La Policía como ente preventivo

La Policía como ente preventivo


Javier Jurado Arrocha

Meses atrás escribí una reflexión sobre “el difícil ejercicio de la función policial”, con el ánimo de que se conociera lo que enfrentan los agentes de servicio y, a la vez, para que sirviera de guía a los nuevos “críticos” en seguridad que han salido a la palestra, pensando tener la varita mágica que brinde al país la seguridad que todos añoramos.

Después del 20 de diciembre de 1989, los gobiernos han practicado el “ensayo y error” con los organismos de seguridad; dejando de manifiesto la incapacidad de escoger el modelo a regir de nuestra fuerza pública, entre ella la Policía Nacional, porque se han preocupado más en quién la dirija que en su capacidad de atender los problemas de delincuencia, tal cual lo demuestran las últimas estadísticas.

Como oficial de policía, es nuestro deber aun en el retiro ayudar a fortalecer a la institución con recomendaciones que partan de la base fundamental del ejercicio del policía, con una óptica diferente a la de quienes hoy cuestionan, critican y opinan sobre el tema de seguridad. Existen estudios y planes estratégicos para combatir la delincuencia, pero al ponerlos en ejecución se olvidan de que la Policía es un ente preventivo, que debe estar en las calles las 24 horas del día.

Nuestros ciudadanos se preguntan ¿Dónde está la Policía? No vemos en nuestras calles, avenidas y barrios quien nos garantice la seguridad.

La Policía es una entidad primaria en la vida de relación: vigila dentro de la ley las acciones humanas para guardar el equilibrio de los derechos y libertades individuales. Su función surge de la esencia misma de la sociedad para garantizar la tranquilidad, el orden y la seguridad. Recomendamos al nuevo director de la Policía que corrija el uso del uniforme que utilizan nuestros agentes en servicio en todo el país, a fin de que estén debidamente identificados e inspiren confianza en los ciudadanos y extranjeros. El uso del uniforme de fatiga debe ser exclusivo para el adiestramiento y las unidades en servicios especiales. La imagen de la Policía no se debe ver afectada por el uso indiscriminado del uniforme.

Con la creación de estaciones de radio patrullas en Panamá Centro, San Miguelito, Panamá Este y Panamá Oeste, obtendremos un patrullaje vehicular en toda la ciudad las 24 horas del día, su presencia brinda un rápido servicio de auxilio a los ciudadanos y da apoyo a las rondas.

Con solo incrementar las rondas de a pie en las áreas asignadas por sectores de vigilancia, se infundiría respeto; la flexibilidad de movilización permite contacto con el público, dando seguridad a los ciudadanos y fomentando las buenas relaciones entre ambos. Hay que establecer, en los puntos críticos, pequeñas bases con motorizados y ciclistas que apoyen el patrullaje vehicular y a pie.

Es necesario apoyar todos los programas existentes: vecinos vigilantes, anti pandillas, violencia doméstica etc., para ponerlos en ejecución integralmente. Es necesario contar con una opinión pública favorable, para obtener no solo garantías y seguridad en las funciones, sino también para obtener mayores beneficios. Generalmente ocurre que ante un servicio deficiente, inoportuno y parcializado de la Policía, se forme una corriente que critica sus actos, porque no se cumple con los objetivos que los ciudadanos esperan, ello desprestigia a la institución. Si no se hace nada para superar la inseguridad, a la postre se perderá el respeto y la confianza en la institución policial.

Confiamos que los cambios a realizarse irán en beneficio de todos los ciudadanos de este país.

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Publicado el 1 de julio de 2009 en el diario La Prensa a quien damos todo el crédito que le corresponde