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La opinión de…
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Guillermo Alemán de la Cruz –
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Hoy el tema ecológico es de tal importancia que trasciende todos los niveles en el mundo entero. Es poco o ninguno el conocimiento que tenemos acerca del impacto que ejercen nuestras empresas e industrias manufactureras al “ambiente ecológico” y, por otro lado, el costo que representa cada uno de nosotros por las emisiones que causamos a la atmósfera a causa de las actividades del diario vivir. Solo por mencionar algunos ejemplos, podemos pensar en el uso de nuestros automóviles cuando nos trasladamos de un lugar a otro, la demanda y uso de químicos volátiles altamente contaminantes en fumigaciones y otros sistemas de conservación de los alimentos, son unas de las tantas incursiones que hacemos a nuestro ambiente en forma nociva. En otros países se hacen cálculos en una relación de contaminación por persona, según la cantidad de habitantes, y de la que eventualmente se les hará responsables con el pago por los daños causados.
Si pudiéramos cuantificar el valor agregado que ofrecen los procesos ecológicos y ambientales aplicados al mejoramiento de nuestras empresas e industrias, estas serían más sólidas, de alta sostenibilidad, rentabilidad y, por ende, de una alta ventaja competitiva. Los últimos ensayos científicos referentes a este tema indican un alto grado de confiabilidad y progreso.
Tenemos que pensar más en “verde” en la elaboración de nuestros productos. Esto significa la sustitución de materias primas tóxicas por recursos renovables de bajo costo, limpios y que no contaminen. También implica la iniciativa de manejar las empresas e industrias de forma que además de satisfacer las necesidades imperantes contribuyan a establecer conductas sanas en las próximas generaciones.
Cuando se realizan cambios de sistemas, siempre existe el rechazo a estos. No es necesario entrar en tantos requerimientos tecnológicos y modernos para lograr el fin de lo que se desea; como por ejemplo la insaciable lucha por alcanzar el reconocimiento de las famosas Isos. En verdad, lo único necesario en todo caso es contar con una estructura organizada con la cual se pueda visualizar las ventajas competitivas de los proyectos en ejecución. Una de las acciones inmediatas a favor de las empresas e industrias que optan por ser más “verdes” es involucrar a los empleados para alcanzar las metas y desarrollar una empatía con los procesos de la empresa, al punto de llevarlos a sentirse orgullosos y parte de la misma, dándoles la oportunidad de crear iniciativas para lograr empresas más fuertes.
Visto desde otra perspectiva, las empresas que apoyan al desarrollo del mejoramiento del sistema ecológico, gozan de una alta credibilidad ante los organismos internacionales de crédito, lo que constituye un avance económico que las sitúa en posiciones ventajosas.
Para aspirar a ser un país de primer mundo, no solo es necesario contar con una estructura económica sostenible, basada en los más altos estándares en materia de la industria de la construcción, como es el caso de nuestro país. Hay muchos otros elementos, con componentes de orden social, que también juegan un papel importante, pero lo verdaderamente significativo son los factores inmediatos con que se cuenta como aporte a lo que estamos haciendo en materia de la protección al medio ambiente, es decir, ser conscientes de crear ambientes favorables para vivir libre de contaminantes que ponen el peligro nuestra salud.
Prevenir es más rentable que curar. Si hacemos campañas encaminadas a concienciar nuestras empresas e industrias en cuanto al mejor cuidado del ambiente, no solo serán prósperas en sus actividades, sino que se proyectan hacia un futuro más seguro y sostenible.
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<> Este artículo se publicó el 16 de noviembre de 2010 en el diario La Prensa, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
Más artículos del autor en: https://panaletras.wordpress.com/category/aleman-guillermo/
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