La opinión del Abogado…
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Plutarco Arrocha —
La Alianza por el Cambio acortará la distancia que nos separa del primer mundo. Llegó la era de las transformaciones y el rompimiento de estructuras físicas y mentales entronizadas en la sociedad panameña antes y durante el régimen militar y cuyas secuelas aún se dejan sentir. Por supuesto que se encontrarán en el camino voces agoreras reacias al cambio por temores de todo tipo pero, más que nada, aferramiento al pasado por la fuerza de la costumbre.
Los gobiernos post-dictadura, con errores y aciertos, cumplieron el trabajo de ir cimentando, aunque con manos temblorosas, el futuro del país, y aquí lo tenemos erguido sobre bases bastante sólidas y confiables. Molirena apostó por el cambio y con mucho esfuerzo, trabajo, dinero, organización y entusiasmo fuimos a las urnas para ser garantía la realidad de la victoria electoral de la Alianza por el Cambio, y continuar así el rumbo ascendente de nuestro desarrollo económico y social.
Se han cometido errores y seguramente se cometerán más. Hay que aceptarlo. Algunos serán disparatados propios del miedo a no hacer nada cuando el tiempo apremia, y otros por inexperiencia política para el manejo de la cosa pública o la ignorancia de la novatada en la administración gubernamental. Pero también hay que aceptar que un porcentaje altísimo de responsabilidad radica en la permanencia de miles de funcionarios que dentro del mismo gobierno no tienen ningún interés- y no tienen por qué interesarse- dada su condición opositora torpemente protegida por la elite gobernante especialmente en los cargos no técnicos pero sensitivos por la toma de decisiones.
En este rejuego, la máxima dirigencia de Molirena ha hecho gala de total incapacidad a no ser la mínima demostrada para lograr distinguir a familiares, amigos íntimos y unos cuantos allegados oportunistas. Para el Presidente del Partido Molirena, su condición de tal no es más que un instrumento para servirse en bandeja de plata las mieles del poder. Tanto descaro y desprecio para con sus copartidarios sólo es comparable con la abyecta satrapía que se anida hasta en su propio retrato.
Molirena tiene suficientes inteligencias dispuestas a colaborar con el cambio y en la dirección correcta que lidera el Presidente Ricardo Martinelli. Hoy más que nunca la Alianza debe fortalecerse y las acciones interpartidarias tienen que consolidarse. Juntos tenemos que caminar hacia el norte del Gobierno Nacional valorando en su justa dimensión la valía de los partidos que lo integran. Hacer desaparecer a uno de los partidos de la Alianza es atentar contra la fortaleza del Gobierno, es querer debilitarlo. Y peor que eso, es creer equivocadamente que los pilares grandes son los importantes, perdiendo de vista que pilares pequeños sostienen grandes estructuras. Por eso, las alianzas preservan y respetan la identidad de los aliados. Son partes del mismo proceso y los une el asocio común del objetivo propuesto.
El presidente de Molirena no concibe ni entiende cómo funcionan las alianzas estratégicas. A pesar de ello, la olvidada membresía sabrá levantarse de las cenizas y cual ave fénix remontaremos el cielo de la victoria. En esos momentos, en el canto del gallo colorado se escuchará: “Molirena vivirá”.
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Este artículo se publicó el 8 de julio de 2010 en el diario El Panamá América, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
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