¿Quiénes comen soberanía?

La opinión de historiador y escritor

Ricardo Arturo Ríos Torres

La juventud universitaria panameña realiza, el 2 de mayo de 1958, un acto heroico, inédito y trascendental en el devenir republicano.

La Unión de Estudiantes Universitarios (UEU), presidida por Carlos Arellano Lennox, con la Operación Soberanía, siembra 75 banderas panameñas en el enclave colonial del imperio de Washington en la zona canalera.

La acción patriótica sorprende a los zonians , a la CIA y FBI como a las fuerzas de seguridad de la Guardia Nacional al servicio de los estadounidenses. Los jóvenes, más de cincuenta, entran en el área de Balboa en forma pacífica, sin consignas y en un silencio que grita nuestro reclamo, siembran banderas de dignidad y honor en lugares previamente seleccionados, lo hacen en forma simultánea a las 10 a. m., hora del ‘coffee break’ de los gringos. Los estudiantes van de saco y corbata nadie los puede acusar de vagos o maleantes.

Panamá vence así la agresión psicológica del Coloso del Norte, la cual, desde la firma del oprobioso Tratado Hay-Bunau Varilla de 1903, se empeña en hacerle sentir a los panameños que el área canalera es otro país con sus propias leyes, una zona prohibida para nosotros, que ellos, intocables y poderosos, tienen el derecho a discriminarnos con su Gold y Silver Roll .

La juventud le dice al imperio de Wall Street que no le tenemos miedo, que la decisión de recuperar la plena jurisdicción nacional en todo el territorio del país es irrenunciable, que rechazamos cualquiera exclusión y sobre todo la impuesta por el Panamá Cede.

La policía de los zonians , afectada en su arrogancia, reacciona con un comunicado en el cual afirma que nunca más permitirá otra manifestación al estilo de la Operación Soberanía en el enclave colonial.

La siembra de banderas del 2 de mayo de 1958 determina un cambio de rumbo en las negociaciones canaleras, de la revisión se exige la abrogación del infame Tratado de 1903. Los Tratados Torrijos-Carter hacen posible la eliminación del enclave canalero, la perpetuidad y los zonians. El Canal es administrado por los panameños y forma parte del patrimonio nacional.

La Unión de Estudiantes Universitarios, dirigida por Ricardo Arturo Ríos Torres, y con el aval de la Federación de Estudiantes de Panamá (FEP), le responde a las águilas imperiales con la Marcha Patriótica del 3 de noviembre de 1959 en la avenida 4 de julio, hoy avenida de los Mártires.

La policía y el ejército de Estados Unidos desarrollan una violenta represión con más de cien heridos de bala, perdigones, culatazos y bombas lacrimógenas. Ezequiel González Núñez del Instituto José Dolores Moscote y Ezequiel González Meneses de la nocturna y activista de la Generación del 58 son detenidos y juzgados por un juez norteamericano con las leyes de Louisiana.

El pueblo panameño indignado reacciona e incendia la estación del Ferrocarril y el USIS e invaden la Embajada norteamericana e izan la bandera panameña.

La Marcha Patriótica del 3 de noviembre de 1959 es el antecedente directo del 9 de enero de 1964 con sus 21 mártires y cientos de heridos. Panamá rompe sus relaciones con los Estados Unidos.

La épica de la soberanía iniciada en la década de 1920, se reafirma con el rechazo del Convenio Filós-Hines de 1947 y es sellada con la Operación Soberanía de 1958, la Marcha Patriótica de 1959 y el 9 de Enero de 1964.

La épica de la soberanía es adversada por panameños con mentalidad de protectorado. La elite dominante con sus partidos políticos expresan en sus medios de radio, prensa y televisión que la soberanía no se come , que nos moriremos de hambre sin los gringos, que miles quedarán desempleados, que esa gesta nacionalista es de comunistas y revoltosos.

Hoy, gracias al sacrificio de nuestros mártires y a la actitud patriótica de los estudiantes, tenemos un país con un alto índice de crecimiento económico, un desarrollo financiero envidiado por los latinoamericanos, una metrópoli impresionante por su belleza y magnitud, el Canal es nuestro sin enclave ni zonians .

Hoy comen soberanía los herederos de los ilustres próceres, la plutocracia, los políticos y empresarios que ayer manifestaban no se come soberanía. Los apellidos de los privilegiados no están entre los 21 mártires del 9 de Enero, esos apellidos de los rabiblancos están en la Junta Directiva del Canal y entre los directivos administrativos. Ellos sí comen soberanía y en grande con sus negociados y prebendas. ¿Dónde están los millones del Canal?

La épica de la soberanía continúa, tenemos que sembrar banderas de decoro y equidad, en el corazón como en el alma, de los que sí comen millones con un canal que se conquistó con la sangre y las vidas de una ciudadanía militante. Un canal para los panameños.

<> Este artículo de Opinión lo publicó la Estrella de Panamá el martes 2 de mayo de 2017.

Presidente Martinelli habla de seguridad y cooperación en Washington

-En su primer día de visita a Washington- Martinelli habla de seguridad y cooperación .

Este jueves será el encuentro con presidente de los Estados Unidos, Barack Obama

Reproducción de la nota reportaje de nuestra colaboradora, la educadora y activista política…

Jennie Gonzalez

El presidente de la República, Ricardo Martinelli sostuvo -en su primer día de agenda- reuniones con el director de Inmigración y Aduanas, John T. Morton y laSecretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, con quienes conversó sobre  temas de cooperación y seguridad regional, para combatir el crimen organizado.

De acuerdo a Martinelli, se habló de desarrollar en Panamá un plan piloto de reconocimiento facial, similar al utilizado en los Estados Unidos, que servirá para detectar llegadas o paso de personas dedicadas al narcotráfico u otros  criminales por el país.

 El mandatario panameño también mencionó el proyecto de integrar los servicios de migración y aduanas: “lo que queremos es adecuar nuestras leyes para que ambas  funcionen como una sola entidad y reporten a instituciones de seguridad, para contar con servicios más eficaces en la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado”.

 Estos temas fueron tratados en una reunión previa al acto donde se entregó al presidente Martinelli 99 piezas precolombinas que fueron rescatadas  por el gobierno norteamericano y que serán exhibidas en el Museo Reina Torres de  Araúz. Las piezas devueltas fueron unas tablas de molienda de tres patas  conocidas como “metates”, vasijas de cerámicas, figurillas y las placas de  pedestal.

 El Presidente de la República también realizó un recorrido por el Museo del  Holocausto y se reunió con el Jefe del  Cuerpo de Paz de los Estados Unidos,  William Stacy Rhodes.   De igual forma, tuvo una audiencia con el secretario del  Instituto Smithsonian, Wayne Clough, para conmemorar los 100 años de presencia del Instituto de Investigaciones Tropicales en Panamá, la única dependencia de  este organismo que existe fuera de la nación norteamericana.

Finalmente, el mandatario panameño reiteró, durante una rueda de  prensa que ofreció a periodistas, que este jueves sostendrá una reunión  bilateral con el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, con quien conversará sobre temas de seguridad y los avances para la firma del Tratado de Promoción Comercial (TPC).   En horas de la mañana se reunirá con el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, para tratar temas de cooperación.

 La delegación oficial que se encuentra en Washington incluye a Juan Carlos Varela,  vicepresidente y Canciller;  Jimmy Papadimitriu, ministro de la  Presidencia; Alberto Vallarino, ministro de Economía y Finanzas; Lucy Molinar,  ministra de Educación;  Roberto Henríquez, ministro de Comercio e Industrias;  José Raúl Mulino,  ministro de Seguridad;  Frank de Lima; viceministro de   Economía; Francisco Alvarez De Soto, viceministro de Negociaciones Comerciales  Internacionales; Mario Jaramillo, embajador de Panamá en Washington y Alfredo  Castillero Hoyos, director de Política Exterior de la Cancillería.

 GOBIERNO NACIONAL

¡JUNTOS HACIENDO UN MEJOR PANAMÁ! 

<> Reportaje de Jennie Gonzalez, publicado el jueves, 28 de abril de 2011 a las 0:55 en Facebook  y etiquetado en nuestro muro por la autora, a quien damos todo el crédito que le corresponde

La remilitarización en Panamá

La opinión del Profesor de la Universidad de Panamá e investigador asociado al CELA…

MARCO A. GANDÁSEGUI
gandasegui@hotmail.com

 

En 2010 y 2011 EEUU está gastando más de 20 millones de dólares en el acondicionamiento de 9 bases ‘aéreo-navales’ sobre las costas de Panamá. La suma no incluye entrenamiento militar para un número desconocido de agentes de la Policía Nacional. En este marco, el gobierno panameño denunció el 13 de enero de 2011 que había encontrado un campamento abandonado con equipo sofisticado cerca de Bahía Piñas (provincia del Darién), en el Pacífico, cerca de la frontera con Colombia. Los aparatos de seguridad panameños lo relacionaron con la organización guerrilla colombiana FARC. En esa misma área, sin embargo, EEUU está invirtiendo 4 millones de dólares en la construcción de barracas con fines militares y un muelle para naves con capacidad de interceptar barcos en alta mar.

EEUU, según el Tratado del Canal Torrijos-Carter, evacuó su última base militar de Panamá el 31 de diciembre de 1999. A pesar de ello, el Departamento de Defensa de EEUU ha firmado, desde esa fecha en 1999, 715 contratos con empresas norteamericanas que desarrollen actividades en Panamá. Con el último acuerdo de asistencia militar entre ambos países, firmado en 2009, la mayoría de los contratos del Departamento de Defensa son para la construcción de ‘bases aéreo-navales’ sobre las dos costas de Panamá. El presidente Ricardo Martinelli, el ministro de Seguridad, Raúl Mulino, y la embajada de EEUU han informado poco sobre las 9 bases ‘aereo-navales’ que se están construyendo. A pesar de las denuncias y protestas, el silencio del gobierno es hermético.

Según información del Departamento de Defensa de EEUU, en su año fiscal 2011, se invertirán casi 16 millones de dólares en 6 bases militares en Panamá. En 2010 el Departamento de Defensa invirtió 6 millones de dólares en otras tres bases.

A fines del año pasado el Departamento de Defensa firmó un contrato por un total de 4 millones de dólares para construir barracas militares y un muelle con capacidad militar en ‘Puerto’ Piña. El lugar donde se efectuará (o ya se está efectuando) la inversión para las barracas militares coincide con el área donde el gobierno panameño denunció la existencia de un campamento de las FARC.

Las barracas que construirá EEUU tienen, según el contrato, capacidad para desarrollar operaciones ‘contra-narcóticos’. Esta iniciativa de EEUU, en particular, bajo la coordinación del Comando Sur, incluye 6 bases. Además de ‘Puerto’ Piña, se construirán centros de operaciones militares en La Palma y Punto Coco. En Meteti, Yaviza y Rambala ya se hicieron importantes avances en 2010.

Según los contratos, la empresa J&J Maintenance, con sede en Texas, va a construir un ‘CN (Counternarcotics) Ops Center/Barracks’ y un muelle en Punta Coco, que estará listo antes de octubre de 2011. Otro contrato proyecta construir un ‘CN Pier Renovation and Jet Docks’ en La Palma, para terminar en agosto de 2011. Por otro lado, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EEUU construirá tres bases aéreo-navales adicionales, en Isla Grande, Obaldía y El Porvenir. Los centros militares deben estar terminados entre julio y septiembre de 2011.   En cada una de estas instalaciones se invertirá un total de 3.5 millones de dólares. EEUU contempla invertir en Isla Grande, Obaldía, El Porvenir y ‘Puerto’ Piña, un total de 15.5 millones de dólares en 2011.

EEUU también construirá tres escuelas y un centro de salud por un total de 946 mil dólares en áreas rurales de Panamá. Las llamadas ‘acciones humanitarias’ militares de EEUU pretenden justificar los objetivos bélicos. Además de las bases aéreo navales en construcción, EEUU continúa realizando ‘pruebas tropicales’ con fines militares en Panamá.. Según revelaciones de los contratos existentes, desde principios de la década pasada, el Departamento de Defensa tiene acuerdos con dos empresas. Por un lado, con Kvaerner Process Services que recibió 12 millones de dólares para realizar ‘pruebas tropicales’ y ‘otros servicios de apoyo administrativo’. Con Trax International, asociado con Yuma Proving Ground, (Arizona, EEUU) se han suscrito contratos por una suma de por lo menos 18 millones de dólares.

En Panamá los militares norteamericanos realizaron pruebas documentadas sobre soldados puertorriqueños y de otras nacionalidades a mediados del siglo XX para conocer su resistencia a cierto tipo de armamentos y químicos. En la actualidad, algunos diarios de la localidad han publicado avisos reclutando personal para trabajar en ‘pruebas tropicales’ no especificadas. El Departamento de Defensa de EEUU también ha contratado a J&J Maintenance (de Texas) para reparar y actualizar varios polígonos de tiro en el país. Un acuerdo firmado con la empresa le proporciona medio millón de dólares para mejorar los polígonos (‘Upgrade Ranges’) en el primer semestre de 2011.

 

Este artículo se publicó el 27 de enero de 2011   en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos,  lo mismo que al  autor,  todo el crédito que les corresponde.

Ronald Wilson Reagan (1911-2011)

La opinión del Presidente del U.S.-Panamá Business Council USA y Ex Embajador de Panamá en Estados Unidos…

JUAN B. SOSA
panamerica@msn.com

El 6 de febrero se cumplió el centenario del nacimiento de Ronald Wilson Reagan, el 40 avo presidente de los Estados Unidos. La ocasión fue propicia para destacar las contribuciones del presidente Reagan y el impacto que tuvo no solo en su país, sino en el mundo entero.    Como dijo un historiador, Reagan llegó a la presidencia con la intención de cambiar el país, pero terminó cambiando al mundo.

De la imagen de actor de cine Reagan se convirtió en la imagen del libertador de los países detrás de la Cortina de Hierro, región habitada por ciudadanos de muchos países sedientos de la libertad que la Cortina de Hierro les había negado, y que finalmente cayó a menos de un año de su salida de la Casa Blanca.

La llegada de Reagan a la Casa Blanca estuvo llena de desafíos.   En esos momentos los Estados Unidos vivía la crisis de los rehenes de la Embajada en Irán, una inflación galopante, altas tasas de intereses que estaban agobiando a la empresa privada, y un estado mental pesimista en el norteamericano que después de la guerra de Vietnam pensaba que su país había perdido la capacidad de ser modelo e inspiración a otros países y entraba en un ciclo declinante.

Adoptando políticas radicales enfocadas a impulsar el espíritu empresarial, inspiró y le dio confianza a una nación que en pocos años recobró su prestigio internacional y lideró la transformación de países frenados por sistemas comunistas hacia esquemas de libre mercado, y al establecimiento de procesos democráticos y respeto a las libertades individuales.

Ronald Reagan tuvo experiencias importantes con Panamá. Durante su intento para ganar la nominación del Partido Republicano en 1976 contra el presidente Gerald Ford, y luego en su campaña para le presidencia en 1980 contra el presidente Jimmy Carter, Reagan fue un fuerte crítico de los Tratados del Canal.   Sin embargo, respetuoso de las leyes, privadamente siempre aceptó la realidad de los Tratados y los justificó con la frase: ‘son la ley de la tierra y como presidente la respetaré’ (The Senate has ratified the Panama Canal Treaties. It is the law of the land and I will upheld the law of the land).   Para crédito de Reagan durante sus ocho años de presidencia siempre evidenció un profundo respeto por los Tratados del Canal.   Reagan era amante de la libertad y por ello apoyó movimientos dirigidos al logro de libertades y un Estado de Derecho. Ese apoyo le ganó eventualmente la liberación de los países dominados por la Rusia comunista y en nuestro hemisferio apoyó los movimientos pro democráticos de Nicaragua y de Panamá.

Durante su presidencia se opuso al general Noriega y jamás reconoció el golpe de estado de febrero de 1988, cortando la comunicación con el régimen ilegítimo y apoyando al gobierno en el exilio del presidente Eric Arturo Delvalle.   Su irrestricto apoyo fue clave en que su vicepresidente George Herbert Walter Bush continuara el apoyo a las aspiraciones de libertad de Panamá, una vez asumió la presidencia en 1989.

Al recordar el centenario de su nacimiento el legado de Ronald Reagan siempre se identificará con su apoyo hacia la libertad, la democracia y el espíritu empresarial.

Este artículo se publicó el 13  de febrero   en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos,  lo mismo que al  autor,  todo el crédito que les corresponde.

La dignidad y el respeto deben prevalecer

La opinión del Periodista y Ex Secretario de Prensa de la Presidencia de la República…

RENÉ HERNÁNDEZ GONZÁLEZ
rehernandez19@gmail.com

Con el tema de las filtraciones de documentos que reposan en el Departamento de Estado, de Los Estados Unidos de América, muchos han hecho fiesta y tienen a Julian Paul Assange como un verdadero héroe, mientras que en Coloso del Norte, el gobierno lo quiere entre las rejas.  ¿Quién es Assange?

Estudió física y matemáticas en la Universidad de Melbourne hasta 2006, cuando empezó a implicarse profundamente en WikiLeaks. Ha sido descrito como muy autodidacta y extensamente leído en ciencias y matemáticas. También ha estudiado filosofía y neurociencia. En su página web, describió cómo representó a su universidad en la Competición Nacional Australiana de Física alrededor de 2005. Es programador y promotor de software libre y es experto en los lenguajes de programación.

Pocos han salido a señalar los intentos de la ex embajadora Barbara J. Stephenson, para que una empresa de su país se le adjudicara la parte más importante del ensanche del Canal de Panamá. Solo se han dado fuertes comentarios por las supuestas declaraciones del presidente de la República y de su vicepresidente. Eso me lleva a pensar que existe un sector entreguista que teme criticar las actuaciones de los cónsules del imperio.

Para nadie es un secreto que cuando el gobierno de Pérez Balladares sometió a licitación la concesión de los puertos, los norteamericanos querían que ese negocio fuera para una de sus corporaciones.   ¡Vaya sorpresa, se trataba de la misma que deseaba ganarse la construcción de las nuevas esclusas de la vía interoceánica! Publico parte de un cable de ACAN-EFE, fechado 5 de octubre de 1995 donde se informaba lo siguiente: ‘El consorcio estadounidense ‘Bechtel’ entregó formalmente al Gobierno panameño una propuesta para operar los puertos de Balboa, en el Pacífico y de Cristóbal, en el Caribe, los más importantes del país, informó ayer, viernes, el director de la Autoridad Portuaria Nacional (APN), Hugo Torrijos.

La propuesta fue entregada al presidente panameño, Ernesto Pérez Balladares, por los directivos de la empresa durante una reunión que sostuvieron en San Francisco, California (EU), en el último punto de una extensa gira que hizo el jefe de Estado panameño por varios países para atraer inversiones para Panamá’.

En aquella ocasión también se presionó para que Bechtel se alzara con la concesión para administrar los puertos. El argumento que se vendió a la prensa nacional e internacional era el temor de Los Estados Unidos sobre la influencia de China comunista en Panamá y por ende en Latinoamérica. Y es que al final fue una empresa de Hong Kong, la Panama Ports Company, miembro del Grupo Hutchinson Port Holdings (HPH), una filial del conglomerado multinacional Hutchinson Whampoa Limited, la que se ganó el derecho de administrar Balboa y Cristóbal. Es posible que al no dar su brazo a torcer, para que fuera Bechtel la ganadora, Pérez Balladares perdió su derecho de entrar a territorio estadounidense.

Respeto a los diplomáticos de cualquier país y ese mismo respeto les exijo a ellos. Me causa indignación, si así fue, que nuestros más altos jerarcas gubernamentales hayan expresado lo que dice el sitio de Julian Assange.   Algunos de mis detractores dirán: ‘¡y ese periodista de qué habla, cuando avaló la invasión de 1989!’.   ¡No señores, siempre estuve en desacuerdo con ella, la prueba es que nunca acompañé al presidente Endara en sus viajes oficiales a los Estados Unidos, como rechazo a lo que hizo la administración Bush! Eso se lo conté a él cuando una vez me preguntó el porqué le mandaba a otros funcionarios de la Secretaría de Prensa.

Les pido a políticos, empresarios, dirigentes de trabajadores, etc., que hagan valer el respeto y la dignidad como panameños y cuando les toque asistir a las recepciones en la Embajada americana, sean cautos a la hora de expresarse. Y si ven que los centuriones del imperio nos irrespetan, defiendan a la patria que los vio nacer. Que la columna vertebral de quienes nos gobiernan no se doblegue ante el imperio y que las decisiones judiciales se basen en nuestras leyes, no así en las recomendaciones o presiones de la Agencia Antidrogas de los Estados Unidos.

 

Este artículo se publicó el  14  de febrero   en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos,  lo mismo que al  autor,  todo el crédito que les corresponde.

¿Cuánto me rinde mi Balboa hoy?

La opinión de la Jurista y Ex Diputada de la República…

MIREYA LASSO
mireyalasso@yahoo.com

Las cifras de expertos parecen frías y lejanas; en cambio, el porrazo lo sentimos cuando tratamos de sobrevivir en el laberinto de precios que nos asfixian. ‘Qué cara está la vida’, es la expresión más frecuente entre el común de la gente. ‘Increíble, ayer costaba la mitad y hoy cuesta el doble’, es otra.

Para muchos panameños el crecimiento económico parece una película en cuyo guión no participamos, a pesar de megaproyectos del gobierno y de la cantidad de inversionistas extranjeros que nos llegan para hacer buenos negocios en Panamá. Todo porque nuestro balboa cada día compra menos y nos resultan más caros los servicios y bienes que necesitamos para vivir, comer, vestirnos, curarnos, transportarnos, educarnos o recrearnos; más de una vez debemos prescindir de aquellos que ya nos resultaban rutinarios. Para los economistas es la inflación que, por triste analogía, constituye el cáncer de nuestra economía doméstica.

Nuestro balboa está ligado al dólar y a la economía estadounidense; sus fortalezas y debilidades repercuten acá. Un ejemplo reciente fue el escándalo que explotó en el mercado inmobiliario poniendo en jaque al sistema bancario, cargado con hipotecas sin valor. La industria automotriz estuvo también en crisis, porque, por mucho tiempo, ignoró la competencia extranjera sin preocuparse en ofrecer automóviles eficientes más al gusto de los compradores. El peligro inminente del descalabro de esos sectores tan importantes de la economía norteamericana, con el consiguiente desempleo masivo y reducción del consumo, dio origen al programa de rescate del gobierno: la inyección de miles de millones de dólares, recién impresos, a la economía con papel moneda como ‘préstamos’ al sector financiero y automotriz, con la esperanza de poder detener la caída de empleos y apuntalar el consumo popular.

Como muchas veces en la vida, la solución de un problema crea otro. A Estados Unidos, hasta cierto punto, le conviene ese papel—moneda devaluado, porque el precio de sus productos será más atractivo a consumidores europeos y asiáticos, aumentando sus exportaciones; pero, al contrario, la importación de productos de esas áreas le resulta menos atractiva y más costosa al consumidor norteamericano por tratarse de yenes, marcos o francos más fuertes, fenómeno lógicamente no visto con buenos ojos fuera de Estados Unidos. Paralelamente sube el precio del petróleo árabe, que importan Estados Unidos y otros países que pagan con dólares.

Otro factor que incide en la devaluación del dólar, según los expertos, es el alto nivel de la deuda pública de Estados Unidos. Debido al programa de rescate mencionado y a otros ambiciosos programas del presupuesto del presidente Obama, la deuda pública ha alcanzado cifras que no podemos siquiera imaginar: US$9 seguidos de 12 ceros, es decir, US$9,000,000,000,000.00. La capacidad de su pago, con una economía todavía tratando de recuperarse, tiende a restarle la confianza que tradicionalmente ha disfrutado el dólar.

En ese contexto estamos ubicados los panameños. Todo lo que nos llega del extranjero —materias primas, productos terminados, insumos, etc.— se nos encarece cada día, especialmente si nos viene de fuera del área del dólar, porque por un producto europeo o asiático pagamos tanto el costo de la mano de obra extranjera, como el cambio de moneda.

¿Qué podemos hacer? La lógica nos dice: incentivar aún más todas nuestras exportaciones, incluyendo el turismo, aprovechando nuestros precios atractivos;  promover con mayor empeño al sector agropecuario para producir lo que consumimos, consumir lo que producimos y exportar los excedentes; identificar importaciones de calidad y precios razonables; impedir aumentos de impuestos municipales que agraven la inflación; mejorar la eficiencia de programas sociales dirigidos a sectores más necesitados; diseñar campañas de ahorro de dinero, de agua, de energía; fortalecer la ACODECO para evitar especulaciones malsanas; limitar el exceso de gastos e inversiones públicas que puedan exacerbar la inflación.

Lo cierto es que debemos ser capaces de administrar nuestras fortalezas para hacer los ajustes que nuestra inteligencia colectiva nos indique. Si el balboa pierde poder, tenemos que impedir que continúe en esa ruta, echando mano de toda la creatividad propia del panameño.

<>Este artículo se publicó el 9 de febrero  de 2011   en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos,  lo mismo que a la  autora,  todo el crédito que les corresponde.

Todo menos los camellos

La opinión de…

Betty Brannan Jaén

WASHINGTON, D.C. –Las protestas de los últimos días en Egipto me han recordado las de Panamá en 1987 y 1988, solo que los “batalloneros” nuestros no tenían camellos.

Por lo demás, veo paralelos notables, comenzando con el apoyo que Estados Unidos dio al dictador.

Igual que en Panamá, leí que los manifestantes egipcios se quejan de sentirse “traicionados” por el apoyo de Estados Unidos al dictador.   Igual que en Panamá, mostraron por televisión las latas de gas lacrimógeno que decían “Made in USA”, que Estados Unidos había regalado al dictador Hosni Mubarak y que él está usando contra su propio pueblo.

Igual que en Panamá, todas las demás armas que los soldados egipcios están empleando para atacar a sus ciudadanos fueron regaladas o subsidiadas por Estados Unidos, porque Egipto ha estado recibiendo por 30 años más de mil millones al año en ayuda militar estadounidense.

William Hartung, del New America Foundation, un centro de análisis de tendencia liberal, observó esta semana que esa ayuda militar ha sido “el elemento clave” de mantener a Mubarak en el poder. Condoleezza Rice, cuando era secretaria de Estado, admitió que la política estadounidense por los últimos 60 años en el Medio Oriente ha sido “estabilidad a expensas de democracia”. Como sabemos bien, esa también fue la política estadounidense en Centroamérica y Panamá por muchas décadas.

Por ello, en Egipto, como ocurrió en Panamá, quienes han venido presionando por democracia se topaban siempre con el obstáculo inmutable de que Estados Unidos estaba no del lado de la democracia sino del lado del dictador. Mubarak encarcelaba, torturaba y asesinaba a sus opositores sin temor de que ello le causara problemas genuinos con Washington; mientras la represión proporcionara una ilusión de estabilidad en el país, los norteamericanos estaban contentos. Pero incluso ahora, cuando esa ilusión se ha desvanecido, Washington parece resistirse a sacarle la tabla a Mubarak. En los primeros días de las protestas, el vicepresidente Joe Biden defendió a Mubarak y rehusó tildarlo de “dictador”. Eventualmente, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, comenzó a hablar de una “transición ordenada” pero eso significaba darle más tiempo a Mubarak. En los últimos días, la Casa Blanca ha dicho que la transición debe ser “ya”, pero todavía esquiva usar la palabra “dictador”.

Aquí en Washington se ha criticado bastante la posición del gobierno de Barack Obama. Y en Egipto, Mohamed ElBaradei, premio Nobel de Paz y uno de los lideres pro-democracia comentó esto, ácidamente: “El Gobierno norteamericano no puede pedir que el pueblo egipcio crea que un dictador con 30 años en el poder será quien implemente democracia. Esto es una farsa”.

Mientras tanto, hubo un instante de optimismo cuando el ejército egipcio dijo que no usaría la fuerza para reprimir las manifestaciones (a diferencia de los panameños). Pero el día siguiente llegarían los “batalloneros” egipcios en sus camellos –con varas y látigos– a atacar a los manifestantes, mientras los soldados se quedaban de brazos cruzados. Quedó claro que todo era parte del plan, cuyo próximo paso sería que los soldados reprimieran con la excusa de poner alto a la violencia. Mubarak simultáneamente lanzó una fuerte campaña de intimidación y los medios estatales aumentaron el fervor de su propaganda pro-dictadura. Las tácticas clásicas de un tirano.

Mubarak rehúsa irse a las buenas y dice que morirá en su país. Manuel Antonio Noriega también rehusó irse a las buenas y sin duda morirá en su país, aunque le costó bien caro el no haber escuchado a su pueblo cuando debió hacerlo (sin hablar de que el país también pagó un precio muy alto). En el caso de Mubarak, el desenlace está por verse y hay el temor de que la cosa salga muy mal, como ocurrió en Irán. Es cierto que hay ese riesgo, pero no por eso se puede seguir negando la libertad del pueblo egipcio.

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Este artículo se publicó el 6 de febrero  de 2011   en el diario La Prensa, a quienes damos,  lo mismo que a la autora, todo el crédito que les corresponde.

“Wakaleads”, ¿Hasta cuándo?

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La opinión de la periodista…

Judy Meana

«Especial y única», así calificó la ex embajadora de Estados Unidos en Panamá, Bárbara Stephenson su relación con Panamá, tras recibir la condecoración nacional de la Orden Vasco Nuñez de Balboa en el grado de Gran Cruz.   El gobierno panameño reconoció su labor en el fortalecimiento de las relaciones entre Panamá y Estados Unidos. Y bien merecida la medalla, porque seguimos siendo paises hermanos, a pesar de todo lo que ella escribió en sus informes al Departamento de Estado.

Me interesan más nuestros «wakaleads», yo diría que son aquellas denuncias que se presentan a diario y aquí no pasa nada.   Por ejemplo, el caso CEMIS, famoso escándalo que se destapó durante el Gobierno de Mireya Moscoso. Vimos al entonces legislador Carlos Afú, abanicar los «Afu dólares», confesando públicamente que los había recibido a cambio de votar a favor de ese proyecto. También, los medios mostraron un papelito encontrado en la oficina de uno de los directivos de la empresa responsable del proyecto, con los nombres de famosos políticos. Afú se encargó de señalar a los que supuestamente recibieron y pagaron sobornos.

Otro caso importante es el del envenenamiento masivo con dietilene glicol registrado durante el gobierno del Presidente Martín Torrijos. Los familiares de las víctimas y los afectados llevan años exigiendo justicia y aquí no pasa nada.   Ojalá el gobierno del Presidente Martinelli atienda el llamado de los envenenados, dándole respuesta a sus necesidades de atención médica y el apoyo necesario para que puedan vivir dignamente. Y para poner algo de actualidad, sería bueno que leyeran el «Informe Especial sobre la Cuenca del Canal de Panamá» elaborado en el año dos mil uno, por el entonces defensor del Pueblo, Italo Antinori. En dicho documento, Antinori advirtió que habría problemas con el suministro de agua potable.

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<>Artículo publicado el 18  de enero de 2011   en el diario El Panamá América,   a quienes damos,  lo mismo que a la autora,  todo el crédito que les corresponde.

Panamá y Washington

La opinión de…

Ricardo Eskildsen M.

Washington D.C, la ciudad más importante en nuestra era contemporánea, lo es no solo por las oportunidades diplomáticas, sino por la oferta y ventajas comerciales que se pueden lograr del Congreso.

Los acontecimientos de la semana del 11 al 14 de diciembre, en la que se confirmó la intempestiva visita del presidente Ricardo Martinelli a esa ciudad, pasarán a la historia como fecha importante, no solo por haberse confirmado el interés de consolidar, en una voz presidencial, los temas comerciales con esa nación, sino por la renuncia de quien fuera el colaborador más importante en Washington del presidente Martinelli, el ex embajador Jaime Alemán.

La nueva relación con Estados Unidos, que se inició desde el año 2000, ha quedado centralizada –más que en temas de seguridad– en el tratado de libre comercio (TLC).

Este último proyecto lleva más de siete años sin completarse. Sobre este tema, recordamos a los cuatro candidatos a la Presidencia de Panamá que, en septiembre de 2003, asistieron al primer debate público sobre el TLC, organizado por el Consejo Empresarial Estados Unidos-Panamá (UPSA), en el Hotel Sheraton; logro que se anunció a la nación. Martín Torrijos, Ricardo Martinelli, José Miguel Alemán y Guillermo Endara G. (q.e.p.d.) confirmaron que –de ser elegidos– se esforzarían en continuar y terminar las rondas de negociación, cuanto antes.

Las primeras rondas de negociación del TLC ya las había iniciado el ministro de Comercio Joaquín Jácome, en Panamá, con el apoyo del embajador panameño en Washington, Roberto Alfaro. Todo ello bajo la política exterior trazada por el gobierno de la presidenta saliente Mireya Moscoso.

En aquellos tiempos, el Gobierno de Panamá buscaba definir el rumbo a seguir y se concluyó que equipararse a las ventajas comerciales logradas por el bloque de Centroamérica era la mejor vía, pero que el TLC entre Panamá y EU debía ser bilateral. La cruda realidad de la época señalaba que el presidente Bill Clinton había desestimado el Alca o la integración comercial de América Latina –fijada para 2005– por las acciones proteccionistas adoptadas por los países del Cono Sur… Las rondas de negociación emprendidas por el gobierno de Moscoso, en 2003, concluyeron con el apoyo brindado por el ministro de Comercio e Industrias, Alejando Ferrer, y el presidente Martín Torrijos, en 2007. Y la Asamblea ratifica el tratado con 58 votos a favor.

Transcurridos tres años, por razones harto conocidas, sin lograr la ratificación del tratado en EU, el gobierno del presidente Martinelli decide, responsablemente, avanzar. Y al conocerse recientemente el éxito de la visita a comienzos de diciembre del presidente Lee Myung-bak, de Corea del Sur, retoma con ímpetu el tema… Y coordina su visita, proyectada a aprovechar los resultados de las elecciones del Congreso en EU el 3 de noviembre, en las que la mayoría de la Cámara Baja del Congreso queda en manos del Partido Republicano.

El detonante, ante los recientes acontecimientos en Washington, fue el Panama Week. Este evento, ya histórico, fue planeado meses atrás y celebrado entre el 18 y 19 de noviembre. El grupo empresarial, integrado por varios gremios, bajo el paraguas de UPSA –hoy liderado por el ex embajador Roberto Alfaro y su directiva, y por el ex embajador Juan B. Sosa y su directiva en Washington– proyectó la visita de este año con base en los esperados resultados de las elecciones en EU.

De allí que la visita al congresista Kevin Bradley, republicano y presidente de la comisión de Ways and Means Committee, se concretó el 18 de noviembre. En dicha visita se conoció la inminente ratificación del hoy denominado Tratado de Protección Comercial, antes de julio de 2011. Participaron en dicha reunión en el Congreso, el ministro de Comercio Roberto Henríquez y sus dos viceministros, José Domingo Arias y Francisco Álvarez de Soto, al igual que el ex embajador Jaime Alemán, y nos acompañó el ex congresista Jerry Walash, también, del Partido Republicano.

La versión que se conoció el 19 de noviembre de la firma, el 30 de ese mismo mes, del Tratado de Intercambio de Información Tributaria con EU, tendiente a eliminar a Panamá de la lista gris del grupo de la OCDE, tuvo un impacto favorable posterior en la semana, cuando se conoció el texto. Varios congresistas indicaron que los medios en Estados Unidos, al comentar la discusión en el Congreso para la ratificación del TPC, durante el primer semestre de 2011, no serán tan críticos con Panamá, al conocer de la firma del Tratado de Intercambio de Información Fiscal.

Por otro lado, llenar la vacante y seleccionar a un nuevo embajador en Washington que ofrezca lealtad al Presidente, no es tarea fácil. Sin embargo, ya escuchamos los comentarios de un profesional probado en el dominio de la idiosincrasia y la cultura de EU, que estudió en el Incae con el Presidente la maestría de administración de empresas; que obtuvo su título empresarial en Louisiana State University y fue presidente de la Apede.

Estas son características que garantizan el éxito en Washington. No solo el embajador debe apoyar a los cabilderos seleccionados y lograr dicha ratificación, sino entender las oportunidades comerciales que generará el tratado y ofrecer a la generación de panameños presentes, las oportunidades del mismo.

Y si sumamos el hecho de que el ministro de la Presidencia, Jimmy Papadimitriu, cuando joven trabajó con el congresista John Boehner, hoy electo speaker de la Cámara Baja, esto ayuda a lograr la ratificación del tratado en EU. Sin embargo, las circunstancias de ayer no son las de hoy. Pero con un embajador dinámico, de pensamiento empresarial y conocedor de las oportunidades, mucho es lo que ganará Panamá.

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<> Este artículo se publicó el 31 de diciembre de 2010  en el diario La Prensa, a quienes damos,  lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Cuidemos a la gallinita de los huevos de oro

La opinión del Ex Embajador de Panamá en Estados Unidos….

 

EDUARDO  MORGAN
eduardo.morgan@morimor.com

En septiembre de 1996, fui nombrado Embajador de nuestro país en E.U. Eran tiempos cruciales para las relaciones diplomáticas ya que se acercaba el fin de la presencia norteamericana en Panamá. Había tensión por las imputaciones de que nuestro país no hacía lo suficiente para combatir el tráfico de drogas y el lavado de dinero. Mi labor consistiría en evitar que tan infundadas acusaciones permearan a la opinión pública estadounidense y que la presión de ésta contra Panamá afectara el cumplimiento de los tratados Torrijos-Carter.

En E.U. la opinión pública está liderizada por sus grandes diarios, principalmente el New York Times y el Washington Post, que se caracterizan por el manejo responsable de la noticia, cuyos análisis y comentarios están a cargo de connotados periodistas y columnistas, entre ellos algunos laureados incluso con el premio Nobel.

En esos años a E.U. le preocupaba la droga y el lavado de dinero y para controlarlo extendían su influencia al resto del mundo. El instrumento usado era la famosa ‘Certificación’, un análisis anual de la cooperación de los países en el control del tráfico y el lavado, para lo cual sus embajadas contaban con funcionarios de instituciones involucradas en el control y persecución de ese flagelo, tales como la DEA, el FBI y Aduanas, entre otras. Mi primera experiencia en Washington fue acompañar a nuestro Canciller y al Director Ejecutivo del Consejo de Seguridad a una reunión con Robert Gelbard, Subsecretario de Estado, funcionario encargado de la temible ‘Certificación’. En esa reunión me percaté del desprecio que Gelbard sentía por Panamá y la rudeza, por no decir grosería, de su trato a dos importantes funcionarios del gobierno panameño. La misión de Gelbard era liquidar a Panamá como centro financiero y darle un golpe de gracia a la Zona Libre de Colón, y a los servicios internacionales que prestan los abogados.  De acuerdo con la certificación de 1996, Panamá era una gran lavandería para los narcos mejicanos. La industria de la construcción, bancos y sociedades anónimas estaban involucrados en la actividad y el premio mayor se lo ganaba la Zona Libre, un centro de lavado de Dinero por derecho propio (‘The Colon Free Zone (CFZ) is a money laundering center in its own right’). Según el informe, en Panamá se lavaban, solo de traficantes mejicanos $10 billones anuales, afirmación absurda por ser imposible que un país con menos de 7 billones de dólares de PIB ‘lavara’ 10 billones sin que se afectara la economía.

Yo conocía muy bien nuestro sistema de sociedades anónimas; la obligación del abogado de conocer al cliente; los estrictos controles de los bancos para evitar el lavado de dinero, y las disposiciones adoptadas en la Zona Libre para el control del efectivo, por lo que antes de que se publicara la nueva ‘certificación’ escribí a Gelbard una extensa carta en la cual hice hincapié en el absurdo de los 10 billones y de las otras afirmaciones contra nuestra economía de servicios, las cuales no tenían sustento alguno en el documento. Lo conminé a que las sustentara, cosa que nunca hizo.

Hago alusión a esta experiencia con motivo de las afirmaciones de la embajada de E.U. sobre el lavado de dinero de la droga en el aeropuerto de Tocumen.  Es absurdo pensar que los viajeros que proceden principalmente del Caribe, Sur y Centro América vienen cargados de dinero de la droga porque los $600 billones que genera el negocio se producen en los sitios en que esa droga se consume, o sea, en E.U.  El camino del efectivo es de norte a sur: de E.U. a Colombia, Bolivia, Perú, etc..; los narcos no son tan brutos como para trasladar por avión de un aeropuerto norteamericano (con estrictos controles) grandes cantidades de efectivo. Los dólares de la droga se utilizan para la importación y exportación de productos. Existe el llamado mercado negro de pesos colombianos y la compra en efectivo de artículos movibles, como automóviles y helicópteros. Esto está documentado en la web de FINCEN, agencia del gobierno de E.U. Nuestro hub-aéreo no es diferente del de Londres o Ámsterdam, como tampoco lo son las tiendas libres de impuestos que manejan empresarios exitosos dedicados a ese negocio desde hace mucho tiempo.

No creo que la intención de E.U. sea que eliminemos el hub de COPA para que el aeropuerto de Panamá no siga compitiendo con Miami. Resulta claro que los norteamericanos están sorprendidos por lo extraordinariamente bien que Panamá ha manejado el Canal; por nuestro centro financiero; por nuestro grado de inversión; por nuestro crecimiento económico, por el desarrollo de los puertos (que también los quisieron para Bechtel, al igual que la ampliación del Canal), por la Ciudad del Saber, y ahora, Tocumen. Es seguro que esos comentarios, y particularmente la referencia al Ministro de Turismo, es una glosa sin mayor sustento, lo que aquí llamaríamos bochinche, ahora globalizado gracias a Wikileaks. Si existiera alguna evidencia creíble ya habrían presionado al gobierno para su remoción mediante una advertencia a nuestro Presidente para ponerlo al tanto, sobre todo cuando son claros en afirmar que nada involucra al Presidente en el lavado de dinero.

Debemos estar alertas y cuidar nuestro Tocumen y los miles de empleos que genera. No cometamos el error de aceptarles convenios, supuestamente de seguridad, que pudieran arruinar el hub de Panamá y los ingentes beneficios que produce a la economía panameña.

 

 

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<> Este artículo se publicó el 21 de enero de 2011   en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos,  lo mismo que al  autor,  todo el crédito que les corresponde.

Curar, no herir

La opinión del Periodista y Docente Universitario…

 

DEMETRIO   OLACIREGUI  Q. –
d_olaciregui@hotmail.com

 

Los estadounidenses han visto en estos días hasta dónde puede llegar el brazo de la intolerancia. También es el espejo en el que pueden mirarse ciudadanos de otros países. El origen de esa polarización, que escenificó la matanza de seis personas y dejó heridas a 14, debe buscarse en la promoción de la violencia por una ultraderecha llevada de la mano por el movimiento ‘Tea Party’. Con la complicidad de medios de comunicación extremistas, ese movimiento se convirtió en sinónimo de racismo, fascismo y prédicas violentas frente a los que por pensar distinto son considerados sus enemigos.

La matanza de Arizona dejó a Estados Unidos herido física y psicológicamente, sediento de consuelo y desorientado. El presidente Barack Obama se desplazó la semana pasada desde los históricos monumentos de Washington, envueltos por la nieve, hasta las cálidas tierras de los saguaros -esos cactus emblemáticos del desierto de Arizona- para abogar por la mesura y el juego civilizado de las ideas.

Pidió recomponer el tono con el que se discuten las diferencias políticas y arrinconó a los republicanos y al ‘Tea Party’ en su extremismo.   Su llamado a disminuir y apaciguar la agresividad de la retórica, transformó la sangre derramada en esperanza y logró que la mayoría de los estadounidenses se sintieran reconfortados.

‘Hablemos de una manera que cure y no que hiera’, fue el mensaje dirigido a los estadounidenses y a millones de ciudadanos de otras fronteras. ‘Usemos esta ocasión para extender nuestra imaginación moral, para escuchar al otro con atención, para agudizar nuestros instintos de empatía y recordarnos a nosotros mismos todas las maneras posibles en las que se enlazan nuestros sueños y esperanzas’, resaltó contundente.

Un discurso cargado de odio es igual al asesinato. De allí la urgencia por reconsiderar la relación entre las palabras y los hechos. En un régimen totalitario el sentido de las palabras está congelado. La democracia alienta la disidencia y el debate. La democracia tambalea cuando la rigidez se traduce en hostilidad hacia quienes no se subordinan a los caprichos del gobernante.

El crimen de Arizona se produjo en un momento de intensa violencia verbal en la vida política estadounidense. La violencia verbal suele ser el preámbulo de la violencia física al concebirse, en el orden político, al adversario como enemigo.   En una democracia la severidad de la discrepancia jamás bordeará la orilla del desprecio. Lo contrario es la fuerza bruta y la pasión desenfrenada.

Una variante de esa realidad es la que aqueja actualmente a Panamá. Un presidente como Ricardo Martinelli -cercado por concepciones primitivas del quehacer político, por franquistas, fascistas y personajes extraviados por la supuesta sapiencia de sus altos cocientes intelectuales- se arropa en un totalitarismo que condena y persigue toda diferencia.

Desde la cima del poder se ha ahogado el diálogo político y subsiste únicamente un monólogo que se desbarranca día con día mediante una agresividad verbal que no conoce límites. Ya sea una ex embajadora estadounidense, opositores políticos, sindicalistas, empresarios, periodistas o líderes de la sociedad civil, todos por igual son víctimas de esa retórica violenta.

En lugar de buscar caminos para conciliar a la sociedad, Martinelli ejecuta acciones que terminan generando violencia.   Basta mencionar dos hechos. La aprobación de una legislación abiertamente confrontativa desencadenó en julio pasado los sangrientos sucesos de Changuinola que dejaron muertos y centenares de heridos.

La inmunidad expresa que convierte a los policías en intocables, dio lugar a las escenas dantescas en las que fueron quemados vivos siete menores recluidos en Tocumen en un centro que debía ser de rehabilitación y reinserción social.   Los agentes que custodiaban el lugar mostraron un monstruoso y evidente deleite cual verdugos de presos y detenidos, editorializó La Prensa.

Fue un insulto y desprecio hacia menores que no debían ser tratados con ánimo de venganza y tortura, como si carecieran de dignidad personal, se lamentó la Conferencia Episcopal para quien lo ocurrido en Tocumen fue un vergonzoso espectáculo de esos que duelen e indignan. Los obispos católicos exigieron que se apliquen las medidas más enérgicas a los culpables.

Ante el deterioro de la civilidad en todos los aspectos de la vida nacional, el país está descacarrilándose peligrosamente y corre el riesgo de entrar en un periodo de inestabilidad social. Desde la perversión del poder, la violencia verbal o física es la única respuesta para enfrentar los conflictos. La sociedad panameña debería pensar dos veces cuando considera lejanas y ajenas las operaciones del ‘Tea Party’ y sus incitaciones a la violencia. La razón no es una debilidad. No hay democracia sin el otro.

<> Este artículo se publicó el 20  de enero de 2011  en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos,  lo mismo que al  autor,  todo el crédito que les corresponde.

Profesor Navas, enséñele historia

La opinión de…

Samuel Díaz Barranco

Cuando un estudiante entra a la Escuela de Relaciones Internacionales y llega al segundo año, se pregunta, ¿por qué no nos dio clases, desde el primer año, el profesor Navas? Esto, porque a pesar de que no ponía exámenes sencillos y que los datos proporcionados necesitaban de bastante estudio y compresión, no era menos cierto que cuando uno llegaba al aula de clases, lo que recibía de parte este gran historiador eran cátedras acerca de las relaciones entre Panamá y Estados Unidos.

Se enfocaba más que todo en la construcción de Canal y en el surgimiento de Panamá, como nación independiente y, claro está, en las luchas de generaciones en pro de nuestra soberanía, por ende, de nuestra nacionalidad.

Se necesitan más profesores Navas en este mundo, y se necesitan más profesores Navas en el Ministerio de Relaciones exteriores, que solo mira dos cosas: cuánto pusiste en mi candidatura y qué tan manzanillo fuisteis en la campaña pasada.

Es por eso que el Presidente dice cosas que nunca debió decir, porque no tiene quién lo asesore y, es por eso, que le falta a nuestro servicio exterior un mecanismo mediante el cual cuente solo con personas dotadas de un nivel cultural aceptable, por no decir cónsono con el puesto que desean ocupar.

Falta mucho para que Panamá mire este aspecto con seriedad, y falta mucho más para que nuestro sistema de política exterior mejore. Hay personas que se pasan años y años de estudio en el arte de las relaciones internacionales, pero que nunca tendrán la oportunidad siquiera de aportar todo lo que saben; en cambio, hay quienes a pesar de ser panameños dicen que somos los costeños de Colombia y se les agradece el gesto con embajadas y consulados.

Señor cónsul en Miami, por menos que eso ya muchos hubiesen renunciado.

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Este artículo se publicó el 12  de enero de 2011   en el diario La Prensa, a quienes damos,  lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.