Modelos de integridad

La opinión de…..

JOSE MACARIO DIAZ

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Modelos de integridad

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En la vida cotidiana, son muchos los modelos de conducta que podemos adoptar; tenemos algunos que habría que revaluar ante la situación de nuestra sociedad, que pareciera ir perdiendo sus valores. Uno de esos valores en proceso de extinción es la integridad, que tiene sus raíces en nuestra formación como individuos y que se refleja en la forma de comportarnos. La merma de integridad afecta negativamente a nuestra sociedad.

La integridad es importante para las empresas en sus negocios con sus clientes, con otras empresas y con el Estado.   También lo es en las relaciones interpersonales y en las familias. No sería posible alcanzar la excelencia, sin exhibir en el proceso un comportamiento íntegro, que involucra rectitud y consistencia entre lo que decimos y lo que hacemos, honradez, respeto y coherencia con nuestros valores. Ser íntegro significa que haré lo que está bien, independientemente de si tengo testigos, o sea, que evitaré actuar mal, aunque nadie me esté mirando.

La integridad no es un talento ni una característica genética con la cual nacemos, sino una conducta aprendida que se consolida a medida que vamos formando nuestra personalidad. Es decir, comienza a formarse en el hogar y se perfecciona en las aulas escolares. El dicho popular: “de tal palo, tal astilla”, hace referencia a la similitud entre padres e hijos. El palo y la astilla tienen el mismo color y textura. Pero más allá de las características físicas que se heredan de los padres, el dicho apunta también al rol formador que tienen los padres como los primeros modelos que ayudan en la formación de la personalidad de sus hijos y que, por consiguiente, definen los valores que serán parte integral de sus hijos a lo largo de toda su vida adulta.

Entonces, hay una motivación superior para tener un comportamiento íntegro: siendo íntegro ayudo a que mis hijos también puedan serlo y contribuyo con la formación de generaciones íntegras, que a su vez contribuirán a consolidar una mejor sociedad. Además de los padres, quienes son nuestros primeros modelos de conducta, las autoridades en su gestión de gobierno ejercen un papel importante en la consolidación de una cultura de integridad. Como autoridades, nuestros gobernantes no solo tienen la capacidad de influir en sus subalternos, sino en la ciudadanía que tiene expectativas muy claras sobre el papel que debe jugar en la sociedad.

El comportamiento de las autoridades tiene el potencial para producir el efecto cascada y alcanzar a muchos estratos de la sociedad porque, además, está bajo el continuo escrutinio del pueblo, a través de los medios de comunicación social. La Biblia está llena de referencias a la integridad.   Por ejemplo, el libro de Proverbios 10:9 dice que: “El que camina en integridad anda confiado; mas el que pervierte sus caminos será quebrantado”. Esta sentencia bíblica hace alusión a la seguridad que nace del saber que estamos actuando bien; es decir, la integridad brinda un camino seguro y libre de miedos para nuestra jornada por la vida.

Ante una sociedad que pareciera estar reñida con los valores, se hace más crítico entender que nuestro rol como padres y formadores, nos impone el reto de exhibir una conducta íntegra para dotar a la ciudadanía de nuevos modelos que promuevan la cultura de integridad que ayude a forjar un mejor Panamá para nosotros y las generaciones por venir.

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Publicado el 3 de noviembre de 2009 en el diario LA PRENSA, a  quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde.