De corrupción y ética

La opinión de la Profesora en Geografía e Historia….

Vielka Broce Castillo

Es posible que haya personas que pasen toda una vida menospreciando el valor y la importancia de una Ética Profesional a la par de personal, por cuanto no conocen la integridad y la rectitud.

La acción de todo persona debe ser procurar el bien no solo para sí, sino hacer participe de esa búsqueda y logro a quienes en la comunidad comparten se lo merecen y lo necesite.

En un país en donde la corrupción impere se da por bien servido precisamente el corrupto, este busca aliados iguales o peores que él, que tiene en este flagelo su forma de vida.

El daño que se comete contra las instituciones públicas cuando un funcionario es corrupto, es de tal magnitud que la credibilidad, la honradez de esa persona, su familia y demás camaradas políticos quedan totalmente en el desprestigio, ¿puede algún dinero comprar tal vergüenza a uno mismo?

¡No! Ningún dinero vale quedar ante la sociedad como un corrupto.

Es cierto que en décadas recientes la corrupción campeaba, cuando mayores, tenientes coroneles, coroneles y generales hacían impúdicamente lo que querían, sin consultar ni esperar opiniones y reprimiendo.

Hoy en día quienes han seguido estos mismos patrones de conducta y de cultura política se están viendo reducidos aun más, cuando el panameño común los juzga como ladrones y les desprecia.

Por ello debemos establecer que la corrupción -venga de donde venga- nos afecta a todos y no a un grupo en particular. Juntos estamos viviendo en este país, debemos pues procurarnos mejores días, cierto, pero a la luz de buenas acciones, de trabajo, de educación, de respeto, y no venir haciendo las cosas en el sombrío panorama de la corrupción, aunado a otros elementos como el juega vivo, y el famosísimo “a mí no me importa”.

El país, nuestra sociedad ¡no aguanta ya un corrupto más! Sólo en Chepo nos enfrentamos a la incapacidad, al concepto heredado de la colonia de la denominada “siesta colonial” en donde ni se hace, ni se deja hacer.

La corrupción en esos escenarios se robustece, porque tiene a hijos selectos, para quienes la Ética Profesional y la propia, no existe, jamás se la enseñaron, por que jamás tuvieron al frente de la decencia; la palabra ética la confunden con un anuncio de un detergente para lavadoras, patético.

De tal manera mi amado distrito sufre la ineptitud, el recelo y la corrupción.

¿Qué debemos hacer?   Oponernos con firmeza al mal, porque quien procura un bien para sí mismo por encima de la justicia y de los demás, es un enemigo del pueblo; por ello sigamos ponderando la justicia, la igualdad y la libertad, ¿no eran estos los postulados de la revolución francesa?

<>Artículo publicado el 4 de septiembre de 2010 en el Diario El Panamá América, a quienes damos, lo mismo que a la autora,   todo el crédito  que les corresponde.