito de la toma de posesión de este último como primer presidente constitucional de la República. En estas efemérides patrias de 2009 deseo comentar el primero, que me sirve para entender y admirar el pensamiento de aquellos patriotas.

La Convención Nacional Constituyente de 1904 electa por votación popular directa y compuesta por 32 miembros —16 conservadores y 16 liberales—, tuvo dos acometimientos principales, a solo tres meses de la separación de Colombia. Por una parte, elaborar y dictar la primera Constitución Política de la República y, por el otro, elegir al primer ciudadano panameño que ocuparía el cargo de presidente de la República.

Estas dos enormes responsabilidades las cumplió la Convención Nacional de 1904 bajo la presidencia de don Pablo Arosemena (1836-1920).

Primus inter pares de sus colegas constituyentes, don Pablo Arosemena, supo presidir la Convención para dotar a la joven República de la Constitución de 1904 que “ fue un documento de conciliación política entre los dos partidos históricos ” (en palabras de mi profesor César A. Quintero) y de una votación unánime para elegir al doctor Amador Guerrero, ambos actos absolutamente necesarios para mantener la unidad que sustentó la independencia proclamada.

Años más tarde (1910-1912), don Pablo Arosemena llegaría a ocupar la Presidencia de la República, empero mi interés aquí —como fijé arriba—, es el esclarecido discurso que pronunció como presidente de la Convención Nacional Constituyente, el 20 de febrero de 1904, al tomarle posesión al presidente Amador Guerrero.

¡Cuán fácil se hace contraargumentar la “ leyenda negra “ de nuestra separación de Colombia con la sola lectura de ese discurso!

Arosemena pondera la Declaración de Independencia del Istmo y la describe como “ fruto lógico de largos años de agravios ”, para luego, con detalle, hacer un recuento de las vejaciones propinadas al Istmo de Panamá y que “ les impusieron a los istmeños el romper los vínculos que ellos formaron voluntariamente en 1821 ”. Confirmando que el sentimiento patrio ya había decantado el espíritu de la panameñidad.

Se dirige al presidente Amador Guerrero con palabras honrosas y corteses, valora su designación señalando que es el resultado de “ la participación principal que habéis tenido en el hecho de la independencia; vuestra lealtad a la fe empeñada; vuestro amor a la patria panameña; vuestra rectitud y vuestra firmeza ”. Acto seguido modela las aspiraciones de los panameños y las que considera son dos grandes responsabilidades del gobierno que exigen atención primordial de parte del presidente que se inaugura.

Dicho sea de paso, todavía encuentro más oportuna la relectura de estas palabras de Pablo Arosemena por estar justamente ante el reciente inicio de una gestión presidencial.

Con gran impronta reconoce los graves deberes que impone mantener y justificar la independencia. “ Se alcanzará ese fin practicando honradamente las instituciones que la Convención ha sancionado que reconocen y garantizan las libertades políticas… que crean el derecho acatado, la justicia impartida y la administración atinada de los intereses públicos ”.

Don Pablo Arosemena consagra, con valentía, que la República ha nacido para la democracia y utilizando un concepto de vanguardia para la época expresa “ la soberanía de los pueblos no resultará escrita en la Constitución con tinta simpática; y de que los poderes del porvenir tendrán origen, no en el capricho oficial —una culpa— sino en el sufragio de los electores, libremente emitido, honradamente escrutado ”.

Se dirige nuevamente al presidente Amador Guerrero, desde su tribuna como representante del pueblo para decirle —sin tapujos— “ Se promete también el país que os consagraréis solícito al estudio de sus necesidades, y que, el satisfacerlas, en cuanto de vuestras funciones dependa, será el objeto constante de vuestros esfuerzos. Porque al elegiros Presidente de la República, la Convención Nacional, os ha impuesto labor ardua y difícil, que ha de requerir el empleo de todas vuestras facultades, y una consagración sin reservas al servicio de la Patria ”.

Finalmente, luego de exaltar la unidad de propósitos y la necesidad de deponer las diferencias “ A la sombra de nuestra bandera, símbolo de reconciliación y de concordia ”, lanza un mensaje directo y concreto (¡y actual!) a la administración que se iniciaba el 20 de febrero de 1904.

Palabras de don Pablo Arosemena, aquel día, “ Dos ramos de la administración exigen especial esmero: las mejoras materiales y la instrucción pública: el desarrollo físico y el progreso moral: caminos y escuelas… Las vías de comunicación son lazo material y lazo político; por los caminos viajan las mercancías y las ideas.  Los ferrocarriles les sirven eficazmente a la causa de la democracia… En las escuelas se cultiva la mente y se modifica, si no se modela, el corazón: el delito es en muchos casos error: noción insuficiente del deber.   Pueblo que conoce sus derechos los estima y defiende; pueblo que tiene idea exacta de sus deberes, los pesa y los cumple ”.

La pasmosa actualidad de un discurso de hace 106 años nos obliga a valorar la visión y el compromiso de esos panameños que nos legaron patria. Caminos y escuelas, tal vez hoy podríamos decir transporte público (metro) y transformar nuestra educación.

Cómo impedir que nos haga vibrar las fibras íntimas para actuar con igual entrega y pasión.

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Publicado el 12 de noviembre de 2009 en el diario La Estrella de Panamá, a  quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde.

Decreto y vallas, piedras de escándalo

Decreto y vallas, piedras de escándalo

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La opinión del Ex Ministro de Estado….

Eduardo Antonio Quirós B.

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En más de una ocasión he manifestado que cuando se ha ejercido el servicio público –en particular si ha sido una responsabilidad principal– el compromiso con el país no cesa con el solo hecho de haber terminado el desempeño como funcionario.  Estar ahí para rendir cuentas, servir de memoria o aportar por la información, conocimiento o experiencia adquiridos se convierte en una responsabilidad sobreviniente del cargo que se ocupó.

Por lo anterior, no puedo guardar silencio ante la burda siembra de enormes vallas publicitarias en las servidumbres de las autopistas de acceso al puente Centenario.

Comparto la opinión, publicada en La Prensa, del arquitecto Bill Daubin Diez en su artículo “Otra joya se destruye”,  en el cual denuncia de manera directa cómo se está destruyendo la belleza de un recorrido único que atraviesa del Estadio Nacional Rodney Carew hasta la entrada a la autopista Arraiján-La Chorrera, cruzando el Canal de Panamá (20 kilómetros de bosques), con la implantación de gigantescas vallas para anuncios publicitarios.

Las preguntas-denuncia del articulista son valientes y precisas: ¿Quién aprobó esta destrucción de nuestro medio ambiente? ¿A quiénes se les otorgaron las concesiones de estas vallas?Por supuesto que hago mías esas preguntas y, en adición, aporto algunos elementos que, por razón de ser el ministro de Obras Públicas durante la construcción de las mencionadas autopistas y el puente, no puedo evitar hacer públicos.

En primer lugar, desde que se preparó el concepto de las autopistas al Puente Centenario se concibieron libres de publicidad exterior (vallas) y bajo este criterio se diseñaron y construyeron.Una de las razones para esta decisión vino dada por la gran cantidad de estudios realizados en Europa y Estados Unidos que han demostrado que la denominada contaminación visual, en las vías de alta velocidad, incrementan las posibilidades de accidentes.

Hay países que restringen o prohíben la instalación de infraestructuras publicitarias en carreteras y autopistas por los riesgos que provocan a los conductores.

En el país de la nula o poca planificación otro motivo de distinción de las autopistas de acceso al Puente Centenario es que las mismas fueron diseñadas para poder ser ensanchadas a tres carriles en cada dirección cuando la necesidad así lo indique. Tan es así que, como se puede observar, el puente cuenta con seis carriles para empalmar con esa ampliación futura.

Traigo esto a colación porque, a contrapelo de todo este esfuerzo de planificación, las esperpénticas estructuras publicitarias han sido colocadas justo sobre la servidumbre que se previó para la construcción de los terceros carriles.

No tengo idea en qué tiempo se recupera la inversión y se obtienen ganancias en una concesión de vallas publicitarias como la que se ha otorgado, pero lo que sí puedo prever es que la ampliación pensada para dentro de 10 ó 15 años se adelante en razón del enorme crecimiento del área oeste de la provincia de Panamá (hay que considerar que inicialmente se calculó que entre un 30% y 35% de los usuarios del puente de las Américas migrarían hacia el Puente Centenario, aunque no he conocido de estudios recientes lo cierto es que desde hace un par de años esas previsiones fueron superadas).

En fin, dejo consignado que todas las instituciones que tenían relación con estas autopistas – incluidos los municipios de Panamá y Arraiján – conocían que las vallas quedaban restringidas a la señalización vial exclusivamente.

En este orden de ideas, el Decreto Alcaldicio 1018 de 2005, que declaró áreas libres de publicidad exterior las zonas contiguas a las vías de acceso este al puente Centenario no hizo otra cosa que ser consecuente con lo previsto para esa autopista y la decisión ad libitum del Decreto 316 de 28 de abril de 2009 que lo deroga “en todas sus partes”, firmado por el alcalde encargado de la ciudad de Panamá (a cuatro días de las elecciones pasadas), es una aberración y piedra de escándalo.

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Publicado el 26 de agosto de 2009 en el diario La Prensa, a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde