Reducir el consumo de drogas

La opinión de…..

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Pedro R. Mora R.

Diferentes escritores señalan que la comercialización y producción de la droga deben legalizarse. La legalización no reduce el consumo sino que lo aumenta, por lo cual, la opción es disminuir la demanda por medio de una propaganda intensiva resaltando los efectos negativos de la droga. Un producto se vende si hay una demanda efectiva dispuesta a pagar el precio propuesto por el oferente. Es decir, si no hay demanda no hay oferta.

Actualmente, el esfuerzo se orienta a reducir la oferta a través de una guerra abierta contra las plantaciones y comercialización, pero los narcos caídos los reemplazan otros, más jóvenes, poderosos y sangrientos. La guerra logra el objetivo de reducir la producción y comercialización en el mercado, pero la relativa escasez de la droga ocasiona un incremento de precios y eleva la rentabilidad del narcotráfico. El nuevo nivel estimula a nuevos oferentes al mercado y, posteriormente, se normaliza el consumo. En consecuencia, la reducción de oferta produce escasez y la misma mayor precio.  Esta realidad estimula a nuevos narcotraficantes al mercado. Todo esto frente a una creciente demanda y nuevos producto como el crack incrementan el consumo per cápita.

Lo anterior, se observó cuando la descriminalización no logró la reducción del consumo per cápita de bebidas alcohólicas en Estados Unidos, que en 1929 era de cinco litros, mientras en 2002 ascendía a 9.3 litros, según cifras de la época de la ley seca (entre 1919 y 1933) en Estados Unidos y un estudio de 2002 de la Organización Panamericana de la Salud, denominado Alcohol y salud pública en las Américas. Esto refleja un aumento de más de 85%.

Este incremento se debió a que la descriminalización motivó a los carteles y gánsteres a formalizarse, mientras otros empresarios se desviaron de otras actividades al de la droga y los nuevos seleccionan ésta por ser más rentable. En adición, se incorpora la publicidad masiva.

El estudio de la OPS adiciona que en 2002 el alcohol producía la muerte de una persona cada dos minutos y que entre los jóvenes, el alcohol es la “droga predilecta”, y advierte que los sondeos sugieren que “los niños están comenzando a beber desde los 10 años de edad”.

Ante esta realidad, lo mejor es reducir la demanda de las drogas por medio de una propaganda intensiva y constante. Esto disminuirá los precios y hace menos rentables la actividad frente a otras. La menor rentabilidad desmotivará la incorporación de nuevos oferentes al mercado hasta no existir. La propaganda antitabaco ha ido reduciendo la producción de cigarrillos.

Si Estados Unidos, que consume el 50% de la droga mundial, dedicara parte de su propaganda comercial (su valor se estima en un promedio de $600 millones diarios) para desmentir la utilizada por vendedores jóvenes, cuando a los jóvenes les señalan que si han bebido mucho y están muy cansados con pocos gramos de cocaína se sentirían como nuevos, o que les hace sentirse más seguros de sí mismos o que son capaces de tener relaciones sexuales mucho más placenteras que sin droga, la demanda disminuiría.

La opción no es legalizar otro producto causante de vicios y muertes en la población, como las bebidas alcohólicas, sino motivar a que las empresas del mundo dediquen su publicidad a mensajes antidrogas con el trasfondo del nombre de su empresa o producto.

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Publicado el 22 de febrero de 2010 en el Diario La Prensa, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito de les corresponde.