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La opinión del Abogado, Odontólogo y Decano de la Facultad de Odontología de la Universidad de Panamá (UP)….
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Omar O. López Sinisterra
En las pasadas inundaciones vimos como se afectaron innumerables sectores de nuestro país sobre todo aquellos cercanos a ríos y lagos en zonas de riesgo ambiental.
Muchas de estas comunidades son producto de la ocupación indebida que en nuestro medio son conocidos como “precaristas” y que irrumpen en las áreas buscando donde vivir. En muchas ocasiones la ocupación se realiza en zonas de “riesgo ambiental” sujetas a inundaciones, aluviones, derrumbes y contaminación, lo que definitivamente significa que sus vidas están sujetas a estas condiciones del medio ambiente.
Dramáticos son los resultados cuando las fuertes corrientes de los ríos o los derrumbes con lodo cobran vidas de estos seres humanos y de muchos de sus animales y pertenencias, situación que pudo haberse evitado con prevención temprana y programas de traslado habitacional hacia zonas de mayor seguridad.
En nuestro país no poseemos una cultura de prevención inclusive desde el hogar, para dejar de contaminar su propio hábitat con la inclusión de ríos y lagos.
Y es que resulta muy fácil deshacernos de la vieja refrigeradora o estufa o muebles, arrojándolos al río o quebrada más cercana o amontonarlos en un sitio cualquiera y que alguien más lo resuelva.
En la ciudad vemos como se arrojan latas de cerveza y otros restos desde los autos contribuyendo a la contaminación de la ciudad.
Observo en muchos restaurantes de la ciudad que los operarios que manipulan los alimentos no utilizan mascarillas y muchos ni siquiera guantes, lo cual nos indica contaminación en los mismos. En las carnicerías vemos que estos operarios no usan ni guantes, ni gorro, ni mascarillas.
Los programas preventivos en materia de riesgo ambiental deben ser integrales y con la participación de las entidades tanto gubernamentales como comunales o sociales, para que no se presenten desastres en los cuales nosotros los seres humanos somos el principal agente causal.
La prevención es nuestra mayor y mejor inversión porque con ella nos evitamos pérdidas ingentes de recursos y la utilización posterior cuando los desastres han cobrado vidas y bienes en las diferentes zonas de riesgo ambiental. La inseguridad en la tenencia de tierras que vulnera la vida de los que allí habitan, debe ser accionada a través del traslado temprano a tierras más seguras y con viviendas dignas. El pasado desastre ocurrido en nuestro país es signo inequívoco para la realización de programas preventivos en esta materia, porque si no actuamos pertinente y diligentemente, los mismos episodios se repetirán.
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<>Artículo publicado el 4 de febrero de 2011 en el diario El Panamá América, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
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