Salud y seguridad públicas

 

La opinión de…

 

Javier Comellys

Dentro de las necesidades básicas a que aspira todo ser humano, según la tesis formulada por el psicólogo humanista norteamericano Abraham Maslow en su escala piramidal, están las necesidades de mantener la salud fisiológica y mental, como la seguridad personal y de protección.

Estas son el principio de una serie de necesidades vitales tanto del individuo como de la población. Sin la satisfacción de estas necesidades, la salud dejaría de ser el estado completo de bienestar físico, mental y social o, lo que es lo mismo, la ausencia de enfermedad.

El concepto abarca el nivel de funcionamiento del organismo o el buen estado biopsicosocial, condiciones indispensables que le permiten a los seres humanos una mejor percepción del mundo y su entorno a discriminar en el momento oportuno lo bueno de lo malo, a conocer las causas y la solución de sus problemas, a identificar el significado de las cosas, sus fines, sus metas y objetivos. Un gobierno, como una sociedad sin rumbo ni metas, sin una visión y una misión, es como un barco a la deriva.

Para que los seres humanos aspiren a estas necesidades se requiere que la población y que cada persona pueda estar tranquila, moverse para cualquier lugar, caminar, sin temor a que un ataque certero de un delincuente le quite la vida.

El Estado es el garante de la la seguridad pública, y que esta se lleve a cabo con eficacia, eficiencia y calidad. No solo tiene como función la de evitar las alteraciones del orden público, y la represión del crimen y el robo, sino también salvaguardar la integridad física y de bienes de los ciudadanos, el régimen de seguridad jurídica, y el respeto a los derechos humanos.

De la salud y la seguridad pública depende, que cada ciudadano viva en armonía consigo mismo, con los demás, que el derecho al respeto humano del uno hacia el otro se convierta en una verdadera y duradera paz; cualidades que le permiten al individuo ser original, creativo, y desarrollar todas sus potencialidades productivas.

El Estado también es el garante de mantener la salud de la población, el control sanitario y de las enfermedades, la contaminación del ambiente, de las aguas, los ríos y los alimentos.

El velar porque los medicamentos que toma la población no estén alterados, falsificados o etiquetados fraudulentamente, ocultando su verdadera identidad y el origen de su fabricación, para que no ocurra una desgracia como fue el envenenamiento masivo de una parte de la población panameña al tomar un tóxico denominado dietilene glycol, de uso industrial y que generalmente es utilizado para matar ratas, ratones y hasta gatos; produciendo una paranoia colectiva, y cuyos responsables caminan alegremente por nuestras calles, a sabiendas que detrás de todo esto estaba la mano negra de un oculto terrorista bioquímico, hecho que aún no se ha investigado a plenitud.

Lo curioso de todo esto fue que cuando le preguntaron al ex ministro de salud Camilo Alleyne de por qué no renunciaba a su cargo, contestó: “Porque no puedo abandonar el barco en medio del vendaval”.

Prefirió que el barco naufragara en las aguas turbulentas de un mar implacable, para no asumir su responsabilidad, mientras que Martín Torrijos, presidente en ese entonces del país, mete la cabeza en la arena como el avestruz, para no herir la susceptibilidad de los funcionarios implicados en este hecho, a lo que podemos denominar un acto de terrorismo bioquímico.

Pero, lo más lamentable y triste de este macabro crimen, es que aún no se les ha hecho justicia a las víctimas.

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Este artículo se publicó el 14  de enero de 2011   en el diario La Prensa, a quienes damos,  lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Tras los 21 años de la invasión

La opinión de…

Javier Comellys

Media hora antes de la medianoche del 19 de diciembre de 1989, en la víspera de Nochebuena y sin que nadie lo esperara, repentinamente se escuchó un estruendoso ruido; eran las primeras bombas que caían en suelo panameño producto del bombardeo dirigido al cuartel central, a la cárcel modelo (que de modelo no tenía nada),  a los centros de operaciones de los “batalloneros de la indignidad” y a todo objetivo que los soldados estadounidenses consideraban un factor de beligerancia.

Todo esto constituía signo evidente de que la invasión había empezado y llegó con nombre y apellido, “Causa Justa”. El Chorrillo quedó prendido, no por los arbolitos de Navidad ni mucho menos por el reflejo que producen los foquitos que el panameño acostumbra a poner frente a sus casas en este tiempo.

Parecían más bien millares de alienígenas atómicas que invadían nuestro suelo y espacio aéreo. Eran las luces que salían del fuselaje de los misiles que disparaban los norteamericanos desde aviones furtivos, como el nighhawk, helicópteros apaches y blackhawks, dirigidos, precisamente, al sitio en el que antaño la laureada poetisa panameña, Amelia Denis de Icaza, se inspiró cuando decía: “¿Qué se hizo tu chorrillo? ¿Su corriente al pisarla un extraño se secó?”…

La soldadesca estadounidense hizo gala de sus sofisticados armamentos que incluían los últimos adelantos tecnológicos en materia de hacer la guerra. Ese mismo armamento fue utilizado, posteriormente, en la guerra del Golfo y en Irak.

El bombardeo fue intenso y sistemático en las primeras horas de la medianoche. Los “batalloneros de la indignidad”, grupos organizados por el noriegato y los Codepadis, aprovecharon la ocasión para incendiar El Chorrillo, lo convirtieron en el caldero del infierno, algo así como el purgatorio, mientras Noriega huía despavorido como alma que lleva el diablo.

El gobierno de Gorge Bush padre, tomando en cuenta las amenazas y el peligro que representaba Manuel Antonio Noriega para el Canal y para los intereses norteamericanos en este país –por la obsesión de no restablecer la democracia en Panamá y por los frecuentes ataques a la libertad de expresión–, recordó que según los tratados Torrijos-Carter Panamá seguía bajo el paraguas ignominioso del Pentágono y decidió autorizar la operación militar a la que denominó “Causa Justa”.

Noriega, el prototipo de individuo maquiavélico y obsesionado por el poder, pregonó la tesis de que la obtención y retención del poder era el fin último y que todo lo que fuera necesario para ello estaba justificado. Sus ideas psicopáticas y maquiavélicas estaban bien arraigadas en el oscuro mundo de su cerebro huero, al igual que su falso nacionalismo, apegándose al poder como la fiera a su presa. Creó su propio reinado del terror, se corrompió y lavó mucho dinero.

Desde los cuarteles dirigió el tráfico de drogas de los diferentes carteles colombianos, y en nombre de los postulados de la doctrina de la seguridad, creo su propia maquinaria del crimen; asesinó a dirigentes y a disidentes políticos, llevó a cabo desapariciones forzadas, repartió palo y plomo hasta la saciedad contra sus adversarios a quienes no les perdonaba ni les permitía disentir.

Tomando en consideración la tesis sociopolítica de la criminalidad, de que el poder es la actitud que tienen ciertas personas para imponer su voluntad, argumentamos que Noriega es un criminal nato. Sin embargo, se entregó a las fuerzas invasoras sin disparar un tiro; huyó como una cucaracha por todos los huecos, recovecos y cloacas; se cobijó en los santuarios, vestido de monja, para no arriesgar su “inmaculado” pellejo.

La importancia de estos hechos históricos está en que el panameño debió aprender la lección: que las dictaduras totalitarias utilizan sistemáticamente los mecanismos del terror para acallar las voces de la disidencia, exaltan el culto a la personalidad, el adoctrinamiento ideológico y la extinción de los partidos políticos, tal como ocurrió en los 21 años de gobierno militar, etapa en la que tanto Torrijos como Noriega se aprovecharon del resentimiento antinorteamericano de ciertos sectores de izquierda, para explotar un falso nacionalismo y perpetuarse en el poder.

Con la invasión, los panameños salimos del infierno a la libertad y a la estabilidad democrática que hoy vivimos y disfrutamos todos, independientemente de cualquier ideología, credo, raza o partido político.

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<> Este artículo se publicó el 18 de diciembre de 2010  en el diario La Prensa, a quienes damos,  lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Cultura e identidad

La opinión del Psicólogo y Docente Universitario…

Javier Comellys

 

Tanto la cultura como la identidad son dos conceptos que están íntimamente relacionados, funcionan como elementos cohesionados dentro de los grupos sociales y actúan entrelazados para que los individuos que la forman puedan fundamentar su sentimiento de pertenencia.

Ambos tienen que ver con el conjunto de rasgos distintivos: espirituales y materiales, intelectuales y afectivos, valores y tradiciones, símbolos y creencias, modos de comportamiento, etc.

Por otro lado, algunos antropólogos consideran la cultura y la identidad, como la vida misma, una totalidad de bienes y vínculos, una red de funciones de producción y reproducción social, un código de lectura y de acción, un tejido de convivencia, un enfrentamiento cuerpo a cuerpo con la naturaleza y con los demás.

Su importancia radica en que a través de la cultura el ser humano puede expresarse libremente, sin coacción, dogmas ni imposiciones que le impidan ejercer sus derechos en la búsqueda de la perfección y la realización. Es decir, cada cual debe tomar conciencia de quiénes somos y cómo somos.

En otras palabras, la cultura y la identidad son todas aquellas expresiones que el hombre ha ido incorporando a su naturaleza, como humano a lo que necesita saber para poder sentir, actuar y pensar de manera correcta dentro de su grupo social.

Dentro de la práctica cultural existe lo que se denomina la conciencia de una identidad común, ella implica que hay un motivo hacia la preservación de esa identidad y hacia la preservación de la cultura. De ahí que la identidad cultural es similar a todo aquel conocimiento que hemos adquirido, compartido y transmitido de generación en generación y que hemos puesto en práctica como un aprendizaje heredado de nuestros antepasados.

A lo largo de la historia de la humanidad, los pueblos han sufrido el fenómeno de la transformación cultural, la aculturación y la deculturación. La primera se refiere al proceso mediante el cual una cultura receptora asimila e incorpora elementos procedentes de otra cultura o de otros grupos con los que ha estado en contacto directo y continuo durante cierto tiempo; la segunda es la pérdida de los elementos de la propia cultura original.

Cuando los grupos humanos son absorbidos por otra cultura más dominante. Estos procesos se entienden en la actualidad como una forma de colonialismo y neocolonialismo, un proceso de intercambio cultural en el que una cultura dominada asimila los rasgos de otra dominadora.

Durante el periodo de la conquista y colonización de América se dieron estos fenómenos por arte y parte de las potencias europeas, que no vieron en estas tierras más que una fuente de enriquecimiento, hecho ocurrido durante y después del siglo XV. El descubrimiento de América y las consecuencias de la conquista llevaron a los pueblos indígenas a su deshumanización, casi a su extinción; millones de amerindios murieron en nombre de la colonización y evangelización.

Las poblaciones indígenas de América fueron utilizadas por las potencias europeas como carne de cañón, tratados poco menos que como seres salvajes por el simple hecho de andar con taparrabo y tener una identidad cultural distinta a ellos. Fue un verdadero holocausto lo que ocurrió en América durante la conquista, con el exterminio de millones de indígenas.

El descubrimiento de América y sus consecuencias culturales devastadoras llevaron a la europeización forzada de las colonias y a lo que se denominó el “Nuevo Mundo”.

Otra forma de transformación y extinción de la identidad cultural la encontramos en los regímenes y sistemas totalitarios, dictatoriales y autoritarios. Es cuando el dictador impone las reglas del juego en lo político, en lo social, en la educación en lo cultural en todo lo relacionado a las actividades diarias en que se desenvuelve la sociedad.

Cuba, por ejemplo, ha sufrido por más de medio siglo un proceso paulatino de deculturación. El pueblo cubano ha perdido los elementos propios de su cultura, su idiosincrasia, su religión, sus estereotipos, su manera de sentir, pensar y actuar, por la imposición de una ideología ajena a su sistema cultural, el marxismo leninismo.

A Fidel sólo le faltó reemplazar la bandera cubana por la hoz y el martillo, traicionó los más nobles y legítimos ideales del patriotismo y nacionalismo, dejando a su pueblo sin identidad propia.

Con la dictadura militar en Panamá ocurrió algo parecido, Torrijos, sin una verdadera conciencia nacionalista trató de cubanizar nuestro país, con reformas al sistema educativo, con los denominados asentamientos campesinos, la estatización de empresas privadas, la expropiación de las tierras a los campesinos, todo esto aunado a un siglo de asimilación de la cultura del imperionorteamericano contribuyó a extinguir la identidad cultural del panameño, su nacionalismo y con ello su idiosincrasia.

Hoy en día, nuestra juventud no sabe qué se celebra el 3 de noviembre, desconoce nuestros símbolos patrios, le da igual que el escudo nacional lleve impreso una pica una pala, un azadón o un mazo; que la bandera ondee con los colores invertidos o que el himno lo canten como si fuera un regué.

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<> Este artículo se publicó el 20  de noviembre de 2010  en el diario La Prensa, a quienes damos,  lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
Más artículos del autor  en: https://panaletras.wordpress.com/category/comellys-javier/

El concepto de victimología

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La opinión de….

Javier Comellys 

Tomando en cuenta la contradictoria teoría de Charles Darwin, sobre el origen del hombre, hecho ocurrido a través de un proceso de evolución de las especies hasta llegar a lo que él denominó el Homo sapiens, o el hombre pensante, se origina el fenómeno de la victimización, la relación víctima–victimario, y viceversa; es decir, el sentimiento de inseguridad y con ello la agresión, el temor, el miedo individual y colectivo.

El hombre deja de ser una especie en evolución y, con ello, trae en sus genes y dentro de su frágil cerebro las huellas de un impulso instintivo o, como dijera el padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, que tiene sus raíces en la constitución biológica del organismo humano. Es decir, así como existe el instinto de la conservación de las especies, de la misma manera existe el de la autodestrucción. Lo que significa que el hombre pensante está condicionado a una dicotomía de sus impulsos instintivos, que están en contraposición y que dan motivo a que el índice de maldad muchas veces supere a la sapiencia, originando genios asesinos.

La historia del hombre está hecha de crímenes que han conmovido a la humanidad.  Un ejemplo de los tantos que existen dentro del fenómeno de la victimización lo vemos con la crucifixión de Cristo, un hecho cruel llevado a cabo por el irracionalismo, el fanatismo y el instinto maligno de sus contemporáneos, que no veían en él más nada que a un conspirador que complotaba contra el poder imperial y las costumbres de la sociedad judía. De esta manera queda plasmado el fenómeno de la victimización, la relación víctima–victimario y el alcance de los hombres en su índice de maldad.

Con el pasar del tiempo, y ante los crímenes horrendos que se cometieron durante la Primera y Segunda Guerra Mundial, los estudiosos de la conducta humana, psicólogos, psiquiatras, sociólogos, criminólogos, etc. se preocuparon a fondo por el estudio de las víctimas y de los que habían sufrido en una u otra forma daños físicos, morales y mentales, o experiencias traumáticas y negativas que se habían adquirido en alguna de las etapas pasadas de la vida de una persona, que habían repercutido en su forma de pensar, sentir y actuar.

Fue entonces cuando el criminólogo alemán H. Von Henting se interesó por el estudio científico de las víctimas y más tarde el abogado israelita B. Mendelsohn, crearon el concepto de victimología para definir la disciplina que tiene por objeto el estudio de las víctimas de un delito, su personalidad, sus características biológicas, psicológicas, morales y culturales, su relación con el victimario y el papel que ha desempeñado en la génesis del delito.

Von Henting como criminólogo se concentró en las causas del delito y se percató de que si hay un delito debe haber una víctima; es decir, estableció la relación entre victimario y la víctima configurando el concepto de “pareja criminal” motivo de estudio de la victimología. Por otro lado, Mendelsohn va mucho más allá, y manifiesta que la ciencia de la victimología no sólo debe estudiar a la víctima de un delito específico, sino a las víctimas de las guerras, de las catástrofes naturales, genocidios por envenenamiento masivos o por terrorismo y todos aquellos producidos por el proceso complejo de la victimización, donde el dolor y el sufrimiento pueden ser mayores que la propia muerte.

De la víctima cuando se convierte en victimario hay muchos ejemplos en la historia; uno de esos casos lo vemos en la figura de Adolf Hitler. Cuando pequeño fue víctima de un hogar en conflicto, una madre sobreprotectora y un padre autoritario, un brutal tirano, que no mordía pero que ladraba ferozmente. Frente a esta realidad el pequeño Hitler, como otros niños, tuvo que navegar sobre las aguas turbulentas de una sociedad irracional donde, como decía Thomas Hobbes, “el hombre es el lobo del hombre”, transformándose en el monstruo de la Segunda Guerra Mundial, convirtiendo a Europa en el caldero del diablo, y llevando a más de seis millones de judíos a los campos de exterminio masivos, lo que se denominó el holocausto.

El victimario cuando se convierte en víctima, lo vemos en determinados grupos sociales confinados indefinidamente en las cárceles, con sus derechos humanos violados, torturados, física, mental y moralmente por el exceso de la fuerza bruta que se utiliza en las cárceles, calabozos y mazmorras del sistema penal.   Ellos son víctimas del sistema social, a igual que los marginados por la sociedad, minusválidos, minorías étnicas, raciales, ancianos, niños que son abusados por sacerdotes pederastas, los que sufren las consecuencias de la pobreza extrema, etc.    Son los desprotegidos del sistema social, que en muchas ocasiones no resarce los daños y perjuicios ocasionados a dichas víctimas.

<> Este artículo se publicó el 15  de octubre de 2010  en el diario La Prensa, a quienes damos,  lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Más del autor en:  https://panaletras.wordpress.com/category/comellys-javier/

La democracia del bozal

La opinión de…

Javier Comellys 

Precisamente cuando se está por conmemorar una fecha que marcó un hito en la historia de la humanidad, el final del absolutismo y del sistema monárquico, y el principio de la declaración universal de los derechos humanos, una fecha tan importante como la Revolución Francesa, donde se establecen los parámetros de los derechos más preciados del ser humano, como es la libertad, la igualdad y la fraternidad, precisamente, por coincidencia del destino se juzga en la capital francesa a Manuel Antonio Noriega por el blanqueo de capitales provenientes del narcotráfico; personaje nefasto quien violó todos y cada uno de los derechos del panameño.

En tanto, en nuestro más alto templo del saber y del conocimiento, la Universidad de Panamá, se acusa al rector Gustavo García de Paredes de una actitud autoritaria, absolutista y draconiana al coartar la libertad de expresión de los que disienten de sus obsesionados propósitos reeleccionistas.

Pareciera que esta situación se está convirtiendo en un hecho constante y que el actual gobierno no se ha percatado de dicha realidad, ni de lo que hacen algunos de sus más altos funcionarios en lo que ha derechos humanos se refiere.

El uso y abuso del poder por parte del actual rector de la Universidad de Panamá ha creado una crisis de credibilidad y excelencia. Sancionar y destituir a estudiantes, profesores y personal administrativo por disentir de sus caprichos reeleccionistas nos indica a toda luces que está practicando la “democracia del bozal”. Esta actitud es contraria a la democracia participativa y la antítesis del derecho a la libertad de expresión, tal como fue enunciado en la declaración universal de los derechos del hombre y del ciudadano.

Esta posición del rector y de algunos funcionarios del Gobierno central significa trasladarse retroactivamente en el tiempo, a la época del oscurantismo donde se le coartaba la libertad de expresión de pensamiento y de acción a los que contradecían, se oponían, desafiaban las autoridades católicas y cuestionaban los dogmas religiosos, quienes terminaban condenados a la hoguera por los tribunales de la inquisición.

La forma de comportamiento del rector está demostrando, una vez más, que el país está atravesando por un proceso de involución histórica; un proceso donde se contradicen los principios más elementales por los que se inspiraron los filósofos y pensadores de la ilustración Montesquieu, Voltaire, Rousseau y otros que contribuyeron al avance de las ciencias, las artes, las letras y la auténtica participación política, que más tarde fueron los pilares de la independencia de Estados Unidos y de la Revolución Francesa.

Pareciera que a Gustavo García de Paredes se le ha olvidado que una de las misiones clásicas y fundamentales de la universidad es, precisamente, formar profesionales íntegros, emprendedores con conciencia social y pensamiento crítico.

Un centro que le permita al estudiantado y a los docentes expresar sus pensamientos e ideas sin prejuicios, censura ni dogmas, con capacidad de utilizar sus imaginaciones para concebir ideales de perfección que les permitan en el presente, cambiar retrógrados paradigmas por una vida mejor.

Un centro que salga de la mediocridad y se ajuste a las variaciones de un mundo que está en constante evolución y cambio, que le permita a los jóvenes la posibilidad de conocer los componentes últimos de la realidad, los misterios del universo, la evolución inexorable de todo lo que existe, que los dirija hacia la luz y no hacia las tinieblas, ni a las más oscuras cavernas de la ignorancia.

Una nueva legislación que le permita al rector reelegirse es crear un antecedente nefasto, es decapitar la oportunidad que deben tener los nuevos profesionales de aspirar a una posición a la que no se le ha dado el prestigio que se merece.

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Este artículo se publico el 8 de julio de 2010  en el diario La Prensa,  a quienes damos, lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.

A un año del gobierno del cambio

La opinión de….

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Javier Comellys

La Gran Alianza por el Cambio se creó motivada para reemplazar las viejas estructuras de funcionamiento de la administración pública que estaban desfasadas; para establecer nuevos paradigmas de funcionamiento y adecuar la gestión pública hacia una verdadera estabilidad social, política y económica en el país. Paradigmas que dejaron como un legado la dictadura militar, e incapaces de ser sustituidas por las administraciones pasadas. El pueblo creyó ciegamente en la propuesta por el cambio, por eso se volcó abrumadoramente a las calles para votar por ella y llevar al solio presidencial a Ricardo Martinelli.

Esa idea, ese sueño y ese objetivo que motivó a la Gran Alianza por el Cambio, por cambiar el rumbo de la Nación y retomar el camino del adecentamiento de la administración pública, la justicia, garantizar el máximo desempeño de las funciones públicas y, sobre todo, anteponer los intereses del pueblo por intereses económicos personalistas, para que un mejor Panamá llegue a todos, se están esfumando en el espacio y el tiempo.

La realidad ha sido otra, los males que aquejan a diario al panameño, heredados de la dictadura y de aquellos que no han sabido gobernar en democracia, aún se mantienen. Le quedan cuatro años más al gobierno del cambio, sin embargo, los signos y síntomas que se vislumbran a la fecha parecen impredecibles, y el pronóstico de dichos males no parece muy halagadores. Las grandes barreras y viejas estructuras expoliadas por el tiempo, y por los que siempre creyeron y aun creen que la administración pública es un medio de enriquecimiento y un botín a la que hay que saquearla, aún continúan.

Las propuestas del cambio en lo que se refiere a la lucha contra la pobreza, el hambre, la insalubridad, la inseguridad, el desempleo, los problemas educacionales, socioeconómicos etc. no ha profundizado.

Los enemigos del Gobierno y del pueblo aún permanecen en el aparato gubernamental, muchos de los que están hoy, estuvieron en las administraciones pasadas, enquistados en los diferentes órganos del Estado. Esto ha hecho difícil que se lleven a cabo, con eficiencia, las investigaciones y los procesos judiciales.

Los corruptos que antecedieron a este gobierno “que entraron limpios y salieron millonarios” siguen libres, disfrutando de la opulencia y de las fortunas del dinero mal habido que se robaron de las arcas del Estado. Las investigaciones y los procesos judiciales que se han hecho, se han convertido en un show mediático, a nadie de los que salieron millonarios se le ha pedido que justifique su riqueza y fortuna. Los desaciertos e incongruencias en el funcionamiento de la administración pública están a la orden del día, la creación de nuevos impuestos está desmejorando la calidad de vida del panameño.

La insatisfacción y la desconfianza se apoderan de la población, con nuevas leyes que dan pie a que se violen los derechos humanos y dan poderes ilimitados a la policía para utilizar la fuerza letal, indiscriminadamente, para reprimir la delincuencia y la criminalidad, poniendo en juego la gobernabilidad y la democracia.

La falta de credibilidad y la pérdida de confianza entre los electores y el pueblo sobre el sistema político y la gobernabilidad están entrando en crisis, cuyas consecuencias son impredecibles.

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Este artículo se publico el 23 de junio de 2010 en el diario La Prensa, a quienes damos, lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.

La democracia participativa

La opinión del Psicólogo y Docente Univeristario…..

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Javier Comellys

Las transformaciones políticas, sociales y económicas que Panamá y el resto de Latinoamérica han experimentado durante los últimos años, no han sido más que los traumas superados por lo que fueron las complejas situaciones políticas, originadas por los sistemas dictatoriales, que imperaron durante la década de los setenta y parte de los ochenta.

Las mismas situaciones han permitido también que se reemplazaran las restricciones y obstáculos que se originaban de la democracia representativa, para situarse hoy en día en lo que se denomina la democracia participativa. Una expresión amplia en que los ciudadanos tienen una mayor participación en la toma de decisiones política; un modelo político que facilita a la ciudadanía su capacidad de asociarse y organizarse de modo que puedan ejercer su influencia directa en las decisiones públicas.

La democracia participativa tiene como objetivo primordial el aprovechar las experiencia y capacidad de todos los actores y protagonistas de los que se activan en la vida pública; promueve la legitimidad y el desarrollo de nuevas formas de oportunidades. Es un tipo particular de democracia que propone complementar las estructuras representativa de la toma de decisiones con mecanismos de participación directa de la ciudadanía, utilizando procedimientos y elementos que permitan mejorar y hacer más estrecha la relación entre representantes y representados.

El aumento de las tensiones y tentaciones sociales, las pugnas entre los grupos, el revanchismo político, la obsesión por perpetuarse en el poder, la manipulación de los sistemas de representación por normas y legislaciones que conculcan las libertades de los ciudadanos, es un fenómeno que hemos observado en nuestra más alta casa de estudio, la Universidad de Panamá, en donde una minoría es la que decide los destinos sobre las mayorías. Esta es una forma en donde se le impide a los ciudadanos la participación en la toma de decisiones públicas y políticas.

Muchos de los que criticaban las dictaduras se han olvidado que los principios básicos de la democracia participativa, están fundamentados en el dialogo pragmático y creativo, en el entendimiento la cooperación y la solidaridad, en el debate abierto y sin restricciones, en la concertación y el consenso general.

La nueva democracia que hemos practicado durante estos últimos años en nuestro país, no ha sido más que el resultado del aprendizaje y la superación de las experiencias traumáticas que nos legaron los militares durante veintiún años de dictadura, y a la tenaz lucha que ha liderado el pueblo panameño por conquistar amplios espacios de participación ciudadana motivados por la necesidad de modernización de sus instituciones estatales.

En el ámbito del debate político el tema de la democracia participativa, que pretende superar las restricciones de la democracia representativa, se encuentra en un lugar prioritario.

Muy pocos han entendido que la democracia ha dejado de ser un concepto abstracto y estático para convertirse en un ente concreto y dinámico, capaz de producir las transformaciones educativas, políticas, sociales y económicas de acuerdo a las necesidades de los pueblos, del desarrollo y la producción.

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Este artículo se publicó el  5  de junio de 2010 en el diario  El Panamá América a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

De la narcodependencia al narcotráfico

La opinión de…..

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Javier Comellys

Tanto la narcodependencia como el narcotráfico están íntima y simbióticamente ligados, como el hambre y la necesidad de comer; son dos caras de una misma moneda, el dinero, y tienen un denominador común, la violencia.

Desde los tiempos de la prehistoria, el hombre en su etapa de recolector –inquieto por buscar un paliativo a sus dolores, físicos, psicológicos y morales– descubre por curiosidad que ciertas hierbas tenían un poder de curación y que otras le producían un estado de relajamiento, especie de adormecimiento; en otras ocasiones caía en una especie de éxtasis, alucinaciones y estados subliminales que le originaban momentáneamente un bienestar físico y mental.

Ciertas culturas utilizan las drogas con fines ritualistas. Brujos, curanderos, hechiceros, sacerdotes y chamanes la han utilizado para obtener poderes que, en gran parte, buscan la supuesta comunicación con fuerzas sobrenaturales durante los momentos de alucinación.

En otras culturas se mastica la hoja de coca como revitalizante para afrontar el fuerte trabajo del campo, como es el caso de los indígenas en ciertas regiones de Suramérica: Bolivia, Perú, Colombia, etc. En estos países, además, se ha legalizado su siembra como forma de obtener un ingreso económico y medio de sustento entre su población, donde existe la extrema pobreza, el hambre y la indigencia que azota diariamente la vida de sus poblaciones indígenas.

Lo cierto de todo esto es que, tanto el narcotráfico como la narcodependencia son males que azotan constantemente a la sociedad, cuyas consecuencias son impredecibles y sus resultados, devastadores.

Los gobiernos hacen esfuerzos para combatir dichos males, sin embargo, los esfuerzos parecen interminables, porque no es una tarea fácil su erradicación, es igual a combatir un cáncer en su etapa terminal. Esto se debe a que los mismos países tienen que enfrentarse a una guerra con dos frentes; el frente globalizado e internacional para contrarrestar el narcotráfico transfronterizo, y el frente interno para combatir su consumo. Ambas situaciones llevan consigo el incremento de la violencia y la criminalidad.

De ahí la pregunta que nos hacemos, ¿tenemos un problema de consumo de drogas derivado del narcotráfico y del crimen organizado o, más bien, tenemos un problema de narcotráfico y el crimen organizado como producto del consumo de droga?

La manera jurídica y científica de replantear conceptualmente el problema, tanto de la narcodependencia como del narcotráfico es tratándolo como un problema de salud pública; aquí no se trata de quién fue primero, el huevo o la gallina. Se trata de un programa de salud pública que consiste en la erradicación mediante la detección, la prevención y la rehabilitación del narcodependiente. Se trata de prevenir un flagelo que consiste en la adicción y la dependencia, que afecta el sistema nervioso central al igual que varias de nuestras funciones cerebrales y de comportamiento; produciendo, además, efectos a nivel fisiológico y psíquico que se manifiestan en alteraciones del comportamiento, de las emociones, del juicio y de la percepción del medio ambiente.

Combatir el narcotráfico y la narcodependencia en nuestro país, que se ha dicho se ha convertido en el puente del narcotráfico, con la fuerza del poder de la violencia, y no con el poder y la fuerza de la inteligencia, es igual a participar en una guerra conceptualmente interminable, absurda e infructuosa. La prueba más fehaciente de esta situación la encontramos en México y Colombia. Combatir la violencia con la violencia es como echarle leña al fuego. Los estamentos de seguridad en vez de utilizar el poder de la fuerza bruta, deben utilizar las estrategias que le permitan utilizar la fuerza de los sistemas de inteligencia, en la lucha contra el crimen organizado derivados del narcotráfico y de la narcodependencia.

Mientras exista el fantasma satánico de la droga que deambula dentro de los cerebros hueros de nuestra juventud, destruyendo su frágil voluntad y originando el fenómeno y síndrome de la drogadicción, existirán los narcotraficantes.

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Este artículo se publicó el 22 de mayo de 2010 en el diario La Prensa, a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

¿Hasta cuándo? Gustavo García de Paredes

La opinión del Psicólogo y Docente Universitario…..

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Javier Comellys

Cuando Gustavo García de Paredes asume por primera vez la rectoría de la más alta casa de estudio, la Universidad de Panamá, nadie se imaginó que llevaba intrínseco, un propósito y un objetivo específico que no era el de la alternabilidad de tan prestigiosa posición; sino la intención maquiavélica de perpetuarse en la rectoría de la Universidad, como se perpetuán los dictadores cuando se toman el poder. Esta posición la ha logrado con el apoyo del partido de la dictadura el PRD y la división mediante prebendas del personal docente y grupos beligerantes de dicha casa de estudio.

Gustavo García de Paredes, nunca llegó a visualizar, o se le olvidó el propósito y objetivo por la cual se inspiró el Dr. Harmodio Arias Madrid, creador de la Universidad de Panamá; Octavio Méndez Pereira, su primer rector; José Dolores Moscote, Jeptha B. Duncan, quienes contribuyeron con su sagacidad y espíritu de estadista a fundar la Universidad, y a resaltar en ella los más altos valores humanos; como la integridad, el mejoramiento constante de la calidad de la educación, la responsabilidad y el respeto al derecho ajeno, la justicia, la tolerancia, el pluralismo, la equidad etc. Todos estas ideas dirigidas a la generación y disfunción del conocimiento, la investigación, la formación integral, científica y humanista, dentro del marco de lo que la sociedad panameña está en dudas; la excelencia académica, entendiéndose por la misma la calidad de ideas, principios y actuaciones de quienes, como profesores, o alumnos, se deben situar siempre por encima del simple cumplimiento, material y rutinario de su deber, contribuyendo ante todo un ejemplo de vida coherente y consecuente con el tiempo y el espacio. La excelencia así entendida, sólo es posible establecerse en un marco de libertad, justicia, competencia y respeto.

A Gustavo García de Paredes lo ha cegado la obsesión compulsiva de mantenerse a toda costa en la rectoría, a la que no ha soltado por más de una década, utilizando los recursos a lo que tiene acceso para propaganda proselitista, tomando el tiempo y el espacio para contestar, informaciones periodísticas, cuando debía estar preocupado por elevar el índice y la excelencia académica de estudiantes y profesores. A él, le debe preocupar mantener el estatus por la cual fue creada la Universidad, como reza su misión, ”un centro del debate de la problemática nacional, de la participación ciudadana, un centro de profundas transformaciones sociales, una institución de referencia regional en educación superior, basada en los valores más altruistas, formado de profesionales emprendedores, íntegros, con conciencia social, y pensamiento crítico generadores de conocimiento innovador a través de la docencia, la investigación pertinente.” Un centro que le permita al estudiantado una vida digna de vivir, sin prejuicios ni dogmas, que le explique a los alumnos el misterio del universo del mundo y de la vida, la evolución inexorable de todo lo que existe que lo dirija hacia la luz y no lo mantenga en las más oscuras cavernas de la ignorancia.

Contrario a todos estos principios Gustavo García de Paredes, ha mantenido durante más de una década, al personal sumido en la rutina, la domesticidad y la mediocridad, donde no se discute ni se cuestionan las acciones y motivos, sino que se siguen ciegamente de acuerdo a las directrices de su máximo jefe, que no admite rivales, ni el pluralismo ideológico, la dialéctica para la transformaciones educativas; que no se ha percatado que el tiempo ha pasado, y que ahora le toca a otros.

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Este artículo se publicó el  25  de abril de 2010 en el diario  El Panamá América a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

La neurofisiología de la violencia

La opinión de…..

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Javier Comellys

La violencia, como la criminalidad, es tan antigua como es antigua la humanidad. Desde los tiempos bíblicos, en el principio del mundo, observamos en Génesis, capítulo 4, cómo Caín, obnubilado de conciencia y cegado por los celos, la envidia y el odio, asesina sin piedad ni misericordia a su hermano Abel.

Con este hecho abominable queda estigmatizada la maldad como una maldición apocalíptica sobre el planeta Tierra.

Ellas, la violencia y la criminalidad, se estigmatizaron cual inquietante sombra terrorífica sobre la historia humana.

De ahí la preocupación del hombre por dilucidar la incógnita de la etiología de la violencia, la agresión y la criminalidad, desde los diferentes campos de la ciencia y variadas disciplinas, como la neurofisiología, la biología, la psicología, la sociología, la antropología y la historia. De esta manera surgen las interrogantes de los estudiosos e investigadores de la conducta humana, sobre ¿qué cosa es la violencia?

Algunos la consideran como una peste, una epidemia que cuando llega se queda, que está intrínseca en todos y en todas partes. La vemos en la conducta infantil, en el adolescente, en los adultos, en las escuelas, en las iglesias y santuarios, en el deporte, en el medio familiar, en la sociedad, en el Estado, en los animales, en el terrorismo, en la naturaleza, etc.

Sobre estos conceptos surgen otras interrogantes: ¿Hubo violencia cuando Dios expulsó del edén a Adán y a Eva por desobedecer su orden? ¿Será la violencia el ejercicio de la autoridad de los padres para con sus hijos; del maestro para con sus alumnos; del patrono para con el trabajador? ¿Será la violencia la imposición del Estado, tanto como reprime, castiga y encarcela a los que infringen las leyes, para hacerla cumplir? o ¿será violencia cuando la Iglesia pretende imponer pautas y límites morales a la libertad de cultos y de conciencia, mientras en su seno los sacerdotes cometen pedofilia, pederastia, sodomía, etc., violando los más elementales principios del cristianismo?

Desde tiempos inmemoriales, la agresividad, la violencia y la criminalidad han sido objeto de numerosas investigaciones, abordadas desde una perspectiva multidisciplinaria, pasando por los instintivistas, conductistas, biólogos etólogos, etc.

Según la teoría instintivista, la más popularizada, cada conducta humana tiene un motivo, y cada motivo es un instinto independiente e innato en el hombre, del mismo modo que el instinto animal.

Sin embargo, de todas estas teorías la neurofisiológica y bioquímica parecen ser las más acertadas de los últimos tiempos. Actualmente el sistema de justicia criminal en Estados Unidos está basando en el estudio de la neurofisiología y la bioquímica, sobre todo en aquellos individuos con un alto perfil de maldad, para determinar el origen de la criminalidad.

En la actualidad existen evidencias concretas, específicas y completas de que las reacciones violentas de la conducta criminal, en los seres humanos, están asociadas con problemas y anomalías en la corteza del lóbulo frontal.

Estos estudios han demostrado que la corteza pre frontal del cerebro en estos individuos es de menor tamaño en comparación con la corteza pre frontal de personas normales y capaces de controlarse.   La serotonina, un neurotransmisor cuya función es atenuar la sensibilidad del organismo ante las diversas estimulaciones del medio ambiente, juega un papel fundamental en la conducta agresiva, ya que ha quedado demostrado que su deficiencia está estrechamente relacionada con el comportamiento impulsivo y violento de diversos tipos de criminales.

Un análisis realizado por neurofisiólogos demostró que las personas que se comportan de forma antisocial, especialmente aquellos con historiales de alto perfil de violencia y criminalidad, presentaron deterioros tanto estructurales como funcionales en estas regiones del cerebro.

Estudios llevados a cabo por el físico y científico Guido Frank, de la Universidad de California, a través de la “resonancia magnética”, demostraron que adolescentes diagnosticados como “reactivamente violentos”, criminales, de conducta explosiva, incapaces de controlarse por sí mismos, mostraron una mayor actividad en la amígdala, una parte del cerebro relacionada con el miedo, y una menor actividad en el lóbulo frontal, área vinculada al razonamiento y a la toma de decisiones y autocontrol; en comparación a otros individuos con mayores controles emocionales.

La actividad de la amígdala refleja que estos adolescentes sintieron miedo cuando tenían que afrontar estímulos amenazantes, ante problemas existenciales, ante la necesidad de afrontar situaciones de sobrevivencia y preservar su espacio vital.

La violencia, a pesar de que es una condición innata y latente en todo ser humano, no tiene existencia en sí misma, independientemente de otros factores, sino que ella se desencadena por una multiplicidad de motivos internos y externos a igual que de necesidades vitales que van desde la ausencia de paz, de amor, ausencia de trabajo, de productividad, de alimentación, salud, vivienda etc.

Los pueblos viven en paz cuando son libres, productivos, virtuosos y felices. La paz conlleva un alto grado de seguridad y productividad. Si a la sociedad le concierne el hacer virtuosos y felices a los hombres, debería interesarse también por hacerlo seguro y productivo, de esta manera podemos hacer menos traumática y violenta la vida.

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Este artículo se publicó el 3 de abril de 2010 en el Diario La Prensa, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Pobreza, marginación y desigualdad

La opinión de…..

Javier Comellys


El análisis socioeconómico que se ha hecho en torno al problema de la pobreza, marginación y desigualdad social en países subdesarrollados como el nuestro, dependiente de las grandes potencias económicas, se debe a múltiples factores.

Alain Touraine, estudioso de los fenómenos sociales, dice en su análisis sobre este aspecto que tanto la pobreza como la marginación y la desigualdad social se deben a múltiples factores, uno de ellos está relacionado con la deuda externa que tienen que pagar dichos países que se han endeudado, debilitando su endeble economía por convertirse en acreedores, en vez de socios de las grandes potencias económicas como Estados Unidos. Países como el nuestro, con una dependencia económica controlada por las grandes empresas transnacionales y cuyos recursos naturales no se han podido explotar a cabalidad, han hecho más crítica la situación.

En nuestro país se dice que la pobreza va unida a la concentración de riqueza de unos pocos, a la disminución del poder adquisitivo por el incremento de impuestos de otros, que son los más, y a las bajas remuneraciones salariales contra un alto costo de la vida y al alza constante de productos de primera necesidad.

La antítesis de la pobreza y la desigualdad social (otro factor del subdesarrollo) es la equidad, concepto que señala que toda persona tiene derecho de acceder con justicia e igualdad de oportunidades al uso controlado de los bienes y servicios de la sociedad, así como a la toma de decisiones en el ámbito de la vida social, política, cultural y familiar.

Los economistas que trabajan en los organismos para el empleo en América Latina, afiliados a la OIT, plantean la tesis de que la desigualdad social se acentúa cada vez más en la medida en que no se resuelve el problema de la deuda social; en la medida en que los países en vías de desarrollo se vean obligados a pagar un alto precio por la falta de inversiones o por la caída del producto nacional a niveles internacionales; en la medida en que no se elaboren políticas y programas de modernización de la economía o que se improvisen reformas tributarias que hacen más ricos a los ricos y más pobres a los pobres. En esa medida, habrá pobreza, marginación y desigualdad social.

Max Weber decía que el reino político no es el reino de los santos, con esto se refería a la fuerte injerencia del Estado en la economía.

Estudios socioeconómicos sobre la realidad panameña, en lo que se refiere a empleo, ingreso y pobreza, han determinado que más del 51% de la población es pobre, esto significa que más de un millón y medio de panameños vive entre la pobreza crítica y la pobreza extrema. El fenómeno se refleja con mayor énfasis en áreas donde hay poco o ningún acceso a la salud, viviendas decorosas y empleos, y en donde hay limitaciones educativas por la falta de un presupuesto para hacer más escuelas e infraestructuras, para mejorar las existentes y para el nombramiento de maestros en áreas de difícil acceso, etc.

Es necesario el conocimiento de las relaciones socioeconómicas actuales desde una perspectiva global, para comprender mejor el fenómeno de la pobreza y la desigualdad social.

Organismos internacionales, como las Naciones Unidas, se han preocupado por el problema y han buscado fórmulas para que los países en vías de desarrollo concentren sus esfuerzos en la lucha por superar la pobreza mediante planes efectivos; es decir, mediante el replanteamiento del sistema socioeconómico, haciendo ajustes a ciertas leyes que obstruyen el desarrollo armonioso de la población.

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Artículo publicado el 20 de marzo de 2010 en el diario La Prensa, a quienes damos, lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.