Lo que no se dio en la Asamblea

La opinión del Ingeniero y Analista Político…

MARIO A. ROGNONI
marognoni@cwpanama.net

Antes de participar en nuestra primera sesión como legisladores en 1990, Arnulfo Escalona Ríos, amigo, pero adversario político y colega legislador, me llamó a la Presidencia de la Asamblea y me explicó las reglas del juego:  ‘En el pleno, Mario —me dijo— te diré de todo y tú a mí igual, somos adversarios, pero al discutir los proyectos dejemos los sentimientos políticos a un lado y aportemos lo mejor al proyecto, enriquezcamos los mismos para producir leyes que beneficien al país’.   Comprendí el significado de sus palabras y aquellos siete primeros opositores de la nueva democracia cumplimos con ese principio. Quizás por eso nos ganamos el respeto de la bancada gobiernista y pudimos terminar, cinco años después con una profunda amistad entre todos, aun cuando las diferencias políticas hasta hoy con muchos subsisten.

Enriquecer el proyecto, de eso se tratan los primeros y segundos debates en la Asamblea. Pero nuevamente vimos en la actual Asamblea la falta de los debates y el enriquecimiento de los proyectos. La Reforma al Código Minero era una necesidad imperante. Un Código obsoleto rige la explotación de nuestros recursos minerales. Todos debimos estar de acuerdo con actualizarlo. Todos debimos haber participado con aportes en los temas y preguntas específicas que tenemos que hacernos con respecto a las explotaciones. El tema no era NO o SI a la minería, el tema era y es ¿qué tipo de minería queremos permitir?, ¿quiénes deben poder ejecutarla?, ¿cuánto debe recibir el Estado?

Si ese debate se hubiese dado, hubiese sido interesante analizar primero el tipo de minas a permitir, desde la extracción de arena continental y submarina hasta la minería de metales a cielo abierto o subterránea. En esa discusión se hubiese podido restringir la minería de cielo abierto a áreas específicas o ninguna, de igual forma condicionar la extracción de arena submarina por sectores. En esa discusión se hubiese podido establecer si realmente podemos permitir o no la explotación por parte de empresas 100% de gobiernos extranjeros, o qué porcentaje de una explotación puede ser de un gobierno extranjero en forma directa o indirecta a través de sus empresas estatales. Pudimos haber discutido lo que una extracción debe dejar para los municipios, para las provincias, para el Estado. Haber discutido si las cifras presentadas por el proyecto satisfacen o no las realidades de las áreas que se afectan y dueñas de los yacimientos.

Hoy, las grandes extracciones de arena de Panamá Oeste y Coclé, no dejan a los municipios ni cerca de lo que estimo yo debiera ser.   Pero lejos de debatir cómo me atrevo a pensar hubiese hecho Gerardo, Alberto, Balbina, Franklin, Bush, Elías y yo, vi cómo quedamos en medio de un debate que no era el legislativo, sino un debate irreal entre ecologistas que pedían NO a la minería, empresarios con foros por el SI y los indígenas en pie de guerra para evitar el desarrollo de la posible mina de Cerro Colorado.

En mi vida he visto peor diálogo entre sordos. Ante eso, conscientes de que el Código necesita reforma, el gobierno impulsa la maquinaria legislativa y aprueba la ley. Para muchos, otro error, para pocos, lo correcto, porque ahora se tendrá un Código actualizado y podrá a su vez reformarse con calma ante fuertes presiones y contundentes argumentos de artículos y casos específicos. Algunos buscarán con un recurso de inconstitucionalidad por el artículo 290 de la Constitución, eliminar la explotación por estados extranjeros. Los indígenas del área de Cerro Colorado negociarán su ejecución, de insistir algún grupo en efectuarla. La lástima es que el rol de la Asamblea Nacional de Diputados no se dio. No hubo en la misma ese debate y aporte de los partidos y diputados para efectivamente mejorar el proyecto en discusión.

Si los partidos políticos y los diputados no logran entender su rol, si no captan lo sabio de las palabras de Escalona Ríos veinte años atrás, mejor cerremos la Asamblea. Si simplemente será un foro donde dos bandos en cada proyecto irán unos a favor y otros en contra, sin el más mínimo esfuerzo de encontrar la mejor redacción y los mejores conceptos para incluirlos en las leyes, entonces, ¿para qué pagar asesores y salarios a tanto inútil? Lo que no se dio en la Asamblea, lamentablemente, es lo que hará pagar caro al país.

 

Este artículo se publicó el  15  de febrero   en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos,  lo mismo que al  autor,  todo el crédito que les corresponde.

Un mundo de injusticias

La opinión del Ingeniero y Analista Político…

MARIO A. ROGNONI
marognoni@cwpanama.net

Si en algún momento tuviese yo la oportunidad de pedirle a Dios una gracia convencido de que me la otorgaría, le pediría que hubiera justicia en el mundo. Con el pasar del tiempo todos aprendemos tanto que quisiéramos tener nuevamente la oportunidad de empezar.   Y todos, estoy seguro, creemos que de lograrlo no cometeríamos los errores que en la vida hemos ido cometiendo.   Pero el tiempo no da marcha atrás, el final es irreversible, por lo que solo nos toca a los que más experiencia tengamos, compartirla con las nuevas generaciones para ver si ellos evitan nuestros errores.

Hoy, vivimos en un mundo materialista. Dime cuánto tienes y te diré cuánto vales. Pero es un mundo que por ese materialismo solo ha logrado crear más injusticias. Un mundo donde la honestidad y la moral han perdido el juego ante el respeto al dinero y los bienes materiales.    Donde la insensibilidad priva sobre el deseo desmesurado del bienestar propio. Un nuevo mundo plagado de falsas pretensiones y grandes injusticias.    Pretensiones de desarrollo económico, crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), grado de inversión, pero donde la pobreza campea, la brecha en la injusta distribución de la riqueza es cada vez mayor, donde el rico quisiera que el Estado acabe con la pobreza, pero sin sacrificios en su patrimonio. Un mundo donde el umbral del respeto lo sienta la riqueza y no la capacidad y valores de la persona.

Hoy, en nuestro país, veremos nuevamente el inicio de campañas proselitistas con promesas de aspirantes, que luego se estrellarán contra la realidad de su gestión si triunfan.   Para mí solo una promesa es necesaria, aquel candidato que se proclame el líder de la justicia, aquel que me prometa que todo su esfuerzo irá únicamente a lograr un país justo. Porque no me preocupa la justicia penal ni la justicia divina, hoy me preocupa la justicia social.   Porque Dios siempre hará justicia, al final. Pero las injusticias sociales se deben al hombre y solo el hombre puede corregirlas.

No podemos seguir viviendo en un país donde unos tienen agua y otros no, donde unos comen tres veces al día y otros no, donde unos tiene a sus hijos en excelentes escuelas y otros no, donde unos trabajan y otros no consiguen empleo, donde unos devengan jugosos salarios sin trabajar y otros míseros salarios trabajando en exceso.

Un país justo evita la explotación por parte del intermediario, evita los abusos en los precios, evita el nepotismo en los puestos públicos, evita las estructuras de salarios que no incluyan reconocimientos por eficiencia y permanencia, sino únicamente la relación con quien te designo. Un país justo practica la igualdad de oportunidades, practica la regla de oro de una aplicación de leyes por igual a todos. El mundo, no solo Panamá, hoy está muy distante de ser justo.

Quizás no puedo aspirar a un mundo justo, pero sí puedo soñar con un Panamá justo. Porque en algún lugar del país, en algún partido o gremio, debe haber ya la semilla de ese líder del futuro que llegará impulsando un Panamá justo. Ese país donde dejemos atrás la demagogia y las aspiraciones electorales, donde trabajemos por lograr esa igualdad que todos queremos compartir. No quiero presidentes de grandes obras, presidentes de grandes infraestructuras, quiero un presidente que se limite a lograr más justicia social.

Yo siempre uso de referencia la diferencia que existe entre la labor de las primeras damas y sus esposos. Ellas, como no buscan reelegirse ni tienen interés politiquero, hacen un verdadero trabajo efectivo social. Si los presidentes asumieran la actitud que tienen sus esposas, nuestro país ya hubiese salido del nivel de injusticia social que tenemos.

Pero los discursos de los aspirantes a cargo de elección, lamentablemente, se alejan cada vez más del verdadero problema, la injusticia social.

Panamá tiene mucho a su favor. Un crecimiento sostenido, un futuro promisorio, sectores nuevos se suman ahora al desarrollo económico, como las diversas formas de turismo y minería. Pero sí tengo que predecir algo, es que tendremos a unos más ricos, con más ostentación, y muchos más pobres. La brecha de hoy en la educación solo nos hace prever una mayor brecha económica mañana. Brecha que nos llevará a más violencia y más delincuencia y más injusticia.

 

Este artículo se publicó el  8  de febrero   en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos,  lo mismo que al  autor,  todo el crédito que les corresponde.

La goma política

La opinión del Ingeniero y Analista Político…

MARIO ROGNONI
marognoni@cwpanama.net

La alegría de la fiesta generalmente termina con el dolor de cabeza de la mañana siguiente, resaca dicen unos, goma otros.   Es común ver después de días festivos cantidad de ’engomados’ deambulando por las calles buscando una excusa para poder acostarse y descansar.

La política, no dudo, también da goma.   El político ocupando un cargo alto se embriaga lentamente por las palabras de aduladores, los falsos aplausos, la hipócrita felicitación, los titulares y comunicados engendrados en su propio estadio. Un equipo cercano hábil puede lograr mantenerlo embriagado por un tiempo, pero eventualmente dependiendo de la sagacidad e inteligencia del funcionario, la goma lo alcanza.

Y entonces despierta al dolor de cabeza de la realidad.   Hoy, 19 meses después de su instalación como presidente, Ricardo Martinelli empieza a mostrar los síntomas de goma política. No importa que encuestas le muestren alta popularidad y aceptación, el presidente está consciente de los problemas que aquejan su gestión.

Los repetidos abusos policiales, desde Bocas del Toro al Centro de Detención de Menores, la falta de agua potable por mas de 46 días, los problemas de circulación por el cierre del Puente Centenario, las reacciones frente a proyectos como la reelección inmediata, la sanción a los que vilipendien a funcionarios electos, la Reforma al Código de Minas, las protestas de los jubilados, las protestas de los pescadores con palangre, la apertura del año escolar sin haber reparado los colegios, los aumentos a los impuestos municipales, los problemas iniciales del Metrobus, son algunas de las situaciones que ponen de manifiesto la necesidad de ajustar su equipo de trabajo.

Pareciera que por alguna razón algunos asesores le dijeron al presidente que si cumplía con las promesas iniciales importantes para el pueblo, el pueblo le perdonaría las deficiencias posteriores.

Nada mas alejado de la verdad. Los pueblos son insaciables. Más le das, más quieren. Hoy la beca universal, los 100 a los 70, los útiles y uniformes gratis, no son suficientes.   El aumento de salarios mínimo ya se olvidó.

Más pesan el aumento de la gasolina, el aumento del aporte del Seguro Social, el prepago ahora de impuestos, la falta de seguridad, el aumento del transporte. Por otro lado, pocos cambios vistos en el gobierno han sido para mejorar. La ATTT sigue criticada con el Lic. Fabrega tanto o mas que con la Arq. Escorcia. Pandeportes no ha mejorado con 3 directores, mientras que continuamos sin Zar anticorrupción. El cambio en la Lotería solo logró acabar con el Gordito Millonario para dejarlo en un ‘gordo ahora flaco’, positivo resultó el cambio de Ministro de Gobierno, donde Roxana Mendez ha logrado captar simpatía por su eficiencia y manejo.

Martinelli prefirió lealtad a capacidad y en lugar de designar un gabinete con experiencia y capacidad prefirió amigos leales.    El resultado está visto: la experiencia no se improvisa.   Las improvisaciones y desaciertos han superado a los logros en su ejecutoria. Pocos ministerios reciben hoy nota de aprobación por los contribuyentes, los que nuevamente tendrán que ver hacia los partidos tradicionales para el 2014.   El PRD, por un lado, y una facción panameñista que empieza a desilusionarse con la gestión actual y podrían eventualmente conducir al partido a su candidatura sin el concurso del partido mayoritario de la alianza.

Pero al presidente le restan dos tercios de su mandato. Puede continuar con su equipo y seguir pagando el precio de su lealtad, o buscar nuevas figuras que le den un nuevo impulso a su promesa de cambio. Lo que le complica algo ahora es que dentro del panameñismo las fuerzas se dividen entre los Varelistas y los que lo adversan, limitado entonces Martinelli a escoger de la totalidad.    Y en su propio partido, que de 140,000 ha crecido a casi 265,000 tiene el problema de los que lo ayudaron a llegar versus los advenedizos del PRD tránsfugas, con lo que cualquier designación ahora es cuestionada por la parte no incluida.

La promesa de gobernar con los mejores ya quedó atrás, ahora el fenómeno es gobernar, punto.   No dudo que el dolor de cabeza del mandatario en estos momentos sea difícil de aliviar, pero es evidente que ante la inacción los problemas difícilmente se resuelvan. Por supuesto quedan recursos a los aduladores, una nueva encuesta mostrando una popularidad alta, una campaña politizada acusando a los opositores de todas las inquietudes generadas en el electorado, o, de ser posible, acusar al PRD y los gobiernos anteriores de todas las fallas actuales. Pero la goma continuará.

Este artículo se publicó el 2 de febrero  de 2011   en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos,  lo mismo que al  autor,  todo el crédito que les corresponde.

 

Viviendo en el país de los locos

La opinión del Ingeniero y Analista Político…

MARIO ROGNONI
marogoni@cwpanama.net

Cuando la estrategia de campaña del PRD consideró debilitar las opciones de Ricardo Martinelli a la presidencia denunciando la posibilidad de que el aspirante presidencial podía sufrir de un tipo de demencia, resumida inicialmente en las denuncias de su supuesta bipolaridad, los estrategas del entonces candidato optaron por ridiculizar la denuncia y crearon inteligentemente un movimiento bajo el esquema de ‘los locos somos más’. Sorprendentemente, los electores rápidamente se identificaron como ‘locos’, seguidores de Martinelli y orgullosamente lo enunciaban en sus autos, camisetas y banderolas.

Al final, todos quedamos convencidos que ‘los locos eran más’ y lo demostraron ampliamente en las urnas.    Solo, que nadie pensó que realmente se elegía un grupo de locos.    Y locos, no están.    Ya lo hemos comprobado, pero de que vivimos en un país casi surrealista no hay duda.   Año y medio de gobierno nos ha llevado de sobresalto en sobresalto el gobierno, de improvisación en improvisación, mientras el surrealismo es tal que aunque nos caiga el peor cataclismo social, la popularidad y aceptación del mandatario sigue imperturbable en el 70%. Sin Puente centenario, sin agua, sin seguridad, con costos por las nubes de combustible e impuestos, el aplauso no para.

Al final, no debería importarme la popularidad del gobierno. Lo que me perturba son las constantes contradicciones y absurdos que ocurren con su equipo de gobierno.   La ministra de trabajo abiertamente desafía la capacidad de su viceministro, mientras el jefe de la policía no abre su boca ante la peor tragedia ocasionada por sus hombres en el centro penitenciario de menores.   El ministro de seguridad, civilista a morir contra la dictadura militar, ahora adopta un lenguaje propio del más recalcitrante militar.

El pueblo sigue de cerca el devenir nacional y lo escuchamos a diario en sus llamadas a programas donde con humor y muchas veces ingeniosidad, se ríe de los desaciertos de la clase política.   Así, ante un absurdo proyecto del doctor Zuñiga para penalizar a los políticos que no cumplan sus promesas de campaña, una oyente pedía que se hiciese entonces lo mismo a los hombres que juran fidelidad ‘hasta que la muerte los separe’ y luego queman a sus mujeres o las dejan, ella quería los 4 años de cárcel a su marido por haberla engañado en sus promesas maritales.

Y en ese país absurdo que vive el panameño, tiene que sufrir la insistencia de Chello Gálvez de pedir la reelección inmediata y hacer trastabillar la alianza de gobierno.   Aunque reconozco que el pueblo en su sabiduría ahora cuestiona a quién fue que se le ocurrió que Chello fuese al pleno cuando nos iba mejor cuando no asistía en el gobierno anterior.   Más absurdo aún el proyecto del MEF para que los abogados ‘conozcan su cliente’.    En un país donde las sociedad anónimas existen con acciones al portador ahora a un genio se le ocurre que un abogado lograra que su cliente le admita que piensa lavar dinero o estafar con la sociedad que le ha ordenado.   Si entendiésemos todos que nuestro país es surrealista, que vivimos del absurdo, entenderíamos como en 46 días aun no hay agua potable, como quedó en nada el tema de los pinchazos de la Procuraduría de la Administración, o la investigación de la avioneta y la fiscal Valdés, o Bonisi sigue de Procurador suplente, o como revivió con un fallo la asumida difunta Sala Quinta, o el pro que Bosco Vallarino se cree en libertad de subir en 1000% los impuestos municipales.

Y, más absurdo todavía, la compra de miembros para los partidos de la alianza donde, en breve, tendrán más PRD torrijistas que el número inicial de CD’s hace menos de 2 años.   Por lo pronto, tienen mas oficiales retirados de las Fuerzas de Defensa que el propio PRD.   Como PRD, no me preocupa el tamaño del CD, pero si fuese panameñista estaría ya preocupado.   Una vez se de otro absurdo, la desaparición del liberalismo en el país al fundirse el UP con el CD no veo como el candidato presidencial de esa alianza pueda ser el panameñista.    Pero, en nuestro país todo puede pasar, más, todo lo aceptamos como natural.   En fin, nos advirtieron que los locos eran mas, lo que no nos explicaron fue que la estrategia era volvernos a todos locos.

Este artículo se publicó el 25 de enero de 2011   en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos,  lo mismo que al  autor,  todo el crédito que les corresponde.

La era de los leaks

La opinión del Ingeniero y Analista Político…

MARIO  ROGNONI
marogoni@cwpanama.net

Siempre envidie a las mujeres que tienen en las televisoras una diversión permanente con las telenovelas y melodramas que lejos de ponerlas a llorar las distraen a morir. Los hombres estamos en desventaja, más si no nos gustan las telenovelas. Nuestro espacio televisivo lo usamos en noticieros, debates y deportes. Los primeros son repetitivos, los segundos cansan por ser los mismos protagonistas y los deportes siguen temporadas que nos parecen muy cortas.

En nuestro rescate, aparecen ahora los leaks. Si en la mañana nos distraen las glosas de los periódicos, en el día ahora los comentarios son de leaks. A buena hora un soldado raso norteamericano, aburrido en Afganistán encontró la manera de robarle al departamento de estado su cofre de bochinches. Y aunque algunos nos parezcan insípidos, otros traen mucha salsa. Lo cierto es de repente el cuchicheo social desde Washington hasta la Patagonia es de leaks. Los más famosos, indudablemente, los Wikileaks, pero hay además toda clase de leaks.

Ya antes de los Wikileaks nuestro vocabulario incluía el likeo, la acción de dejar saber voluntariamente una información supuestamente confidencial. Así, la DEA likeaba información sobre a quienes se le estaba preparando un indictment, o la propia embajada de USA likeaba que había cancelado un número de visas. Esos leaks generalmente causaban interés y curiosidad. Los nuevos leaks, si bien nos divierten, no nos asombran ni nos causan curiosidad.    Que Martinelli y Varela dudaban de la capacidad de los encargados de la ampliación, bah, si son muchos los que cuestionan abiertamente la capacidad financiera del grupo Sacyr de España.

Que dudan de la imparcialidad del director Alemán Zubieta con respecto a CUSA, si casi todo Panamá piensa que mantiene algún tipo de relación con la empresa de sus familiares y donde laboró por años. Y para colmos el leak de lo que pensaba la embajadora del presidente, refleja lo que muchos piensan del presidente sin que eso afecte ni su popularidad ni su ejecutoría.

Pero los Wikileaks son adictivos. Ahora todos queremos más. Y siguen saliendo más. Tan cónsos como los primeros. Ahora resulta que las autoridades norteamericanas descubrieron en el 2009 que por Tocumen entra dinero. Voila, Eureka.   Gran descubrimiento.   Por décadas se ha sabido esto y hasta los tumbadores han tenido la precaución de encontrar empleados soplones para poder asaltar al incauto poseedor de efectivo en su ruta a la ciudad. Pero, es evidente al panameño y no al funcionario norteamericano, que toda esa actividad se hace comprando empleados de aduanas, migración y del aeropuerto, no necesariamente con el director de turismo ni las empresas activas en el aeropuerto.

Como nos ha gustado y nos hemos hechos adictos a los Wikileaks, es hora que desarrollemos nuestra propia versión de leaks, para seguir disfrutando de esta nueva pasión. De hecho, lo veníamos haciendo en glosas, donde nos contaban que en el gabinete Alma se sienta lejos de Mulino y mas lejos de Roxana.   Otro localeak cuenta de la renuncia de Moreno de la ASEP ante su incapacidad de licitar la portabilidad numérica y lentitud en accionar.   Hay leaks inclusive sobre mas de tres que no aceptaron la secretaria de prensa mientras otros hablan de quienes y por que están comprando tierras por Juan Hombrón. Leaks de negocios abundan, desde la concesión de máquinas de casinos entregada a un conocido hasta leaks sobre como gestar una compra directa.

En el fondo, quizás todo es cuestión de semántica. Los Wikileaks están documentados por cables confidenciales del departamento de estado, pero los leaks locales son poco más que glosas y rumores. Lo que amerita un estudio es analizar nuestro comportamiento, un pueblo donde la clase pensante le cree más y espera los comentarios de un muñeco (Casimiro) en la mañana y un personaje ficticio casero (Clemencia) en la noche, mientras lee glosas sin firma y con claves muchas indecifrables en las mañanas. Y a esas consideraciones, tienen entonces los funcionarios públicos y figuras políticas que dar explicaciones o aclarárselo al ciudadano. Yo quisiera leer los futuros Wikileaks, cuando un embajador tenga que decirle al presidente de su país que ‘se lo oyó a un muñeco en tv’ o que lo aseguró ‘el Cañoreno de Domplín’ (¿Donut cannon?).

 

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Este artículo se publicó el 18 de enero de 2011   en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos,  lo mismo que al  autor,  todo el crédito que les corresponde.

Volando con turbulencias

La opinión del Ingeniero y Analista Político….

MARIO  ROGNONI
marognoni@cwpanama.net

El inicio del 2011 se ha presentado con una serie de problemas que confronta el gobierno del presidente Ricardo Martinelli. Después de una larga luna de miel con su pueblo, factores fuera de su control sumado a imprudencias e incapacidades de algunos de sus colaboradores, han dado con el final de los tiempos de paños y manteles. Después de haber sido electo con mas del 60% de los votos y encontrando unas finanzas solidas en el estado, poco mas de dieciocho meses han pasado y el país es otro.

La Caja de Seguro Social enfrenta una posible crisis y trata de evitar hacerle frente a un aumento a los jubilados, aumento prometido en campaña pero que ahora el ejecutivo solo puede aportar el 60% del mismo mientras los directivos del Seguro aseguran que ellos no pueden hacerse cargo del resto. La Alcaldía del distrito capital ha sido castrada y se le quito la recolección de la basura, ahora en manos del ejecutivo a través de una nueva entidad donde los electores no entienden por que si se les dio fondos a la autoridad nueva pero el gobierno no pagaba su deuda a la antigua DIMAUD, limitando su posibilidad de actuar.

El presidente habla de su alianza y compromiso con los panameñistas pero 7 diputados de su partido proponen la reelección inmediata alertando a sus aliados a la posible traición en el 2014 y sembrando las primeras semillas de conflicto con los panameñistas. Mientras tanto, le renuncian el embajador en USA, su secretario de prensa y el Zar anticorrupción mientras se traslada al antiguo director de la ANAM.   Ninguna de las renuncias es explicada y todas caen en el mundo de la especulación generando múltiples rumores. Mientras tanto, el Ministerio Público busca reorganizarse bajo la figura de Ayu Prado tras el fracaso de Giuseppe Bonissi.

Los problemas del gobierno y su manejo pudieran pasarle por encima a los electores, pero lamentablemente las condiciones y calidad de vida en el último mes empeoraron al máximo, la crisis del IDAAN dejo sin agua a la capital y pocas esperanzas de resolverse a corto plazo, la violencia se apoderó del país iniciando el año con el primer fin de semana 5 asesinatos y otras dos muertes violentas, el costo de vida se disparó por el aumento del combustible, el Metrobus no llenó las aspiraciones del panameño que rechaza el cambio para ir de pie por más dinero sólo porque el bus tiene aire acondicionado.

A los problemas que empiezan a deteriorar la proyección del gobierno se suma una Asamblea Legislativa que como medida frente a los problemas nacionales solo se le ocurre proponer una ley para arrestar de 2 a 4 años a quien insulte a un funcionario electo.   No citan al pleno ni al director del IDAAN, ni al jefe de la policía, ni al Ministro encargado del costo de la gasolina, simplemente arremeten contra los que denuncien el descontento y critiquen a los gobernantes. La turbulencia actual sigue bajo el peligro de nuevas revelaciones de los Wikileaks, ahora llamados por los panameños desde Rickyleaks hasta locoleaks en su humor.

El gobierno parece encantado, como si lo hubiesen hipnotizado y no parece estar en sintonía con el pueblo y sus necesidades e inquietudes. Con insistir que vamos bien, creen que vamos bien. Mientras tanto la deuda externa sigue subiendo, las compras directas ahora incluyen hasta la portabilidad numérica, un contrato de decenas de millones de dólares que fueron incapaces de adjudicar en dos licitaciones. Mientras el pueblo exige agua, seguridad, mejor transporte, baja en el costo de vida, el gobierno sigue empeñando en macro proyectos desde la compra por más de un billón de dólares de dos corredores que con el tiempo de hecho serán nuestros, la construcción de una torre financiera, constantes viajes al exterior e innumerables compras directas.   Mostrando el gobierno de cuerpo entero, el cónsul del país en Miami hace el ridículo y deja en ridículo a todos los panameños, para solo ser amonestado por tener el cabello largo.

Panamá es un país noble, resiste los peores gobiernos, la economía sigue creciendo y el pueblo se resigna a sus gobernantes. Quizás algún día logremos los panameños entender que hay que pensar antes de votar, elijamos entonces los que deben estar en la Asamblea, los que deben ser nuestros alcaldes y nuestro presidente, para poder superar nuestra mediocridad, empañado el esfuerzo de hecho por los deseos de enriquecimiento de los que llegan al poder.

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<> Este artículo se publicó el 11 de enero de 2011   en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos,  lo mismo que al  autor,  todo el crédito que les corresponde.

Lo que Santa se llevó

La opinión del Ingeniero y Analista político…

MARIO A. ROGNONI
marognoni@gmail.com

Todos los años, coincidiendo con el nacimiento del niño Jesús, aparece igualmente la figura de Santa Claus. Todos sabemos que Santa Claus trae juguetes, felicidad y alegría especialmente a los niños, pero incluye en su bondad a todos. Por años, gobiernos anteriores hicieron lo necesario para facilitar el trabajo a Santa: aprobaron dar un décimo tercer mes adicional de salario para ayudar a regalar, prohibieron lanzamientos y cortes de servicios, inclusive lograron que financieras, mueblerías y bancos no cobraran cuotas en Diciembre. Hoy, todo eso se ha ido, reemplazado por un sentimiento materialista y egoísta que hace cada día mas difícil el trabajo de Santa Claus.

Este año se dieron despidos en diciembre, lanzamientos en diciembre, cortes de luz y agua en diciembre, haciendo mas dura la navidad a los mas necesitados. Pero, creo yo, Santa Claus supo hacerse sentir. Con la ayuda de Dios y la naturaleza, grandes lluvias nos causaron grandes estragos, recordando al hombre su insignificancia frente a la naturaleza. Obra de infraestructura cayeron, casas derribadas, áreas inundadas, forzando al hombre a volver su mirada a Dios y comprender que ha estado alejado del espíritu y apegado a la tierra. Ese hombre que había perdido su sentido de solidaridad y humanidad, que cortaba luz y agua, que despedía, que cobraba sin contemplaciones, necesitaba una lección. Así como en la antigüedad Dios castigó a Sodoma y Gomorra, ahora enviaba una ligera advertencia a la humanidad.

Losa caminos de Dios pocos los comprenden, pocos los siguen. Usando al propio hombre, poderosos pierden su fuerza, jefes su mandato. Santa Claus y la Navidad pasaron, pero se llevaron más de lo que trajeron. En nuestro país, se llevó al embajador en Washington, de paso se llevaron al Procurador General y varios fiscales, todos otrora poderosos, hoy destituidos o renunciados forzosamente. En medio de la crisis generada por las condiciones climatológicas, surgen adicionales otras crisis que parecen haber llegado con la Navidad. Los cables de Wikileaks desataron una serie de intimidades que los políticos hubiesen preferido jamás fuesen públicas. No dudo que la opinión que privadamente unos tienen de otros no son para compartir, pero la imprudencia vence la sensatez y la piratería roba el secreto.

En un mundo donde la vigilancia y el espionaje son de fácil acceso a cualquiera, hoy es muy difícil hacer cosas y pasar desapercibidas.

En nuestro país, los servicios de inteligencia de varios países son notables, desde los norteamericanos, hasta los cubanos, israelíes, francés y argentino, por mencionar algunos. Los intereses económicos y geopolíticos de muchas de estos estados los obligan a mantener un ojo permanentemente sobre nuestra sociedad, desde la banca, comercio hasta conocimiento de los intereses de inversionistas. Esa posición privilegiada de Panamá geográficamente y el propio canal, nos da una importancia especial a todos, desde los vecinos del continente hasta los asiáticos.

El gobierno podrá descartarle la importancia a los Wikileaks, pero los gobiernos amigos los están analizando, buscando comprender los elementos que le puedan explicar el accionar de una u otra forma del gobierno. Para el gobierno actual los problemas son complejos: por un lado las excesivas compras directas siembran dudas en el manejo de la cosa pública, mientras que el espectro del narcotráfico empaña el accionar de la justicia. La salida del Procurador General en medio de serias dudas sobre el manejo de un caso en particular de narcotráfico, no ayuda la imagen del Ministerio Publico. Y, sumando problemas, la relación entre el presidente y su vicepresidente y heredero designado parecen afectarse más de lo que las apariencias indican. El año terminó y la Navidad pasó, entramos a un año nuevo con los mismos retos del año anterior, una canasta básica cara, delincuencia sin mayor control, el transporte sin resolverse aún y las denuncias de corrupción y tráfico de influencias en un alto nivel. El presidente parece confundido por encuestas que siguen mostrando popularidad mientras es cada día más evidente la poca capacidad de su equipo de trabajo y, aunque no reflejado en encuestas, crece la insatisfacción general.

Es evidente que el electorado que ayer apoyaba abrumadoramente al presidente, hoy espera que haga ajustes en su equipo, ajustes que puedan devolver la velocidad de marcha que imprimió a su inicio y que, hasta eso, Santa se llevó.

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<> Este artículo se publicó el 4  de enero de 2011  en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos,  lo mismo que al  autor,  todo el crédito que les corresponde.

Un país sin responsables

La opinión del Ingeniero y Analista Político….

MARIO A. ROGNONI
marognoni@cwpanama.net

De todas las características de nuestro país la más curiosa es la falta de responsables en casos de reclamos. Gracias a un ágil periodismo investigativo, gracias a las denuncias encubiertas de quienes son mudos testigos de irregularidades, gracias a las luchas internas y envidias naturales de nuestra sociedad, las irregularidades salen a la luz pública.   Esa parte es lo positivo, lamentablemente lo negativo es que no importa el nivel de divulgación, no hay responsables al final.   Es por eso que nadie cuestiona que todo, al final, quede a medias.

Si separamos del cargo a la procuradora general de la Nación por pinchazos telefónicos, no hicimos nada en el caso similar detectado y comprobado al procurador de la Administración.   Si capturamos toneladas de drogas en nuestras costas y ciudades, curiosamente no hay ningún detenido en las incautaciones, nadie responsable del narcotráfico. Si se captura local e internacionalmente a lavadores de dinero, nunca aparecen los bancos involucrados ni las empresas que se prestan para el lavado.   No hay duda de que nuestro país es un paraíso, no fiscal, sino penal.   La impunidad que antes criticábamos a diputados y magistrados, ahora es extensiva a cualquier ciudadano, siempre que tenga el dinero suficiente para hacer valer su inmunidad.

La irresponsabilidad pasa inclusive a lo ridículo. Sobreseen a David Murcia Guzmán, culpable en Colombia y USA, pero no le devuelven sus bienes. Y, para colmos, tomamos uno de sus autos finos y lo pintamos de autopatrulla ‘para que los jóvenes vean que el crimen no paga’.   El mensaje, tras gastar decenas de miles de dólares en pintar y asegurarlo, es lo contrario.   Los jóvenes ven lo que el dinero del delito puede comprar.   Pero, ¿alguien es responsable de tamaña decisión? Por supuesto que no, las cosas simplemente pasan.

Curiosamente, los medios insisten en su afán investigativo de ubicar responsabilidades. Las denuncias de compras directas, compras amañadas, favoritismos en compras inclusive denuncias de ilícitos como liberación de detenidos se estrellan al final con la consabida promesa que ‘se llegara hasta las últimas consecuencias’, solo que las últimas consecuencias en Panamá son el olvido o relegarlas a tema pasado. Hoy todavía se sigue el caso de los liberados por la recién nombrada fiscal de Los Santos, pero pocos creen que la verdad prevalecerá. Como en todos los casos, los verdaderos responsables saldrán ilesos, mientras en el mejor de los casos algún chivo expiatorio pagará las consecuencias y en el peor de los casos nadie quedará al final afectado. Esa es la regla de un país sin responsables.

La creación en su momento de la Dirección de Responsabilidad Patrimonial dio la esperanza que finalmente encontraríamos responsables en casos de daños patrimoniales al Estado. No para sorpresa de nadie se convirtió en un instrumento de persecución política en democracia y transformada luego a un inoperante Tribunal de Cuentas. Hoy, la incapacidad de funcionarios cuesta millones al Estado en indemnizaciones y pagos de salarios caídos, sin que a ninguno le hagamos responsable de sus errores. Pocos países mantienen tal estado de impunidad como el nuestro a la incapacidad pública.

Hoy, se viven momentos difíciles de circulación de y hacia el interior por una carretera de acceso al puente Centenario, que ha dado problemas desde su inauguración. En reiteradas ocasiones hemos visto tramos cerrados por desplomes de la loza de rodaje y finalmente un tramo considerable se afectó con las últimas lluvias. Pero, ¿hay responsables? Más nos preocupa el lograr repararla que encontrar culpables y, como siempre, será el Estado quien se hará cargo de los millones que por causa de ineficiencias habrá que pagar.

Somos únicos en nuestra irresponsabilidad. Se compran camiones recolectores de basura y pocos años después solo quedan 13 funcionando, sin responsables.   Construimos hospitales y no tienen equipos para funcionar, sin responsables. Compramos una flota nueva de buses y al llegar los primeros la apariencia ciertamente no parece de nuevos.   Si, como algunos creen, no son los indicados para nuestras calles, ¿habrá alguien responsable? Lo dudo, si ya esa experiencia la vivimos cuando se trajeron los famosos Pegaso españoles y rápidamente los descartamos por inoperantes.

El gobierno del cambio prometió, entre muchas cosas, que habría responsables. Hasta ahora, no hemos visto ese cambio. Como no vimos cambios en viajes presidenciales, compras directas, costo de vida, violencia y tantas otras promesas. Lo único es que, en eso, sí hay siempre un responsable: es lo único donde el pueblo responsabiliza al presidente.

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<> Este artículo se publicó el 28  de dicembre de 2010  en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos,  lo mismo que al  autor,  todo el crédito que les corresponde.

Leyendas electorales

La opinión del Ingeniero y Analista Político….

 

MARIO A. ROGNONI
marognoni@cwpanama.net

 

La elección presidencial de mayo del 2009 dejó en el ambiente varias leyendas electorales que lamentablemente podrían afectar las elecciones futuras.  De todas esas, la más repetida es que el actual presidente ‘compró la Presidencia’. Repitiendo esto con la convicción que muchos le han dado ha creado una especie de noción que para ser presidente del país se requiere de un caudal económico disponible para la campaña, surgiendo igualmente una pléyade de aspirantes que su único mérito es tener mucho dinero disponible para la elección.

En primer lugar, quiero dejar claramente sentado que Ricardo Martinelli no compró la Presidencia, se la ganó con una campaña científicamente elaborada y cuidadosamente desarrollada, donde logra quitarle al propio PRD su base principal en las capas marginadas y usando el propio discurso del PRD de antaño le gana en su terreno.

Cierto que la campaña de Martinelli tuvo un costo elevado y muy superior al que estábamos acostumbrados a ver, pero su uso mediático, su cuidadosa selección de eslóganes y la repetición de elementos que vulneraban la fortaleza PRD lo llevó a una sorprendente victoria sobre los partidos tradicionales.

No importa lo que un candidato se gaste, si su mensaje no le llega al sentimiento del electorado, si su proyecto no es compartido por los electores, botará su dinero como tantos han hecho en el pasado. No es un problema de dinero y finanzas, es un problema de mensaje y credibilidad. De allí que por eso el PRD ahora se debate entre 14 aspirantes a la candidatura presidencial, donde ninguno aun ha producido el discurso que haga click a los miembros del partido, que siguen esperando ese mensaje de triunfo, esperanza y creíble que los lleve a seguirlo.

Luego está la leyenda electoral de la alternabilidad del poder. Muchos tienden a creer que los partidos en gobierno no pueden mantener el poder finalizando su periodo. La historia muestra que desde la invasión al país no se ha dado un triunfo del partido gobernante. Lo cierto es que si analizamos las razones han sido todas por errores y egoísmos de los aliados. A la salida de Endara si el Molirena hubiese ido con los panameñistas, Mireya Moscoso ganaba en el 99, mientras que en el 99 si Pérez Balladares no hubiese intentando su reelección y apoyaba a un sucesor ganaba el PRD. En el propio 2004 si Mireya Moscoso hubiese apoyado a Endara y no ir con otro candidato, Endara los hubiese mantenido en el poder, como también podemos especular que hubiese sido de Balbina sin las peleas con Navarro.

Mi punto es que es posible mantener el poder, con la estrategia adecuada. Por su parte, los opositores tienen que tener claro cuál debe ser su prioridad frente a la opción de una nueva contienda: si se perdió la anterior por la unión de las fuerzas adversas, la prioridad tiene que ser el dividir a esa fuerza, o en su defecto, trabajar para poder derrotarla, aun unida.

Para el PRD la victoria en el 2014 dependerá de varios factores claves. Primero, el candidato, figura que deberá ser capaz de unir a todos los PRD tras él y a la vez la mayor cantidad de independientes posibles. En segundo lugar estará el discurso y mensaje que transmita ese candidato, que debe responder a las necesidades y esperanzas del mayor número de panameños. Finalmente, la suerte. No la buena suerte del candidato o partido, pero la suerte que corra el gobierno frente a macroproyectos y programas que podrían mantenerle el respaldo popular.

Si se inaugura un metro eficiente, si el sistema de metrobús funciona, si hay trabajo y disminuye la delincuencia, el gobierno si mantiene su alianza y siguen el proyecto actual, si disminuye la corrupción, podría hacerse más difícil el camino del triunfo a la oposición.

La ventaja aparente, sin embargo, es que cualquiera puede predecir que ocurrirá todo lo contrario: la corrupción continuará, la delincuencia ídem, la construcción del metro y los pasos elevados solo incomodará al capitalino por años, y los grandes buses no parecen ser los adecuados para nuestras calles. Y, para colmos, las luchas internas en la alianza se acentuarán con el tiempo, al despertar la ambiciones personales de todos sus integrantes.

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<> Este artículo se publicó el 21 de diciembre de 2010  en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos,  lo mismo que al  autor,  todo el crédito que les corresponde.

Íbamos bien

La opinión del Ingeniero y Analista Político….

MARIO A. ROGNONI
marognoni@cwpanama.net

‘ Y vamos bien’ no es lo mismo que ‘íbamos bien’. Porque íbamos bien hasta que, lamentablemente, la naturaleza nos jugó una mala jugada y aprovechando el cambio climático nos desató una precipitación de agua que nos deja con la pérdida de casi 500 viviendas, cerca de 4,500 damnificados y pérdidas millonarias en infraestructura. Hasta estos momentos, sí podíamos decir ‘y vamos bien’. Con el desempleo bajo, crecimiento económico real, estabilidad política y social y interés por parte de inversionistas locales y extranjeros, Panamá se situaba como uno de los puntos principales de inversión en el continente.

Hoy, todavía buscamos reponernos del costo de la mayor catástrofe natural que haya afectado simultáneamente a tres provincias, Panamá, Colón y Darién. El Gobierno Nacional tiene forzosamente que replantear prioridades en su plan de inversiones para el 2011, porque tendrá que asignar fuertes sumas de dinero para reparar vías, construir casas, encausar ríos, arreglar pistas de aeropuertos y devolver calidad de vida a miles.

Nuevamente veremos la necesidad de considerar suprimir o, al menos, dilatar algunos proyectos, como la torre financiera, proyectos que no son de necesidad inmediata y cuyos costos podrían utilizarse por ahora en las reparaciones. De igual manera, es necesario replantearse el tema de las reconstrucciones. La vía, por ejemplo, al puente Centenario ha sido desde su inauguración reparada constantemente por caída de tramos, quizás ahora que hay que rehacerla debemos considerar si no sería mejor descartar la actual y partir de cero en una nueva vía con mejores fundaciones.

De igual manera, debemos considerar el tema de la pista de la terminal de carga del aeropuerto internacional de Tocumen, acaso no sería mejor trasladar la misma al aeropuerto de Howard y darle a esa zona industrial también facilidades de manejo de carga aérea. O bien, estudiar la posibilidad de mejorar las condiciones del aeropuerto de Albrook y añadir servicios al mismo. El actual gobierno se encuentra frente a serias necesidades del área de Chepo, Bayano y, por supuesto, de las Costas Arriba y Abajo de Colón. Para un gobierno que ha destinado millones en subsidios y apoyo a las clases populares (100 a los 70, subsidio universal escolar, computadoras, útiles escolares, compra de corredores) los costos de las reparaciones por la catástrofe afectan la velocidad e intensidad de sus apoyos.

A lo anterior, tenemos por fuerza que sumar los efectos de confrontaciones con periodistas y medios, afectando la imagen del gobierno, aumento en las denuncias de corrupción y prebendas que rodean a funcionarios designados y electos y, encima, lo débil del sistema judicial.    Lo bien que se iba empieza a dudarse y lo que se espera, como históricamente se ha hecho, es al menos un ajuste en el equipo de gobierno para refrescar la imagen del actual.

Mientras tanto, como siempre pasa, un grupo de aduladores continúan exaltando ‘lo bien que vamos’ y hasta se atreven de proponer la reelección presidencial. La propuesta, lejos de reforzar el ‘vamos bien’, hizo ver a los panameñistas y a Juan Carlos Varela, en especial, que ‘íbamos bien’, cuando hasta ese momento seguía siendo el ungido para reemplazar al actual en el 2014.

Como país de sorpresas, hoy pocos creen que la alianza durará los 5 años de gobierno y muchos menos que al final el Cambio Democrático respaldará un candidato que no sea de su partido, que en ese momento podría hasta doblar la inscripción del panameñismo.

Mientras tanto, el país se divide entre los que ven el ‘vamos bien’ y los que ven el ‘íbamos bien’.  Lo único cierto es que el tiempo sigue pasando y pronto llegaremos a los 18 meses de gobierno, restando solo 42 de mandato y 30 efectivos, si vemos los últimos 12 como periodo electoral.

Los macroproyectos a realizarse ya deberían estar en ejecución este verano o no terminarán a tiempo, mientras miles aun esperan el nombramiento que el cambio parecía garantizarles, pero que a estas alturas saben no ocurrirá.

Con suerte, no tendremos más catástrofes naturales y la atención volverá a la ejecutoria del gobierno. Renovando sus cuadros, el gobierno puede tomar un segundo impulso que le permita recobrar la fe y confianza con la que comenzó. Si no, simplemente todos nos convenceremos de que ‘íbamos bien’.

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<> Este artículo se publicó 14  de diciembre de 2010  en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos,  lo mismo que al  autor,  todo el crédito que les corresponde.

El manual del funcionario


La opinión del Ingeniero y Analista Político….

MARIO  A. ROGNONI
marognoni@gmail.com

La mayor crisis del actual gobierno, similar a algunos gobiernos anteriores, nace de la falta de conocimiento por parte de los altos personeros del manual del funcionario público. De un tiempo atrás, ya el Doctor Arnulfo Arias Madrid en su conocimiento político les había cambiado el título de funcionario a servidor público.   Lo inteligente del cambio radica en lo que implica. El servidor público debe entender primeramente que es un servidor pagado por el Estado para colaborar con los ciudadanos en su mejoramiento y calidad de vida. Eso implica que debe atender al ciudadano en sus funciones.

La característica de la mayor cantidad de oficinas públicas, sin embargo, es el pésimo trato que reciben los ciudadanos que acuden a ellas.    Ministros, viceministros y directores de entidades, por regla general no devuelven ni atienden llamadas telefónicas. Secretarias evitan dar citas con sus jefes y cubren, como parte de su eficiencia, las deficiencias del superior.    Los empleados en general adoptan la actitud de que están haciéndole un favor al ciudadano al atenderlo y, en más de una ocasión, la forma de garantizarse atención esmerada es a base del pago de una coima, lo que se ha generalizado a los más bajos niveles del escalafón.

Mientras en la empresa privada ‘el cliente siempre tiene la razón’, en el gobierno el ciudadano es el menos importante de la situación. Con la llegada de un empresario exitoso a la Presidencia pensé que la actitud del funcionariado cambiaría, impulsada por la fama del presidente del manejo de sus complicadas empresas, donde el trato al cliente es básico para mantenerse al frente del sector.   Pero, curiosamente, la situación ha empeorado, ahora agravada por la noción del supuesto servidor público, convertido hoy en empleado estatal simplemente, que debe atender solo a copartidarios del presidente y en segundo lugar a ciudadanos miembros de los partidos de su alianza, relegando cualquier intención de atender a miembros de los partidos opositores a la más lenta velocidad posible.

El problema de la eficiencia de gobierno cae presa de estos servidores públicos, que no comprenden su rol y la necesaria imparcialidad política en su manejo cotidiano.   Pero tampoco podemos culparlos cuando ellos se sienten presionados por las direcciones de los partidos gobernantes, que los podrían afectar cuando miembros de los mismos los denuncien por maltrato o lentitud en sus trámites. Por supuesto, en nuestra sociedad política, una denuncia de un opositor no pesa, como sí lo hace la denuncia por un aliado.   Si a todo lo anterior agregamos que no existe una ley de sueldos ni tampoco se respeta una carrera administrativa, no hay justificación para exigir mejores rendimientos. El servidor público de hoy sabe que le debe su puesto a un dirigente que lo recomendó, su permanencia la garantiza su padrino y su partido, sus aumentos dependen de su fuerza política o relación con el superior. No hay una escala de salarios ni pruebas de evaluación, hay influencias.

Al final del día, difícilmente puede el jefe de un departamento aspirar a un nivel de eficiencia como vemos en la empresa privada. Si sumamos a esto que no hay por qué evitar costos innecesarios, porque la utilidad no está en juego, el derroche por exceso de nombramientos es bien visto, porque en fin de cuentas produce más inscritos en el partido o más seguidores electoralmente. Para un político con aspiraciones, el éxito lo refleja el número de adherentes que logra a través de su cargo, al margen de la incapacidad e ineficiencia del funcionariado. Pero, admito, hay un momento en el que la ineficiencia se paga con despido: al darse un cambio de gobierno y entrar un nuevo partido a dirigir la institución, entonces la razón de los despidos es justificada porque los servidores que no son aliados son identificados rápidamente como ineficientes y se dan las grandes barrerías de cada cinco años.

Ricardo Martinelli dijo en campaña que ‘gobernaría con los mejores, no importaba afiliación política’ y creó una gran esperanza de que quizás veríamos finalmente un gobierno para todos.   Sin embargo, los dirigentes de los partidos de su alianza han girado instrucciones directas contrarias a la intención del presidente y la carrera por sumar adherentes y destituir opositores no termina, a casi 18 meses de iniciado el gobierno. Habrá que esperar otro gobierno para ver si finalmente adoptamos un manual justo, aprobando además una carrera administrativa y una ley de sueldos moderna.

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<> Este artículo se publicó el 7 de diciembre de 2010  en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos,  lo mismo que al  autor,  todo el crédito que les corresponde.

Peligros en nuestra democracia

La opinión del Ingeniero y Analista Político….

MARIO  A.  ROGNONI
marognoni@cwpanama.net
Cuando se pierde la democracia y se cae en un rompimiento del orden constitucional democrático es cuando más los ciudadanos son conscientes del valor de la democracia. El respeto al orden constitucional, la separación de los poderes del Estado, las libertades individuales, son todos elementos que hacen de la democracia el mejor de los sistemas. Todo lo anterior nos da la suma de factores que favorecen el fortalecimiento democrático. Una nación donde se pierden las libertades ciudadanas, o bien donde no exista separación de poderes o simplemente no se respete el orden constitucional, es el caldo de cultivo más propicio para los movimientos populares de reivindicación.

Los gobiernos que cojean en alguna de estas áreas históricamente se tornan populistas, al buscar que las capas populares sientan beneficios directos al margen de las persecuciones, arbitrariedades y desmanes que se den. Eso explica cómo dictaduras militares en nuestros países pasan a la historia dejando grandes obras y leyes sociales, mientras se registran desapariciones, asesinatos y todo tipo de ilegalidades. Pan y circo, decían los romanos. Pan y circo aun en nuestro mundo moderno parece funcionar. Hasta cuando un pueblo algo más educado, algo más preparado, empieza a ver más allá del circo la verdad de lo que acontece.

Panamá no escapa a esta realidad política. Solo que somos una democracia joven, en esta etapa, con solo veinte años de experiencia en la nueva República. Yo recuerdo días después de la invasión norteamericana, tuve un encuentro con el coronel Hassan, quien salía de una reunión con el general Cisneros. Me preguntó si pensaba seguir mi programa de radio, ahora en oposición. Le dije que lo estábamos pensando y me pidió que no lo parara, para los norteamericanos, me dijo, lo más importante era la libertad de prensa, una prensa responsable que sirviera de peso y contrapeso a las gestiones de gobierno, señalando y denunciando irregularidades si se daban.

Los gobernantes panameños, sin embargo, han tenido en estos veinte años serios encontrones con los medios de comunicación, tratando muchas veces de silenciar la critica o cerrarles las opciones de continuar. Un verdadero problema para una democracia es el perder la libertad de prensa, especialmente de una prensa objetiva e imparcial, investigativa y analítica. Los problemas diarios del pueblo, del electorado, sin embargo, no son los problemas de la democracia. El pueblo se preocupa hoy por el costo de vida, la falta de seguridad, la corrupción. Pero la democracia peligra por la falta de una real libertad de prensa, la concentración de los poderes del Estado y la corrupción en los órganos del Estado. Una corrupción que hoy afecta mayormente al Órgano Judicial, creando una serie de problemas colaterales a la democracia y el desarrollo.

Hoy, el panameño no cree en la justicia oficial. Hoy, la credibilidad en la Corte Suprema, Tribunales Superiores, jueces y fiscales esta en entredicho. La seguridad jurídica ansiada por inversionistas peligra y el propio ciudadano común constantemente se enfrenta a situaciones con corregidores, policías, autoridades civiles sintiendo que no hay un verdadero sentido de justicia en el país. Mientras las cárceles continúan con detenidos que no han sido procesados, otros detenidos por situaciones que no ameritan su arresto, pero simplemente como parte del uso de la fuerza que la autoridad detenta. La misma sacada de la procuradora general afectó la imagen del Órgano Judicial y de paso tocó igual al Ejecutivo.

Hoy muchos dudan de la independencia del Órgano Judicial, al margen de la imagen que proyecta.

Panamá tiene que hacer un alto y evaluar nuestro desempeño. Hay que corregir aquellas cosas que permiten las actuales distorsiones. Garantizar una verdadera separación de poderes, garantizar una verdadera libertad de prensa, asegurar con medidas imparciales las designaciones de los más capacitados en los cargos claves de contralor general, procurador general y magistrados de la Corte Suprema, quienes a su vez deben garantizar los nombramientos adecuados de jueces y fiscales. Una legislación adecuada de contrataciones públicas y una verdadera política de transparencia garantizarían al país el camino adecuado al desarrollo integral. Los peligros hoy a la democracia deben ponernos a todos, independiente del partido político en que militemos, a unirnos en el diseño de la nueva república. Con el compromiso formal de la clase política y la sociedad civil de aportar lo que sería mejor al país y no lo que favorece mis ambiciones personales o partidistas.

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<> Este artículo se publicó el 30 de noviembre de 2010  en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos,  lo mismo que al  autor,  todo el crédito que les corresponde.
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