Hacer bien el cambio curricular

La opinión de……

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JOSÉ  CAMBRA

Los graves problemas de aprendizaje afectan en su ánimo a los(as) docentes y repercuten para toda la vida en los educandos. Por ello, todo cambio educativo debe acertar, para lo cual debe partir de evaluar las experiencias anteriores para detectar exactamente lo que deba ser modificado.

El Instituto América lleva siete (7) años con un plan piloto en 10°, que tiene en la propuesta ministerial modificaciones sustanciales, a tal grado que no es un año común en los nuevos bachilleratos de ciencias y humanidades. Difícilmente podríamos sacar una valoración referente a tal transformación, en ese Instituto y en los demás centros escolares donde está vigente ese plan de estudios, mientras no se nos presente una evaluación de impacto del mismo. Contrariando un abc de la teoría curricular, se nos propone adoptar otro distinto, prácticamente a ciegas.

Hacer bien un cambio curricular es aceptar que hay que darse tiempo para tener listos los nuevos contenidos programáticos, hoy desconocidos a pocos días del inicio del nuevo año escolar, para todos los docentes que deben implementarlos desde el 8 de marzo en 10 nivel. Lamentablemente, es apenas el 1 de marzo, y durante escasos 5 días, que esos docentes van a ser instruidos en ellos. La formación requerida para nuevos contenidos programáticos es una de las debilidades demostradas que están en la base del fracaso de la reforma educativa en la Básica, insistiendo las autoridades educativas en volver nuevamente sobre los mismos malos pasos.

El estímulo al docente ha sido otra pieza clave de transformaciones exitosas, adoptándose retribuciones salariales que dignifican la profesión. En Panamá, por el contrario, nunca han llegado de iniciativas ministeriales, sino de movimientos reivindicativos. Así como la policía recibió tales estímulos apenas inició la administración Martinelli, corresponde, como parte de todo cambio integral, una iniciativa gubernamental en tal sentido, que permita vivir decorosamente al educador y su familia sin tener que recurrir al pluriempleo. Los docentes, al ser los profesionales peor pagados, han tenido que recurrir a tener dos y más trabajos, lo que efectivamente no es la mejor situación para una eficiente labor educativa.

Aplaudimos la iniciativa gubernamental de construir para el 2011 seis (6) nuevos colegios de 2500 estudiantes cada uno, al parecer, con una jornada única que permita extender a más de 35 minutos cada clase. De ser cierto que estos nuevos colegios tendrían una jornada hasta las 3 de la tarde, ello imposibilitaría que los docentes pudieran tener otras opciones laborales, por lo que es obligante garantizar desde ahora que su retribución se vea incrementada en un 50%, acorde con la extensión de horas que implica la nueva jornada laboral.

Con justa razón, en nuestro país se estableció hasta 1997, la jubilación con el último salario y a los 28 años de servicio para los(as) educadores(as), lo cual fue conculcado y hoy es nuevamente negado a más de 5000 docentes que lo demandan, muchos(as) con más de esos 28 agotadores años de servicio en su haber. Retener a esos docentes en el sistema es impropio de una verdadera apuesta por un cambio educacional. Su jubilación permitiría, entre otras cosas, adoptar cambios en las cargas horarias de materias sin las afectaciones que hoy se constatan. La restauración permanente de la jubilación por años de servicio y con el último salario permitiría refrescar la profesión, aliviar el grave problema de tener un personal del orden de 22,000 docentes sin emplear, además de hacer nuevamente atractiva la profesión.

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Publicado el 1 de marzo de 2010 en el diario La Estrella de Panamá a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde.

Ciencias sociales: Avances y retrocesos

La opinión del representante docente en la Comunidad Educativa del Instituto América……

JOSÉ  CAMBRA

En anteriores documentos del Ministerio de Educación se hablaba de un estudiante que necesariamente deba aprender a aprender, en razón de los contextos cambiantes en que está destinado a desenvolverse en estos tiempos de globalización, eso sí, desde una formación sólida en valores. Ni lo uno ni lo otro está plenamente contemplado en la elección de materias de la propuesta actual de nuevos planes de estudios.

En dichos planes (salvo en los de Ciencias y Humanidades que han sido enmendados), tal competencia no se corresponde con la eliminación de la materia de historia en 10° en la que se aborda la fase contemporánea. Lo anterior denota incongruencia entre competencias y asignaturas, además de descuido en la necesaria secuencia de conocimientos entre los diferentes niveles del sistema educativo, tal y como exige la teoría curricular. Así es palpable con la eliminación de ese espacio de reflexión y aprendizaje en el que se abordaría el fenómeno de la globalización, pues deja inconclusa la secuencia del conocimiento de la historia en la premedia, pues en ella apenas se llega a tocar hasta historia antigua y media. Para hacer efectivo ese nuevo plan de estudios sin historia contemporánea en 10°, se requeriría una modificación del aprendizaje de la historia en el anterior nivel que contemplara tales contenidos, antes de pensar siquiera en implementarla en la media.

Por otra parte se mantiene, en la última versión de propuesta ministerial de nuevos planes de estudio, la eliminación en 12° tanto de la historia de la Cultura Americana que se impartía en el bachillerato de Letras, como de la Historia de las Relaciones entre Panamá y los Estados Unidos, eliminación esta última desde el peregrino e infundado argumento de que la devolución del Canal hace poco útil tal conocimiento, a contramano de debates vigentes hoy en la opinión pública como el mejor usufructo de ese bien, la ampliación del mismo, el Tratado de Protección Comercial con los Estados Unidos, la relación entre acuerdos como el Salas Becker y las llamadas bases aeronavales, la vigencia intervencionista de una versión norteamericana del Tratado de Neutralidad que ningún plebiscito aprobó, entre otros tantos.

Tales problemáticas y otras más le estarían siendo vedadas no solo a los estudiantes de los bachilleratos académicos, sino también a quienes cursen estudios tanto en áreas de comercio como en los institutos profesionales y técnicos, con la eliminación en ellos de la materia de Problemas políticos y socioeconómicos de Panamá, ausente en los nuevos planes de estudio para esas áreas. Lo que sí ha sido enmendado de la versión original, es la eliminación en 11° Humanidades de la Ética y valores, haciéndola extensiva incluso al 12°, más no así en el resto de los bachilleratos, salvo en el de gestión familiar.

En lo referente a materias que tienen que ver con el pensar bien como lógica y filosofía, en los nuevos bachilleratos de Ciencias y Humanidades se ve disminuida su carga horaria. En 11° de Ciencias y Letras, de tres (3) y cuatro (4) horas de lógica a la semana respectivamente, se reduce a solo una (1). Filosofía, que corresponde a 12°, pasa de darse tres (3) horas en Ciencias y cuatro (4) en Letras (denominada Humanidades en la nueva propuesta), a reducirse a dos (2) horas semanales. Contradictorio con lo anterior, el que filosofía aparezca con dos (2) horas en los nuevos planes de estudio de todos los siete (7) bachilleratos industriales, es un avance para ofrecer un espacio a ese estudiantado desde donde formarse en pensar con cabeza propia.

La Ley 50 de noviembre de 2002, establece en su artículo 12 que es función de la Comunidad Educativa Escolar el elaborar y apoyar el Proyecto Educativo de Centro.

Para diciembre del 2009, cuando tuvimos en el Instituto América la visita de la viceministra de Educación y de la directora de Currículum, hacia ya tres semanas que la Comunidad Educativa había abordado el tema del PEC, sin que desde el Ministerio de Educación existiera información sobre transformación curricular alguna, lo cual ocurrió también en el conjunto de Comunidades Educativas, tanto de centro como regionales.

El no presentarlas ante esas instancias no solo viola la Ley, sino que desdice del discurso ministerial que supuestamente las considera pivote para velar por la calidad de la educación, por lo que su convocatoria debe ser ineludible.

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Publicado el 18 de febrero de 2010 en el Diario   La Estrella de Panamá a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Nuevos planes de estudio para bachilleratos

La opinión del Representante Docente del Instituto América ante la Comunidad Educativa…..

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JOSÉ  CAMBRA

El lunes 14 de diciembre del 2009, la viceministra de Educación, profesora Mirna de Crespo, así como la directora nacional de Currículum, profesora Isis Núñez, efectuaron una reunión con el conjunto del personal docente del Instituto América, haciendo en ella entrega de dos hojas conteniendo los planes de estudio que se proyectan para bachilleratos en Ciencias y Humanidades.

Un plan de estudio es apenas un listado de materias y las respectivas horas dedicadas a cada una de ellas. La distribución de la carga horaria debe tener una fundamentación, que permita conocer la lógica de la elección realizada, así como la investigación que la sustenta. Lamentablemente, ello no ha sido dado a conocer por las autoridades ministeriales.

En documentos anteriores, el MEDUCA afirmaba que la reforma se basaba en un enfoque de aproximación a competencias. Ello implica la construcción de una malla curricular a partir de un cotejo de competencias y asignaturas correspondientes a las mismas. Tampoco nos ha sido dado a conocer tal instrumento de construcción de la currícula.

Informes, como el Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo (SERCE), apuntan, junto a las pruebas de admisión de universidades públicas, a señalar las carencias en los aprendizajes de los discentes. Para valorar entonces si un cambio de plan de estudio apunta a resolver tales carencias, es menester conocer los contenidos programáticos de las materias propuestas. Tampoco disponemos de tal información.

Aún más grave es el hecho que el mismo esquema de reforma ya se dio para la primaria y la premedia en 1999. Diez años después, los resultados antes citados indican el fracaso de tal esfuerzo. ¿No habría que revisar lo actuado antes de seguir en la Media, para detectar que no se hizo bien, enmendarlo y no repetirlo?

La gravedad de las carencias de aprendizaje requiere de una propuesta que asuma las experiencias exitosas de reforma educativa. En ellas se ha reducido la cantidad de estudiantes a un máximo de 25 por aula, como recomienda la UNESCO, precisamente para poder hacer viable la implementación de innovaciones metodológicas necesarias para la generación de experiencias de aprendizaje alejadas de la tradicional instrucción. En esas experiencias exitosas, también se ha reducido la carga horaria del docente a un máximo de 18 horas para crear las condiciones de una mejor preparación de clases.

Un defecto que encontramos son las “ soluciones ” que desnaturalizan aspectos comprobadamente exitosos de reformas educativas que han logrado elevar la calidad de los aprendizajes. Nos referimos a la figura del profesor de apoyo, aquel que por su desempeño y estudios destaca en la didáctica de su especialidad. A ese, en las reformas exitosas, no se le asignan grupos, sino que se encarga de sacar a un aula de apoyo a los estudiantes con importantes dificultades, para atenderlos y devolverlos al aula de donde provienen.

En el artículo 7 del Decreto Ejecutivo 944 se menciona que los docentes que queden con menos de 24 horas, tendrán múltiples funciones, entre ellas la tutoría académica, sin tomar en cuenta como criterios ni la especialidad de los docentes que se vean afectados, ni las cualidades que los destaquen para tal intervención de apoyo.

Siendo la carga horaria de no menos de 24 horas lo que otorga la estabilidad laboral en la docencia, quienes queden, por efecto de los nuevos planes de estudio, con menos de esas horas, podrían perderla, más aún cuando el propio Decreto en ese artículo solo establece que se mantendrán “ trabajando ”, sin mencionar esa estabilidad que habían gozado hasta ahora. Lo que debería contener ese artículo es una modificación que establezca una máximo de horas de 18 como en otras experiencias de reforma educacional, sin establecer un mínimo. Así se despejarían las fundadas reservas de los docentes en ese aspecto.

Finalmente, la inversión en infraestructura es de una urgencia visible. ¿No es acaso de sentido común crear primero las infraestructuras necesarias, como por ejemplo los laboratorios de lenguas, para entonces desarrollar en pocos colegios la fase experimental? Hacer lo contrario, es apostar al fracaso y no al éxito.

Se nos afirma que los planteles que entren a ser centros pilotos serán dotados de todo lo que necesiten. En el caso del Instituto América, primero toca cumplir con nuestro centro educativo para después valorar las nuevas promesas. Nos referimos al retraso desde la planta central en solucionar por dos años la entrega de un laboratorio de Física último modelo, que el Instituto América adquirió con fondos propios, así como el no haber iniciado la ejecución de los 440,000 balboas destinados a la construcción precisamente del edificio que albergue laboratorios de lenguas, matemáticas, física y química, así como a otros arreglos del plantel.

Somos 6000 docentes que laboramos en 148 planteles de media. Los fracasos de reformas anteriores indican que para iniciar una con éxito debe haber entusiasmo y participación, que no se consigue desde el desconocimiento y con un apresuramiento que nada bueno depara. Hay que hacer las cosas bien, para lograr buenos resultados. A eso aspiramos los docentes.

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Publicado el 6  de febrero de 2010 en el diario La Estrella de Panamá, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.