Decisiones

La opinión del Diputado por San Miguelito…

ABRAHAM MARTÍNEZ MONTILLA – –
amartinez@asamblea.gob.pa

Una decisión es un objeto mental y puede ser tanto una opinión como una regla o una tarea para ser ejecutada y/o aplicada. Todo ser humano tiene la facultad inalienable para decidir, según su criterio y responsabilidad, razón por la cual se debe respetar su decisión independientemente de que estemos de acuerdo o no.

Precisamente es en este punto donde quiero hacer una reflexión a razón de una reciente decisión que tomé y que ha despertado posiciones encontradas, afortunadamente muchas a favor y pocas en contra. Entiendo que la política despierta pasiones, sin embargo, no podemos juzgar a la ligera y debemos tener la efectiva capacidad de ponderar las realidades tanto de los agresores como la del agredido.

Mi incursión en la política es una historia de mucho sacrificio por el estrato humilde del cual provengo a mucho orgullo, y que tuvo su génesis en la Federación de Estudiantes de Panamá, acompañando al general Torrijos en las jornadas nacionales en la lucha por nuestra soberanía, en este sentido tuve la oportunidad de representar a mi país en una gira donde buscábamos la solidaridad de los estudiantes norteamericanos para la firma de los Tratados Torrijos—Carter.

Como un acto de ironía y desconocimiento percibo los epítetos e improperios emitidos por figuras del colectivo que fundó Omar Torrijos, porque muchos de ellos no estuvieron en esta época ni mucho menos tuvieron la oportunidad de conocer en vida a este ilustre personaje. Como dice Chuchú Martínez, en vez de actuar como Torrijistas actúan como ‘Torrijitos’.

Posteriormente tuve la oportunidad de formar parte del Cuerpo Diplomático y representar a nuestro país con orgullo y transparencia. Formé parte de la conformación de una nueva alternativa política hoy conocida como Partido Solidaridad y en el que por primera vez fui electo como diputado.

Cuando tomé la decisión de regresar al PRD en el año 2007 —desprendiéndome de mi cargo de vicepresidente del Partido Solidaridad— lo hice porque creía en un proyecto de Nación, que por diversas razones no se concretó. El pueblo de San Miguelito me otorgó otra oportunidad de representarlo como su diputado.

El escenario actual es distinto y poco alentador para el PRD, por la notable ausencia de una doctrina ideológica que es lo que siempre le caracterizó. Pesar a esta realidad, seguiré siendo amigo de mis amigos dentro del colectivo y, tal cual lo expresé recientemente en una entrevista televisada, extiendo disculpas a todos aquellos militantes que no pude hacerles conocer de antemano mi decisión.

Hoy, desde otra tribuna y con un proyecto de nación comprometido con los sectores más vulnerables, continuaré mi peregrinaje por San Miguelito y promoviendo leyes de corte social en la Asamblea. Nuestra trayectoria política y académica lo permitirá.

Finalmente, un mensaje claro: demostraré tolerancia y altura frente a los epítetos que quieran emitir, pero mis detractores tienen que ser tolerantes y aprender a respetar a las demás personas y sus decisiones. ‘En el camino nos veremos’.

<> Este artículo se publicó el 19 de diciembre de 2010  en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos,  lo mismo que al  autor,  todo el crédito que les corresponde.

¿Ahora le toca al pueblo?

La opinión del Diputado de la República…..

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Abraham Martínez

Los días transcurren y se acentúa una desilusión colectiva por las expectativas que emana de nuestras clases más vulnerables de la sociedad a razón del escenario actual que padecen muchos sectores y que parece continuar talando en lo más profundo de sus convicciones de que mejores días llegarán para los habitantes de nuestro país.

Hoy, el pueblo siente el trago amargo y el pesar de haber confiado las riendas del Estado a un equipo de Gobierno que simplemente hace todo lo contrario de lo que prometió en campaña. La improvisación, el autoritarismo, la inexperiencia, entre otros factores, se convierten en la espada de Damocles de los que hoy son llamados a ejecutar un “cambio” en la gestión gubernamental pero que a todas luces el pueblo, desde las capas populares hasta las capas medias, percibe que la “camisa les ha quedado muy grande”.

Siempre he sostenido que el éxito empresarial no es garantía de un éxito gubernamental. Dirigir el Estado implica un manejo sujeto a prudentes decisiones y en donde los impulsos promueven un caos innecesario en la opinión pública. Irónicamente el principal instrumento utilizado por los que hoy gobiernan se ha convertido en su peor pesadilla: las encuestas.

Atrás quedó aquel despliegue mediático que persuadió a un pueblo ávido de soluciones a los problemas que le aquejan, hoy por hoy, ese despliegue mediático solo es visto como un gasto innecesario porque el pueblo panameño ya no come cuento.

En primera instancia, se nombran ministros sin capacidad ni trayectoria comprobada, olvidando por completo que dirigir un país no es un concurso de popularidad, las consecuencias pronto harán sentir.   La propuesta insignia que es “100 a los 70” se ha convertido en un disco rayado que de tanto restregarlo a la opinión pública, ahora se ha convertido en un problema con ribetes de una total desorganización.

En el aspecto educativo se están sentando las bases de una transformación curricular “traída por los cabellos”, ojalá que no sea igual que las mochilas y útiles escolares que han entregado a los estudiantes de los planteles oficiales: de muy baja calidad.

La reforma tributaria mantiene en opresión a nuestra clase profesional que actualmente es testigo de la aplanadora mediática recordándoles que tendrán que pagar más. ¿Por qué no postergan la reforma tributaria para que el pueblo decida en un referéndum? La respuesta solo está en manos del Órgano Ejecutivo. Por otra parte, lo que la pasada administración logró en el deporte, la actual lo destruye cada día producto de la inexperiencia e improvisación.

Como último punto –entre muchos otros pendientes- la canasta básica aumenta de forma indiscriminada sin que nadie ponga el cascabel al gato ¿Quién de ellos se atreverá a contradecir al dueño del negocio?

Finalmente le recomiendo al actual equipo de gobierno una sabia premisa del teólogo suizo Johan Kaspar Lavater: “Si quieres ser sabio, aprende a interrogar razonablemente, a escuchar con atención, a responder serenamente y a callar cuando no tengas nada que decir”.

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Este artículo se publicó  el  27 de marzo de 2010 en el Diario El Panamá América y el 28 de marzo de 2010 en el Diario la Estrella de Panama, a  quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

¿Quién defiende al consumidor?

La opinión del Honorable Diputado de la República……

ABRAHAM  MARTÍNEZ

Es conocido por todos que en Panamá estamos en un mercado de libre oferta y demanda.   Esta condición tuvo su génesis en la segunda mitad de la década de los 90, con el intrínseco propósito de ser más “competitivos”. Irónicamente la experiencia económica-social nos ha demostrado que la libre competencia resulta perjudicial para los sectores más desposeídos de la sociedad.

El modelo del libre mercado trajo consigo la especulación y el acaparamiento de la mayoría de los productos de utilidad y consumo básico para la población, en consecuencia, al no existir control de los precios de ninguna índole, los ciudadanos han tenido que soportar aumentos diarios, precipitados e indiscriminados, llevando a la población a niveles de desesperación por parte de los gobiernos de turno para frenar el alza de los productos. Antes, la excusa del aumento en los precios era el alza que imperó en el sector de hidrocarburos por varios meses, hoy el pueblo es testigo de que, pese a que existe más o menos estabilidad en el precio de este recurso, el consumidor continúa pagando más todos los meses en los productos de primera necesidad y otros más.

Lastimosamente quienes tienen el deber constitucional de velar por los intereses de los consumidores mantienen una actitud de complicidad con los emporios comerciales, que con sus precios estrangulan el poder adquisitivo y la calidad de vida de las capas medias y populares. Las cifras de la variación de los costos de la canasta básica que presenta la Acodeco no son la expresión real de lo que verdaderamente ocurre en el mercado. Las cifras son totalmente contradictorias y difieren de la realidad en comparación con la información que manejan la Contraloría y el Ministerio de Economía y Finanzas. ¿De qué hablamos?

Existen dos grandes mitos en el discurso nacional para justificar la libre oferta y demanda. El primero, es que la regulación de precios desestimula la producción y estanca las capacidades técnicas y humanas para ampliar la producción, reduciendo la oferta.   Ese argumento olvida que nuestra estructura económica en los precios pagados al productor poco tiene que ver con los precios cobrados al consumidor.  O sea, al productor se le mantiene el precio por largo tiempo y las variaciones, siempre en aumento, las reciben las cadenas de intermediación y almacenaje que manipulan los precios, controlando especulativamente el mercado.

El segundo gran mito radica en que regular precios es contrario a nuestra presencia en la OMC.   Lo que negamos rotundamente.   Nuestra adhesión a este organismo es un proceso gradual que implica el reconocimiento a nuestras normas jurídicas nacionales y que estén vigentes al momento de la firma del protocolo.   Qué casualidad que las principales rondas de negociación en las que está la OMC en la Ronda de Doha están estancadas no por la supuesta intransigencia de los países pobres, sino por los grandes intereses de los países industrializados.

Seguiré ilustrando a la población sobre el lamentable estado de indefensión que impera en los consumidores, por la postura inactiva y cómplice de la Acodeco, de la que todos esperábamos una posición más beligerante y no ser testigos de la actitud “ servicial ” que mantiene con el poder económico en detrimento de las clases más vulnerables. ¡Sí a la Oficina de Regulación de Precios!

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Publicado el 7 de marzo de 2010 en el diario La Estrella de Panamá, a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

La información malintencionada

La opinión del Honorable Diputado…..

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ABRAHAM  MARTÍNEZ

La comunicación es un campo de estudio dentro de las ciencias sociales, que trata de explicar cómo se realizan los intercambios de información y cómo estos afectan a la sociedad. Lo anterior debe ser el resultado de una investigación periodística cónsona con la expectativa ciudadana en cuanto a un tema de actualidad. Como ciudadano siempre he luchado por la libertad de expresión y eso lo he demostrado en mis actuaciones como diputado de la República, pero esto no significa que debo estar de acuerdo con la información que se divulga sin sustento y con el único propósito de manchar la reputación de la clase política.

El distrito de San Miguelito es un circuito electoral con muchas necesidades y con una gran población, lo que se traduce en innumerables solicitudes de apoyo económico y social por parte de los moradores de los diversos corregimientos, y que, a pesar que los diputados no contamos con partidas circuitales, ejercemos nuestro rol de enlace entre las comunidades y las entidades gubernamentales encargadas de brindar soluciones a las necesidades más apremiantes.

Este diputado solo ha servido de enlace entre el pueblo de San Miguelito y el Fondo de Inversión Social para la consecución de obras de gran envergadura, razón por la cual, es un total irrespeto que un medio de comunicación escrito de forma irresponsable me relacione con Organizaciones No Gubernamentales para gestionar fondos, lo que puedo entender como una total falacia. Si realizaran una verdadera investigación periodística —y no se apoyan en auditorías brujas— entenderán la magnitud de la irresponsabilidad que particulariza la información publicada.

En ningún momento el FIS nos permite manejar recursos económicos, porque todas las ejecuciones pasan por las normas de auditoría establecidas por la Ley (cotizaciones, actas de entrega, y demás controles), razón por la cual nuestras recomendaciones siempre han estado circunscritas a los controles de regulación en soluciones alimenticias, de salubridad, educación, entre otras necesidades.

Lo lamentable de este acontecimiento es que la población ha podido ser testigo de las verdaderas intenciones del diario La Prensa de querer “ satanizar ” a la clase política de nuestro país, lo que será un talón de Aquiles, porque nosotros somos electos por el pueblo y al pueblo nos debemos, y seguiremos gestionando soluciones tangibles para San Miguelito, que me ofreció la oportunidad de representarle por segunda ocasión en la Asamblea Nacional.

Las horas han dado la razón de la información sin sustento, porque el director del FIS ha desacreditado a la firma consultora (sin trayectoria conocida) que tuvo a bien realizar los informes con las supuestas irregularidades, lo que ha resultado ser una farsa y que tendrá su repercusión en los tribunales.

Finalizo con reiterar que la información malintencionada debe ser condenada moralmente por la sociedad de forma enérgica, porque al final del camino los únicos que pierden son ellos. El tiempo se encargará de derrumbar el castillo de arena que por años ellos han construido a razón de sus chantajes, falacias, y desinformación.

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Publicado el  24  de enero de 2010   en el Diario La Estrella de Panamá , a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.