Hacer patria

La opinión de…

Mario Velásquez Chizmar

Un año más, y Panamá aún no se gradúa en términos de desarrollo.  Aumenta su población, fundamentales índices económicos mejoran, rascacielos decoran su capital, pero la pestilencia de la bahía, la basura acumulada, escuelas derruidas, diversidad de escudos, contrataciones directas, envenenamiento estatal, diablos rojos y falsos profetas, mantienen un alto nivel de crecimiento vegetativo.

En esencia, los problemas de hace 30 años, versiones modernas, siguen frenando nuestra evolución. Campea la confusión entre hacer negocio y hacer patria.  Volvió un gobierno de, por y para la minoría. Los bocatoreños ya experimentaron que la policía retornó a su papel de protección de un sector minoritario de esta sociedad y que el Gobierno renunció a su misión natural de convencer. La incredulidad se generaliza. Pero la esperanza no ha muerto. Sembrar con oportunidad y cultivar con sensatez, permitirá cosechar con éxito.

La enorme decepción popular generada por el fraude del cambio, traslada al PRD una mayor y vital responsabilidad social en lo que respecta a su rol de oposición y su obligación histórica de guiar a este pueblo por senderos seguros e irreversibles de liberación social y crecimiento cualitativo y generalizado. Es dañino para el presente y el futuro, distraerse con el pasado, pero el PRD es el único colectivo político con tradición de levantar la dignidad nacional en aras de un crecimiento socio-económico real que extienda sus beneficios sobre el conjunto de la sociedad, posibilitando así que este pequeño país se “agigante” en el planeta y sus habitantes lo amen de todo corazón.

Las acciones deben sustituir las palabras. Los políticos deben entrenarse más para el diálogo que para el discurso. La verdad, aunque dolorosa, debe primar sobre las encantadoras promesas. Al final el pueblo lo agradecerá. Pero un PRD dividido no podrá ganarse el cariño popular. Una labor combativa, permanente y firme contra los exabruptos, sobresaltos y maniobras del Gobierno, será sepultada por la atomización del partido, que no se puede disimular.

En el PRD estamos obligados a fortalecer un equipo, para recuperar el poder y gobernar a favor de las grandes mayorías y por un Panamá pujante e imbatible. La actuación independiente de los precandidatos en el ámbito nacional, trasciende la existencia de democracia interna y proyecta una imagen de escabroso hervidero de pasiones, como si las primarias requirieran del voto nacional y no exclusivamente de los votos de los perredistas.

La polémica debe dirigirse a las bases del PRD, a fomentar la consolidación del equipo ganador, a mostrar alternativas y figuras nuevas y sin techo de vidrio, a convencernos de que conocen la línea, que la entienden, que están comprometidos con ella, que usarán las luces largas para llegar a la meta y las bajas para no tropezar con los obstáculos inmediatos, que la razón guiará el ejercicio de su autoridad para ganarse el respeto de los subordinados, que anhelan un partido popular y no elitista, ni sucursal del Club Unión, ni de La Cáscara, que quieren solo un PRD haciendo oposición y gobernar para hacer patria.

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<> Este artículo se publicó el  15  de diciembre de 2010  en el diario La Prensa, a quienes damos,  lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Jugando a la unidad

La opinión de…

Mario Velásquez Chizmar

Enorme responsabilidad histórica tienen quienes, con amor patrio y prístina sinceridad nacional, pretenden conquistar la prosperidad general y el crecimiento sostenible, en el contexto del aumento de la productividad en un viaje sin retorno que enfila nuestra competitividad más hacia dentro del actual orden económico mundial.

Compromiso que va casado con la obligación de alimentar una infraestructura político–jurídica, que en lo esencial resista la influencia de cualquier personalidad, débil o fuerte, o de corrientes ideológicas u oportunistas, para quienes la vida del país solo dura cinco años. Coronada nuestra soberanía, el bienestar generalizado y el funeral de la pobreza, deben constituir las ya impostergables metas de los políticos. Digna del tercer mundo, la reinante prevalencia del presidencialismo como cabeza de la democracia panameña, impone extremo cuidado en la elección del personaje que llevará sobre sus hombros tamaña responsabilidad.

No precisamente el peso de esta magna responsabilidad fue lo que guió al electorado en mayo de 2009. Ahí se impuso una muy fina publicidad engañosa, confirmada por 16 meses de contradictoria y convulsionada gestión. Una cosa es el volumen del trabajo y otra hacer un buen gobierno, para garantizar instituciones panameñas eternas e irreversible la prosperidad de todos los habitantes del istmo. Conscientes del progresivo deterioro social, económico y jurídico que enfrentamos a diario los que aquí vivimos, 2014 adquiere relevancia excepcional. Ofrecerle al electorado lo mismo de siempre, aquello que lo impulsó a dejarse seducir por los publicistas, es ahora para él una ya consabida burla y un burdo fraude premeditado, que al proponente esta vez lo conducirá a saborear la derrota.

Sobrada razón para evitar enviar mensajes equivocados y mantener vivo el parásito del divisionismo. Cuando hay que hacer reuniones públicas de “precandidatos” con el objetivo de mostrar el interés común por la unidad, es probable que, ante un presidente que todavía goza de mucha popularidad, el mensaje enviado sea el opuesto, es decir, que al interior de la única opción real contra el engaño, el fraude y la mentira, leáse el PRD, lo que existe son distintas corrientes esperando el silbato de partida para sacarse los ojos.

El trabajo por la unidad solo es efectivo cuando se dirige a los miembros del colectivo respectivo. Cuando respeta estructuras operativas vigentes y atrae militantes a tareas del partido. Quien dirija su trabajo al saneamiento interno, a formación política, a disciplina partidaria, a revivir sus estructuras operativas y a fortalecer la capacidad de sus órganos de funcionamiento y de sus militantes, ganará mucho más que aquellos que apuntan llevarse la victoria presionando desde fuera.

Es legítimo poseer aspiraciones personales y coronarlas partidariamente, pero es irresponsable sobreponerlas al partido. Es un delito histórico proporcionarles a las corrientes políticas hoy en el poder, la herramienta fundamental para seguir gobernando. ¿Cuál es esa herramienta? Un PRD débil, fraccionado y exhausto por las luchas intestinas. La tarea colectiva es demostrarle a esta sociedad que la democracia interna permitió la entrada de dirigentes apropiados para los rigurosos nuevos tiempos. La unidad no es un juego.

 

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<> Este artículo se publicó el 10  de noviembre de 2010  en el diario La Prensa, a quienes damos,  lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
Más artículos del autor  en: https://panaletras.wordpress.com/category/velasquez-chizmar-mario/

Distinguido huésped

La opinión de…

Mario Velásquez Chizmar 

El Palacio de las Garzas tiene sustancias soporíferas e hipnóticas.   Todo es arribar al solio presidencial, para disminuir entusiasmo y visualizar espejismos.   La prueba irrefutable es un hecho notorio repetitivo: la barba crece y se suda en exceso, sólo el clamor popular mantiene el mismo tono de timbre vespertino, hoy tinto en sangre. Estructura de contradictoria codicia: atrae ciertas personalidades y ahuyenta a otras. Unos prefieren la seguridad de sus paredes, su olor a marismas y albas volátiles; otros, los que temen a su embrujo, coinciden en que hacer reuniones fuera de Palacio alivia y en que quitarse la corbata aligera la carga.

Entrambos, lo mismo. Ya con timidez, labrada e intencional, o con espectáculos de machismo trasnochado, ambas corrientes acrecientan riquezas al poderoso. ¡Pobres los asalariados, marginados e independientes! El actual gobierno responde con absoluta fidelidad a este principio. Lo hace combinándolo con una publicidad engañosa, pero de primerísima calidad.

Todavía muy popular, a pesar de haber usado su poder para encarecer la vida, limitar los derechos constitucionales, degenerar el sistema jurídico, promover abusos policiales, provocar intranquilidad social, cercenar conquistas laborales, derramar petróleo sobre los avances en materia ambiental, enredarnos en una multimillonaria compra de carreteras que no le costarían al pueblo, vender como valores sociales las decadentes prácticas del transfuguismo y la deslealtad, debilitar la institucionalidad, acostumbrarnos a la inseguridad ciudadana y retroceder en políticas internacionales. ¡Volvieron a sus andanzas aquellos que creíamos congelados! ¡Y faltan cuatro años!

Varios condujeron al PRD al sótano de la popularidad y así triunfó el sonido de la flauta embaucadora, mimetizada con la promesa del cambio. Aun a lo interno del PRD insisten repetir las mismas caras o personajes con los mismos defectos.   Respeten la memoria de Omar Torrijos. No hay más quinta frontera para ganar electores. Nuestro discurso práctico es la democracia. Dejen de llorar al viejo. Rescatemos su ejemplo como líder natural en la lucha por lograr la ampliación del espectro social de beneficiados del desarrollo. Darnos el lujo de perder otra vez es traicionar al pueblo y a Omar. Perderemos otra vez con caras viejas o maquilladas.

Este pueblo, que con razón se decepciona más y más de los autonombrados paladines del cambio, merece un líder inmune al hechizo de Palacio, que de una vez por todas realice el anhelo de una sociedad próspera y segura para la integridad física, honra y bienes de los ciudadanos. Parece imposible un gobierno creador, eficaz al armonizar las distintas fuerzas sociales para convertirlas en garantía de la continuidad del bienestar y el crecimiento.

¡Ahora le toca al pueblo echarse a un lado! Por eso los perdigonazos a los ojos y los celulares que después ellos mismos regalaron. El pueblo está enviando un alto y claro mensaje de hastío. No quiere volver a esquemas superados. El conjuro del cambio condenó a este pueblo a vivir malos ratos hasta el año 2014. Si en este contexto el PRD quiere ser una verdadera opción, tendrá que proponer al Palacio de las Garzas a un lúcido, orientado, despierto y distinguido huésped.

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Este artículo se publicó el 18 de julio de 2010  en el diario La Prensa,  a quienes damos, lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.

Como el cangrejo

La opinión del Periodista….

Mario Velásquez Chizmar

La democracia directa de los griegos, defendida con pasión por Rousseau, amenaza siglos de evolución de dicho tipo de gobierno, dada la puesta en escena de una bien montada estratagema de poder, cuya artimaña evidente es confundir, seducir y hechizar al pueblo, para que avale las aspiraciones de quienes hoy nos gobiernan, precisa y contradictoriamente, gracias a las reglas de la democracia representativa. ¡Este es el verdadero sentido de una ley sobre consultas populares!

Panamá no es el laboratorio en este campo. Ya Chávez lo hizo en Venezuela: la estructura democrática que lo llevó al poder, fue una camisa de fuerza contra su proyecto, por lo que se mandó a hacer una infraestructura estatal a su medida. Las preguntas que proceden son: ¿Cuál es el proyecto de Martinelli? ¿Qué se propone? Es ingenuo pensar que sus actuaciones obedecen únicamente a su personalidad.

La historia tiene muchos ejemplos de gobiernos que fueron acusados de favorecer determinada tendencia, simplemente por razón de personalidades fuertes y especiales. Con el transcurso del tiempo, las aparentes locuras y arrebatos de sus dirigentes, dejaron heridas graves abiertas al cuerpo social.

Estadista es quien se desenvuelve con éxito manejando los hilos del estado de derecho, no aquel que los enreda, corta y empata, para entonces sacar adelante sus proyectos.   Este camino, fácil para los gobernantes, es trágico y, a su vez, es el más traumático para los gobernados. Cierto que han emprendido obras positivas. El punto es que paralelamente inoculan el maquiavélico y patógeno germen de la supuesta supremacía del fin sobre los medios. Esta ruta, peligrosa para la salud de la democracia, nos aleja de la verdadera paz.

La cruda realidad, supera los buenos deseos de combatir la violencia. Jamás podrán cambiar esta realidad, mientras tengan entre sus objetivos convencer al pueblo de que la garantía de la eficacia oficial es un hombre fuerte y no leyes duraderas y firmemente ejecutadas. El Gobierno dice creer en la policía, pero su propaganda esencial apunta a minar las instituciones estatales.

La oposición PRD debe ser la sirena de alerta y explicarle al pueblo el proyecto que esconden nuestros gobernantes, evitando caer en ese terreno estéril donde desean vernos.   No caigamos en su telaraña para que mañana nos devoren con ayuda de este pueblo.   El pasado demostró que las campañas electorales muy seguidas hacen daño. Si el mandato fue elegir un CEN permanente, hagámoslo ya. No pongamos en peligro la continuidad democrática haciéndole el juego a los gobernantes, que nos quieren ver en constante agitación electoral interna, mientras perfeccionan su nefasto proyecto.

¿Un sistema político será democrático si son profundamente antidemocráticos demasiados aspectos del medio social circundante? Cuando la sociedad presenta un grado importante de contradicciones: igualdad en ciertas esferas y oligarquía en otras, y el orden social permanece en desacuerdo consigo mismo, la palestra política se convierte en decantadora de incesantes conflictos y divergencias. Pero la imagen del músculo por encima del complejo sistema de vasos sanguíneos, no es muy democrática. ¿Camina este gobierno?    ¡Sí, está caminando, como el cangrejo!

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Este artículo se publico el 9 de junio de 2010 en el diario La Prensa, a quienes damos, lo mismo que a l autor,  todo el crédito que les corresponde.

Periódico de ayer

La opinión del Periodista…..

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Mario Velásquez Chizmar


Al pueblo nada nuevo le ha tocado.   El panorama noticioso de hoy, no ha cambiado en décadas. Corrupción no solo es afectar al erario público.  También son promesas que, casadas con el permanente deseo de cambiar y mejorar, producen un revolcón en áreas específicas del engranaje social, dejando intactas las razones sustanciales que en cualquier tiempo motivan la inconformidad popular.

No se trata de extinguir las protestas y la oposición, sino de enfrentar de raíz los problemas, sembrando vías de solución que sirvan en el futuro para avanzar y ganarle al reto del crecimiento. Se trata de actuar civilizadamente, sin demagogia.

El principio de la democracia degenera con estas promesas de políticos, ayudados hoy por casi todos los periodistas. Las entrevistas sustituyeron el hecho noticioso. Y peor aún: las entrevistas portadoras de mensajes repetidos, buenas intenciones, proyectos benéficos, planes y programas, cuyas culminaciones son excepcionalmente mostradas. Mancomunadamente se han dado a la tarea de alimentar al pueblo de facultades que nos alejan del debido ejercicio de la democracia como vía para el bienestar colectivo.

Han creado en el pueblo la falsa sensación de que los especialistas no son necesarios. Han logrado que el pueblo no respete las instituciones democráticas, cuando el deber es educarlo para que sienta la necesidad de las mismas.   Ahora la enseñanza es justificar el transfugismo y la desobediencia. Continúan con el ardid, al pretender convencerlo de que a través de referendos periódicos se perfecciona la democracia. Y en esta atmósfera algunos en el PRD abogan por una constituyente. ¡Craso error!

Si reemplazáramos las palabras por los hechos frenando el asalto al ahorro nacional y al debilitado fondo de Vejez y Muerte de la CSS, reinaría la satisfacción popular; pero es todo lo contrario. Se burlaron otra vez de este pueblo.

La aspiración era que bajaran los peajes, pero no solo se mantienen como amenaza al bolsillo de los usuarios, sino que ahora el pueblo pagó los corredores. ¡No nos ahorramos nada!

Esto no puede disfrazarse con mochilas en escuelas infestadas de basura. Agréguenle la falta de agua, el alza de los precios de las viviendas y los riesgos del transporte público y la inseguridad ciudadana. Pero nada de esto es nuevo para el pueblo. El espectáculo persigue acostumbrarlo a la existencia de tales males y ocultar la corrupción, en todas sus variantes.

La actuación gubernamental evidencia su propósito: envilecer al pueblo, distorsionando valores y saturándolo de las mismas noticias de siempre. El PRD no puede reaccionar ante tales malabarismos fácticos y dialécticos, lanzando epítetos gastados y mostrando los colmillos.

Nuestra oposición debe diferenciarse por su apego a la democracia, por el respeto a los principios cívicos, por su serenidad, por su validación a las reglas de una convivencia civilizada, por la promoción del respeto al ciudadano y sus derechos, y en general, por una actuación que eduque al pueblo en la dignificación del sistema socio-político que nos va a permitir salir del subdesarrollo. Parangonando a Héctor Lavoe, diríamos: “tu política es periódico de ayer”.

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Este artículo se publicó el  27  de abril de 2010 en el diario La Prensa, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Secuestro ‘express’

La opinión de…..

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Mario Velásquez Chizmar

El mandato del Directorio Nacional del PRD el pasado octubre, fue un CEN provisional como medio para llegar a un Congreso Nacional en cuyo seno se elegiría un CEN permanente. Marzo de 2010 era el mes proyectado para tal fin. El presente del país es grave. El futuro se pinta peor. Ahora más que nunca debemos ser el mejor ejemplo de democracia.   Se impone demostrar que el PRD no ha sido secuestrado para defender intereses personales.   La pérdida de popularidad de Martinelli no implica aumento de popularidad del PRD.  La conclusión popular es más de lo mismo. Pero aún persiste el malestar con el PRD.

La autoridad de un dirigente debe ser real y convincente. Así atrae gente que puede guiar por el sendero inequívoco de una política activa, oportuna y popular, libre de contaminantes sociales, que fortalezca un notorio e irreversible proceso de maduración política y crecimiento cualitativo.    Muchos alcanzan los votos para ocupar cargos de dirección, pero pocos reúnen en sí mismos las cualidades indispensables para ejercer el genuino título de líderes para conducir este proceso. Hoy predomina el clientelismo sobre la capacidad política del candidato para conducirnos al poder.

En el PRD, mientras nos sacábamos los ojos, como parte de nuestro propio clientelismo, crecía un monstruo a lo interno de una fuerza social que habíamos logrado contener.   Y llegó al poder.   Lo que hoy presenciamos no sólo es atribuible al Gobierno, sino a quienes cometimos el error histórico de presentar una oferta electoral producto de manipulaciones intestinas, egoísmos domésticos, convenios secretos y traiciones mutuas.   Nos faltó visión. Querer, además, repetir con una cara nacionalmente agotada, fue una rendición anticipada. Había un pueblo necesitado, deficientemente educado y realmente desesperado por mejorar su situación. Fuimos parteros de ese monstruo que engatusó al pueblo con sutileza asombrosa y publicidad excelente.

Aquel CEN que le tocó encabezar la catástrofe ya no está. Ahora debemos cuidarnos de no quedar del otro lado del río. Cierto es que el Gobierno enferma el cuerpo social, pero la conocida táctica mediática que les permitió llegar al poder hoy arroja al mismo pozo los llamados al debido proceso y los casos de corrupción. Es deber de la actual dirigencia hacer la diferencia cuando formulamos nuestras denuncias. De lo contrario, lo que hemos avanzado hacia dentro puede perderse.

La efectividad contra la concentración de poder, el retorno de los vicios en la práctica gubernamental y los peligrosos giros en política exterior, no se logra con una constituyente, sino con acciones concretas en el seno de las masas populares, incluyendo a la clase media y una importante porción de la comunidad empresarial.

Su núcleo debe ser incorporar a la sociedad a los asalariados, desempleados, marginados y toda esa población sin educación, salud y vivienda digna. La meta debe ser que al terminarse el encantamiento, estas fuerzas populares sean conducidas por los dirigentes del PRD, o al menos que cuenten con su presencia activa.   Sólo así constituiremos una opción con credibilidad y nadie podrá confundirnos con un secuestrador.

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Publicado el 25 de enero de 2010 en el Diario La Prensa, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Achaques políticos

La opinión de

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Mario Velásquez Chizmar

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Achaques políticos
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Un pueblo con tantas necesidades, que recientemente se dejó seducir por cantos de sirena, en un ambiente de fiesta y libertad, como fue la campaña electoral, hoy no es permeable a denuncias de persecución política.   Menos cuando las víctimas tienen los rostros que nos llevaron a la derrota. Dicen apoyar cualquier investigación, y cuando son ellos los investigados, entonces lo que hay es persecución política. Este pueblo está harto de este discurso. Hay más de 600 mil almas dentro del PRD, que anhelamos retornar al poder en 2014, por lo que estamos muy interesados en que no nos confundan.

Cierto,  Martinelli quiere destruir al PRD.  ¿Debe sorprendernos?  ¡No! Sería otro error identificar las consecuencias de obrar irresponsablemente, con la notoria política gubernamental de hacer del PRD una oposición inofensiva.   Desde el poder, no pensaron en el futuro de los demás perredistas que defendemos la plena vigencia del estado de derecho y repudiamos los abusos y cualquier forma de corrupción, ya sea que se pueda probar o no. ¿Acaso el alcalde es políticamente inocente en el caso del cheque a su esposa, porque no se puede probar delito alguno?

Saquemos ventaja que el PRD fue el partido más votado (553 mil 974 votos, contra 509 mil 986 de CD y 293 mil 554 del panameñista), con mayoría de alcaldes (40 de 75) y representantes (324 de 621) y con la mayor cantidad de adherentes (621 mil 46 al 31/7/09 contra 245 mil 835 del panameñista y 126 mil 489 del CD).   Un partido con estas características no puede hundirse por unos cuantos dirigentes. En la actual coyuntura, mezclar ambas cosas constituiría una traición a este pueblo.

Esta Nación completó su soberanía gracias a la política que distingue al PRD.   Panamá creció, ingresó al concurso de naciones y nuestro pueblo empezó a saborear los beneficios del desarrollo, por la misma razón.   Los principios que guían al PRD lograron arrancarle el control gubernamental a los poderosos, pero los actuales timoneles del PRD no pudieron contener el retorno al poder de tales sectores.    Por eso su renovación, total y verdadera, tiene carácter histórico y reflejará si comprendimos o no que el torrijismo cambió; tal como se reconoció en el congreso extraordinario de 2001.

Desconcierta ver que los adalides del capitalismo salvaje encabecen la lucha porque la mayor carga impositiva la tengan quienes más ganan o que sean ellos los que impulsen hoy la negociación de tratados de doble tributación para combatir la fuga de capitales.   El PRD tiene la base, la práctica, los antecedentes y la infraestructura para materializar las aspiraciones populares del siglo XXI, pero con líderes renovados capaces de convencer al pueblo de que tenemos herramientas nuevas para una sociedad nueva.

Debemos preocuparnos más por armonizar nuestro discurso con los sentimientos y necesidades populares, que defender lo indefendible.   La unidad del PRD está en función de su renovación y no de un cese al fuego pactado entre quienes tienen las manos manchadas. No a los achaques políticos. A ejercitar nuestra masa muscular partidaria.

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Publicado el 19 de septiembre de 2009 en el diario La Prensa; a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

PRD para rato

PRD para rato

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Mario Velásquez Chizmar

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Hay de todo. Perredistas que pretenden reducir la dimensión de la derrota, consolándonos con el hecho innegable de que hemos experimentado peores situaciones. O que fue el partido más votado.

Otros intentan constituirse en los salvadores impolutos de la catástrofe, pisoteando los estatutos y descabezando el partido. Solo para maquillar los abusos.

En el medio, todos coinciden en la necesidad del cambio profundo de estilo y de rostro, con políticas encaminadas a recuperar los vínculos de progreso con el pueblo, perdidos por efecto de proyectar nuestro mensaje con luces cortas; convencidos de que en este país todo era maravilloso.

El pueblo no le dio la espalda al PRD. Fue un no rotundo a ciertos personajes que lo dirigen. Y este CEN lo entendió así, apoyando la decisión del directorio nacional de realizar un congreso extraordinario para reformar los estatutos, como vehículo dirigido a lograr un congreso ordinario que permita renovar el CEN.

Siguiendo las reglas internas y respetando la voluntad de los miembros del partido, no debe ser imposible renovar la dirigencia y recuperar el terreno perdido. Esta es la tarea del militante perredista.

No podemos permitir que aquellos personajes dejados del tren de la historia, sean ahora quienes inyecten sangre nueva al enfermo.

Nos equivocaríamos otra vez, si pretendiéramos alcanzar ese objetivo con las mismas caras y con el estilo que nos llevó al poder, pero que nos impidió continuar en él. Aquí no está en juego la lealtad. Se trata de un valor superior.

El futuro de un pueblo y el bienestar de la Nación, pesan más que cualquier lealtad. Si el PRD no levanta cabeza y nos quedamos alejados de los intereses populares y nacionales, como ocurre en estos momentos, no habrá nadie a quien serle leal.

El compromiso adquirido en el congreso extraordinario de 2001, conllevaba prolongar el liderazgo del PRD por varios períodos presidenciales continuos. Pero se gobernó solo para cinco años. El trabajo fue excelente, pero limitado a este plazo.

Cierto que la traición ayudó a la derrota. Y sigue alimentando al adversario, como sucedió recientemente en el Colegio de Abogados, pero el peor enemigo está en el divisionismo.

La unidad partidaria será un sueño de opio si seguimos debilitando la estructura del partido. Su respeto facilita su fortalecimiento y garantiza resultados apegados a los intereses de las bases.

Una meta prioritaria debe ser reactivar todos los órganos de acción política, no para inaugurar una oposición necia, sino para dotar al pueblo de una fuerte voz fiscalizadora.

Los sectores que aprendieron cómo vencer al PRD, que hoy saltan de alegría, todavía nos temen. Su campaña se basó en ganarnos. Su gobierno se está basando en gobernar mejor que el PRD, para que nunca regrese.

No hay que ser un genio para entenderlo, ni para comprender que en este país no existe un partido con mayor experiencia y capacidad para renovarse y hacer temblar y arrodillar a quienes nos vencieron por error de la defensa, y no por la virtud de sus delanteros. ¡Hay PRD pa’ rato!

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Publicado el 5 de agosto de 2009 en el diario La Prensa, a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.