La opinión de…..
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Ivonne A. Dunkley O.
Al leer una noticia en el diario, exabrupto fue la primera palabra que saltó en mi mente y según el Diccionario de la Real Academia española, significa: “Salida de tono, como dicho o ademán inconveniente e inesperado, manifestado con viveza”.
Con todo lo que vemos y escuchamos a diario a través de los medios de comunicación, ya no sabemos qué es peor, si la corrupción que afecta a la colectividad indirectamente, o si los diversos decretos, legislaciones y similares que, creados con buenas intenciones, terminan afectando directamente a unos pocos, y como siempre estos pocos se encuentran en los estratos sociales con menores ingresos económicos.
Estas líneas tuvieron su génesis en la noticia correspondiente a la publicación en Gaceta Oficial del Decreto 467 por medio del cual se establecen controles de seguridad en las motocicletas y similares. Este decreto indica que los conductores de motocicletas deben portar una prenda reflexiva y el número de la placa en el casco, el cual tiene como fundamento el que se pueda identificar fácilmente a quienes conducen estos vehículos. Hasta aquí, no tiene nada de malo.
El exabrupto viene dado por el artículo 5 en el cual se prohíbe que los conductores de motocicletas y similares lleven pasajeros, con el pretexto de que el pasajero obstaculizará las medidas de seguridad mencionadas en el decreto. Este artículo me parece que ha sido elaborado sin tomar en cuenta que en nuestro país, son las personas de escasos recursos, y que tal vez viven en las afueras de la ciudad, los que principalmente cuentan con una motocicleta como único medio de transporte privado, y que esta motocicleta se utiliza para transportar a la esposa a su trabajo, o a los hijos a sus respectivas escuelas.
A partir del próximo mes, ¿qué harán estas personas para llegar a sus destinos? Tal vez, las señoras tendrán que levantarse una o dos horas antes y hacer fila para el autobús, y harán el recorrido en el doble de tiempo del que utilizan actualmente; viviendo esta misma situación en las tardes, cuando les quedará menos tiempo para compartir con sus seres queridos.
El señor de escasos recursos tendrá que contratar el servicio de busito colegial o el niño pequeño tendrá que aprender a lidiar con los traumas del transporte público. Por otro lado, se tendrán que cambiar todos los registros vehiculares de las motocicletas para que en vez de decir “vehículo de dos pasajeros” diga vehículo de un pasajero. ¿No hubiera sido más favorable para la ciudadanía que las normas de seguridad fueran establecidas tanto para el conductor como para el pasajero, con chaleco y número de placa para ambos?
Y una última pregunta: ¿Por qué solo se exige esto a las motocicletas de hasta 600 centímetros cúbicos? ¿Será que las motocicletas de mayor cilindrada no se pueden utilizar, igualmente, para cometer delitos? ¿O es que se asume que quien tiene una motocicleta grande, no necesita cometerlos?
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Este artículo se publicó el 21 de mayo de 2010 en el diario La Prensa, a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
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