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La opinión de…
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Gilberto A. Pérez T. –
Las abundantes lluvias de principios de diciembre nos han traído múltiples problemas de toda índole. Inundaciones, damnificados, infraestructuras averiadas como carreteras, puentes, etc., y la interrupción del suministro de agua potable.
El agua es el elemento vital más importante y su ausencia se traduce en todo tipo de contratiempos, en el caso extremo la muerte. Podemos estar semanas sin luz, teléfonos y otras facilidades de nuestros tiempos, pero sin agua, imposible. De ella depende el aseo personal, las normas y procedimientos de higiene y, por supuesto, la salud.
El daño de los dosificadores que ha tenido el Idaan, producto de la enorme turbiedad en las aguas del río Chagres, impone una alerta urgente en todo el país. Pareciera ser que la tala indiscriminada de los bosques en el entorno de la cuenca hidrográfica del Canal no es atendida con la debida seriedad y responsabilidad que amerita. Sino, cómo explicar la gran cantidad de troncos, ramas, etc., que se observan en las vistas aéreas de los noticieros, que nos muestran un río de lodo y todo tipo de basura.
Hoy es el agua de consumo humano y mañana será el agua del Canal la que se afecte por la falta de protección de la principal cuenca hidrográfica del país. Los invasores de tierras solamente piensan en resolver sus problemas de hoy y de mañana, pero el resto de los panameños los tiene sin cuidado. Esas tierras son de todos, pero ellos van por su pedazo hoy, sin importarles las consecuencias de su gran irresponsabilidad.
No hay, entonces, una política de Estado que haya establecido un anillo de protección para el río Chagres y el lago Gatún, severa y sin contemplaciones, que proteja y asegure el suministro de agua para consumo humano en el área metropolitana y para las operaciones del Canal. Además, tenemos que contar con procedimientos en ejecución que impidan la escorrentía incontrolada de tierras y todo tipo de vegetación hacía el cauce del Chagres y el lago Gatún, mediante programas de siembra de gramas y otras especies de vegetación que amarren la tierra e impidan los derrumbes.
Lo del Idaan es imperdonable, cómo es posible que no tuvieran dosificadores de repuesto, siendo éstos una pieza clave para el suministro de agua potable, es decir, carecen de planes de contingencia para asegurar lo más importante que necesitan los seres humanos, el agua.
Por años hemos soportado la ineficiencia de, quizás, una de las más importantes de las instituciones del Estado, pues las fugas de agua potable (que se traducen en el desperdicio de millones de galones), la ineficiencia en el cobro y el pésimo servicio de facturación, la burocracia galopante y la insensibilidad social se unen a la gota que rebasó el vaso con la interrupción del suministro de agua potable por varios días.
En Hato Pintado recibimos agua por última vez el día lunes de la semana pasada, al mediodía, y pare de contar. Cuando escribía este artículo era viernes y, durante cuatro largos y angustiosos días esperábamos la cacareada sectorización, que no llegaba a ninguna hora. Abríamos los grifos a todas las horas del día, con el mismo resultado, nada, ni una gota.
Hay que tener respeto y consideración con la ciudadanía, sino se va a suministrar ni un galón, díganlo, sean honestos, expliquen que el sistema colapsó o las razones que justifiquen semejante problema. Pero, por favor, sean honestos.
Los panameños merecemos que se nos informe lo que en realidad está pasando, pues hacer conferencias de prensa para dar excusas baratas, produce más enojo y frustración; nos dicen cuentos de camino y no hay la más mínima solución a este gravísimo problema.
Señor Presidente, el problema de la basura usted lo tomó por los cuernos y pareciera ser que vamos a tener una solución en el corto plazo. El problema del suministro del agua y la calidad de la misma es más grande y mucho más importante, pues está en juego la salud de los panameños de las ciudades de Panamá, Colón y sus áreas vecinas, además de la materia prima del Canal, suficiente agua para garantizar el tránsito de barcos.
Urge que se diseñe una política de Estado para la cuenca hidrográfica del área central del país, es decir, el área de tránsito, que durante 500 años ha sido el sustento de los que viven en Panamá. Que se proteja y preserve la calidad, y se mantenga, aumente y garantice que habrá agua para que podamos subsistir y para que siga operando, sin interrupción, la vía acuática. Además, habría que darle fuerza de ley constitucional a dicha iniciativa, al igual que en su momento se la dimos al Canal.
Es al Gobierno al que le corresponde fomentar la conciencia ciudadana para que todos seamos responsables y para que la política que se vaya a establecer sea un denominador común para todos, pues de ello depende nuestra vida y nuestro futuro.
Por otro lado, el Idaan necesita una minuciosa radiografía de lo que ha sido, lo que es, pero sobre todo, lo que debe ser. Darle la importancia y los recursos que necesita; que su personal se actualice y utilice las últimas tecnologías para que le pueda suministrar a sus usuarios un producto de calidad y en cantidad suficiente para satisfacer sus necesidades diarias.
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Este artículo se publicó el 11 de enero de 2011 en el diario La Prensa, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
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