Los buenos somos más

La opinión del Periodista…..

Punto de Vista

Hernán G. Posada R.

Panamá desde sus inicios como nación ha sido histórica y ampliamente receptiva con los inmigrantes, de hecho está cimentada en ellos: chinos, norteamericanos, jamaiquinos, griegos, franceses, etc., quienes nos dejaron un legado de trabajo y cultura.

Hoy las cosas no han cambiado mucho. Panamá ha crecido muy velozmente en la última década y logrado una importante posición económica y de liderazgo a nivel mundial en gran parte gracias a esa inmigración positiva.

En los últimos días hemos visto cómo se ha acentuado la participación de colombianos en hechos delictivos que a nosotros, la comunidad colombiana residente en Panamá nos llena de indignación, vergüenza, rabia y estupor.

A nombre de esta comunidad, en su inmensa mayoría la integrada por gente honesta, trabajadora, correcta, y transparente, ofrecemos disculpas a la sociedad panameña por estas repudiables acciones. Rechazamos y condenamos categóricamente el protagonismo delictivo de estos grupúsculos marginales, de esta minoría dañina, de estos delincuentes que en su eterno afán de ganar dinero fácil sacrifican sin piedad el buen nombre y la honra de quienes sí respetamos el orden y las leyes del país que generosamente nos ha recibido.

Dentro del marco de la ley, con respeto a los derechos humanos, pedimos, exigimos que las autoridades sean inflexibles e incorruptibles con estos hampones sean comunes, o de cuello blanco, que no se puedan quedar, no puedan operar, que sean castigados de manera ejemplar mandando un mensaje claro y directo a la delincuencia foránea: aquí no tienen cabida.

La comunidad colombiana residente en este país y los que, como yo, también somos orgullosamente panameños no vamos a tolerar más que unos cuantos nos sigan haciendo un gran daño a los que honesta y decentemente aquí vivimos y menos a la sociedad panameña en general.

En nuestro país viven colombianos que son grandes inversionistas que generan empleo, micro empresarios, técnicos que transfieren sus conocimientos, periodistas que con su formación y objetividad apoyan el desarrollo de los medios y la imparcialidad informativa, banqueros, comerciantes; en fin somos una comunidad muy variada en muchos sentidos pero quizá la que más y mejor se integra a la sociedad panameña no solo por nuestros fuertes lazos comunes sino por el amor y el respeto que tenemos por nuestro país de adopción lo que también nos hace sentir a Panamá como nuestro y lucharemos para que cada día sea mejor.

No somos simples espectadores de lo que sucede en el país, estamos comprometidos con Panamá, siendo proactivos económicamente, social y políticamente por lo que de manera responsable y cívica participamos en los destinos del país emitiendo nuestro voto por quienes nos deben gobernar cada cinco años.

Queremos reiterarle al pueblo panameño y a quienes sean los responsables de hacer cumplir las leyes que los colombianos correctos y ajenos al delito estamos prestos a colaborar en lo que sea necesario para que las manzanas podridas enquistadas en nuestra comunidad se pudran en otra parte porque los buenos somos más.

Felicitamos y apoyamos la iniciativa presidencial de legalizar a miles de colombianos que ya viven en Panamá, pero somos conscientes de que este proceso se debe hacer de manera puntual y cuidadosa, teniendo en cuenta una exhaustiva revisión de antecedentes, capacidad laboral, auto sostenimiento, tiempo de residencia en el país, pero que en ningún caso esta decisión signifique una carga para el estado, por el contrario sabemos que la regularización de estos compatriotas le significaría al erario panameño cerca de cuarenta y siete millones de balboas anuales en ingresos por concepto de impuestos y aportes en general, ampliando las posibilidades del estado para mejorar la educación, salud, vivienda y desarrollo integral.

No queremos que nuestros vecinos, nuestros hijos, vivan con temor o angustia por culpa de la delincuencia foránea, suficiente tenemos con la criolla.

Los que hemos escogido a Panamá como nuestra segunda patria juramos el compromiso de defenderla y apoyarla, eso lo vamos a cumplir, porque cuando se adopta una patria es como si se pudiera escoger a una madre: se hace por amor y convicción no por conveniencia.

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Este artículo se publicó el 10 de mayo de 2010 en el diario El Panamá América, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Sor Margarita Inés o la Santa panameña viva

La opinión de…..

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Hernán G. Posada R.

Quizá a usted se le suene este titular un poco pretencioso, o exagerado o quizá para otros estoy escribiendo con el deseo y con el corazón, pues bien… tienen razón.

Pero es que pocas veces, casi nunca, los mortales comunes y corrientes, pecadores permanentes y poco devotos como yo tenemos la suerte de conocer, abrazar, ver y sentir la presencia de alguien que está destinado, en este caso destinada, a ser parte de la Corte Celestial Del de Arriba, literalmente.

Esta nota es de alegría profunda por haber podido conocer a Hilda Guardia Valdés, o mejor a Sor Margarita Inés, quien por muchos años fuera la Superiora del Monasterio de la Orden de La Visitación (clausura) Orden que llegó a Panamá en 1925 procedente de la ciudad colombiana de Ocaña.

Durante sus 95 años de existencia ha iluminado de amor, fe, y una inmensa generosidad espiritual a todos, todos los que hemos tenido la gran fortuna de estar cerca de ella y de sentir y recibir los dones de su oración y de su amor por el prójimo. Amor que la hizo recluirse en el convento de la ciudad colombiana de Pasto desde muy temprana edad.

La primera vez que la vi tras la rejas de su clausura pensé: “no parece una monja, parece como un ángel, una Santa”… en ese momento estaba muy lejos de saber que algunos años después comprobaría en carne propia que tan buena es su comunicación directa y fluida con El Jefe, El Todopoderoso, El de Arriba.

Y es que pocos seres como ella están llamados a ser especiales por su humildad, por su total entrega a la oración, al recogimiento y a dar su vida por la fe y el amor a Dios que ha hecho de ella un ser humano pleno de virtudes, siempre dispuesta junto con sus hermanas de clausura a la elevación espiritual rogando por los demás.

Margarita Inés nació en el seno de una familia penonomeña, de diez hijos, un varón y 9 mujeres, siendo ella “la del medio”, acomodada, conocida y socialmente muy bien ubicada en el Panamá de 1915.

Desde muy niña mostró su inclinación por el servicio a los demás, pero sobretodo por servir a Dios. Esta determinación culminó con su ingreso al convento en 1938, cuando contaba solamente con 15 años de edad.

Así, aunque temprano, logró su sueño y comenzó una trayectoria que ya lleva más de 75 años dedicados al trabajo espiritual y la consagración al Ser Supremo, recibiendo el reconocimiento, de muchos y en varias oportunidades, del Vaticano y el Papa por esta abnegada y hermosa labor.

Se supone que para que alguien sea considerado Santo o Santa debe haber realizado, después de haber sido llamada por Él, milagros, curas efectivas, haber ayudado a conseguir peticiones especialmente delicadas, haber llevado una vida inmaculada, haber sido humilde, feliz con su devoción y su entrega a Dios, en fin llenar un montón de requisitos que los trámites burocráticos mundanos exigen. Estoy seguro de que Margarita Inés los llena todos con holgura, pero con su humildad y servicio silencioso, sólo unos pocos afortunados sabemos de sus bondades, de lo efectivo de sus oraciones, sólo algunos bendecidos conocen de la efectividad de su rezo, y si usted que lee estas líneas tiene una gran necesidad, un dolor espiritual, una angustia insoportable, o una enfermedad que doblega o se quiere encomendar a alguien le recomiendo que lo haga con ella, pues ÉL le hace mucho caso, la escucha, y la tiene muy cerca de su séquito de Santos y Santas, …tan efectivas son sus oraciones y tan buena su comunicación con ÉL que entre ambos me salvaron la vida.

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Publicado el 25 de febrero de 2010 en el Diario el Panamá América, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Isla Contadora, ¿Paraíso turístico contaminado?

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La opinión del Vice Presidente de la Asociación Panameña de Prensa Turística…..
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HERNAN G. POSADA R.

Como turista, como residente, como periodista, como panameño amo a esta espectacular isla nuestra, con su riqueza marina, múltiples y bellas playas de arena blanca y toda su hermosura natural. Pero esta isla se enfrenta, entre otros múltiples problemas, al grave peligro de la contaminación de sus cristalinas aguas.

En los últimos años Isla Contadora ha visto cómo la calidad de vida de sus residentes y de los turistas que en gran cantidad la visitan, se ha ido deteriorando poco a poco.

Hace más de 10 años la venta del hotel más grande a unas personas que poco o nada sabían de hotelería y menos de turismo y que en lugar de promover hacia la isla un visitante de alto nivel, lo convirtieron en un “todo incluido” pero con una pésima calidad de servicio, que hizo que el mercado turístico internacional ya no la tuviera en cuenta en su planes.

A lo anterior hay que sumarle que en la cabecera de la pista de aterrizaje hay unas muy lindas y enormes casas a menos de 10 metros de la cabecera, ¿a quién pertenecen estas casas que logró que le aprobaran planos, construcción y permisos a sabiendas de que están tan peligrosamente cerca de esta pista?

Pero sigamos, las calles están completamente destruidas, niños de menos de 7 años andan por las calles manejando los conocidos “four wheels” y motos a altísimas velocidades de manera irresponsable, por otra parte han instalado en aéreas residenciales, talleres de mecánica, ebanistería, pintura, bodegas de materiales de construcción, toldas alojando trabajadores, y para completar el ya triste panorama, el paisaje se ve interrumpido por una enorme cantidad de chatarra terrestre y marítima que ha sido diseminada por todas partes.

Hace más de un año el hotel cerró pero quedaron los escombros, muebles viejos tirados, todo tipo de basura, vidrios rotos, la piscina albergando una amplia variedad de mosquitos, y todo esto con la complacencia, anuencia y desidia de las “autoridades” locales anteriores, Representante, Alcalde y Regidor, que poco o nada hicieron para frenar y solucionar estos graves problemas, por el contrario éste último salió de su cargo pero jamás entregó a su sucesor el puesto, un balance de su desempeño, o un estado financiero auditado de la Regiduría, hasta el sello de este despacho se llevó.

Pero la contaminación de las aguas es quizá el más urgente por resolver ya que desde el cierre del “Hotel Contadora Resort” donde estaba ubicada la planta de tratamiento de las aguas residuales, también se clausuró y nunca se volvió a implementar o activar y los desechos que conducen las cañerías de la isla van directamente al bello y transparente mar.

Según entiendo esta responsabilidad corresponde al IDAAN, pero después de más de un año esta dependencia del estado no ha dado una solución real y efectiva que resuelva este urgente y grave problema para una comunidad que ve con gran preocupación que cada día que pasa su más preciado valor: un mar transparente y limpio se devalúa y ensucia dejándolos en la incertidumbre no sólo por el aspecto turístico sino por simple salud.

Urge que Contadora se convierta en un corregimiento con toda su estructura independientemente de la población que posee y su tamaño físico y que de esta manera pueda afrontar estos y más retos que tiene por delante.

Hoy hay nuevos funcionarios al frente de este importante lugar de recreo panameño, esperamos que sí actúen con mano dura y efectiva, que cumplan con sus responsabilidades a cabalidad, pero no podrán lograrlo si no reciben el pleno apoyo del Gobierno Central y las autoridades tanto del turismo (ATP) como aquellas involucradas directa e indirectamente, IDAAN, MINSA, Policía Nacional, Migración, etc.

El nuevo Alcalde y el nuevo Regidor son isleños, conocedores de los problemas y necesidades de la isla y del archipiélago, hombres humildes con buena disposición para trabajar, de estos funcionarios esperamos que le devuelvan la tranquilidad a residentes y turistas y sobretodo que Isla Contadora, vuelva a ser lo que fue: uno de los destinos más solicitados del pacífico panameño y una gran fuente de ingresos para los isleños y para el estado.

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Publicado el 27 de noviembre de 2009 en el diario El Panamá América, a  quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde.

La Cinta “Buhonera”

La Cinta “Buhonera”

La opinión del periodista…

Hernán G. Posada R.

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Así debería llamarse la pomposa, costosa, inoperante y peligrosa Cinta Costera, pues se ha convertido en un lugar plagado de problemas, suciedad y tranques por su mal diseño vial, amén de un verdadero mercado de buhoneros de todo tipo.

Invadiendo las aéreas supuestamente diseñadas solo para peatones y bicicletas, estos tienen que esquivar desde montones de excrementos de perro, hasta cientos de vendedores ambulantes de chichas, raspao, “hot dogs”, sodas, agua y paleteros, con sus respectivos carritos.  Patacones, chorizos, carimañolas, empanadas y frituras de toda índole, eso sí preparadas ahí mismo en cómodas “cocinas” con tanques de gas totalmente expuestos con el peligro que esto acarrea;  seguimos: dulces, teléfonos celulares y sus forros, relojes, pulseras, chaquiras, globos, algodón con azúcar, y un sinnúmero de baratijas y comidas.

Pero… usted se ha preguntado: ¿en qué momento y dónde estos vendedores hacen pipí si no hay baños?  ¿Dónde se lavan las manos, si no hay agua? ¿Con qué limpian los utensilios y los productos? …

A   lo  anterior  súmele  que los parqueaderos de la Cinta “Buhonera” especialmente el que está ubicado frente al Club de Yates y Pesca, se han convertido en sitio predilecto para montar escenarios de cualquier cosa, desde una pelea de boxeo hasta un partido de fútbol, la celebración del día del niño, la niña, la abuelita, o de lo que usted quiera, todo animado por seis u ocho bocinas a todo volumen.

Pero cuidado, también se puede encontrar cuatro o cinco locos tocando trompetas a altas horas de la noche, o autos con los maleteros abiertos cada uno con su respectivo “cooler” y tocando una música diferente a todo volumen.

Por allí también pasan durante toda la noche y la madrugada, violando todos los decretos alcaldicios sobre ruidos excesivos, 6 u 8 de las mal llamadas “Chivas Parranderas” con música al más alto volumen y claro todo esto justo frente a los hospitales Santo Tomás y Del Niño  (que de acuerdo a la ley es una zona de silencio en tres cuadras a la redonda, pero que nadie cumple), reventando a su paso por zonas residenciales y de reposo cualquier vestigio de tranquilidad que los habitantes de esas áreas merecen y tienen derecho a exigir.

Pero ¿Quién debe corregir estos desmanes? ¿Porqué nadie ha hecho nada por impedir estos atropellos a la ciudadanía?  ¿Quién regula las tales “Chivas” y sus “rutas”?  ¿Cuándo se van a hacer cumplir las leyes, decretos y demás reglas sobre ruidos excesivos de manera seria y con mano dura?

Lo más grave es que hace poco algún “genio” propuso hacer los Carnavales en la Cinta, y además dejar permanentemente una “pantalla gigante” dizque para ayudar a financiar los gastos de la misma,  ¡Qué ingenio!  ¡Qué inteligencia!  ¿Quién debe velar porque los niños con enfermedades terribles como el cáncer o los sufridos pacientes del Hospital Santo Tomás reciban el respeto,  la tranquilidad y algo de paz que merecen?

Esperemos que la Alcaldía y el Municipio den a la ciudadanía una respuesta coherente, lógica y respetuosa a la gente que vive en esas áreas y a los citados hospitales sin que uno le tire la pelota al otro.

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Publicado el 27 de agosto de 2009 en el diario El Panamá America Digital, a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde

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