El primer Día de la Tierra, organizado en 1970 en los Estados Unidos, puso en marcha el movimiento ecologista moderno. En la década de 1960, nuestro símbolo nacional, el águila calva americana, estaba al borde de la extinción. Por el primer Día de la Tierra, unos 20 millones de estadounidenses salieron a las calles, parques y auditorios para criticar las tendencias hacia el aumento de la contaminación y el deterioro, y para manifestarse por un ambiente saludable y sustentable. En 2007, el águila calva americana fue retirado de la lista de especies en peligro de extinción como resultado de los esfuerzos de conservación.
Ahora, bajo la presidencia de Obama, los Estados Unidos ha realizado más esfuerzos, como nunca antes, hacia la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero con el establecimiento de políticas nacionales que promuevan la energía limpia, la seguridad climática, y con una participación más vigorosa en las negociaciones del cambio climático bajo las Naciones Unidas. Como parte de las negociaciones, el pasado diciembre en Copenhague, los líderes mundiales pactaron el Acuerdo de Copenhague. En este acuerdo se convino la transparencia para verificar que las acciones se realicen a cabalidad, y la financiación y apoyo tecnológico para las naciones más pobres y vulnerables. Me alegro que Panamá se uniese al consenso general al firmar el Acuerdo en enero.
Panamá cuenta con amplias reservas de bosques tropicales y un nivel de biodiversidad que es notable en el hemisferio. La riqueza de los recursos naturales de Panamá juega un papel importante en la lucha contra el cambio climático global, proporcionando los recursos hídricos esenciales para el funcionamiento del Canal de Panamá, el mantenimiento de la subsistencia de muchas personas. Además sirve como hogar de diversidad biológica para múltiples especies únicas, incluyendo el propio símbolo nacional de Panamá, el águila arpía.
Como parte de la respuesta del Gobierno de los Estados Unidos ante el cambio climático global, la Embajada de los Estados Unidos aumentará su enfoque hacia la región del Darién, que forma parte de un sistema eco-regional más amplio que se extiende a través de Colombia, Ecuador, y Perú. Esta región es de significativa importancia, no sólo como potencial «sumidero global de carbono» para contrarrestar las emisiones de gases de efecto invernadero, sino como una de las pocas zonas en el mundo con una biodiversidad esencial. Los riesgos para esta área vital incluyen la deforestación y el desarrollo.
Así como el Día de la Tierra se inició con los estadounidenses en las calles, la tradición de preservar la biodiversidad de Panamá descansa hoy en las manos de ciudadanos conscientes e informados. La Embajada mantendrá la alianza tradicional con Panamá para proteger sus ricos recursos naturales.
Filed under: Stephenson Barbara J. | Tagged: Darién, Ecología, Estados Unidos, La tierra, Medio ambiente | Leave a comment »