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La opinión del Abogado y Profesor de la Universidad de Panamá…
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Jorge A Chang Villarreal –
Hace más de 10 años en las aulas de derecho de la Universidad de Panamá y en las clases del Doctor Miguel Antonio Bernal, se discutía sobre la necesidad de realizar una Constituyente en Panamá y se creaba un grupo de estudiantes llamado: Movimiento Universitario Pro Constituyente, “M.U.C” que de alguna forma se inspiraba en el grupo de estudiantes que dio inicio a la constituyente colombiana en el año de 1991.
Una de las premisas que siempre se mencionó era que nuestra Constitución de 1972 fue creada bajo un régimen militar, que centralizaba demasiado los poderes en el Ejecutivo, y que las reformas que se le hicieron en los años de 1978, 1983, 1993-1994 y 2004, solamente eran parches que no solucionaban el problema de fondo.
Con la llegada de la democracia moderna en el año de 1990, era un momento oportuno para darle al país un nuevo Ordenamiento Jurídico, sin embargo no se realizó, han pasado ya cuatro gobiernos en democracia y todavía no se ha decidido sobre la necesidad de crear una nueva Constitución, para el año 2004, el escenario era distinto, muchos conocedores e intelectuales apoyaban la iniciativa de la Constituyente, pero el gobierno de turno solo realizó otra reforma más, incluyendo en el precepto constitucional en su título XIII de Reforma a la Constitución, el artículo 314, que menciona a tenor literal lo siguiente “podrá adoptarse una nueva Constitución, a través de una Asamblea Constituyente Paralela, que podrá ser convocada por decisión del Órgano Ejecutivo, ratificada por la mayoría absoluta del Órgano Legislativo, o por el Órgano Legislativo con el voto favorable de dos terceras partes de sus miembros, o por iniciativas ciudadana, la cual deberá ser acompañada por las firmas de, por lo menos, el 20% de los integrantes del Registro Electoral correspondiente al 31 de diciembre del año anterior a la solicitud”.
Ese 20% que se le concedía a la ciudadanía para poder presentar como iniciativa la creación de una Constituyente, era cinco (5) veces más alta que el 4% que se le exigía a un partido político para permanecer vigente después del periodo electoral, en términos de firmas sería alrededor de más 300,000 firmas, porcentaje al que en su momento nos opusimos rotundamente, pero que el reformista de ese periodo consideró viable. Esta cifra básicamente descartaba la posibilidad de que por medio de una iniciativa de la ciudadanía, se lograría cambiar la Constitución y más cuando solo se le dio 6 meses para conseguir las firmas.
En los últimos días se ha escuchado la posibilidad de llamar a la quinta reforma de la Constitución de 1972, pareciera que no se entiende que nuestra Carta Magna no aguanta más, necesitamos una Constituyente que revise por completo la Constitución y que debata sobre los siguiente temas: la Creación de un Tribunal Constitucional, Consejo de la Judicatura que se encargue de realizar las listas de candidatos para la designación de funcionarios judiciales, el reconocimiento en la Constitución de los Derechos Humanos, un artículo que no permita el nepotismo en las instituciones públicas, la participación de organizaciones civiles sobre decisiones del ambiente, los diputados nacionales, los topes a las campañas presidenciales, el 2% para la constitución de un partido político.
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<>Artículo publicado el 26 de enero de 2011 en el diario El Panamá América, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
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