La maldición del rey Midas

 

La opinión de…

 

Oscar Sogandares Guerra 

Ahora es el momento de cambiar el término de moratoria a cese inmediato de proyectos mineros, ya que se ha comprobado a través del tiempo que la minería es una actividad incompatible con el medio ambiente.   Por más que tratemos de adornar el término de “minería responsable” no existe tal cosa,   ni mucho menos a cielo abierto. Tal modalidad por sus características destructivas ha sido prohibida por ley en países cercanos como Costa Rica.

No estamos de acuerdo con el término moratoria, porque puede entrever que los ambientalistas sí podemos estar de acuerdo con la minería, cosa que es completamente inaceptable.

Si el Gobierno habla de una moratoria, sería asunto de ellos, pero no vamos a rogarle favores, porque es un derecho ciudadano y constitucional el vivir en un ambiente sano y libre de contaminación, como lo es un derecho universal. Solo exigimos un derecho que nos corresponde por ley y por la Constitución.

¿No sería el mismo caso del boxeador al que le propinan una golpiza, y solamente solicite al contrincante que lo golpee más lentamente (moratoria) o que cese inmediatamente de golpearlo?

Panamá ha alcanzado niveles de desarrollo económico sorprendentes sin minería, no vemos la necesidad de introducirla ahora. Es falso que tal actividad genere más empleos que otras actividades menos perjudiciales, como la agricultura tradicional u orgánica, la ganadería y cría de animales en forma ambientalmente compatible, el ecoturismo, el agroturismo, las granjas autosostenibles o el cultivo orgánico, como por ejemplo, el exitoso cultivo de café gourmet 100% orgánico de la comarca Ngäbe Buglé, actividad que pondría a cualquier caficultor verde de envidia, y otras infinidades de actividades que no sacarían nuestras riquezas y ganancias fuera del país.

El aumento de entre 2% y 4% de regalías es simplemente una migaja, y no es suficiente justificación para degradar permanentemente nuestras riquezas naturales, ni siquiera el 100% lo sería, pues ¿qué sucedería si degradamos nuestras montañas, nuestros ríos, nuestros suelos y el escaso 2% de agua potable disponible para el consumo humano por actividades tan nefastas como la minería, que utilizaría la misma cantidad de agua en una hora, que una familia utilizaría en 25 años?

¿Qué sucedería si extraemos toda la riqueza mineral de nuestro país, pero nos quedamos sin aire, sin alimentos, sin agua? ¿De qué nos serviría todo el dinero del mundo, si vivimos en medio de un paisaje desolador?

Sería como la fábula griega del rey Midas que todo lo que tocaba se convertía en oro. Si deseaba comer, hasta la comida se le convertía en oro.

¡Qué miseria la del rey Midas!

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Este artículo se publicó el 7 de febrero  de 2011   en el diario La Prensa, a quienes damos,  lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Moratoria o cese inmediato de la minería

La opinión del Ambientalista…

Oscar Sogandares Guerra

Ahora es el momento de cambiar el término de moratoria a cese inmediato de proyectos mineros, ya que se ha comprobado a través del tiempo y alrededor del mundo que la minería es una actividad incompatible con el medio ambiente.   Por más que tratemos de adornar el término de «minería responsable» no existe tal cosa, ni mucho menos a cielo abierto. Tal modalidad por sus características destructivas y desfigurantes del paisaje han sido prohibidas por ley recientemente en países cercanos como Costa Rica. No estamos de acuerdo con el término moratoria porque puede entrever que los ambientalistas sí podemos estar de acuerdo con la minería, cosa que es completamente falsa e inaceptable. Ahora si el gobierno habla de una moratoria, sería asunto de ellos, pero que nosotros no vamos a mendigarle favores porque es un derecho ciudadano y constitucional de vivir en un ambiente sano y libre de contaminación como lo es un derecho universal. Solo estamos exigiendo un derecho que nos corresponde por ley y por la constitución. ¿No sería este el mismo caso del boxeador que le están propinando una golpiza, y que solamente le solicitara al contrincante que lo golpeara más lentamente (moratoria) o que cese inmediatamente de golpearlo?

Que Panamá ha alcanzado niveles de desarrollo económicos sorprendentes, no obstante la recesión económica mundial sin minería, no vemos la necesidad de introducirla ahora. Por todos los demás motivos ej. que entre todas las demás actividades, la minería emplea al menor número de personas de todas las actividades según la PNUD. Así que es falso que tal actividad genere más empleos que otras actividades menos perjudiciales al medio ambiente como la agricultura tradicional u orgánica, la ganadería y cría de animales en forma ambientalmente compatibles, el eco turismo, el agro turismo, las granjas auto-sostenibles, el cultivo orgánico ej. el exitoso cultivo de café de gourmet 100% orgánico de la Comarca Ngäbe Buglé, actividad que pondría a cualquier caficultor verde de envidia… y otras infinidades de actividades que no sacarían nuestras riquezas y ganancias fuera del país. Que apenas un aumento de 2% a 4% de regalías al estado es simplemente una migaja, y no es suficiente justificación para degradar permanentemente nuestras riquezas naturales, ni siquiera el 100% lo serían. ¿Pues qué sucedería si degradamos nuestras montañas, nuestros ríos, nuestros suelos y subsuelos, y el escaso 2% de agua potable disponible para el consumo humano por actividades tan nefastas como la minería, los cuales utilizarían la misma cantidad de agua en una hora, lo que una familia utilizaría en 25 años?

¿Qué sucedería si hayamos extraído toda la riqueza mineral de nuestro país, pero nos hayamos quedado sin nada de lo demás, sin aire, sin alimentos, sin agua? ¿De qué nos serviría todo el dinero en el mundo si vivimos en un paisaje desolador?

<>Artículo publicado el  3 de febrero  de 2011  en el diario El Panamá América,   a quienes damos,  lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.

En defensa del río Piedra….

La opinión de…..

OSCAR SOGANDARES GUERRA

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En defensa del río Piedra…..

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El río Piedra (o río Chico) es de inmenso valor para el chiricano, igual que el Volcán Barú, donde fluye vertiginosamente. Todos recordamos las imágenes de la furia del río Caldera en Boquete en 2008. Pues, en el río Piedra estas escenas son “pura rutina”, siendo no solo el río más veloz de Panamá, sino entre los tres más veloces del continente.

Siempre nos divertíamos en sus cristalinas aguas en el verano. Desafortunadamente, fue “descubierto” muy tarde por los river rafters, debido a que la “fiebre” de las hidroeléctricas dio al traste este novedoso negocio turístico.

Pero antes de “maniatar” al río Piedra como al gigante Gulliver, con innumerables hidroeléctricas, nadie ha pensado que sus inundaciones, por más espectaculares, son para este río un fenómeno natural. Actualmente existe una economía informal en la extracción de materiales pétreos, en la cual el río funciona como “faja transportadora”, moviendo increíbles volúmenes de materiales utilizados en la industria de la construcción. El cual beneficia en primer lugar a los “paleros” y lugareños y es interrumpido, precisamente, por estas hidroeléctricas. La propia empresa Bagatrac objetó en primera instancia tales proyectos.

Se puede argumentar que las represas evitan inundaciones, pero en el caso de Boquete el masivo y repentino flujo de agua acompañado de piedras y árboles obligaron al personal de Estrella Los Valles y Estí a abrir sus compuertas para evitar daños mayores a sus turbinas y propias represas. El agua tomó sorpresivamente por áreas que habían estado secas por décadas, precisamente poniendo en peligro bienes y personas que confiados en las represas se habían establecido en estas áreas.

El río Piedra, siendo un río de gran empuje e historial de grandes crecidas, con los nuevos proyectos puede poner en grave peligro a poblaciones enteras (Pedregalito, El Tejar, Sitio Lázaro), incluso, al oleoducto. Tales desastres ya han ocurrido en otros países, y en ríos menos poderosos. Está el ejemplo de la represa Cariblanco, en Costa Rica, donde una cabeza de agua dejó inutilizable la casa de máquinas de dicha represa.

Estas represas impiden el libre flujo de sedimento. No es un secreto que las arenas de las playas provienen de los ríos. Los esteros, playas y líneas costeras desaparecen no tanto por el conocido calentamiento global y la elevación del nivel del mar, sino por la falta de sedimento. Al no haber arena, la propagación de las tortugas se verá amenazada y las áreas de turismo, por ejemplo Barqueta, se verán afectadas al desaparecer sus playas con su consecuente desempleo y falta de ingresos.

Al no llegar estas aguas a los esteros para desplazar el agua salada hacia el mar, los suelos se salinizarán por acción capilar. La cuña salina, en ausencia de agua dulce, dejará como efecto grandes extensiones estériles incapaces de producir una sola paja de hierba, como en el desierto de Sarigua del siglo XXI.

Estas hidroeléctricas constituyen una barrera infranqueable para innumerables especies que completan su ciclo vital en el curso del río, considerando que ninguna garantiza la vida (mucho menos agua para las comunidades) con apenas 10% de “caudal ecológico”.

Para la vida y especies del río, sus peligros se multiplican, el fenómeno de la “fragmentación” se acentúa, sus probabilidades de supervivencia se reducen a un mínimo, se asegura su virtual extinción. Dicho de otra forma, los ríos vivos se convertirán en ríos muertos.

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Publicado el 5 de noviembre de 2009 en el diario LA PRENSA, a  quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde.

El sufrimiento del pueblo Naso

El sufrimiento del pueblo naso

Oscar Sogandares Guerra

La historia de los nasos se remonta a muchos siglos. Ellos recibieron a Colón en su cuarto viaje. Poblaban el occidente de Bocas del Toro hasta el río Sixaola y colindaban con los Brí-Brí y gnöbes, donde guerreaban frecuentemente. En el presente, los nasos tienen adversarios mucho más temibles que aquellos del pasado. Los nasos están arrinconados en su propia tierra, aún sin demarcar.

Debido el proyecto hidroeléctrico Bonyic (Empresas Públicas de Medellín), han sido sometidos al asedio y hostigamiento continuos.  Al oeste, sus tierras se hallan invadidas por su eterno enemigo la Ganadera Bocas, cuyo propietario Mario Guardia, ha solicitado el violento desalojo y destrucción de las comunidades Naso de San San y San San Druy, en marzo y abril, utilizando antimotines y el empleo de gases tóxicos contra indefensos hombres, mujeres y niños.

Han provocado la muerte de pollos y cerdos, han empleado maquinaria (custodiadas en todo momento por agentes de la Policía) para realizar la sistemática  destrucción de viviendas, con sus enseres domésticos, escuelas (incluyendo la telebásica), para luego abrir grandes fosas en la tierra, enterrando todas las evidencias. Han causado la destrucción de cultivos (plátanos, ñames, yuca), sin consideración a las necesidades de alimentación de los habitantes, sobre todo, de los niños.  Han provocado la dantesca destrucción de inmensos árboles, que daban sombra a estas comunidades, astillados y desenraizados, sin aprovechamiento, lo que más que un delito ecológico se puede denominar como terrorismo ambiental. ¿Y la Anam qué? El paraje parecía una zona de guerra, por actos que más que violación a los derechos humanos, se puede denominar como una barbarie, ¿limpieza étnica?, crímenes de lesa humanidad.  Todos estos hechos basados en un supuesto título de propiedad  de la Ganadera Bocas, mostrado por arte de magia, después de siglos de histórica ocupación del pueblo naso.

El 24 de abril, en una visita que hicimos al lugar y que incluyó a indígenas mesoamericanos (ver http://www.almanaqueazul.org), los nasos relataron que en el pasado cedieron tierras a la Ganadera Bocas para evitar confrontaciones, y que se replegaron al otro lado del río San San, en donde establecieron las comunidades de San San y San San Druy.  Ese día vimos a dos operarios  de un bulldozer y una pala mecánica (uno con  sombrero paisa y acento colombiano, escoltados por cinco policías), quienes al vernos, y no sin antes amenazar y confiscar nuestras cámaras, se retiraron. Fue una victoria para los nasos, quienes se habían mantenido tres noches en vigilia, protegiendo sus tierras y gritando consignas.

Allí estábamos reunidos con varios cientos de nasos, la mayoría niños. Muchos no habían comido por falta de alimentos. El jefe nos mostró un saco repleto de casquillos de lacrimógenas y preguntó: ¿dónde está Torrijos? Habían sido amenazado con que les tirarían bombas desde los helicópteros. ¿En qué país vivimos, Vietnam? Los derechos de la colectividad (y con mayor razón los históricos), deben prevalecer  sobre los particulares y privados y sobre cualquier supuesto título de propiedad.  Todos sabemos que por falta de demarcación de una comarca, cualquier ente inescrupuloso fácilmente puede hacerse de tierras nacionales, inclusive, con todo y habitantes. 

No es la primera vez que esto ocurre en Bocas del Toro, como lo demuestra el caso de Bluff Centro, en la Isla de Bocas.

Lo último, el 11 de mayo cerraron el acceso hacia las comunidades, derribaron los zarzos construidos por Mireya Moscoso para los nasos y los gigantescos árboles de las orillas del río San San;  y el capataz, Roberto Audibeth, ¿el colombiano? amenazante desenfundó su arma de fuego contra los nasos.

Artículo publicado el 19 de mayo de 2009 en el diario La Prensa