La llorona nunca deja de turbar

La opinión de….

Luis Ibrahim 

El domingo 29 de agosto tuve la oportunidad de navegar por Internet, terminé revisando el periódico Panamá América, segmento Nación, donde me llamó la atención una entrevista efectuada por el periodista Eduardo Soto a dos personajes; uno de ellos es el Embajador de Israel en Panamá y el otro, diplomático del régimen mencionado que se llama Rafael Eidad.
Estuve pensando en un título para referirme a dicha entrevista, no se me ocurrió nada mejor que La Llorona. ¿Por qué la Llorona? Para aquellos que no saben que significa la Llorona: Es un personaje legendario originario de México, cuya leyenda se ha difundido por varios países de Hispanoamérica. Se trata de una mujer que pierde a sus hijos y, convertida en un alma en pena, los busca en vano, turbando con su llanto a los que la oyen. Si esta Llorona fuera una buena madre y cuidara de sus hijos como se debe, no tendría porque andar vagando en el mundo turbando a los demás.

Igual, si Israel no estuviera sembrando vientos a lo largo de su polémica existencia, no tendría porque temerle a las tempestades que se avecinan, y que tarde o temprano tendrán que llegar, mientras que el gobierno de Israel siga exigiendo una paz a base de armas de destrucción masiva. Es una lógica, el que siembra espinas solo puede cosechar espinas, jamás podrá cosechar deliciosas frutas.

Los comentarios que he leído o escuchado por dirigentes del régimen de Israel a lo largo de mi existencia no han cambiado, hasta el punto de darme náuseas cada vez que los escucho hablar. No tan solo juegan el papel de la mosquita muerta. También quieren turbar la tranquilidad de las demás naciones e involucrarlos en un conflicto del cual son ajenos.

Los señores entrevistados en el mencionado artículo, quieren convencer a la opinión pública panameña que Venezuela está conspirando con Siria e Irán para enviar terroristas a nuestro país. Por si no lo sabe el Sr. Embajador de Israel, Panamá es un país no alineado, mantiene comunicaciones y relaciones diplomáticas con todos los países del mundo. Los que vivimos en Panamá convivimos de manera fraternal.

El respeto y la tolerancia reinan en nuestro Istmo entre las diferentes etnias y credos que formamos esta bella nación, incluyendo musulmanes y judíos. Por lo que se les agradece a estos señores respetar esta convivencia e ir con sus lloraderas a otro lado.

En Panamá no necesitamos de personas negativas. Lo menos que deben hacer es respetar al país que les permite tener una presencia diplomática, mas no estén tratando de crear enemistades entre países hermanos, o entre ciudadanos del mismo país.

Espero que la reunión de esta semana en la Casa Blanca sea el inicio de un paso sincero de parte del gobierno de Israel.

*Centro Cultural Islámico de Colón.

<>Artículo publicado el 3 de septiembre de 2010 en el Diario El Panamá América, a quienes damos, lo mismo que al autor,   todo el crédito  que les corresponde.